martes, 26 de febrero de 2013

CIENCIA Y ANTICIENCIA



Lavar los platos
Tener en la familia un vástago cuyo anhelo era ejercer la medicina o la abogacía, constituía una noticia acogida con alegría por sus padres, pero cuando el objetivo del hijo o hija eran las ciencias duras, como física, matemáticas, química, o geología, sus progenitores solían despertarse durante la noche con la angustia de un futuro de penurias.

La realidad es que en la Argentina había poco espacio para sustentarse de esas disciplinas. Las alternativas eran vivir de un magro sueldo de profesor, irse al extranjero, o conseguir un trabajo en la industria. Esta última opción estaba muy restringida, las políticas neoliberales de las dictaduras y del menemato apuntaban a un vaciamiento industrial, con el objeto de mantener al país en el destino que nos asignó Inglaterra desde principios del siglo XX, cuando se hizo la distribución global de las riquezas. Los gobiernos argentinos, acataron sumisamente la orden imperial que culminó con el Pacto Roca-Runciman y completó nuestro vasallaje con la Rubia Albión.

Hace 18 años, la situación de los científicos alcanzó su peor momento cuando el Ministro de Economía Domingo Cavallo, uno de los principales exponentes de la funesta escuela de Chicago de Milton Friedman, descalificó a la científica Susana Torrado cuando con característica soberbia y misoginia, la mandó a lavar los platos.


 Situación actual del CONICET
Actualmente la situación de los científicos sufrió un vuelco totalmente favorable. Un estudio realizado por el Departamento de Recursos Humanos del Conicet, reunió datos de 6080 ex becarios del organismo entre 1998 y 2011, y después de seleccionar al azar una muestra representativa de 934, señaló que el 98% está trabajando.
De ellos, el 52% ingresó en la carrera del investigador y el 37% está empleado en otros ámbitos privados o públicos del país. De los restantes, el 10% emigró y sólo 14 se encontrarían sin trabajo (Ver Figura).
 Según Roberto Salvarezza, actual Director del CONICET, el 89% de los encuestados tiene una situación favorable en su actividad profesional. Por otra parte, más del 50% tiene ingresos por encima de los 10.000 pesos.

La anterior titular del CONICET, Marta Rovira, Doctora en Ciencias Físicas e Investigadora Principal del organismo, señaló que el CONICET es la principal institución dedicada a la promoción de la ciencia y la tecnología en la Argentina. Su actividad se desarrolla en cuatro grandes áreas: ciencias agrarias, ingeniería y de materiales, ciencias biológicas y de la salud, ciencias exactas y naturales, y ciencias sociales y humanidades. Su objetivo es claro: fomentar y financiar la investigación científica y tecnológica y las actividades de apoyo que apunten al avance en este sentido.

                                                                 Marta Rovira

 La doctora Rovira manifestó que desde 2004, el CONICET comenzó a incorporar más gente y aumentar su capacidad económica. A lo largo de seis años, el presupuesto aumentó casi un 600%, y esto se expresó en el número de becarios que se cuadruplicó en la última década, mientras que la cantidad de investigadores registró un aumento significativo. Anualmente, se están incorporando alrededor de 500 investigadores y más de mil becarios, y hoy ya son alrededor de 6300 investigadores y 8100 becarios. También están volviendo muchos científicos del exterior a través del programa Raíces, que depende del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, comentó Rovira.

La ciencia en alza en América latina
La revista Research Trends acaba de dedicar una edición a las publicaciones científicas en el mundo en la que destaca el avance de la ciencia en América latina: en la última década, el número de trabajos publicados creció más del 9% anual. Los únicos países de la región que generan más del 0,5% de las publicaciones a nivel mundial son Brasil (2,3%), México (0,7%) y la Argentina (0,5%).

Un dato singular es que la Argentina es líder en la región por el índice de citación (el número de veces en que son citados sus trabajos dividido por el número de artículos). Con un 0,9% en 2010 (cerca del promedio mundial de 1%), supera a Brasil (0,75%) y a México (0,81%).

¿La educación escolar en baja?
Ya se ha convertido en un clásico que al comienzo del año lectivo surjan los desacuerdos entre los docentes y el gobierno nacional, el provincial y el del procesado Macri. Es un tema donde ambas partes son responsables y deben poner voluntad e interés en consensuar para terminar con este flagelo.

Pero el tema que quiero destacar en este bloque es la denuncia del periodista Diego Rubinzal sobre la infiltración, primero en escuelas privadas y actualmente en algunas escuelas públicas, de la fundación internacional llamada JA (Junior Achievement). Esta entidad que diseña y dicta programas para alumnos de 5 a 21 años (nótese la amplia gama que abarca), tuvo como primer presidente a Ricardo Zinn, el autor intelectual del tristemente célebre “Rodrigazo”, que empobreció a millones de familias. Zinn también formó parte de los asesores de Martínez de Hoz. Otro elemento conspicuo de JA es Julio Saguier, miembro del Opus Dei y del directorio del diario La Nación. 


 JA está respaldada económicamente por los principales bancos y la doctrina que inculca a niños y adolescentes se opone a toda injerencia del estado, o sea pretende el estado bobo. Su culto es el libre mercado y por lo tanto, expresa un proyecto profundamente reaccionario, inaceptable desde el punto de vista pedagógico e insostenible desde una perspectiva ética. Deja entrever valores ligados con el egoísmo que exaltan el interés individual en detrimento de un proyecto colectivo. En una palabra el darwinismo social en su máxima expresión.
Fuentes:

Nora Bar. El 98% de los científicos salidos del Conicet consigue trabajo. La Nación, 22,01,2013.

Ignacio Jawtuschenko * y Leonardo Moledo. Lavar los platos. Página 12. 26/9/2009.
Diego Rubinzal. El neoliberalismo en las escuelas. Suplemento Cash de Página 12. 24,02,2013.
Editorial. El aporte de los científicos. La Nación, 26,02,2013.

viernes, 22 de febrero de 2013

DISCEPOLÍN




Enrique Santos Discepolo (Discepolin) representa para la lírica tanguera lo que Atahualpa Yupanqui para el folklore o Agustín Lara para el bolero. Sin menoscabo de valiosísimos autores de letras de tango, se puede decir que al pensar en este género musical, surge DiscepolÍn entre las primeras figuras debido a la fuerza impactante de las poesías que compuso. Incursionó además en el teatro y el cine, territorios de la vida artística que no fueron hollados por otros poetas del dos por cuatro.

                                               Enrique Santos Discépolo (1901-1951).
Discepolín nació en Balvanera el 27 de marzo de 1901, de una pareja de inmigrantes italianos. El padre egresado del Conservatorio Real de Nápoles, conocía a fondo el manejo de diversos instrumentos, sobre todo el piano y el contrabajo. Se desempeñó como profesor de música y entre sus alumnos figuró Luis Roncallo que más tarde sería un excelente compositor de tangos. 

Lamentablemente, Discepolín perdió a su progenitor cuando sólo tenía cinco años sin que pudiera endeñarle los conocimientos de la música, pero al menos se los trasmitió a través de sus genes. Cuatro años después murió su madre y pasó al cuidado de unos parientes ricos que le brindaron todas las necesidades básicas, excepto la ternura que necesitaba aquél chico solitario y tristón. Se sentía extraño en un hogar que no era el suyo y de su infancia recuerda que entre los útiles escolares tenía un globo terráqueo al que cubrió con un paño negro, porque le parecía que el mundo debía quedar así para siempre.
                        Armando Discépolo (1887-1971)
 Armando, el hermano mayor, lo rescató de ese ambiente casi monacal y lo introdujo en la vida del Buenos Aires profundo. Armando ya incursionaba en el género teatral, conocía la bohemia de la ciudad y las tertulias de filósofos de la calle que se reunían en los cafés del Once. Allí recalaban soñadores, fracasados, vividores, escritores, jugadores y gente con fuerte compromiso social incluyendo anarquistas, como Simón Radowizki, el verdugo del coronel Falcón. Entre el ruido de las tazas de café y el ambiente cargado del humo de los cigarrillos, aquél muchacho narigón, bajito y esmirriado, absorbía fascinado frases, comentarios y sentimientos que después volcaría en las exquisitas letras de Cafetín de Buenos Aires.
 
El año 1927 fue especial para Discepolín, si bien ya había compuesto la letra de Quevachaché, fue Esta noche me emborracho la pieza que sin duda lo catapultó a la fama, cantada más tarde por Azucena Maizani y Carlos Gardel. Una tarde se presentó en el Maipo con la partitura bajo el brazo, esperando que la incluyeran en la obra que se iba a estrenar. Se sentó al piano y comenzó a cantar, pero nadie lo escuchaba, tan preocupados estaban todos ante la inminencia del estreno, que director, guionista, tramoyistas y actores se desplazaban inquietos por el escenario.

De pronto al levantar la vista vio a una corista muy económica de ropas, que acompañaba el ritmo con un cabeceo mientras descendían lágrimas por su rostro pintado. Aquella imagen no se borraría más de la memoria de Discepolín quién no precisó ningún otro testimonio para comprender que había logrado alcanzar la sensibilidad que pretendía, describiendo el encuentro entre el taita que lo había perdido todo por culpa de aquella mina, que ahora era una sombra patética de la que otrora fuera una belleza irresistible.

Con impactantes trazos, Discepolín hizo una de las descripciones más lapidarias del derrumbe físico y moral de una mujer:
Sola, fané, descangayada,
La vi esta madrugada salir de un cabaret.
Flaca, dos cuartas de cogote, una percha en el escote bajo la nuez.
Chueca, vestida de pebeta, teñida y coqueteando su desnudez.
Parecía un gallo desplumao, luciendo al compadrear el cuero picoteao.

                                   Gardel y Discepolín
Ese año en que Esta noche me emborracho lo proyectó al éxito, Discepolín ingresó una noche al teatro Folies Bergere invitado por Razzano para que escuchara a la gallega que cantaba tangos. En el escenario estaba Tania acompañada por un pianista poco conocido llamado Carlos Di Sarli. Días después la visitó en el camarín con un ramo de flores, bombones y un rostro mezcla de timidez y hambre de afecto que conquistó a Tania. Nunca más se separaron compartiendo glorias y privaciones, que fueron muchas en la vida de ambos.
                          Con Tania, el amor de su vida

A fines de la década del 20 produjo Malevaje y Chorra, el único tango risueño. Los años de la depresión le inspiraron Yira yira. Sobre su letra, Discepolín comentó: “Ese tango me lo sugirieron las calles de Buenos Aires, el hombre de Buenos Aires, la rabia de mi ciudad. Yo no escribí esa canción con la mano. La padecí con el cuerpo. Quizás hoy no la hubiera escrito porque los golpes y los años serenan. Pero entonces tenía veinte años menos y mil esperanzas más”.

La revolución fascista de Uriburu, seguida de la Década Infame, lo llevaron a componer su obra cumbre: Cambalache, que trascendió todas las fronteras y tiene más vigencia que nunca. Gardel, que amaba las letras de Discepolín, no lo llegó a cantar, la muerte lo sorprendió el 24 de junio de 1935, el mismo año en que se estrenó Cambalache. La dictadura de Videla lo prohibió, probablemente porque vio su miseria e hipocresía reflejada como un espejo en aquellas letras.

De la mano de su hermano, Discepolín incursionó en el teatro, se sentía a gusto con las obras de Armando que había creado el “grotesco criollo”, un estilo caracterizado por el pesimismo y un clima depresivo, que se hace más denso a causa del uso de una comicidad grotesca. Mezcla de Fellini y de neorrealismo italiano, sus personajes son pobres y miserables, muchas veces inmigrantes, aplastados por una realidad social asfixiante. Ambos hermanos volcaron en sus obras las mismas temáticas, uno en el teatro y el otro en la poesía tanguera. Las letras de Discepolín fueron casi siempre crueles, amargas y escépticas, con poco espacio para la esperanza, pero acomodadas a la dura realidad que vivía un vasto sector de la sociedad.
                                  Mordisquito

Además de ser guionista de películas y actor de cine, se introdujo de lleno en la política abrazando sin concesiones al peronismo, al cual apoyó a través de su conocido personaje radial “Mordisquito”. Aparte de que Perón en cuanto subió al gobierno dejó sin efecto el decreto que prohibía la difusión de Cambalache, Discepolín comulgaba ampliamente con las leyes sociales de su gobierno. Esta militancia lo alejó de varios de sus amigos y le produjo una depresión de la cual no se recuperaría. 

Aquél narigón con aspecto de jockey de carreras devenido en juglar de la música rioplatense, murió pacíficamente, como había sido su vida, en los brazos de Tania el 23 de diciembre de 1951. El escritor Nicolás Olivari, aseguraba que el autor de Yira yira había sido “el perno del humorismo porteño, engrasado por la angustia”. En cierto modo, aquella metáfora era una definición discepoliana.

Fuentes:
Enrique Santos Discépolo, un artista popular. Educar. El portal educativo del Estado Argentino. http://www.educ.ar/recursos/ver?rec_id=14728
Sergio Pujol. Enrique Santos Discépolo. http://www.todotango.com/spanish/creadores/sdiscepolo.asp
José Barcia. Discepolin. La Historia Popular. Centro Editor de América latina 1971, Buneos Aires.


martes, 19 de febrero de 2013

EL BLOQUEO A VENEZUELA



La Doctrina Monroe
La doctrina Monroe, sintetizada en la frase “América para los Americanos”, fue elaborada por John Quincy Adams, sexto presidente de los Estados Unidos y atribuida aJames Monroe en el año 1823. Establecía que cualquier intervención de los estados europeos en América Del Norte o Sud América sería visto como un acto de agresión e implicaría la intervención de Estados Unidos. Fue una señal de advertencia a las potencias colonialistas europeas y también una demostración del poder hegemónico de los Estados Unidos.

Sin embargo, los gobiernos de Washington nunca pusieron en práctica la doctrina Monroe que pasó a ser un documento perdido en algún archivo de la Casa Blanca. No impidieron el bloqueo de la flota anglo francesa a los puertos argentinos, en 1839, en el célebre Combate de la Vuelta de Obligado, ni la invasión española a la República Dominicana en 1861, ni la intervención francesa en México en 1862, ni la ocupación de la Guayana por Inglaterra en 1895.

                 John Quincy Adams (1767-1848)  James Monroe (1758-1831)

Un episodio ignorado
Tampoco Estados Unidos aplicó la Doctrina Monroe cuando una flota anglo alemana bloqueó y bombardeó los puertos de Venezuela en 1902. Fue éste un episodio donde el gobierno argentino tuvo una participación importante en defensa de la soberanía de Venezuela. Este aspecto fue intrascendente para quienes confeccionaron los libros de texto de historia y que determinó que en nuestra época de estudiantes, jamás nos hablaran aquél episodio. En realidad, los acontecimientos en América latina fueron un tópico ignorado en la enseñanza escolar. Por lo tanto, vale la pena desempolvar los archivos y rememorar aquél acontecimiento.

Las causas del bloqueo
Las potencias europeas decidieron castigar a Venezuela, un país cercano a la bancarrota, con conflictos internos graves por la lucha entre caudillos. El móvil de la invasión se escudaba en el cobro compulsivo de deudas morosas y el reconocimiento de reclamos pendientes, a pesar de que sobre estos últimos el gobierno venezolano mantenía objeciones doctrinarias sustentadas en principios de derecho internacional. El otro motivo era poner a prueba la eventual respuesta de los Estados Unidos, que había adquirido envergadura después de derrotar a España, borrándola definitivamente como potencia colonial. Ingleses y alemanes suponían que la doctrina Monroe era una bravata norteamericana que no se llevaría a la práctica y no estaban equivocados.

Es así que los imperios europeos tomaron la decisión de elevar al máximo nivel de la conflictividad, un desacuerdo de características comerciales y económicas que se podía dirimir sin arrogancia, ni violencia ni soberbia.

El operativo bloqueo
El 9 de diciembre de 1902, la población ribereña y portuaria del puerto de La Guaira en Venezuela, observó sorprendida la aparición de numerosos barcos de guerra con bandera alemana, italiana e inglesa que se acercaban a la costa con aviesas intenciones. Ese mismo día, desembarcaron tropas que se apoderaron de los muelles y a medianoche, fuerzas alemanas atravesaron la ciudad para conducir sus representantes diplomáticos a bordo de la flota y así ponerlos a salvo de una eventual represalia venezolana. Los ingleses actuaron acorde en la madrugada del día siguiente.
La pequeña marina de guerra venezolana no opuso ninguna resistencia al no estar a la altura de las circunstancias ya que la componían buques de procedencia civil, armados con anticuados cañones y lanzatorpedos para uso militar. Se enfrentaban del lado europeo con una fuerza marítima de igual número, pero con una capacidad de fuego, considerablemente superior.

                          Bloqueo naval al puerto de La Guaira
 
Habiendo puesto a resguardo a sus ciudadanos, la flota europea comenzó a destruir y apresar los buques de guerra venezolanos y esto se acompañó con maniobras terrestres y tomas de fortalezas previo bombardeo de alta precisión que inutilizó sus cañones.

Si alguna arista positiva tuvo esta agresión fue lograr el inmediato cese de los conflictos internos entre venezolanos que se unieron monolíticamente con su presidente Cipriano Castro para rechazar la agresión.

Se produjeron numerosas escaramuzas y enfrentamientos, destacándose el episodio del cañonero inglés SMS Panther que al perseguir a una goleta mercante que había burlado el bloqueo, quedó varada y a merced de los cañones del Castillo de San Carlos de la Barra. Se inició un duelo de artillería donde el Panther quedó muy averiado. En represalia al día siguiente, una cañonera inglesa, bombardeó al indefenso pueblo de San Carlos causando numerosas víctimas.
                                       SMS Panther

La Doctrina Drago
En América latina se produjeron movimientos de solidaridad con Venezuela, pero sólo un país: la Argentina, protestó de manera expresa a través de su canciller Luis María Drago, quién expidió un documento doctrinal sobre la ilegalidad del cobro violento de deudas, ejercido por grandes potencias en detrimento de Estados pequeños. Por entonces, el presidente era Julio Argentino Roca y es una pena que el historiador y periodista anarquista Osvaldo Bayer, en su obsesión patológica contra Roca, no haya tomado nota de este hecho.
                            Luis María Drago (1859-1921)

Finalmente, el presidente norteamericano Theodore Roosevelt, quién al principio fue renuente a toda intervención, actuó como mediador y Venezuela formalizó el pago de la deuda que se redujo a la mitad y se realizó en forma más llevadera.

La peligrosa enmienda de la Doctrina Monroe
Las consecuencias alejadas de este conflicto no fueron beneficiosas para América latina. A través de una sustancial enmienda de la Doctrina Monroe, el presidente Roosevelt afirmó que si un país latinoamericano y del Caribe situado bajo la influencia de los EE.UU. amenazaba o ponía en peligro los derechos o propiedades de ciudadanos o empresas estadounidenses, su gobierno estaba obligado a intervenir en los asuntos internos del país "desquiciado" para reordenarlo, restableciendo los derechos y el patrimonio de su ciudadanía y sus empresas.

La enmienda constituía una carta blanca para la intervención de Estados Unidos en América Latina y el Caribe y establecer de hecho derechos "quasi o neocoloniales" sobre los países de la región.

Efectivamente, en las décadas siguientes los marines desembarcaron en varias oportunidades para destituir gobiernos que no eran afines a los intereses de las empresas del país del norte. Entronaron gobiernos militares y a través de sus embajadas presionaron y desestabilizaron gobiernos democráticos. 

¿No es curioso que nunca se nos haya enseñado en las clases de historia este episodio? Sorprende también que ni siquiera Felipe Pigna en su obra Los Mitos de la Historia Argentina lo mencione.

Estos episodios muestran claramente la importancia y necesidad de pactos como el UNASUR y el MERCOSUR, en lugar de la OEA y el ALCA que nos ponían bajo la hegemonía de Estados Unidos.

Fuentes