lunes, 23 de abril de 2018

MILOS FORMAN

Ese día de 1942, Milos Forman quien tenía 10 años faltó a la escuela porque estaba con fiebre. Su madre había echado las cortinas y él estaba descansando en la penumbra dispuesto a gozar de un día de cama. De pronto escuchó el ruido de un auto que se detenía frente a su casa. Aquello era totalmente inusual en la calle tranquila donde vivían y tuvo miedo, mucho miedo, que se convirtió en terror cuando golpearon la puerta salvajemente y se escucharon las pisadas fuertes de varias botas.

Forman tenía entonces sobradas razones para entrar en pánico. Dos años atrás la Gestapo se había llevado a su padrastro y ahora venían por su madre, quien ingresó a la habitación con el rostro desencajado, lo miró con ojos de angustia y ternura y sin decirle nada, porque tenía un nudo en la garganta, se volvió hacia el hombre que estaba detrás de ella y se la llevó. Nunca más la vería, víctima de los nazis en un campo de concentración. Esas imágenes quedaron grabadas a fuego en su memoria.

Forman acababa de ingresar al mundo de los huérfanos que en aquellos tiempos pululaban en Praga. Unos vecinos se contactaron con sus tíos que lo fueron a buscar y que se transformaron en sus padres adoptivos. Con ellos creció, estudió filmación en la escuela de Praga y revolucionó la cinematografía checoslovaca con Pedro el negro, Los amores de una rubia y Al fuego, bomberos, producidas entre 1964 y 1967.

Milos Forman (1932-2018)

El país formaba parte del sistema comunista supervisado desde Moscú y Forman sabía que no podía filmar cualquier cosa que se le antojara sin caer en la censura, pero su tolerancia se vio superada cuando en la llamada Primavera de Praga de agosto de 1968, los tanques soviéticos invadieron la ciudad. En ese momento se encontraba en París gestionando contratos con Hollywood y tomó la decisión de no regresar.

Sus primeros intentos como cineasta no tuvieron éxito y entró en un cuadro depresivo encerrado en la habitación de su hotel en Chelsea, Nueva York, hasta que dos productores, uno de ellos Michael Douglas, en busca de un director barato recurrieron a Forman. Así nació Atrapado sin salida (Someone flew the cocoo’s nest).


Atrapado sin salida, que arrasó con todos los Oscars, además de catapultar a Forman al éxito y al bienestar económico, está considerada entre las mejores películas que Hollywood haya producido, por la fuerza del guión, la calidad de los intérpretes y el mensaje social que conlleva.

El protagonista principal es Randle McMurphy (Jack Nicholson), sujeto hiperactivo, alegre, despreocupado, que por haber tenido sexo con una menor y por considerárselo un limítrofe mental es enviado a un instituto psiquiátrico. La realidad es que McMurphy se hizo pasar por tonto para evitar la cárcel.

La monotonía del lugar, las tediosas sesiones grupales y la repetitiva vida cotidiana de los internados, abrumados con pastillas tranquilizantes, es totalmente rota por McMurphy. Bajo su liderazgo, los internados comienzan a participar en juegos deportivos, ven televisión a escondidas y en una ocasión escapan transitoriamente y viven una breve aventura que los llena de felicidad, hasta que atrapados por la policía, son reintegrados a la institución.

Ratched (Louis Fletcher), directora del instituto, mujer, insípida, de técnicas ortodoxas y principios rígidos, observa con disgusto creciente, cómo la estructura del orden esquemático instaurado por ella, es alterada por este advenedizo. La oportunidad de eliminarlo se le da cuando una noche McMurphy, sobornando a uno de los guardias, ingresa clandestinamente, a varias prostitutas amigas. Se desata una gran diversión, donde abunda el alcohol, que dura toda la noche.

A la mañana siguiente Ratched contempla el desorden de botellas esparcidas, mujeres en ropas íntimas y varios internados tirados en el piso semiborrachos. Increpa a uno de ellos con graves amenazas, sabiendo que es el más lábil de todos y el paciente entra en estado de desesperación y se quita la vida. Furioso McMurphy trata de estrangular a Ratched quien es salvada por los guardianes, mientras que él es sometido a una lobotomía frontal.

Cuando regresa a la sala en una camilla, su mejor amigo, un gigantesco indio contempla con dolor que lo han transformado en un vegetal, lo asfixia con una almohada y escapa de la institución.

La película tiene varios enfoques, es una alabanza a la libertad y la creatividad, representada en la personalidad de McMurphy. También es una crítica despiadada a los métodos obsoletos, rígidos y punitorios que caracterizan a muchos institutos psiquiátricos que se limitan a mantener a los pacientes semi aletargados con tranquilizantes. Finalmente fue un alegato despiadado a la técnica de la lobotomía frontal y contribuyó al abandono total de este procedimiento.

Nueve años más tarde, Forman produce su segunda obra maestra: Amadeus, sobre la relación entre Wolfgang Amadeus Mozart y Antonio Salieri. Es una obra espléndida y atrapante, que invita a ser vista una y otra vez. La estética es impecable y lo mismo puede decirse sobre la adaptación a la época. Un aspecto sobresaliente es la forma en que el director ensambló distintas escenas con segmentos musicales y arias de la creatividad mozartiana, dándole al film un valor agregado notable. O Forman sabía mucho de música, o se supo asesorar por un experto en efectos sonoros con amplio conocimiento de la obra del genio de Salzburgo.

La película fue rodada en Praga ciudad a la que Forman regresó por primera y última vez. Era 1984 y seguía imperando el régimen comunista, pero como había adoptado la ciudadanía estadounidense, pudo regresar triunfante.

Lamentablemente esta obra maestra, adolece de un pecado original. Todo lo que se dice de la figura de Salieri es falso. En el guión se lo representa como un músico casi mediocre, que mantenía enorme envidia y celos hacia Mozart, incluso se sugiere que lo pudo haber envenenado.

Si bien Salieri es un talento muy inferior a Mozart, y aquí podemos agregar a muchos otros compositores, sus obras se siguen dando, fue popular en su época y como profesor de música, fue maestro de Beethoven y de Schubert. No tenía ningún motivo de sentir envidia por Mozart.

Ignoramos cuales fueron los motivos para que Alexander Pushkin escribiera una novela, hoy casi olvidada, sobre esta falsa relación entre ambos compositores, pero el hecho es que el tema fue retomado por el dramaturgo inglés Peter Shaffer, quien realizó la obra de teatro Amadeus, sobre la cual se basaron Forman y los productores y para hacer el guión de la película.

Es lamentable que los millones de espectadores que vieron Amadeus, se levantasen de sus butacas convencidos con la imagen de un Salieri ahogado en celos, que hizo todo lo posible para interferir con la vida musical de Mozart.

El artículo que escribo tiene dos pretensiones, por un lado hacer justicia a Salieri y por otro destacar mi admiración por Milos Forman, ese gigante del séptimo arte recientemente fallecido.


Luciano Monteagudo. El humor amargo de la tradición checa. Página 12, 14/04/2018
Elvira Lindo. Los fantasmas de su pasado. El País, 19/11/2008

Gregorio Belinchon. Muere el director Milos Forman, grande del cine europeo. El País 15/04/2018

Ronald Bergan. Milos Forman obituary. The Guardian, 15/04/2018.



miércoles, 11 de abril de 2018

LA RESILIENCIA DE ANNA AJMÁTOVA

En San Petersburgo, casi todas las mañanas, indiferente al frío y a la nieve, una mujer de unos 50 años, alta, morena y esbelta, pero miserablemente vestida, se dirige con paso rápido de su casa a la prisión de la ciudad donde se encuentra su hijo Lev Gumilyov. Es la tercera vez que lo arrestan y en esta oportunidad a su regreso después de participar en la batalla de Berlín contra el ejército nazi, pero eso no era un atenuante para el régimen Stalinista. Había sido condenado a 5 años por el solo hecho de ser hijo de esa mujer que va a las puertas de la cárcel casi cotidianamente para comprobar si él está vivo.

Ella se llama Anna Ajmátova, es una de las poetas más importantes de la Unión Soviética, pero para el stalinismo tiene un defecto muy grave: es independiente. No integra la pléyade de falsos escritores y versificadores mediocres que se prostituyeron a cambio de las migajas que les otorga el régimen y que una vez muerto Stalin pasarán a un piadoso olvido.


                                            Anna Ajmátova (1889-1966)

Su hijo está falsamente acusado de terrorismo, a igual que cientos de ciudadanos durante la feroz purga desatada después del suicidio de la esposa de Stalin. Pero la verdadera razón es que lo tienen de rehén para que a ella no se le ocurra escribir una sola estrofa de su brillante poesía. Sin embargo, la mayoría de los soldados del ejército rojo conocen y valoran sus poemas y muchos se los saben de memoria, razón por la cual durante la guerra, Anna es rehabilitada para que recite sus poesías por radio y aliente a las tropas que se hallan en el frente. Terminado el conflicto es enviada nuevamente al ostracismo. 

Anna está acostumbrada al sufrimiento, su primer esposo y padre de su único hijo, el poeta Nikolái Gumiliov, fue fusilado por los bolcheviques. Su último esposo, el historiador del arte Nikolái Punin, murió de agotamiento en un campo de concentración y sus escritores amigos como Boris Pasternak y Vassili Grossman, se han convertido, a semejanza de Anna, en leprosos sociales.

En noviembre de 1945 llega a la Unión Soviética una comisión cultural británica para sondear la actitud que tendrá Stalin hacia sus ex aliados. Entre ellos figura Isaiah Berlin, un joven profesor egresado de Oxford politólogo e historiador, que vivió en Rusia durante su infancia y por lo tanto domina el idioma y conoce la mentalidad del pueblo ruso, dos razones para que Winston Churchill lo incorporara a la delegación.

                     Isaiah Berlin (1909-1997)

Berlin se dirige a San Petersburgo donde se encuentra el Hermitage, uno de los más exquisitos museos de arte del mundo por su colección y su arquitectura. Es un paso obligado de todo turista que va a esa ciudad, pero no para Berlin quien se encamina directamente a la casa de una de las poetas que más admira: Anna Ajmátova. Ella lo recibe y él queda impresionado de la austeridad extrema en que vive. 

Paredes con la pintura descascarada, ausencia de alfombras y cortinados. Una mesa, dos sillas, un baúl y un gastado diván, son los únicos muebles del pequeño departamento sin agua ni calefacción. Un solo cuadro pone un toque de animación al melancólico ambiente, es un retrato que le hizo Amedeo Modigliani cuando se conocieron en París en 1910, quizás el mejor período en la vida de Anna en que podía viajar libremente fuera de su patria.

Hacía 25 años que no conversaba con un extranjero y aquella es una velada maravillosa que dura hasta que despunta el día. Berlin se encuentra en estado de trance, totalmente fascinado por aquella mujer tan inteligente, de modales y lenguaje suave que le relata poesías, su propia historia y le habla de escritores y poetas amigos, que como ella, están socialmente condenados. 

Randolph Churchil, el hijo de Winston, que forma parte de la comitiva, va en busca de Berlin al día siguiente a la casa de Anna. Entonces se desata la maquinaria histérica de la paranoia estalinista.

 Se acusa a la poeta de espionaje con los ingleses y su hijo recientemente liberado, es hecho prisionero nuevamente. Le cierran el acceso a todas las revistas literarias y es denigrada por la prensa oficialista, la única vigente por entonces, que sobre ella dice: “es la típica representante de una poesía carente de ideología y ajena a nuestro pueblo. Su poesía, impregnada de un espíritu pesimista y decadente que expresa los gustos de la antigua poesía de salón, anclada en las posiciones del esteticismo aristocrático burgués y decadentista –‘el arte por el arte’–, no desea marchar al mismo paso que el pueblo, es perjudicial para la educación de nuestra juventud y no puede tener cabida en el marco de la literatura soviética.”

A partir de ese momento, nadie va a visitarla, ir a su casa solo para saludarla puede significar ser arrestado bajo el rótulo de terrorista. Por un tiempo permanece vigilada durante las 24 horas del día. Le quitan las cartillas de racionamiento y eliminan sus libros.

Es entonces que ella escribe Requiem, su obra más famosa, que recién pudo ver la luz después de la muerte de Stalin. Se trata de un conjunto de poemas dolorosos dedicados a la memoria del hijo y de las madres que esperaban inútilmente. Ahí explica que en aquella Unión Soviética, los únicos que estaban en paz eran los difuntos y que los vivos pasaban su vida yendo de un campo de concentración a otro. El siguiente es un fragmento de Requiem:
Llegaron al amanecer y te llevaron consigo.
Ustedes fueron mi muerte: yo caminaba detrás.
En el cuarto oscuro gritaban los niños,
la vela bendita jadeaba.
Tus labios estaban fríos de besar los iconos,
 el sudor perlaba tu frente: ¡Aquellas flores mortales!
Como las esposas de las huestes de Pedro el Grande
me pararé en la Plaza Roja y aullaré bajo las torres del Kremlin.

Muerto Stalin, sus poemas se liberan y se expanden por el mundo, traducidos a múltiples idiomas. Puede viajar al extranjero y en 1965 recibe el doctorado Honoris Causa de la Universidad de Oxford. Un año después muere en su país a la edad de 77 años. 

En la guía turística de San Petersburgo el viajero encontrará la casa de Anna transformada en museo desde 1989, en conmemoración del centenario de su nacimiento. En el frente las placas recordatorias saludan a una de las más grandes poetas de la literatura rusa.

Antonino García Ponce. Anna Ajmátova. El Nacional. 25/02/2017.
Juan Forn. La noche en que empezó la guerra fría. Página 12, 02,04,2010.
Mario Vargas Llosa. El huésped del futuro. El País, 18,12,2005.

Elaine Fienstein. Anna Ajmátova. El Cultural, 07,04,2018.

martes, 3 de abril de 2018

COSAS VEDERES SANCHO

Definir el gobierno de Cambiemos es todo un desafío porque tiene muchas aristas, todas negativas, que complejizan su clasificación. La dificultad se incrementa cuando comprobamos que en la historia argentina no hay antecedentes de gobiernos democráticos que se asemejen al comportamiento de Macri y su gabinete. Lamentablemente encontraremos aspectos similares en los gobiernos de facto, solo falta el número de muertos y de prisioneros políticos, que por el momento con Cambiemos, si bien los hay, son escasos.

La ventaja, si es que así se la puede llamar, que tenía el ciudadano ante un gobierno dictatorial de facto, es que sabía que podía ir preso si se manifestaba contra el sistema en la forma que fuera. Como Cambiemos es una dictadura híbrida, o mejor dicho hipócrita, el ciudadano carece de certidumbre respecto de su grado de libertad.

Todos estos aspectos hacen difícil ubicar al actual gobierno, pero me atrevo a elaborar la siguiente definición: Grupo de CEOs, con conflictos de intereses, totalmente inescrupulosos en su accionar, que emplean aprietes mafiosos para lograr sus objetivos en beneficio personal, en detrimento del país y del resto de los ciudadanos que no forman parte de la élite del círculo rojo.

Aclaro algunos conceptos:
Conflictos de intereses: significan que están en ambos lados del mostrador y benefician a las empresas de donde provienen, otorgándoles obras y proyectos sin licitación alguna o fraudulentas.

Círculo rojo: terratenientes grandes exportadores e importadores, bancos y el mundo de la bicicleta financiera.

Inescrupulosos en su accionar: en Cambiemos la mentira es soberana, todos sus miembros recurren a falsas promesas, distorsión de cifras y negación total de la realidad. El artista más consumado es Marcos Peña que dice mentiras desopilantes sin que se detecte en su rostro el más mínimo cambio. En ese aspecto es admirable, no sé si hizo un curso o se trata de una condición nata.

En los otros miembros la mentira se hace más notoria, en el caso de Macri empieza a titubear y como sus discursos están plagados de falsedades, su dialéctica es una ametralladora de balbuceos, aunque gracias a cursos realizados, mejoró mucho respecto de sus comienzos como presidente.

No así la vicepresidenta Michetti, que no realizó progreso alguno y habla como si tuviera una papa en la boca, pero lo interesante de esta señora no es cómo lo dice sino lo que dice. Dentro de la extensa serie de barbaridades y estupideces que ya forman un extenso folio se destaca su última frase: “No veo la necesidad de que la historia se refiera tanto al pasado”.

Este comentario me pareció insuperable, sin embargo, Estaban Bullrich se puso a la par con su poema dirigido al feto. Parece escrito por un chico de 9 años y no por un ex Ministro de Educación. En su catálogo Bullrich tiene varias expresiones alucinantes como la que hizo ante la casa de Ana Frank en Amsterdam: “Ella tenía sueños y esos sueños quedaron truncos, en gran parte por una dirigencia que no fue capaz de unir y llevar paz a un mundo que promovía la intolerancia". ¿Alguno puede explicarme lo que quiso decir?

Recordemos también cuando Macri le pidió perdón al decrépito y totalmente desacreditado rey Juan Carlos, por habernos independizado de España: “Querido Rey: los patriotas debían haber sentido una gran angustia por tener que separarse de España".

Hace pocos días Macri hizo nuevamente gala de su ignorancia. Con motivo del aniversario del Regimiento de Granaderos a Caballo, tomó la palabra y recordó que Rivadavia hizo traer de Francia los restos de San Martín. Cuando esto ocurrió hacía 35 años que había muerto Rivadavia, pero a él no le importa, sabe que los medios hegemónicos pondrán un piadoso manto de silencio ante semejante burrada.

En  cuanto a las frases de Patricia Bullrrich, la Ministra de Seguridad, más que dar risa, preocupan. Después de echarse al gargero media botella de tinto manifiesta:
Nosotros no tenemos que probar nada. A la versión que nos da la Prefectura le damos carácter de verdad. ".
"Nosotros les vamos a dar claras instrucciones a nuestros efectivos. No van a aceptar ninguna orden ilegal, antijurídica, que invierta el Estado de Derecho, como por ejemplo que un lugar no pueda ser custodiado o que se palpe a los efectivos”.

Estos son los aspectos joviales de la gestión que hasta ahora soportamos estoicamente, y que enfrentamos con las innumerables manifestaciones y marchas contra el gobierno, junto con el hit del verano que se canta en todos los actos deportivos, obras de teatro y actos públicos: “Mauricio Macri, la puta que te parió”.

Por otro lado hay aspectos gravísimos, como el avasallamiento a la justicia. Macri es el único presidente del mundo que asumió procesado, o sea está en condiciones de asumir un juicio penal. Pocos días después un juez venal lo sobreseyó. Mientras tanto, el gobierno encarceló a varios ex miembros de la gestión anterior sin causa alguna y en medio de un show mediático, rodeados de decenas de efectivos, sacados de sus casas en piyama a la madrugada y con amplia cobertura televisiva, para que la gilada se lo crea y lo sume al consabido comodín que se tragaron sin reservas: “el gobierno anterior se afanó todo”.

Para eso, Macri cuenta con el 90% de los medios y un ejército de trolls que cacarean cotidianamente todas estas denuncias falsas y ocultan las barrabasadas mediante un aceitado medio de propaganda al mejor estilo Goebbels.

Ni siquiera los gobiernos de facto, estando en el poder, convocaron a un uniformado para felicitarlo por matar por la espalda, en este caso un ladrón, mientras escapaba. Macri lo hizo, con el policía Chocobar sentándolo a su lado en la Casa Rosada y abriendo un precedente gravísimo para expandir la doctrina del gatillo fácil.

Es notorio el desprecio que la banda de Cambiemos siente por los Derechos Humanos. En esto caso lo comprendo a Macri, durante la dictadura de Videla las empresas de la familia crecieron de siete a más de 40 a puro impulso de coimas. Si por él fuera dejaría libre a todos los genocidas, pero se lo impiden las manifestaciones multitudinarias, las protestas de innumerables organismos y las críticas del exterior. 

Le gustaría hacer desaparecer el Parque de la Memoria, pero acontece que cada vez que viene algún presidente del extranjero, una de las primeras cosas que hace es visitar el monumento de los 30.000 desaparecidos. Entonces a Macri no le queda otra que acompañarlo poniendo cara de circunstancias y rumiando bronca.

El avasallamiento, amenazas y aprietes a jueces, periodistas y sindicalistas están a la orden del día. Esto tampoco se había visto en gobiernos democráticos. Los medios lo tapan con cortinas de humo y cuando a Macri algún periodista le pregunta la razón por la que fue encarcelado Zanini, De Vido o D’Elia, responde suelto de cuerpo “la gente los quiere ver presos”. Analicemos esta frase porque a pesar de su simplismo es gravísima. En primer lugar “la gente” es la minoría de pelambre gorila que en su odio no solo los quiere ver presos sino que de poder hacerlo los descuartizaría. En segundo lugar meter preso a una persona sin razón jurídica, porque el pueblo lo quiere, se llama “linchamiento”.

Estos golpes blandos contra los gobiernos democráticos que no siguen las recomendaciones del FMI y pretenden cierto grado de independencia económica y políticas de bienestar social empezaron en Honduras. Fue cuando al presidente Zelaya lo sacaron de su casa en calzoncillos y lo expulsaron del país. La presidenta Cristina que la tenía clara protestó contra la maniobra, entonces la diva de los almuerzos frívolos señaló: “Cristina se quejó por lo de Honduras, ¿pero a quién le interesa Honduras?”. La derecha también la tiene clara.

Sin embargo, Honduras fue el comienzo de un efecto dominó que seguiría con Lugo tres años después. Detrás vino Macri que lo logró mediante elecciones limpias en las urnas, pero sucias en una campaña electoral cargada de promesas de las cuales no cumplió ninguna. Además, frente a él tenía un monigote llamado Scioli (gran error de Cristina), fácil de derrotar. 

Meses después, mediante un golpe institucional abominable Dilma fue destituida en Brasil y subió Temer y su gabinete, una banda tan corrupta como la de Cambiemos.

Es difícil combatir utilizando reglas del juego limpias, a un enemigo que no respeta la Constitución, las leyes, la moral ni la ética. Una gestión que desesperada por su fracaso económico, utilizará todos los medios para seguir gobernando por dos razones: seguir llenándose los bolsillos y porque saben que el próximo gobierno, que no sea de su sucio pelaje, los va a sentar ante los estrados judiciales aplastados por las causas en su contra.

El número de delitos económicos, administrativos y violaciones de la Constitución es tan abrumador que en cualquier país del mundo Macri sería destituido por iniciativa del Parlamento y decisión del Poder Judicial.


Es urgente que la oposición, en lugar de desojar margaritas, se unifique y elija un candidato potable e inteligente y se mueva con mucha habilidad.