viernes, 30 de diciembre de 2016

LOS JUDÍOS Y EL TANGO


La participación de los judíos en el tango es un fenómeno poco conocido a pesar de que se trató de un aporte fecundo, a tal punto que existen al menos dos libros relacionados con este tema: Tango judío de Julio Nudler y Crónica de los judíos en el tango de José Judkovski, quien además tiene en la radio Jai el programa “Buenos Aires fervor y tango”, los domingos de 10 a 12 horas.
De estas fuentes obtuve la información para la confección de este artículo. Como son tantos los aportes de judíos a la música ciudadana fue imprescindible hacer una selección, desde ya arbitraria.

VIOLINISTAS
Hay más de treinta violinistas judíos que participaron en orquestas de tango, porque es el instrumento más afín en esa comunidad y existen varias razones que explican este fenómeno. Todos estos personajes eran inmigrantes e hijos de inmigrantes y provenían en su mayoría de Europa del Este y de Rusia, principalmente Odesa. Vinieron con la tradición del violín heredada a lo largo de generaciones.

Se acepta que este instrumento fue inventado en la región de Brescia por Gasparo da Saló, un judío sefardí escapado de la Inquisición española. De alguna forma, la compleja artesanía de fabricar violines fue tomada por la familia Amati que también estaba constituida por judíos sefardíes de la ciudad de Cremona. Ellos inspiraron a Antonio Stradivari que los perfeccionó y los hizo insuperables.

Otra razón para la preferencia del violín es su reducido tamaño y huir de la persecución de un pogromo con un violín es mucho más práctico que hacerlo con un piano.

Raúl Kaplún

                                          Raúl Kaplún (1910-1990)

Su padre era un inmigrante venido de Besarabia que se ganaba la vida vendiendo sombreros y gorras que llevaba en una cesta de mimbre. A pesar de la estrechez económica, la familia se las arregló para que Raúl estudiara violín desde la infancia. Cuando terminó el colegio primario se presentó a un aviso del diario que pedía violinista. Los examinadores lo miraron con sorpresa no exenta de sorna, era por lejos el más joven de los veinte postulantes que se habían presentado, pero cuando lo oyeron tocar ganó el puesto.

Así comenzó a acompañar las películas mudas en diversos cines de la ciudad y formando parte del cuarteto del pianista Armando Baliotti, estrenaron el tango Esta noche me emborracho de Discépolo.

Gran parte de los violinistas de entonces no estaban a la altura de lo que el tango empezaba a exigir y esa fue la oportunidad de Kaplún quien se adaptó rápidamente a los requerimientos de los arreglos del violinista Argentino Liborio Galván. El primero de estos arreglos lo ejecutó en 1937 con la orquesta de Miguel Caló y según Gobello, el dúo Galván Kaplún dio origen a la escuela de virtuosismo de violín en el tango. El otro arreglador es Julio Ceitlin, también judío quien provenía de la escuela de Julio de Caro. Como compositor se le debe a Julio Ceitlin la autoría, junto con Armando Ziella, del hermoso tango “Estaño”.

Después de participar durante un tiempo en la orquesta de Lucio Demare, Kaplún formó en 1946 su propio conjunto y en ella debutó como cantante Roberto Goyeneche que solo tenía 18 años de edad con el tango Corrientes y Esmeralda.
Antiperonista acérrimo fue excluido de la radio por el régimen y disolvió su orquesta en 1952.

Szymsia Bajour


                                          Szymsia Bajour (1928-2005)

Diez y ocho años después que naciera Raúl Kaplún vino al mundo Szymsia Bajour y si bien entre ellos hubo poco o ningún contacto, sus vidas tuvieron características similares. A semejanza de Kaplún, Szymsia provenía de una familia muy humilde y a la edad de 12 años, leyendo un aviso en el diario se presentó a una prueba para integrar un conjunto tanguero. “Pibe, tóquese algo, le dijeron”. Bastante amilanado Bajour interpretó una pieza de Prokoief, mientras los examinadores lo contemplaban azorados. Fue inmediatamente aceptado y debutó en un club de barrio durante los bailes de carnaval.

Así comenzó quien sería uno de los más eximios violinistas en la historia del tango y de la música clásica, tanto a nivel nacional como internacional. Esto lo logró en base a dos premisas: la práctica intensa del violín y la búsqueda de la excelencia. Para Bajour no existía música mayor o menor, solo había buena o mala; lo popular y lo clásico se tenían que tocar con la misma exigencia.

Practicaba en todos los momentos que tenía libre, incluyendo durante los intervalos en los cabarets. A veces en el Tibidabo, Aníbal Troilo lo descubría en los ejercicios y se sentaba a escucharlo y Barouj le regalaba pasajes de sonatas o conciertos y el gordo se emocionaba hasta las lágrimas.

Su profesionalismo determinó que lo contrataran las mejores orquestas y así pasó por los conjuntos de Pedro Maffia, Aníbal Troilo, Edgardo Donato, Miguel Caló, Joaquín Do Reyes, Atilio Stampone, Leopoldo Federico, Florindo Sassone, Miguel Nijensohn, Carlos Di Sarli, Osvaldo Pugliese y Astor Piazzolla.

Siguiendo con la premisa de que no existía música mayor o menor, solo buena o mala, integró el grupo de primeros violines de la Sinfónica Nacional y fue concertino de las siguientes sinfónicas: Nacional de Cuba, Universidad de San Juan, Nacional de México y Universidad de Veracruz, México. Su ida a México ocurrió cuando estaba en el quinteto de Piazzolla y éste, con su carácter tan especial y su intolerancia, jamás se lo perdonó y lo que había sido una entrañable amistad, se convirtió en un distanciamiento absoluto.

De su escuela de violín salieron grandes intérpretes y dictó cursos de perfeccionamiento violinístico en Argentina, América Latina, Europa y Estados Unidos.

Aquel que señaló: “Lo popular jamás debe perder rigor estético. La belleza no tiene fronteras ni clases sociales que puedan adueñarse. Solo es…belleza”, falleció el 24 de febrero de 2005.

ARTURO BERNSTEIN.
                                       Arturo Berstein (1882-1935)

Arturo no fue un personaje sobresaliente pese a ser considerado uno de los mejores bandoneonistas de la Guardia Vieja. En ese sentido Arolas y Greco fueron mucho más populares que él, sin embargo técnicamente era el mejor. Solía interpretar con su bandoneón música clásica, trozos de ópera y de opereta.

Fue uno de los primeros en trabajar con partituras y a Ernesto Ponzio, el compositor de Don Juan, cuando le preguntaron qué orquesta había tocado en un salón de Barracas manifestó “si los cosos tocan con el papelito es la orquesta del Alemán”, que así se lo llamaba a Berstein, pero su mayor aporte no fue como intérprete ni como compositor sino por haber establecido la primera escuela sobre la técnica y el empleo del bandoneón. 

Era la época en que este instrumento empezaba a desplazar a la flauta, pero no había profesores del fuelle y Bernstein llenó ese vacío. Destacados bandoneonistas salieron de sus aulas y cuando hablaban de su maestro solían decir: “Berstein nos insistía que la técnica tiene que primar sobre la emoción. Ésta sirve para la composición, pero no para la interpretación, que tiene que ser técnicamente perfecta”. De su escuela salieron figuras como Luis Petruccelli, Carlos Marcucci, Pedro Maffia, Nicolás Pepe, etc.

EL GRAN MAX
                         Mordejai David Glcksmann (1875.1946)

A mediados de 1890 llegó al puerto de Buenos Aires, proveniente Ucrania, un joven de 15 años llamado Mordejai David Glucksmann. Se instaló en el barrio de la Boca y pronto demostró su gran espíritu emprendedor y su habilidad para los negocios.

Dos años después de su llegada había aprendido la técnica de la fotografía, lo suficiente como para instalar el primer laboratorio fotográfico en el Estado Mayor del Ejército y gracias a sus fotografías se pudieron establecer los límites fronterizos de nuestro país con Chile y Bolivia.

Para entonces todos lo llamaban Don Max y en 1900, después de hacer ingresar al país las primeras máquinas de cine y con la colaboración del fotógrafo Eugenio Py, dieron comienzo a la cinematografía nacional con la película: La Bandera Argentina, seguida al poco tiempo por Tango Argentino. En 1914 produjo el primer largometraje argentino: Amalia, basado en la novela de José Mármol. Durante esos años fue el más importante cineasta de América Latina y en poco tiempo era dueño de 100 salas cinematográficas.

El verdadero aporte a nuestra música ciudadana lo hizo a partir de 1925 cuando creó los famosos Concursos Max Gluksmann, que tenían por finalidad promover la creación de nuevos tangos. Estos eventos duraron 5 años y aportaron al acervo tanguero destacadas piezas musicales como: Organito de la tarde, Sentimiento Gaucho, Senda Florida, Alma en pena y Duelo criollo.

Como si todo esto fuera poco instaló en 1919 la primera industria discográfica del país. Su enorme capacidad para el trabajo, su ingenio creativo y su visión para los negocios, que le permitieron ser pionero en tantos emprendimientos, hicieron que este joven, que a los quince años bajó del barco sin un centavo, lograse amasar una fortuna considerable. 
Por entonces ya existía la revista Fortune que lo incluyó entre las personalidades más ricas del continente americano.

 Aquí se agrega una cualidad más de Don Max: fue un gran filántropo que ayudó a muchas instituciones dedicadas al bien común sin hacer reparos en sus características confesionales. Falleció a los 71 años el 20 de octubre de 1946.

ISMAEL SPITALNIK
                              Ismael Spitalnik (1919-1999)

Ismael Spitalnik siempre se presentó a sí mismo como un arreglador, especialmente de Aníbal Troilo y pese a que casi no tuvo formación musical, cuando uno escucha por ejemplo Cafetín de Buenos Aires, La Perdida o San Pedro y San Pablo, que son arreglos de Spitalnik, se percibe su talento en esta difícil ciencia de la música.

Nació en una casa muy humilde, laburadora y progresista, como solía decir. Primero llegó la madre de Lituania, trabajó como un burro de carga hasta que juntó el dinero para traer a su novio y tuvieron ocho hijos. Como buenos anarquistas, nunca se casaron, hasta que en ocasión de las bodas de oro, los nietos les pidieron que formalizaran la relación.

Spitalnik fue el que le dio su amado bandoneón de toda la vida a Troilo y le aconsejó que lo usara periódicamente porque de lo contrario se deterioraría.

En una oportunidad Troilo le mandó a Spitalnik una carta donde le agradeció el arreglo de Cafetín de Buenos Aires y le envió un giro por 150 pesos.

Spitalnik participó como arreglador, como bandoneonista o ambas cosas para las orquestas de Ángel D’Agostino, Juan Carlos Cobián, Aníbal Troilo, Horacio Salgán y Osvaldo Pugliese. Finalmente logró formar su propia orquesta llamada Septimino Bien Milonga que tocó piezas bellísimas, fruto de sus arreglos.

El aporte de los judíos es mucho más vasto, pero por razones de espacio tuve que hacer esta selección, que como toda síntesis no deja de ser arbitraria.

Jose Judkovski. Crónica de los judíos en el tango. Editorial Mila, Buenos Aires 2015.

Julio Nudler. Tango judío. Editorial Sudamericana, Buenos Aires 1998.

sábado, 24 de diciembre de 2016

NAPOLEÓN EN MOSCÚ

La Grand Armée
A mediados de junio de 1812, las estepas y los poblados de Europa son testigos del paso de un ejército gigantesco como nunca se había visto en la historia de la humanidad. Se trata de la Grand Armée bajo el mando de Napoleón Bonaparte. En ese momento el Emperador se encuentra en el apogeo de su poder: Italia, España, Portugal, Alemania y Austria han caído bajo el dominio de Francia gracias a las exitosas batallas ganadas por el corso. Por lo tanto, esa enorme masa humana está compuesta por 400.000 franceses y el resto son fuerzas reclutadas de los demás países subyugados por Bonaparte. En total suman 700.000 hombres constituidos por soldados regulares, más el personal de apoyo de combate, ya que mantener esa multitud exige esfuerzos logísticos titánicos.

Si bien la mayoría de las divisiones ya estaban concentradas en Alemania, las que provienen de Francia deben recorrer una enrome distancia a marchas forzadas desde París hasta Moscú. Cerca de 2500 kilómetros que a un promedio de 30 kilómetros diarios les llevará alrededor de 80 días. El objetivo es enfrentar a las fuerzas del zar Alejandro I, derrotarlas e incluir a Rusia en el vasto territorio que ya engloba a la mayoría de los países de Europa. De lograrlo, Napoleón podrá jactase de haber superado en extensión al Imperio Romano. ¿Cuál es la razón para este emprendimiento, esta aventura rayana en lo descabellado?

                                      El Zar Alejandro I

El motivo de la invasión a Rusia
Después de la batalla de Trafalgar donde la flota del almirante Nelson destruyó totalmente a la coalición de naves de Francia y España, el sueño de Napoleón de invadir Inglaterra, su eterno enemigo, quedó trunco. La alternativa adoptada es bloquearle al comercio inglés todos los puertos europeos y de esta manera desplomar la economía inglesa que, en plena efervescencia de la Revolución Industrial, necesita instalar sus manufacturas en el resto del mundo. 

La medida viene perjudicando enormemente a Inglaterra, pero también afecta a los países que con ella comercian. En un principio, Portugal se resistió y Napoleón lo doblegó con su ejército, pero Rusia no aceptó interrumpir sus relaciones con Gran Bretaña que le resultan vitales. Alejandro no desea la derrota inglesa porque considera que es la última garantía contra el dominio del continente en manos de un solo individuo. Entonces Bonaparte decide invadir el país de las enormes estepas y derrotar a las fuerzas del zar. La campaña empieza el 24 de junio de 1812.

La táctica de tierra arrasada
Después de atravesar Polonia, la Grand Armée llega al río Niemen y al atravesarlo pisa territorio ruso. La otra orilla está desierta, se supone que el río es una excelente barrera para que las fuerzas del zar detengan el avance invasor, pero no hay un solo soldado ruso esperándolos. La tropa se alegra salvo el Emperador, que gusta de los grandes choques entre dos fuerzas. Esta ausencia de enemigos es algo atípico y no le agrada, ¿presiente que se encuentra ante una campaña que vaticina un final aciago?

Las columnas avanzan siempre hacia el este, encuentran pueblos vacíos, en el camino no ha quedado nada, ni siquiera forraje para los caballos que empiezan a morir y el ejército se alimenta de ellos. El hambre acosa y la moral comienza a decaer. La desazón se adueña de la tropa, aquello no es la guerra con la que siempre se enfrentaron. No hay hombres contra quienes luchar, solo pueblos fantasmas y estepas desoladas, es un fenómeno nuevo, desconocido y aterrador.

El tifus y la disentería comienzan a cobrarse las primeras víctimas, el calor es insoportable, pero en cuestión de semanas sufrirán un frío cien veces peor. A los calores siguen grandes lluvias que empantanan los caminos dificultando el movimiento de los carruajes. El clima parece estar del lado del enemigo. Comienzan las deserciones, especialmente dentro de las filas de las fuerzas que no son francesas.

El 27 de julio a la noche, Napoleón y su estado mayor enfilan los catalejos hacia numerosos fuegos lejanos que indican la presencia del ejército ruso. Se alegran, al fin una batalla que repita la gloria de Austerlitz y obligue al zar a firmar la paz. Sin embargo, al día siguiente se renueva la pesadilla, el adversario ha desaparecido, solo algunos cuervos sobrevuelan los restos que quedaron del campamento.

La Grand Armée se pone en marcha nuevamente, persiguiendo a un fantasma escurridizo. ¡Son unos cobardes! repite Napoleón y lo mismo piensan del zar varios de sus generales, pero se equivocan, la estrategia de Alejandro es brillante, consiste en desgastar al ejército francés, destruir su logística y desmoralizarlo totalmente. No piensa enfrentarse con un ejército muy superior en número al suyo y dirigido por uno de los más grandes genios militares de la historia. Pero el corso no entiende este tipo de enfrentamientos, sin combates regulares. En las escuelas militares nunca le enseñaron que podría enfrentarse con emboscadas producidas por guerrillas, como le sucedió a su ejército en España y ahora esta otra táctica siniestra, escurridiza que no figura en los tratados de guerra.

Primeros combates
Finalmente, el 17 de agosto el ejército llega a Smolensko, donde se produce el primer enfrentamiento con fuerzas rusas, pero se trata de una división de solo 20.000 hombres y detrás la ciudad es presa de las llamas. No es la gran batalla que esperaba Bonaparte y en Smolensko, después del incendio provocado por los rusos, no quedan víveres ni forrajes para reponer las necesidades de hombres y caballos.

Por fin el 5 de septiembre llegan a Borodino y esta vez sí está el ejército ruso al mando del general Kutusov, listo para dar batalla. Napoleón recordará que nunca ambos bandos lucharon con tal encarnizamiento, los franceses por dar término a esta guerra que se ha vuelto una pesadilla y los rusos por su tierra, por la madrecita Rusia. 

Por primera vez Napoleón no está en el frente, se encuentra en un reducto en retaguardia donde no puede divisar la lucha en sus detalles. El hombre que desconocía la duda, se demora en dar las órdenes y el enemigo logra retirarse en forma ordenada, mientras que en el terreno quedan del lado ruso 40.000 bajas y 28.000 del lado francés que cuenta con un médico cada 600 combatientes. Los cirujanos están exhaustos y con los brazos doloridos de realizar decenas de amputaciones.

Moscú
El ejército napoleónico continúa su avance y el 14 de septiembre desde una colina avistan las cúpulas de Moscú. El alborozo se propaga en la tropa y vuelan por el aire los morriones, por fin se acaba la expedición que ya tiene contornos de pesadilla. En el ocaso, las divisiones ingresan en correcta formación por las calles de Moscú. El asombro es seguido por la desazón y la desesperanza, porque están marchando por una ciudad desierta, un pueblo fantasma. 

Esa misma noche, un incendio ordenado por el general Kutusov arrasa con gran parte de la ciudad. Napoleón y su Estado Mayor contemplan incrédulos desde los ventanales del Kremlin, con ojos hipnotizados el cielo enrojecido por las llamas, un espectáculo dantesco que los sume en el abatimiento.

                             Moscú en llamas

Napoleón envía mensajeros al zar diciéndole “Quiero la paz, necesito la paz, la quiero absolutamente. Salvad únicamente el honor”. Alejandro no responde: la paz no se hará. En este compás de espera, el corso pierde 5 días preciosos mientras se avecina el temible invierno ruso. El 19 de septiembre, la menguada Grand Armée abandona Moscú. 

Muchos soldados llevan alhajas y objetos de valor, producto del saqueo a los edificios que permanecieron en pie. Casi todo este botín quedará sepultado en la nieve junto con sus dueños. Otros más previsores se llevan tapados y abrigos y tendrán más chances de regresar a sus hogares, porque la logística no había contemplado una campaña de invierno, tan seguros estaban de una victoriosa guerra relámpago.

Ahora la marcha es hacia el oeste, sin haber enfrentado a ningún enemigo y sin haber perdido batallas, el ejército tiene todo el aspecto de una fuerza derrotada que se desplaza penosamente, bajo un sol esquivo que marca el final del otoño y el inicio del terrible invierno ruso.

Nieve, frío y desolación
El 6 de noviembre, aún en territorio ruso, cae sobre los franceses una tormenta de nieve, el termómetro no sube de menos de 20 grados bajo cero y a los soldados les ciega la nieve, se les congelan las extremidades, tropiezan y de los que caen, muchos ya no se levantan. Al salir de Moscú la Grand Armée, que había ingresado a Rusia con setecientos mil hombre, ahora cuenta con solo cien mil y tres semanas más tarde no llega a cuarenta mil y aún esos son cadáveres vivientes. Espantajos grotescos, devorados por los piojos, vestidos con harapos, donde es imposible distinguir un coronel de un soldado.

El ejército de Napoleon bajo la tormenta de nieve. Óleo de Vasiliy Vereshchagin. Museo de Moscú

El cruce del río Berézina
El 25 de noviembre el ejército llega al río Berézina en la actual Bielorrusia, el puente ha sido destruido por los cosacos y la única forma de cruzarlo es construyendo uno nuevo. Zapadores y pontoneros se ponen a trabajar sin descanso, se sumergen hasta la cintura en las aguas heladas, eludiendo los témpanos que la fuerte correntada arroja contra ellos. Los que no pueden esquivarlos, perecen ahogados. Gracias a esos héroes que realizaron esfuerzos sobrehumanos, se pudo salvar lo que queda del ejército francés de una masacre total.

Mientras se arman los puentes, en otra parte del campamente tiene lugar una ceremonia lúgubre. El Emperador ordena juntar todas las águilas y estandartes de los distintos cuerpos y los hace quemar para que no caigan en poder del enemigo. Los hombres contemplan desolados aquellos emblemas que sostuvieron airosos en tantas batallas.

El día 26 se termina la construcción de los dos puentes, mientras tanto, Napoleón manda a uno de sus mariscales con un pelotón seis leguas más abajo para hacer creer a los rusos que el ejército atravesará el río por allí. 
                                                    El cruce del Berézina

Afortunadamente, Kutuzov cae en el engaño lo que permite que gran parte de las fuerzas francesas logren atravesar los puentes, pero al día siguiente una de las estructuras se desmorona con el peso de la artillería y los que no cayeron al río y murieron congelados, se precipitan al segundo puente. El día 28 Kutuzov recuperado del engaño, se lanza sobre la retaguardia y produce una verdadera masacre, pero su fuerza no cruza el río, comprende que en la otra orilla solo quedan restos de un ejército derrotado.

 Es el 14 de diciembre de 1812, han pasado 5 meses y medio desde que partió hacia Rusia la orgullosa Grand Armee y que ahora es un conjunto de pequeños pelotones que como girones de una antigua tela se desplazan penosamente hacia Francia.

Ciento treinta años más tarde un dictador mesiánico que no supo sacar lección de la historia, repetirá la misma campaña en una escala infinitamente mayor invadiendo la Unión Soviética con un ejército de casi cuatro millones de hombres, miles de tanques y cuarenta mil piezas de artillería, más la aviación. Los alemanes ni siquiera llegaron a Moscú, la derrota fue total y significó el principio del fin del nazismo.

Dimitri Merejkovsky. Vida de Napoleón. Colección Austral, Buenos Aires 1940.
Napoleón. Encyclopaedia Britannica. Tomo 24, pag 748-755, Chicago 1995.


viernes, 16 de diciembre de 2016

ENMIENDA 13

A mediados del siglo XIX, los estados del norte habían alcanzado un grado considerable de industrialización, mientras que los sureños estaban en manos de grandes familias de terratenientes cuya principal producción era el algodón, obtenido con mano de obra esclava de africanos capturados por traficantes ingleses, holandeses y portugueses.

Cuando el presidente Abraham Lincoln sentenció que una nación no podía tener esclavos, once estados del sur se separaron del resto del país y formaron la Confederación, los del norte se denominaron la Unión y estalló la guerra civil o Guerra de Secesión que duró 4 años. El triunfo de la Unión determinó la sanción de la Enmienda 13, en 1865, al término del conflicto.

Esencialmente la Enmienda 13 establecía que “ningún tipo de esclavitud ni servidumbre involuntaria, excepto como castigo de un crimen por el que el individuo haya sido debidamente condenado, debe existir dentro de los Estados Unidos, o cualquier otro lugar sujeto a su jurisdicción”. Las palabras claves son “excepto como castigo de un crimen” y veremos que este párrafo, durante décadas, constituyó una excusa para seguir teniendo mano de obra esclava.

En el sur los afroamericanos, un total aproximado de 4 millones, fueron liberados, pero su situación no mejoró y en muchos casos incluso empeoró. Como esclavos, aunque vivían en pésimas condiciones, al menos tenían alimentación y alojamiento. Ahora eran pseudo libres, no conseguían trabajo y si les daban era muy mal pago, no podían tener cuentas bancarias y ningún blanco jamás le alquilaría a un negro una vivienda. El apartado de la Enmienda 13 que prohibía la esclavitud “excepto como castigo de un crimen” fue una herramienta que los sureños explotaron al máximo. Se inventaron delitos contra los negros que eran encerrados por causas menores y en las cárceles pasaron a realizar trabajos en condición de esclavos.

Logo de la película Enmienda 13 de Ava Duvernay, de reciente estreno

En 1915 surgió la película “El nacimiento de una Nación” (The birth of a Nation), una de las primeras proyecciones mudas del cine norteamericano, que generó muchas controversias por la existencia de escenas donde negros de bajo cociente mental abusaban de mujeres blancas que eran salvadas a tiempo por soldados con uniformes de confederados. La película produjo un resurgimiento del Ku Klux Klan que se sintió reivindicado por el film. Dicho sea de paso, el gesto de las cruces incendiadas que ponían los miembros de la secta al lado de un negro que acababan de colgar, fue un invento de Griffith, el director de la película. Al KKK le encantó la idea y la puso en práctica.



Uno de los tantos asesinatos de negros promovidos por el KKK. Los asistentes festejan el operativo

Con el transcurso de las décadas, los sureños fueron tomando conciencia de la impopularidad de sus medidas. Pese a tener, la justicia, los gobernantes y la policía de su lado, colgar negros se había tornado escandaloso. La nueva estrategia se llamó “segregación” y comenzaron a pulular los carteles WHITES ONLY, en bares restaurantes, escuelas, lugares de diversión, bibliotecas públicas y negocios.
La Asociación de Inmobiliarias (National Association of Realtors) estableció normativas que implicaban que no se debían alquilar o vender propiedades a miembros de cualquier raza o nacionalidad o a individuos cuya presencia pudiera ir en detrimento de los valores de las propiedades de un vecindario. Las palabras negro o afroamericano no figuraban en las cláusulas, pero era evidente que estaba dirigido casi exclusivamente contra las personas de color. Hubo una estampida de afroamericanos que migraron hacia ambas costas del centro y norte del país donde había estados más humanos y avanzados y muchos de ellos alcanzaron posiciones socioeconómicas aceptables.


                              Ningún sitio quedó excluido de la segregación

Los derechos civiles
Hacia fines de la década de 1950, se multiplicaron los movimientos de resistencia y desobediencia civil pasiva y no violenta encabezada por diversas organizaciones y conductores, entre los que se destacó Martin Luther King. Fueron famosas las marchas hacia Washington, las sentadas frente a negocios, como la cadena Woolworth’s, y restaurantes que prohibían la entrada de negros, así como la desobediencia en los medios de transporte donde las personas de color debían sentarse al fondo del ómnibus o darle el asiento a un blanco. Todos estos movimientos si bien fueron pacíficos, generaron una fuerte reacción por parte de la policía local, caracterizada por violencia física y encarcelamiento. Fue famoso el caso de Rosa Parks una activista negra encarcelada por negarle el asiento a un blanco en el ómnibus.

El movimiento de los Freedom Riders
Otro territorio de intensa lucha fue la integración escolar donde se destacó el movimiento NAACP (National Association for the Asvancement of Colored People), que databa desde 1909. Esta institución logró en 1954 el fallo histórico conocido como Brown versus Board of Education (Caso Brown contra el Consejo de Educación), que declaró que las leyes estatales que establecían escuelas separadas para estudiantes de raza negra y blanca negaban la igualdad de oportunidades educativas.

El fallo no significó la integración automática de estudiantes blancos y negros, hubo enormes resistencias y el grado máximo de intolerancia se produjo en el colegio secundario de Little Rock, Arkansas. Como la policía local ofreció escasa colaboración y no era suficiente para contener las manifestaciones que se opusieron al ingreso de los estudiantes negros, el presidente Eisenwoher tuvo que enviar 1200 soldados para que nueve estudiantes negros pudieran ingresar a clase. En 2007 en esa escuela se inauguró un museo recordando aquellos episodios.


Estudiantes negros ingresando a la escuela de Little Rock protegidos por el ejército

Guardia Negra Armada
La violencia ejercida por el KKK y la policía de los estados sureños contra los negros, dio origen a la Guardia Negra Armada (Black Armed Guard), que surgió de una fracción de NAACP y se caracterizó por estar armada y logró rechazar en varias oportunidades las cacerías de negros y quema de viviendas que hacía el KKK. Su creador fue Robert F. Williams y pronto el FBI lo puso en la mira, lo declaró esquizofrénico y altamente peligroso. Williams y su esposa debieron fugarse del país y siguieron un largo exilio por Cuba, Viet Nam y China. Ocho años después decidió regresar y fue inmediatamente arrestado, pero en el juicio que se le hizo en 1975, después de 6 años entre rejas le levantaron todos los cargos y quedó en libertad.


                                                          Robert F Williams

La lucha por el voto
Para los estados del sur, la exclusión de los negros al derecho a votar constituía una parte esencial en la cultura de la supremacía blanca. En este aspecto se dieron los enfrentamientos más duros, cualquier excusa servía para excluir a los negros de la actividad electoral. El estado de Mississippi fue el más reaccionario y puso múltiples trabas para que los negros no votasen. Los enfrentamientos fueron violentos, cientos de manifestantes fueron encarcelados y hasta hubo asesinatos. El presidente Lyndon B. Johnson firmó en 1965 la ley de derecho al voto que dio fin al conflicto. En ese año había 6 afroamericanos en el Parlamento y diez años después el número se expandió a 14 miembros.

El ingreso a la educación universitaria
En los estados del sur el ingreso a la educación terciaria fue mucho más resistida que la integración escolar. El caso emblemático fue el de James Meredith en 1962 a quien se le negó el ingreso a la Universidad de Mississippi. El gobernador del estado Ross Barnett había declarado: “Ninguna escuela de Mississippi será integrada mientras yo sea el gobernador”.
Los alguaciles (marshalls), que acompañaron a Meredith fueron apedreados y baleados. El saldo fue de 178 alguaciles heridos y dos personas muertas incluyendo un periodista francés. Finalmente el presidente Kennedy tuvo que enviar al ejército para que Meredith pudiera ingresar a la universidad.

Disturbios aún peores se produjeron en Birmingham, Alabama donde su gobernador, el tristemente célebre George Wallace, se opuso tenazmente a todo intento de integración racial.

El 28 de agosto de 1963 Martin Luther King y otros organizadores realizaron la famosa marcha sobre Washington que reunió más de 300.000 personas, incluyendo gran número de blancos. Tenía por objeto el reclamo de numerosos derechos para la población negra.


                     Martin Luther King arengando a la multitud en Washington

En junio de 1964 en un condado del estado de Mississippi desaparecieron tres activistas de los derechos civiles, un negro y dos blancos de religión judía. Fueron encontrados días después por el FBI en un pantano. Miembros de la policía local y del KKK fueron encontrados culpables y sentenciados. El episodio dio origen a la película Mississipi en llamas.
El 4 de abril de 1968, Martin Luther King fue asesinado por un francotirador cuando se disponía a dar una conferencia en Memphis, Tennessee, cuatro años antes había recibido el Premio Nobel de la Paz por su lucha por la igualdad racial.

Situación de los negros dese 1970 hasta la fecha
Las distintas administraciones que se sucedieron durante esas décadas utilizaron una dialéctica que incesantemente repetía los términos de “ley” y “orden”, lucha contra el narcotráfico y el crimen. La palabra afroamericano no se mencionaba, pero los endurecimientos de los castigos afectaron casi exclusivamente a los negros, que además no podían pagar las altas fianzas para salir libres, lo que equivalía a 10 o más años de prisión en condiciones precarias. Cuando salían eran parias sociales. La televisión mostraba escenas policiales donde siempre el delincuente era un negro. Con estas medidas, la población carcelaria que en 1970 era de 357.000 personas, en 1990 ascendió a 1.200.000.
Los 16 años de Ronald Reagan en el poder, primero como gobernador de California y después como presidente, donde fue reelegido en ambos cargos, fue un atraso para el país en diversos aspectos incluyendo los derechos civiles. Decididamente, este cowboy de la Casa Blanca, fue un enemigo de los negros. Durante su gestión como gobernador de California expulsó de la universidad a Angela Davis una brillante intelectual, reconocida internacionalmente, quien se desempeñaba como profesora de filosofía. Como presidente dio marcha atrás con todos los progresos logrados mediante los años de lucha por la igualdad de derechos. Las condiciones no mejoraron sustancialmente, con los sucesivos presidentes, ni siquiera durante la gestión de Obama.


           Angela Davis dando una conferencia durante la década de 1960

Cárceles y su población
Durante el gobierno de Bill Clinton el Congreso sancionó una reforma del sistema penal, las sentencias fueron más largas y surgió el mecanismo, mediante el cual en el tercer encarcelamiento el convicto es sentenciado desde un mínimo de 25 años hasta prisión perpetua. “Three strikes and you are out”, sentenció Clinton. Se incorporaron sesenta nuevos tipos de delitos pasibles de ser sancionados con la pena de muerte.
La encarcelación masiva se transformó en una política de Estado. La población actual de prisioneros en Estados Unidos es de 2.500.000, de los cuales el 40,2% son negros a pesar de que representan el 28% de la población del país. Las chances de que un blanco vaya a prisión son de una en 17 y para los negros es de una en 3.

Hay razones por las cuales no existe el menor interés por parte del gobierno y de las instituciones carcelarias en reducir el número de presos. Por un lado, los servicios en los presidios están tercerizados: alimentación, ropa, lavadero, comunicaciones, entretenimientos, etc. Esto significa que toda una industria multimillonaria vive gracias a los presos y es muy probable que existan sobornos y beneficios bajo cuerda (kickbacks) entre las empresas y el personal ejecutivo de las cárceles. Además, en muchas de ellas los presos realizan tareas para la industria, mano de obra barata o gratuita, que las corporaciones venden a precios muy competitivos.

Las consecuencias de todas estas medidas de endurecimiento y el interés por engrosar el número de presos, lleva a la situación de que si bien Estados Unidos representa el 5% de la población mundial, el 25% de los presos se encuentra en ese país. En otros términos 1 de cada 4 prisioneros en el mundo, es norteamericano y preferentemente negro.


Número de prisioneros cada 100.000 habitantes en distintos países. Estados Unidos lidera la lista holgadamente

A pesar del extenso camino recorrido y los grandes avances logrados, los negros en Estados Unidos, especialmente en el sur, son ciudadanos de segunda clase y el futuro no se avecina promisorio con Donald Trump en el poder.

Enmienda 13. El sistema penal como esclavitud moderna. Notas. Periodismo popular, 30/10/2016. https://notas.org.ar/2016/10/30/enmienda-13-sistema-penal-esclavitud-moderna/
Ofari Hutchinson. Ronald Reagan was no friend to blacks. New America Media. Top Stories. http://newamericamedia.org/2011/01/ronald-reagan-was-no-friend-to-blacks.php
Christopher B. Booker. The Reagan Revolution Hits Black Americans. African Americans and the Presidency 2014. http://www.blacksandpresidency.com/ronaldreagan.php

Cheryl K Chumley. Noam Chomsky: ‘Ronald Reagan was an extreme racist — though he denied it’. The Washington Post 11/12/2014.

Enmienda 13. Película dirigida por Ava DuVernay y estrenada en 2016.



viernes, 9 de diciembre de 2016

ARTAUD Y SU TEATRO DE LA CRUELDAD




                                      Antonin Artaud (1896-1948).

Antonin Artaud nació en Marsella el 4 de septiembre de 1896. Ya desde su adolescencia sufrió los primeros ataques de demencia, y sus padres lo internaron en diversas instituciones, donde transcurrieron seis años de su vida. Aprovechó este encierro para leer, entre otros autores, a Charles Baudelaire, Arthur Rimbaud y Edgar Allan Poe. En mayo de 1919, el director del sanatorio le prescribió láudano, que fue la puerta de entrada y viaje sin retorno para Artaud a la adicción con los opiáceos.

Cuando llegó a París en 1920, tenía 24 años y una larga experiencia como interno en instituciones psiquiátricas. Pronto entró en contacto con André Breton, quien acababa de publicar el Manifiesto surrealista, movimiento al cual Artaud adhirió con pasión, convirtiéndose en uno de sus adalides. Breton le confió la dirección del folletín Révolution surréaliste, donde casi todos los textos eran redactados por él; en ellos Artaud niega la civilización en su totalidad; no quiere rehacer, sino inventar una nueva forma de relación humana.

Pocos años después, su temperamento inestable y fácilmente irritable lo llevó a romper violentamente con este movimiento. Su interés pasó a volcarse en el cine, el teatro y también la pintura. Al primero lo impregnó con su filosofía surrealista en una producción fílmica que más tarde inspiró a Buñuel y a Dalí, dos baluartes españoles del surrealismo, para crear la antológica película Un perro andaluz.

Entusiasmado, creó el teatro Alfred Jarry, en homenaje al dramaturgo francés a quien admiraba por su obra Ubú rey, que se estrenó el mismo año en que nació Artaud y está considerada como antecesora directa del teatro del absurdo. La obra de Jarry fue una de las líneas de las que se nutrió Artaud para desarrollar, poco tiempo después, sus conceptos innovadores en el arte escénico.

Su falta de éxito como empresario lo llevó a refugiarse en la teoría del teatro y se dedicó a cambiarlo, mejor dicho revolucionarlo, a tal punto que hoy se lo considera como el padre del teatro moderno.

Parece ser que esta idea renovadora se le presentó por primera vez cuando en 1931, en la Exposición Colonial de París, asistió a danzas balinesas actuadas por un grupo de la isla de Bali, en Indonesia. Si bien no alcanzó a comprender las alegorías y el significado de los complejos movimientos de aquellos bailes, Artaud quedó profundamente influenciado y fue el germen de su Teatro de la Crueldad. En líneas generales, se lo puede definir como aquel que apuesta por un impacto avasallante sobre el espectador. Para ello, las acciones, casi siempre violentas, se anteponen a las palabras, liberando así el subconsciente en contra de la razón y de la lógica.

Artaud sostenía que el teatro debería afectar a la audiencia tanto como fuera posible. Para ello, utilizaba una mezcla de formas de luz, sonido y ejecuciones extrañas y perturbadoras. En una ocasión, durante la producción que hizo acerca de una plaga, utilizó sonidos tan reales que provocó náuseas y vómitos de los presentes en la mitad del espectáculo.

Según Artaud, “El Teatro de la Crueldad ha sido creado para restablecer en este género una concepción de la vida apasionada y convulsiva. Esta crueldad, que será sangrienta en el momento preciso, pero no de manera sistemática, puede ser identificada con una especie de pureza moral severa que no teme pagar a la vida el precio que sea necesario”.

Se pueden pensar algunos aspectos del Teatro de la Crueldad, basados en las descripciones del propio Artaud.
El espectáculo. En todo espectáculo habrá un elemento físico y objetivo, para todos perceptible. Gritos, quejas, apariciones, sorpresas, efectos teatrales de toda especie, belleza mágica de los ropajes tomados de ciertos modelos rituales, esplendor de la luz, hermosura fascinante de las voces, encanto de la armonía, raras notas musicales, colores de los objetos, ritmo físico de los movimientos y apariciones concretas de objetos nuevos y sorprendentes.

La luz y la iluminación. Los aparatos luminosos que hoy se emplean en el teatro no son adecuados. Es necesario investigar la particular acción de la luz sobre el espíritu, los efectos de las vibraciones luminosas, junto con nuevos métodos de expandir la luz, en napas, o en andanadas de flechas de fuego.

La vestimenta. Deberá evitarse en lo posible el ropaje moderno, no a causa de una fetichista y supersticiosa reverencia por lo antiguo, sino porque es absolutamente evidente que ciertos ropajes milenarios, de empleo ritual -aunque en determinado momento hayan sido de época-, conservan una belleza y una apariencia reveladoras, por su estricta relación con las tradiciones de origen.

La escena y la sala. Se suprimirá la escena y la sala, que serán reemplazadas por un lugar único para establecer una comunicación directa entre el espectador y el espectáculo, entre el actor y el espectador. No habrá decorado.


                Una escena del Teatro de la Crueldad

Pero el público sigue sin concederle su favor y Artaud abandona definitivamente el medio. Abominando de la cultura occidental, consigue una beca y parte hacia México, donde vivirá durante varios meses con los indios tarahumaras, habitantes de la Sierra Madre y consumidores habituales de hongos alucinógenos. Es muy probable que Artaud se entregara gustoso a estas experiencias durante su etapa mexicana y que seguramente contribuyeron a profundizar su desequilibrio mental.

De nuevo en Europa (1937), otra vez con la razón minada, publicó Los tarahumaras y se trasladó a Irlanda. En Dublin vivió en la más absoluta pobreza, pero fue durante la travesía de regreso a Francia cuando sus delirios volvieron a llevarle al manicomio apenas el barco llegó a puerto. En esta ocasión permaneció diez años recluido.

Cuando Francia fue ocupada por los nazis, los amigos de Artaud temieron por su seguridad. Él no era judío, pero formaba parte de movimientos que para el nazismo eran decadentes y degenerados. Sus más íntimos hicieron los arreglos para transferirlo a un hospital psiquiátrico de Rodez, dentro del territorio de la zona de Vichy, un estado relativamente independiente de la Francia ocupada bajo el mariscal Petain, quien había hecho una paz vergonzosa con Alemania. Allí fue puesto bajo el cuidado del doctor Gaston Ferdière, gran entusiasta de los tratamientos con electroshock y que sometió a Artaud a numerosas sesiones de este discutible método.

Sin embargo, durante ese período, retomó el dibujo que hacía tiempo había abandonado. Aquí conviene detenerse, porque no se puede hablar de Artaud sin incorporar sus obras gráficas, ya que constituyeron otro de los rasgos de su polifacética actividad.

¿Cómo ubicar su estilo dentro del arte de la pintura? ¿A qué categoría estética pertenece? El propio Artaud afirmaba: "Mis dibujos tienen que aceptarse en la barbarie y el desorden de su grafismo que nunca se ha preocupado del arte, sino de la sinceridad y la espontaneidad del trazo".


                        Dos pinturas de Artaud

Al suprimir las categorías estéticas y los valores artísticos, sus pinturas aparecen en su cruel dimensión de expresión desgarrada de la lucha a muerte que el autor mantuvo, entre la luz y las tinieblas, para conseguir recuperar el equilibrio de un espíritu atormentado por la angustia, la soledad y la incomprensión, y el vigor perdido de un cuerpo maltratado por las drogas y las correspondientes curas de desintoxicación. A esto hay que agregar el hambre y el frío padecidos en los diferentes institutos psiquiátricos en los que estuvo internado, sobre todo durante el tiempo de la guerra, donde la escasez de alimentos era aún más acentuada en hospitales e instituciones psiquiátricas. En los hospicios, los pacientes estaban prácticamente condenados a muerte por el nazismo, padecían espantosas carencias y morían de hambre de a cientos.

Autorretrato pintado antes de salir del instituto psiquiátrico de Rodez. El rostro enflaquecido y de profundo sufrimiento muestra la situación deplorable en que se encontraba Artaud.

Cuando regresó a París, en 1947, fue reconocido como el padre de la nueva escena. Una recopilación de sus ensayos aparecida en 1938 con el título de El teatro y su doble, hizo que el antiguo alucinado ahora se transformara en un genio. 

Convertido ya en el gran visionario del teatro contemporáneo, publica Lettres de Rodez y Van Gogh, le Suicidé de la Société (Van Gogh, el suicidado de la sociedad). El dramaturgo tenía una identificación plena con el pintor holandés de los girasoles, a quien veía como presa de los mismos demonios que a él lo perseguían. La publicación fue elogiada por André Breton, quien la consideró un ensayo de extrema lucidez, una obra maestra indiscutible. Un año después, la obra fue galardonada con el Prix Saint-Beuve al mejor ensayo.

En 1947, realizó el programa radial Pour en Finir avec le Jugement de dieu (Para acabar con el juicio de Dios). La obra fue archivada por Waldimir Porché, el director de la Radio de Francia, justo el día antes de su aparición. El programa fue prohibido por sus características escatológicas, antinorteamericanas y antirreligiosas, además de sonidos cacofónicos realizados con instrumentos de percusión.

Pouey, el director del Departamento de Cultura y Literatura de la radio, convocó a cincuenta artistas, filósofos y escritores, entre los que figuraban Jean Cocteau y Paul Éluard. Si bien el panel de notables se manifestó en forma unánime a favor de Artaud, Porché se rehusó a difundirla. Indignado, Pouey renunció al cargo. Recién un año después, el programa entró al aire, pero Artaud no pudo disfrutarlo, estaba agonizando por un cáncer de colon.

Bibliografía
  • Artaud, Antonin. The Theatre of Cruelty, in The Theory of the Modern Stage (ed. Eric Bentley), Penguin, 1968.
  • Artaud, Antonin. The Theatre and Its Double, Trans. Mary Caroline Richards. New York: Grove Weidenfeld, 1958.
  • Jamieson, Lee. Antonin Artaud: From Theory to Practice (Greenwich Exchange: London, 2007) ISBN 978-1-871551-98-3.
·         Lefebvre, Thierry. Pharmacological genesis of Antonin Artaud's Works. Rev. Hist. Pharm. (Paris), 2002;50:271-84.