sábado, 7 de diciembre de 2013

EL INDOMABLE MANDELA






                                           Nelson Mandela (1918-2013)

La prospectiva, futurología o como se la quiera llamar, es una disciplina con alto componente de error. Las predicciones sobre el terreno social o económico con el paso del tiempo suelen terminar incumplidas. Localmente, los profetas vernáculos de la política y los economistas de marras se llevan las palmas en lo que hace al fracaso de sus predicciones.

Si nos trasladamos al ámbito internacional, era imposible prever la desintegración de la Unión Soviética un año antes de la caída del muro y menos aún, que un negro con prisión perpetua terminara siendo presidente del país más racista del planeta, con una minoría blanca cuya religión era el apartheid, un eufemismo que significaba “los únicos con derechos somos nosotros los blancos”.

                     Escenas habituales del apartheid

Por ser activista contra el opresivo régimen de su país, Mandela fue condenado a prisión perpetua en Robben Island, una isla a 12 kilómetros de Ciudad del Cabo, hoy transformada en museo de la ignominia. Allí pasó 17 años prácticamente incomunicado, recibiendo malos tratos y sometido a trabajos forzados. Cualquier otro en su lugar se hubiera quebrado moralmente, pero Mandela tenía esa fuerza interior llamada resiliencia, que es la capacidad de un individuo de sobrellevar situaciones donde otros caen en la depresión, el suicido, la locura o mueren de alguna enfermedad. Pero además, Mandela mantenía incólumes sus principios. Cuando fue trasladado a una cárcel en el continente, donde no la pasó mejor, en 1984 el Partido Nacional le ofreció, la libertad a cambio de que desistiera de su actividad política. Llevaba 22 años entre rejas y aislado del mundo. Cualquier otro hubiera aceptado y no habría sido una claudicación, tenía 66 años, su cuerpo era frágil y sus pulmones estaban enfermos como consecuencia de las privaciones. Sin embargo Mandela declinó la oferta por considerarla una burla a sus ideales políticos y a su dignidad personal.



                               Mandela en la prisión de Robben Island

Pasó 6 años más en la cárcel, donde le permitieron cultivar un pequeño huerto, que se transformó en su mundo, plantando y cosechando bajo la lluvia o el sol. Así como podía controlar esa parcela de tierra, también podía controlar su dignidad y sus memorias. Su abogado George Bizos lo recordó en uno de los escasos momentos en que podía visitarlo. Llegó escoltado por dos guardias adelante, dos a los costados y dos atrás, seis hombres fornidos para custodiar a un preso incapaz de hacer daño alguno ¿Era una parodia ridícula o es que le seguían teniendo miedo? Mandela no parecía un prisionero, caminaba con la frente alta y parecía que era él quién les marcaba el paso a sus carceleros. Cuando se acercó al abogado le dijo sonriendo: “George, permíteme que te presente a mi guardia de honor”. Así de inquebrantable era Mandela.

Discursos sentidos y sin duda sinceros fueron emitidos por los principales estadistas con motivo de su muerte reciente. “No puedo imaginar mi vida sin su ejemplo”, citó Obama. Por su lado el Primer Ministro inglés Cameron manifestó: “Se marchó una gran luz que teníamos en el mundo. Pedí que la bandera del Número 10 (sede del gobierno), ondee a media asta”. También podrían haber pedido perdón por el miserable comportamiento que tuvieron sus respectivas naciones con el líder negro. Hasta 2008, Estados Unidos lo tuvo clasificado como terrorista y por su parte Margaret Thatcher consideraba al Congreso Nacional Africano del que Mandela fue la principal figura, como una organización terrorista y se negó a participar en el boicot internacional contra el apartheid. Otros miembros del partido de la Dama de Hierro también lo detestaban, llegando uno de ellos a decir “Mandela debería ser fusilado”.

En Argentina, durante todo el tiempo en que se mantuvo la dictadura que entró en vigor en 1976, los comandantes de las tres fuerzas hicieron caso omiso de la Convención Internacional sobre la Represión y el Castigo al Crimen del Apartheid. Por el contrario, mantuvieron excelentes relaciones comerciales y de logística, especialmente antiterrorista, con el régimen racista de Pretoria. El gobierno de Raúl Alfonsín puso fin a esta denigrante situación.


                        Una relación de mutuo respeto y estrecha amistad

En general, durante sus años de prisión muy pocos pensaron en el calvario de Mandela. Por estas tierras de América, agobiadas por dictaduras de extrema derecha, la única voz que clamaba por la injusticia contra el líder negro era la de Fidel Castro. Pero el apartheid se venía cayendo a pedazos, aislado del mundo era un anacronismo insostenible. Finalmente, los dirigentes del Partido Nacional le abrieron las puertas de la prisión y dejaron que aquel hombre gobernara con la sabiduría y la humildad que ellos nunca poseyeron.


 La hija de Nelson Mandela, Zenani Dlamini, es la embajadora de Sudáfrica en Argentina, un orgullo para nuestro país

La imagen de Mandela es un símbolo para recordarnos que el mundo es un apartheid global, con countries amurallados que separan a los ricos de los pobres. Un mundo cada vez más segregado, con ciudadanos de primera y de segunda, donde cada vez hay más riqueza en menos manos y la pobreza se extiende merced a un capitalismo salvaje, en una Europa gobernada por gerentes de bancos y grandes financistas.

Nelson Mandela: From 'terrorist' to tea with the Queen. The Independet,06/12/2013.

Ariel Dorfman. Madiba, más allá de la leyenda. Página 12, 06/12/2013.

Patricio Porta. El largo camino de Mandela. Página 12, 06/12/2013.

Marcus Mabri. Generation Born After Apartheid Sees Mandela’s Fight as History. The New York Times, 07/12/2013.
Martín Granovski. Mandela y la democracia argentina, vidas paralelas. Página 12,08/12/2013.

 


 

martes, 3 de diciembre de 2013

IRENA SENDLER Y RAOUL WALLENBERG

Los años de la Segunda Guerra Mundial, son ricos en personajes heroicos que salvaron vidas, especialmente de judíos destinados a las cámaras de gas. Ante la necesidad de hacer una selección, se comete la injusticia de no poder incluir a tantos héroes anónimos que despreciando el riesgo y la seguridad, llegaron a situaciones extremas para rescatar a otros de la muerte. Aquí me limitaré a dos de estos personajes: Irena Sendler y Raoul Wallenberg.

Irena Sendler



                            Irena Sendler (1910-2008)

Irena tenía 7 años y estaba al lado de su padre que agonizando presa de la fiebre tifoidea, alcanzó a acariciarle el rostro mientras le decía: “Recuerda siempre Irena que si alguien en tu presencia se está ahogando, debes salvarlo, aunque no sepas nadar”. Veintidós años más tarde, cuando Irena se desempeñaba como enfermera en Varsovia, los ejércitos alemanes invadieron Polonia. La situación de los judíos fue empeorando progresivamente hasta culminar en 1942 con la creación del gueto, donde miles de familias fueron hacinadas en condiciones infrahumanas.

Irena se unió al Zegota, una asociación clandestina para la ayuda a los judíos. Pronto consiguió identificaciones de la oficina sanitaria, cuya tarea era la lucha contra las enfermedades contagiosas. En cierto modo, estas identificaciones constituyeron un salvoconducto ya que los soldados alemanes, no estaban interesados en revisar y detener a personas involucradas con enfermos de tifus.

                         Irena con uniforme de enfermera

Irena se puso en contacto con familias para llevar a sus hijos fuera del gueto. No les ofrecía garantías de éxito, pero sí les aseguraba categóricamente que si no abandonaban el gueto estaban condenados a muerte. Detectó mucho antes que los demás, el destino final al que conducían los trenes de donde ninguno regresaba. Muchas madres y abuelas fueron reticentes en entregar a sus niños, algo absolutamente comprensible pero que les resultó fatal.

Irena caminaba por las calles de Varsovia bajo la vigilancia de los soldados alemanes. La veían pasar, siempre apresurada, llevando una gran caja de herramientas, cargando sobre sus espaldas bolsas con papas, o arrastrando ataúdes, que no contenían ni herramientas, ni papas ni muertos. Irena transportaba seres humanos, que de acuerdo al tamaño, iban en el lugar correspondiente: bebés en la caja de madera, niños pequeños en la bolsa y casi adolescentes en el ataúd.

Llevar a cabo esa tarea en forma cotidiana implicaba una carga enorme de riesgo y de coraje, porque Irena tenía plena convicción que en algún momento la detectarían y ocultar a un judío era pena de muerte. Considerando que pasaba varias veces por día delante de los ojos acechantes de los invasores, éstos tardaron bastante en descubrirla. Habían transcurrido 18 meses y logró salvar más de 2500 niños, cuando escuchó el grito de ¡Alt! del oficial de la Gestapo que la paralizó helada en el medio de la calle.



             Una escena de la película “El valiente corazón de Irena Sendler

Soportó la tortura y se negó a traicionar a sus colaboradores o a cualquiera de los niños ocultados. Fue sentenciada a muerte. Mientras esperaba la ejecución, un soldado alemán se la llevó para un "interrogatorio adicional". Al salir, le gritó en polaco "¡Corra!" Los miembros del Zegota habían logrado detener la ejecución sobornando a los alemanes.

Cuando Polonia ingresó dentro de la Cortina de Hierro, el gobierno comunista jamás reconoció su hazaña y a duras penas evadió la pena de muerte. La burocracia soviética nunca le perdonó que su trabajo fuera financiado por el gobierno polaco exiliado en Londres.

Años más tarde, después que su foto salió en un periódico al ser premiada por sus acciones humanitarias durante la guerra, un hombre la llamó por teléfono y le dijo: "Recuerdo su cara, usted es quien me sacó del gueto." Quizás fue ese el reconocimiento más grande y valioso, en lugar del Premio Nobel que nunca le otorgaron. Irena no salvó a un ahogado como le pidió el padre en su lecho de muerte, sino a miles de niños de la asfixia por el gas Zyklon en las cámaras de gas.

Life in a Jar. The Irena Sendler Project. http://www.irenasendler.org/team.asp

Raoul Wallenberg 

                            Raoul Wallenberg (1912-1947)

La rendición de los ejércitos del mariscal Friedrich Paulus en la Batalla de Stalingrado en 1943, fue la primera y una de las más desastrosas derrotas para Alemania. Ante este punto de inflexión en el conflicto bélico, el gobierno de Hungría se opuso a continuar su colaboración con Hitler. La respuesta fue la ocupación del país que se hizo efectiva en marzo de 1944. En forma casi inmediata empezaron las deportaciones de judíos húngaros hacia Auschwitz y Birkenau en el sur de Polonia.

Un año después, Estados Unidos creó el War Refugee Board (WRB), organización cuyo objetivo era salvar judíos de la persecución nazi. El elegido fue Raoul Wallenberg, que se desempeñaba como primer secretario de la embajada sueca en Budapest. Wallenberg exigió total autoridad para negociar con quién quisiera y emplear todos los métodos necesarios para lograr su objetivo. Sus demandas eran tan atípicas que hubo que llegar en forma escalonada hasta el rey Gustavo de Suecia para aprobar la misión.

Cuando llegó a Budapest en julio de 1944, los nazis bajo la dirección de Adolf Eichmann, ya habían deportado varios cientos de miles de judíos. Wallenberg no recurrió a la diplomacia tradicional, utilizó métodos poco convencionales que cuando fallaba la persuasión, incluyeron el soborno, la amenaza y el chantaje. Los sorprendidos y casi escandalizados miembros de la embajada, al ver que aquella metodología funcionaba eficientemente, empezaron a darle todo su apoyo.

Raoul Wallenberg fué la persona adecuada en el momento y el lugar correcto. No tenía el perfil del héroe, pero carecía de cobardía. Hábil negociador, excelente actor con gran capacidad de convencimiento, solía terminar un encuentro a los gritos y amenazas cuando la situación así lo requería. Casi siempre lograba su objetivo respaldado en gran parte por su estado diplomático que los alemanes no se animaron a violar.

Su primera medida fue elaborar pasaportes suecos para permitir la salida de judíos. Sabía que la burocracia alemana tenía debilidad por los simbolismos. Por lo tanto, los pasaportes estaban diseñados atractivamente con los colores de la bandera sueca y el escudo de armas con las tres coronas. Varios sellos y las firmas correspondientes, completaban la elegante presentación. Desde el punto de vista de las leyes internacionales, carecían totalmente de valor, pero convencían a los oficiales alemanes.

En otras oportunidades, subía a los trenes donde estaban hacinados los judíos en su viaje a la muerte y corriendo sobre los techos de los vagones empezaba a distribuir pasaportes, para después exigir que liberaran a todos aquellos que habían recibido el documento. Los soldados que custodiaban los trenes nunca se animaron a dispararle.

Según Per Anger, su principal amigo y colaborador, se calcula que Wallenberg salvó cerca de 100.000 judíos.
El 13 de enero de 1945, la avanzada soviética divisó a un hombre de pie frente a la embajada de cuya puerta colgaba una enorme bandera de Suecia. En fluido idioma ruso, Wallenberg le dijo al comandante que él era el representante sueco encargado de la porción liberada de Hungría por los rusos. Wallenberg fue autorizado a visitar el comando del ejército soviético en Budapest y hacia allí partió en auto con su chofer el 17 de enero de ese año. Fue la última vez que se lo vio.
                                         Monumento a Wallenberg en Budapest

Jan Larsson. Raoul Wallenberg’s Biography. Thew International Raoul Wallenberg Foundation. http://www.raoulwallenberg.net/wallenberg/raoul-wallenberg-s-biography/
Archives throw doubts on Wallenberg death date. The New York Times, April 2010. http://www.nytimes.com/2010/04/02/world/europe/02wallenberg.html?ref=raoulwallenberg&_r=0

Hillary Rodham Clinton, Carl Bildt. Wallenberg's Life-Giving Legacy, The New York Times, January 16,2012. http://www.nytimes.com/2012/01/17/opinion/wallenbergs-life-giving-legacy.html?ref=raoulwallenberg





miércoles, 27 de noviembre de 2013

Y CRISTINA REGRESÓ

Al día siguiente de las elecciones de octubre, la prensa mediática estaba exultante. Se terminaba el odioso ciclo kirchnerista, volveríamos al FMI y se recuperarían las relaciones carnales con los Estados Unidos. El país ingresaría al ALCA y nos alejaríamos de esos gobiernos populistas de América latina que nos rodeaban. Ni que hablar que la ley de medios no se sancionaría jamás. Los mismos argumentos, expresiones de deseo y vaticinios, eran repetidos como un eco por sectores de la oposición a quienes el monopolio Clarín, les marca agenda, debido a su economía de pensamiento propio.

Muy pocos días después, la sanción de la ley de Medios Audiovisuales por la Corte Suprema de Justicia les cayó como un baldazo de agua fría. Inmediatamente Lorenzetti pasó de ser un honorable juez para transformarse en irresponsable adicto al gobierno, mientras que la obesa pitonisa lo acusó de corrupto junto con sus cotidianas amenazas de juicio. Un grupito de legisladores del PRO elevó una nota a los supremos para que derogara la ley que el mismo tribunal había decretado. Tamaño dislate mereció que los despidieran con cajas destempladas.

Joaquín Morales Solá estaba furioso y volcó su indignación en una columna que es de antología porque perdió toda contención y cayó en un infantilismo literario de niño indignado. ¿Cómo me hace esto la Corte, cómo no esperaron al menos quince días para que yo completara mis elogios a Massa, el futuro presidente que barrerá con este gobierno autoritario? Indignado agarró del brazo a la momificada Magadalena y juntos marcharon raudos a la Comisión de Derechos Humanos para quejarse por la falta de libertad de expresión. El Comité se armó de paciencia para escucharlos, pese a que había temas mucho más trascendentes que las trivialidades de dudosa veracidad que Morales Solá volcó en la reunión. Regresaron sin conseguir nada, ni siquiera una palmadita afectuosa en los hombros.


Joaquín Morales Solá y Magdalena Ruiz Guiñazú en plañidero reclamo ante la Comisión interamericana de Derechos Humanos.

Mientras tanto Cristina seguía con parte de enfermo y el periodismo amarillo lanzó todo tipo de especulaciones, inventando diagnósticos sin el menor pudor. Nelson Castro hizo valer su chapa de neurólogo, pero sus disquisiciones sobre los trastornos cerebrales de Cristina, mostraron que se nutrió en textos médicos del antiguo Egipto. Por su parte la diputada Donda con todo desparpajo manifestó su preocupación por el estado mental de Cristina ¿volverá como un vegetal? llegó a decir sin que le temblara la voz.
Pero Cristina no volvió dentro de una maceta como muchos deseaban. Cuando apareció en público esperaban un pato rengo y en su lugar vieron un cisne magnífico. Recuperados de este desagradable golpe, empezaron las descalificaciones sobre su presentación criticándole gestos vanales como el perrito faldero que le regalaron de Venezuela y la falta de anuncios sobre su futura gestión. No habían pasado más que unas horas cuando el vocero del gobierno anunció los cambios en el gabinete y todo se volvió a derrumbar para los de la vereda de enfrente.

                       Bienvenida Presidenta

“Hay algo difícil de negar. Por ausencia o por presencia, siquiera fugaz, Cristina Fernández sigue siendo el eje del poder y de la política en la Argentina”, sostuvo el miércoles 20 el principal columnista político del matutino Clarín”. “Con un video casero, un discurso previsible y un recambio módico de funcionarios, retomó el poder. Se puso a la política otra vez en el bolsillo”, coincidió un analista central de La Nación. Son amargas confesiones de los medios que desde hace cinco años pronostican derrotas e ignominias y toman por la realidad sus continuas y fallidas expresiones de deseos, compulsión que se exacerbó durante el mes y medio de ausencia presidencial.

Massa hacía días que había desaparecido de la agenda, como si las elecciones legislativas hubieran ocurrido décadas atrás. El jueves 21, la tapa del diario La Nación y las dos principales páginas locales, estaban dedicadas a los nuevos cambios del gabinete. El tigrense figuraba en un modesto lugar de la página 13 que señalaba su visita a Madrid. Considerándose presidenciable, cuando ya nadie hablaba de él, se presentó como el político del futuro ante diversas personalidades de España. La única explicación de haber elegido en su itinerario a un país en grave crisis económica que expulsa a cientos de jóvenes, muchos de los cuales vienen a nuestras playas, es su identificación con el gobierno neoliberal de Rajoy. No descarto que les haya prometido devolverles Aerolíneas e YPF. ¿Será un clon de Menem?

La llegada de Capitanich como jefe de Gabiente, fue bendecida por todos, incluyendo a la oposición y los grandes medios. El exitoso gobernador del Chaco es un hiperkinético que recibió de Cristina las directivas de profundizar el modelo, dialogar con todos los sectores y fortalecer el rol del Estado como regulador de la sociedad ante los intereses corporativos. Capitanich por su parte agregó que los objetivos son generar crecimiento, inversión y empleo. Personalmente lamento que su fervor católico pueda bloquear la ley de interrupción del embarazo. No es bueno mezclar el dogma con la política.

En cuanto a Kicillof como ministro de Economía no ofrece fisuras. Egresó de la facultad con medalla de oro y con un doctorado calificado con un diez por el Tribunal de Tesis. A diferencia del Mingo Cavallo ferviente admirador de Milton Friedman y su catastrófica economía neoliberal de achicar al Estado, Kicillof es uno de los más importantes investigadores de la obra de John Maynard Keynes. Trabajó en equipo en la elaboración del plan de recuperación y expansión de Aerolíneas Argentinas, e integró el comando de la intervención de YPF bajo el control estatal. Ambas empresas en menos de dos años mejoraron todos los indicadores productivos, financieros y contables.

       El flamante Ministro de Economía instantes después de haber jurado

Como entre sus lecturas se encuentra El Capital de Karl Marx, el periodista Marcelo Bonelli, cada vez que se refiere a Kicillof, lo presenta como el economista filo marxista, creyendo con eso que asustará a los empresarios. Lo suyo es muy naive, Bonelli, utilice mejores recursos si es que su coeficiente mental se lo permite. Este sujeto ocultó el maltrato que recibió Kicillof en un Buquebús y también omitió mencionar el bochornoso episodio de agresiones e insultos de todo tipo que le hicieron cuando se presentó ante el Directorio del monopolio Clarín en representación del gobierno como participante del 9% de las acciones.



Marcelo Bonelli, encabeza un grupo que pretende instalar el macartismo en la Argentina

Lo interesante de los nuevos cambios es que existe muy buena química entre las distintas figuras como para hacer un conjunto monolítico. Lamento la salida de Marcó del Pont que pasó al ostracismo, Moreno al menos recibió un cargo en la embajada de Italia. Personaje incorruptible en un puesto donde le abundaron las ofertas de coimas, el confrontativo Moreno siempre me resultó simpático y lo subí al pedestal de ídolo cuando enfrentó a la plana mayor del monopolio Clarín con una solvencia que los apabulló totalmente. Grosero, pendenciero, se plantó contra Papel Prensa, contra corporaciones comerciales enormes y contra variados ladrones de guante blanco. Y en años de gestión no pudieron descubrirle una sola corruptela. Lo único que tuvo y sigue teniendo es una ferretería. De todas maneras, convenía reemplazarlo por otro que haga lo mismo, pero con mayor diplomacia.
                             Guillermo Moreno

En fin, esta etapa recién comienza, el gobierno sigue marcando agenda y algunos que se creían presidenciables quedaron perdidos en la bruma de los vertiginosos acontecimientos.

Alfredo Zaiat. El manual económico de Axel. Página 12, 24/11/2013.
Horacio Verbitsky. Difícil de negar. Página 12, 24/11/2013.

Nicolás Lantos. El primer día en funciones. Página 12, 23/11/2013.

viernes, 22 de noviembre de 2013

FRANCISCO DE MIRANDA

Un espíritu universal
Habría que indagar meticulosamente en la historia para encontrar otro personaje tan activo y polifacético como Francisco de Miranda. Participó en la independencia de Estados Unidos y en la de Venezuela, fue protagonista en la Revolución Francesa y uno de los cerebros que estimularon a San Martín y a Bolívar a realizar las campañas de liberación del continente americano. Formó parte de las filas del ejército español, el francés, el ruso y el venezolano y en cada uno se desempeñó con tal eficiencia y valentía que fue condecorado y recibió los grados de coronel, mariscal y comandante.

                           Francisco de Miranda (1750-1816)

Estrechó las manos y se codeó con los hombres más importantes y diversos del siglo XIX como George Washington, Napoleón Bonaparte, Catalina la Grande, Federico II de Prusia, Simón Bolívar, José de San Martín, el duque de Wellington, La Fayette, Samuel Adams y Gregorio Potemkin. Su nombre figura entre los grandes en el Arco de Triunfo de París y su retrato forma parte de la Galería de los Personajes en el Palacio de Versailles.

Sebastián Francisco de Miranda, nació en Caracas el 28 de marzo de 1750, hijo de padre mestizo y madre blanca, fue el primogénito de 9 hijos e hijas del matrimonio. El hecho de ser hijo de madre blanca le permitió a Miranda asistir a la Universidad, de lo contrario hubiera sido imposible en aquella sociedad dominada por los mantuanos, compuesta de blancos criollos nacidos en América.

Miranda cursó estudios en la Universidad de Caracas y a la edad de 20 años emigró a España hastiado de ver el estigma que pesaba sobre su familia, hostigada permanentemente, por ser su padre mestizo. Desde el momento en que desembarcó en Cádiz comenzó a escribir un diario personal que alcanzó a tener 64 volúmenes encuadernados que siempre llevó consigo. También a través de sus viajes, formó su propia biblioteca con toda clase de autores y distintos idiomas, porque Miranda, además del castellano, dominaba el francés, el inglés y el italiano. Entre sus favoritos estaban los pensadores franceses condenados por la Inquisición que pronto empezaría a perseguirlo sin darle tregua.

Campañas en España y Estados Unidos
Miranda consiguió ingresar como capitán en el Regimiento de Infantería de la Princesa, participando en diversas batallas, especialmente en la de Melilla, donde los españoles triunfaron contra el sultán de Marruecos gracias a un plan estratégico por diseñado por Miranda. En una acción militar en Argel estuvo a punto de morir quedando herido en ambas piernas. La vida del joven capitán oscilaba entre las batallas y sus amantes, mientras eludía el brazo temible de la Inquisición que lo asediaba por su espíritu rebelde y profano.

En 1779, España quedó involucrada en la guerra de Independencia de Estados Unidos a cambio de recuperar La Florida. Allí en la batalla de Pensacola, los ingleses fueron derrotados y Miranda fue ascendido al grado de Teniente Coronel por su labor en la planificación y estudio del terreno. Mientras cumplía una misión militar en La Habana, llegó contra él una orden de arresto de España liberada por la implacable y perseverante Inquisición.

Logró escapar embarcándose a Estados Unidos donde entabló relaciones con George Washington y Samuel Adams, los artífices del nuevo país. Estudió profundamente la estructura social, económica y política de aquella nación y en sus ratos libres adquiría más libros para su clandestina y censurada biblioteca, sin descuidar involucrarse en nuevos escarceos amorosos. En Nueva York estuvo a un paso de contraer matrimonio con la hija de la familia Livingston perteneciente a la alta sociedad neoyorquina, pero el seductor Miranda, si bien tenía aquí su futuro asegurado, no estaba preparado para la vida sedentaria. Su espíritu aventurero clamaba por nuevas correrías. Guardó en las maletas sus mayores tesoros que eran sus libros y agendas y partió raudo hacia Inglaterra.

Europa y la Revolución Francesa
Después de 56 días de viaje en barco, desembarcó en Londres el 10 de febrero de 1785, allí se encontró con su amigo William Smith quien se desempeñaba como secretario en la flamante embajada de Estados Unidos en el Reino Unido. Juntos partieron hacia Prusia para observar las maniobras militares que preparaba Federico el Grande. El embajador español le proporcionó una carta de presentación para el ministro de España en Berlín, pero detrás de su amabilidad estaba el propósito de apresarlo cuando llegara al puerto de Calais. El fino olfato de Miranda le hizo sospechar que se trataba de una maniobra y junto con su amigo cambió de rumbo hacia un puerto holandés.
Excepto España, que lo consideraba un espía y además era la sede de la Inquisición que no le perdonaba sus libros ni sus ideas, Miranda recorrió toda Europa durante nueve años. Se entrevistó con Joseph Haydin en Hungría quien interpretó ante él una de sus piezas para piano y fue introducido en la corte de Catalina la Grande y su amante el príncipe Potemkin.

En 1791 atraído por la Revolución Francesa, participó en varias campañas en las conquistas de los Países Bajos, llegando a detentar el grado de Mariscal de Francia luchando bajo el mando de Charles Dumoriez. A partir de 1793, la paranoia de terror implantada por los jacobinos, no tuvo reparos en encarcelar a Miranda, pero su elocuente defensa y sus antecedentes, lo salvaron de la guillotina.

Organización de la independencia de América latina
Oculto bajo un disfraz regresó a Inglaterra donde formó la Gran Hermandad Americana, la logia masónica que junto con Simón Bolivar, José de San Martín y Bernardo O’Higgins iniciaría el proyecto de liberación de América. Las guerras de la independencia fueron sin duda, la contribución más grande de Miranda. Tuvo la visión de un gran imperio que agrupara a todos los territorios que estaban en poder de españoles y portugueses desde la margen derecha del río Mississippi hasta la Tierra del Fuego. El imperio, al cual llamó Colombia, estaría bajo la dirección de un emperador hereditario llamado Inca para apaciguar a las etnias indígenas y tendría una legislatura bicameral.

El 19 de abril de 1810, Venezuela inició su proceso independentista, por lo que Simón Bolívar persuadió a Miranda para volver a su tierra natal con el grado de general del ejército. Fue uno de los que firmó el Acta de la Declaración de la Independencia de Venezuela el 5 de julio de 1811. Asumió la presidencia con poderes dictatoriales, tras ser nombrado Dictador por el Congreso con el rango de Generalísimo.

Sobrevino una gran invasión de fuerzas españolas y Miranda trató de llevar a cabo una contraofensiva, pero la caída de Puerto Cabello (bajo el comando de Simón Bolívar) a manos de los realistas, la rebelión de los esclavos de Barlovento así como el creciente número de los ejércitos españoles que lo atacaban, le hicieron imposible resistir.

Temiendo una desastrosa derrota, Miranda firmó un armisticio con los españoles en julio de 1812 en la ciudad de San Mateo. Mientras esperaba en el puerto de La Guaira para embarcarse al exterior, un grupo de oficiales dirigidos por Bolívar, lo apresaron y entregaron al que hasta entonces había sido líder del movimiento independentista. Bolívar más tarde se arrepentiría de esta acción.

Después de tres años de encierro en el calabozo del penal De las Cuatro Torres del Arsenal de la Carraca en San Fernando, España, la muerte lo sorprendió a la edad de 66 años el 14 de julio de 1866.

              Francisco de Miranda en la prisión. Óleo de Antonio Michelena

Los restos de este titán de la historia se encuentran en una fosa común y no han podido ser identificados, pero Venezuela lo honra con monumentos, calles y plazas que llevan su nombre. En los libros escolares de texto de historia de nuestro país; Miranda es citado en algún párrafo perdido y recién en los últimos años se lo está reivindicando.

Fuentes:
Christopher Minster. Francisco de Miranda, precursor of Latin American Independence. About.com. Latina American History. http://latinamericanhistory.about.com/od/latinamericaindependence/a/09fmiranda.htm
Miranda, Francisco de. Encyclopedia Britannica. Tomo 8, 1995, Chicago.

Felipe Pigna. Los Mitos de la Historia Argentina. Tomo 2. Editorial Planeta, Buenos Aires.

sábado, 16 de noviembre de 2013

LA BANALIDAD DEL MAL

La excelente película Hannah Arendt, de la talentosa directora alemana Margarethe von Trotta, nos traslada nuevamente al análisis sobre el grado de culpabilidad de los alemanes que participaron en distintas posiciones jerárquicas dentro del nazismo.



Escena de la película en que Hannah Arendt (Barbara Sukowa), se encuentra en Israel viajando hacia el juzgado.

En la película se destacan dos aspectos: el juicio a Adolf Eichmann y la cobertura que del mismo hace Arendt, desempeñándose como corresponsal para la revista The New Yorker, que desató un verdadero tsunami de protestas e indignación por parte de la comunidad judía.

Es sin duda impactante el tramo del juicio, porque von Trotta recurrió a la realidad: lo que se ve es el documental filmado en julio de 1961. En el mismo se encuentra Eichmann, dentro de un cubículo de vidrio a prueba de balas, porque los testigos eran muchos y no se descartaba una agresión física sobre el acusado. La carga de odio y venganza sumada a las secuelas psicológicas de los sobrevivientes de los campos de concentración, podía generar respuestas de extrema violencia.

                                  Adolf Eichmann durante el juicio

Eichmann tiene auriculares para escuchar a los traductores y se los saca cuando el fiscal se dirige a él en alemán. Su rostro muestra indiferencia con un dejo de resignación, mientras que un tic nervioso le tuerce la boca ante las preguntas que le hace el fiscal. Cada tanto mira a la audiencia; el salón está repleto de testigos que durante días relatarán sus vivencias, hombres y mujeres que sufrieron más allá del sufrimiento y que durante meses o años no fueron más que un número, el mismo que llevan tatuado en el lado externo del antebrazo izquierdo. Hay testigos que no pueden concluir su relato porque la voz se les quiebra con el llanto. Para otros, el impacto ante la presencia de su verdugo es tan fuerte que colapsan y deben ser asistidos por los guardias. Eichmann responde con voz monocorde y sin vacilaciones a las preguntas.

Fiscal – Usted decidía cuanta gente iban a poner en cada vagón de tren ¿verdad?
Eichmann- Yo estaba en una posición intermedia, recibía órdenes que tenían que ser aceptadas en línea con el procedimiento administrativo. Yo sólo era responsable de una pequeña parte de esto. Las otras partes  necesarias hasta que saliera uno de los trenes, eran ejecutadas por otro departamento.
Fiscal- Usted pudo haber evitado esos traslados.
Eichmann- Un policía toma juramento de lealtad, si lo viola es una sabandija. Sigo pensando lo mismo y aquí he tomado el juramento de decir la verdad.
Fiscal- Usted dijo que si el Führer le hubiera dicho que su padre era un traidor, usted lo habría matado en persona.
Eichmann- Si lo hubiera probado, habría eliminado a mi padre.
Fiscal- ¿Le fue probado que los judíos debían ser exterminados?
Eichmann- ¡Yo no los exterminé!
Fiscal-¿Nunca tuvo un conflicto entre su deber y su conciencia?
Eichmann- Yo más bien llamaría a eso un estado de desdoblamiento vivido conscientemente que lo hace pasar a uno indiferente de un lado a otro.
Fiscal- Si usted hubiera tenido más coraje civil, las cosas hubieran sucedido de otra manera ¿no le parece?
Eichmann- Si el coraje civil hubiera estado estructurado jerárquicamente, sí. Era la guerra, todos pensaban “es inútil luchar contra eso, sería como una gota de agua en el océano, no tenía sentido”.



  Adolf Eichmann (1906-1962), cuando era un joven oficial de las SS.

Arendt estuvo presente durante todo el juicio y cuando regresó a Nueva York preparó y presentó su informe, que por lo voluminoso debió desglosarse en varios capítulos. Señaló que además de los nazis hubo líderes judíos reconocidos, que casi sin excepción, cooperaron de una manera u otra, por un motivo u otro con los nazis. Eran los denominados Judenrat, consejos judíos organizados en los guetos por las SS, que localizaban judíos prominentes (generalmente un presidente de una asociación judía o un rabino) y les encargaban la formación del consejo.

Los Judenrat tenían a su cargo a toda la población de un gueto, debiendo mantener el orden (a través de unos cuerpos de policía propios) y cumplir y hacer cumplir las directrices alemanas. Censaban a la población judía, inventariaban sus bienes que eran luego confiscados por los nazis, elaboraban las listas de personas que debían ser deportadas y las conducían hacia los lugares de embarque. También perseguían a quienes huían o se escondían. Todo eso a cambio de mejor trato y alimentación y la falsa promesa de ser liberados. Es probable que la mayoría de los Judenrat hasta último momento ignoraran el destino que aguardaba a los deportados. Esta parte del informe de Arendt desató olas de críticas por parte de la comunidad judía.


          Un miembro de Judenrat controlando a un grupo de niños judíos.

Para Arendt, Eichmann sin duda alguna debía ser condenado a la pena capital, pero lo consideraba un burócrata menor del Estado que hablaba con el lenguaje propio de la administración de cualquier organización técnica. Se trataba de la célebre cuestión de la banalidad del mal. Ella fue a Jerusalén con la idea de ver a un monstruo y en su lugar se encontró con un hombre similar a a cualquier otro que se le cruzara en la calle y señaló: “Eichmann es terroríficamente normal”.

El error de Arendt fue considerar que Eichmann estuvo obligado por las circunstancias como los Judenrat, pero olvida que el oficial alemán era miembro de las SS y como todo verdugo, un ser ideologizado por quienes lo envían a matar. Si Eichmann no odiaba a los judíos, al menos los despreciaba, los consideraba una raza inferior subhumana y por ello la culpabilidad de matarlos era menor. El principio central de una ideología asesina es excluir de la condición humana a quienes se propone aniquilar. Recordemos la frase del general Camps: “Nosotros no matamos personas, matamos subversivos”. Esto les permite matarlos con más furia y pasión, pero sin culpa. Para sí mismo Eichmann diría “no matamos personas, matamos judíos”.

Arendt cayó en el tramposo argumento esgrimido por Eichmann de haber sido sólo una pieza más de una gigantesca relojería de destrucción. Pero fue una pieza obediente y eficaz de una diabólica ingeniería cuidadosamente estructurada hasta en sus más mínimos detalles. Un fenómeno criminal que por su magnitud y su siniestra y escrupulosa planificación, carece de antecedentes en la historia de la humanidad. De ahí lo absurdo de la teoría de los dos demonios que cada tanto esgrime algún columnista del diario La Nación, cuando pretende justificar con desparpajo a los genocidas argentinos.

                          Hannah Arendt (1906-1975).

Hannah Arendt, llamada Johanna Arendt, fue una filósofa política alemana y posteriormente estadounidense de origen judío, una de las más influyentes del siglo XX. Hasta el fin de sus días consideró que Eichmann había renunciado a la cualidad humana más definitiva: la de ser capaz de pensar y por lo tanto, no estaba en condiciones de hacer juicios morales, lo que le permitió cometer crímenes en una escala gigantesca.

Fuentes 
Horacio González. La banalización de Hannah Arendt. Página 12, 02/10/2013.
José Pablo Feinmann. Hannah Arendt en Jerusalén . Página 12, 27/10/2013.
Roger Berkowitz. Misreading Eichmann in Jerusalem. The New York Times, 07/07/2013.

Fred Kaplan. The woman who saw banality in evil. The New York Times, 24/05/2013.