domingo, 25 de enero de 2015

DECADENCIA DE DOS INSTITUCIONES

En una nota periodística, Jorge Elbaum señaló el cuestionamiento que recientemente sufrió el ex integrante de la Corte Suprema Raúl Eugenio Zaffaroni por las autoridades de la DAIA. El motivo fue que el jurista comparó el Holocausto (Shoá) que sufrieron los judíos durante la Segunda Guerra Mundial con el “genocidio por goteo” que sufren los sectores populares en América latina desde hace siglos. La declaración de la organización hebrea, que se considera autorreferencial de la comunidad judía argentina –prerrogativa como mínimo inconsulta– calificó de inaceptables las expresiones de Zaffaroni, al considerarlas una forma de “banalización” de la Shoá.

La acusación realizada por la DAIA merecería la indiferencia –sobre todo por el nivel de ignorancia que incluye– si no tuviera varias implicancias necesarias de esclarecer: por un lado, el hecho de que Zaffaroni es el más importante académico que ha trabajado temas relacionados con la discriminación en nuestro país, y quien más aportó a la enseñanza y la difusión de la problemática de la Shoá.

El comportamiento de la DAIA marca una vez más en qué medida ha desvirtuado sus objetivos originales, para transformarse en una institución que coquetea con factores de poder, ajenos a los intereses de la sociedad argentina y la fracción judía de la misma. Zaffaroni fue atacado porque es un juez “hiperkirchnerista”, prefijo que se le endilga a toda persona que no está contra el gobierno, pero también fue un mensaje a la comunidad judía intentando mostrar que la DAIA aún se interesa por la defensa del judaísmo. Una pantalla pobrísima que no alcanza para tapar la inoperancia de la institución en el caso AMIA.

En el reciente acto del miércoles 21 de enero, tanto la AMIA como la DAIA, no hicieron más que ratificar su desviado posicionamiento de los objetivos por los que fueron creadas. La presencia en el acto de la calle Pasteur del pintoresco y decadente arco opositor y la ausencia de representantes del gobierno, que dicho sea de paso fue el único que activó las investigaciones del atentado a la embajada y a la AMIA, mostró hacia qué lado tomaron partido estas instituciones.

Julio Schlosser “reclamando justicia” en el acto del 21 de enero

No es la primera actitud vergonzosa, las hubo peores y Mario Wainfeld nos recuerda, en una de sus notas, el acto relativo al tercer aniversario del atentado a la AMIA. Los asistentes se indignaron por la presencia de Corach y otros funcionarios que asistieron en representación del gobierno de Menem, el principal responsable en frenar la investigación de la causa. En esa ocasión cuando le tocó el turno como orador a Rubén Beraja, entonces presidente de la DAIA y titular de un banco en apuros, fue abucheado e insultado y muchos asistentes le dieron la espalda, una escena inolvidable, un dictamen de la concurrencia sobre el pacto entre DAIA-AMIA y el menemato. Como broche de oro de mansedumbre y capitulación, la plana mayor de la DAIA con Beraja a la cabeza fue más tarde a la Rosada para pedirle perdón a Menem.

Ruben Beraja cuando fue presidente de la DAIA tomó partido por el gobierno de Menen en lugar de apoyar a los familiares. Estuvo dos años preso acusado de liderar una asociación ilícita que causó perjuicios millonarios a ahorristas e inversores. También se le imputa el manejo discrecional de 298.600.000 dólares que el Banco Central le entregó a la entidad en concepto de asistencia financiera.

Como bien señala Jorge Elbaum en su nota de Página 12, el ansia de protagonismo, las características ideológicas de sus dirigentes y la ausencia de los judíos progresistas, hicieron que la DAIA le diera la espalda a los familiares de los muertos por el atentado. Actualmente solo agrupa a un porcentaje minúsculo de los argentinos judíos.
Ignorados por estas instituciones, los familiares formaron distintas agrupaciones. Las más críticas son Memoria Activa, 18 J y Apemia. Sus referentes más conocidos son Diana Malamud, Sergio Burstein y Laura Ginsberg, respectivamente. Hace añares que no le creen nada a Nisman. La opinión de estos grupos suele ser irrelevante  para el periodismo hegemónico y en el reciente acto, tanto La Nación como el grupo Clarín solo destacaron los discursos de los presidentes de AMIA y DAIA.


Diana Malamud, Sergio Burstein y Laura Ginsberg dirigentes de Memoria Activa, 18 J y Apemia.

Sólo el veinte por ciento de la población judía forma parte del entramado institucional comunitario de la DAIA. La inmensa mayoría restante que incluye a estudiantes, científicos, académicos, profesionales de todas las disciplinas, artistas e industriales, no se siente representada por estas instituciones, que en el caso de la DAIA es una verdadera oligarquía, ya que solo 150 votantes eligen las autoridades que son 20 individuos sin relevancia en la sociedad. Ese grupúsculo de personas pretende representar a casi el medio millón de judíos del país.

Sorprende el pesar que sus autoridades dicen manifestar por la muerte del fiscal Nisman, un personaje que mantuvo paralizada durante años la investigación de la causa y que regresó súbitamente de Europa, dejando a su hija en el aeropuerto, para fatigar incansablemente todos los medios del grupo Clarín, acusando al gobierno de pactos secretos con Irán. Las autoridades de la DAIA y de la AMIA, salieron a ensalzar a un individuo que dado lo turbio y siniestro de los hechos que lo rodeaban, merecía que adoptaran un compás de espera hasta que se aclarara el panorama de su muerte. Por el contrario vociferaron justicia y a contramano de los familiares de los muertos por el atentado, posicionaron a Nisman en el pedestal de los héroes. Su actitud no fue falta de prudencia, sino la muestra clara de cómo estas instituciones perdieron el rumbo de sus objetivos originales.

Durante gran parte del siglo XX, tanto la DAIA como la AMIA, estuvieron bajo la dirección de laboristas y socialistas. Un factor desencadenante de su origen fue defender a la comunidad judía contra las persecuciones de La Liga Patriótica –financiada por la Sociedad Rural–, la Alianza Libertadora Nacionalista, Tacuara y la aquiescente mirada del diario La Nación. Sus dirigentes arriesgaban la vida al pedir explicaciones en comisarías o en instituciones educativas donde sus hijos muchas veces eran acosados con insultos antisemitas.

Sin embargo, como señala Elbaum, después de la década del 60 estas organizaciones fueron mutando alejándose de sus ideas progresistas para convertirse en una figura más aceptada (a veces “pintoresca”) en los círculos del poder. Algunos de sus integrantes lograron ingresar al Jockey Club, la misma institución que los excluyó y los humilló décadas antes y eufóricos, se codearon con lo más rancio de la camarilla de empresarios gentiles.

Como lo señala Jorge Elbaum, con este viraje se colocaron en las antípodas de Simón Radowitzky, Marcos Osatinsky, Juan Gelman, Bernardo Verbitsky, Raúl Kossoy, Moisés Lebensohn, Elías Seman y tantos otros vinculados a las luchas solidarias y justicieras del pueblo argentino. Más aún, esos nombres de judíos "subversivos" fueron sistemáticamente borrados de los anaqueles y de la memoria o del conocimiento de la actual dirigencia. El solo hecho de difundir sus biografías empezó a ser vivido con escozor y vergüenza. No se habla de ellos porque no responden al modelo hegemónico actual.

La expresión más acabada de este giro ultraconservador se evidenció en los años ’90, al igual que en gran parte de la sociedad argentina. El neoliberalismo cambió la agenda de ambas entidades y el componente empresarial desplazó a los “activistas sociales” característicos de las décadas anteriores. El nuevo rol asumido implicó una avanzada desde donde articularse con el establishment del sistema político local y con las corporaciones empresariales y políticas.

Las componendas entre José Beraja, el menemismo, la SIDE de entonces y seguramente la CIA, se afanaron en tirar pistas falsas en relación con el atentado. El resultado fue la separación del juez Galeano y los procesamientos del ex presidente de la DAIA, del titular de la SIDE menemista, Anzorreguy, y del Fino Palacios que era comisario de la Federal. Este último irrumpió años más tarde como titular de la policía metropolitana del procesado Jefe de la Ciudad y las escuchas telefónicas ilegales a familiares de la AMIA.

Juan Carlos Galeano, Hugo Anzorreguy y Jorge “Fino” Palacios

La foto divulgada por la AMIA y la DAIA, referida al reciente acto en la calle Pasteur, donde se hicieron presentes Ernesto Sanz, Julio Cobos, Francisco de Narváez y Patricia Bullrich, la esencia de la mediocridad política argentina, atestigua que el giro conservador fue eficiente. Lejos, muy lejos, quedaron las imágenes de aquellos inmigrantes y sus hijos que colaboraron en la construcción de un país en donde la solidaridad, la justicia social y la sensibilidad hacia los marginados, eran principios esenciales de las cartas fundadoras de ambas instituciones.

Mario Wainfeld. La Historia y la Fábula, Página 12 18/01/2015.
Jorge Elbaum. La DAIA y Zaffaroni. Página 12, 06/01/2015.
Jorge Elbaum. La cooptación de las instituciones judías. Página 12, 24/01/2015.

Los que nunca cejaron. Página 12, 18/01/2015.

domingo, 18 de enero de 2015

DESLOCALIZACIONES

 La ciudad que iluminaba al mundo
Schenectady es una ciudad situada en el estado de Nueva York a 30 kilómetros de Albany, la capital del estado. En 1962 mi esposa Alicia y yo vivimos durante un año contratados como médicos. Schenectady constituía una muestra del llamado sueño americano. Habitada por un importante sector de clase media alta, exudaba bienestar y abundancia. Desde que en 1887 Thomas Edison mudó allí su incipiente industria, la ciudad no dejó de crecer. Sus cien mil habitantes vivían directa o indirectamente de la General Electric (GE), cuyas enormes instalaciones producían desde lamparitas y artefactos del hogar hasta turbinas para aviones y para represas hidroeléctricas. Schenectady ostentaba orgullosa el apodo de “la ciudad que iluminaba al mundo”. También estaba instalada ALCO, una fábrica de locomotoras diésel.

Por entonces se rumoreaba que a la GE le costaba competir con las turbinas producidas por Japón, de igual calidad, pero de menor costo. Una década después, la mayor parte de la planta de GE se trasladó a países asiáticos, donde la mano de obra es más barata, dejando cerca de cincuenta mil empleados sin trabajo. Cuando volvimos a visitar Schenectady en 2003, era una ciudad fantasma, su población se había reducido casi a la mitad y abundaban las viviendas cerradas o tapiadas. Por las calles circulaban pocos autos y la plaza de la Municipalidad, donde antes no se conseguía estacionamiento, ahora sobraban los parquímetros libres.


La calle principal de Schenectady, otrora activa y con abundante público.

Detroit: una sombra del pasado
Detroit, la ciudad del medioeste estadounidense, famosa por albergar a la industria automotriz, donde se instalaron las tres principales fábricas: General Motors, Ford y Chrysler, se presentó en concurso de acreedores en un juzgado federal del estado de Michigan. Símbolo de la industria automotriz en Estados Unidos, Detroit llega ahora quebrada a su 312 cumpleaños, con población disminuida y deudas por 18.500 millones de dólares. 

Después de haber sido una vidriera del poderío industrial estadounidense, se convirtió en la mayor ciudad de ese país en declararse en bancarrota. Entre 2000 y 2010, perdió un cuarto de millón de residentes y una población que en la década de 1950 alcanzó la cifra de 1,8 millón habitantes, batalla ahora para mantenerse arriba de 700 mil. Un recorrido por las calles de Detroit puede resultar, además de peligroso, una experiencia deprimente, calles sucias, desiertas y decenas de miles de departamentos abandonados.


Dos visiones de la periferia de Detroit

El caso de Schenectady y de Detroit, es el resultado de uno de los fenómenos más despiadados del capitalismo neoliberal: la deslocalización. La gran palabra ya está lanzada y es la estrategia que adoptaron los países ricos ante la feroz competencia de las naciones emergentes.
Deslocalización es la transferencia de una actividad productiva de un país a otro: se cierra una fábrica en Estados Unidos y se abre en China, que fabricará los mismos productos y con la misma marca, para ser en parte exportados al propio Estados Unidos. En un sentido más amplio es también la transferencia de todas o parte de las actividades productivas hacia un país emergente de bajos salarios, mediante la creación de una filial o recurriendo a un subcontratista.

La razón fundamental que impulsa a una empresa a deslocalizarse es reducir los costos unitarios de producción a través de salarios más bajos que en el país de origen. Cuando el costo de una hora de mano de obra en la industria manufacturera alcanza en promedio a 24 dólares en Alemania (ya no es tan así), 21 en Estados Unidos, 19 en Japón y alrededor de 17 en Francia, en Polonia o República Checa es de 5 dólares y en China es de 1,70.

La deslocalización es un movimiento que se aceleró a partir de 2003 y no solo se limita a la producción de manufacturas, también se extendió a los servicios: programación informática, plataformas telefónicas, prestaciones de consultoría de todo tipo.

La deslocalización constituye un mecanismo perverso porque a partir del momento en que todo o casi todo se puede producir a menor costo en otro lugar del planeta, los trabajadores de los países ricos quedan desocupados o se ven obligados a consentir maniobras de sus patrones que van en perjuicio de su salario. El temor al desempleo mina la capacidad combativa de los gremios y de los obreros. Esto no es una hipótesis ni una posibilidad, sino un hecho concreto como ocurrió con los 820 empleados de la planta de Bosch en las afueras de Lyon, Francia. La empresa les planteó que si no aceptaban trabajar con horario ampliado sin compensación salarial, la fábrica se desmontaría y trasladaría a un país asiático. No tuvieron otra alternativa que aceptar.

El “milagro alemán”: un producto de la deslocalización
En Alemania la tasa de desempleo es muy baja, por debajo de la mayoría de los países de la Unión Europea, pero el 22% de los trabajadores tienen actividades de media jornada o están en situación precaria, mientras que en Francia o Estados Unidos solo afecta al 14%. Esto le permite a la economía alemana exportar con escasa competencia de otros países, porque además de ser buenos, los productos son baratos.

El factor que permitió este logro, con mínima o nula protesta de los gremios es el temor a las deslocalizaciones. Leoni AG, la principal industria productora de sistemas de cableado para el sector automotriz, de sesenta mil empleados originales hoy cuenta con solo 4000 que trabajan en suelo alemán. En una primera oleada, la empresa deslocalizó su producción hacia los países del este y en una segunda oleada hacia Túnez, Egipto y Marruecos. En Alemania, los obreros de Leoni AG, que no están en cargos jerárquicos, cobran un salario bajo que no llega a los 2000 euros mensuales, mientras que a los bolsillos de Klaus Probst, el CEO de la empresa ingresa esa suma, pero con dos ceros más, es decir doscientos mil dólares mensuales. Esta es otra de las características del neoliberalismo, la diferencia abismal entre obreros y patrones.

   Klaus Probst, presidente de Leoni AG, muy satisfecho con los cambios.

La deslocalización junto con el juego financiero, poniendo el dinero en especulaciones bursátiles en busca de altos rendimientos mediante sofisticadas técnicas de inversión, son los nuevos elementos del neoliberalismo. A esto hay que agregarle, el fraude fiscal, con evasión de dinero no declarado por numerosos empresarios alemanes y un Estado bobo o inoperante que deja a su libre albedrío la ejecución de estas maniobras. Es posible que el resultado sea la autodesrucción del capitalismo, pero eso ocurrirá después de haber arrastrado a la miseria a enormes contingentes de personas.

Michelle York. Schenectady Hits a New Low, And There's No Edison in Sight. The New York Times, 23/11/2003.
Monica Davey, Mary William Walsh. Billions in debt, Detroit tumbles into insolvency. The New York Times, 18/07/2013.
Patrick Artus Marie-Paul Virard. La autodestrucción del capitalismo. Le Monde Diplomatique. Capital Intelectual 2009.
Olivier Cyran. Un paraíso para el empresariado. Le Monde Diplomatique Explorador 2 Alemania: Historia de una Ambición.

domingo, 11 de enero de 2015

REFLEXIONES SOBRE EL ATAQUE TERRORISTA EN PARÍS

El acto terrorista con que se inicia el año 2015 y nada menos que en la “ciudad luz”, es decir París, parece indicarnos que el crimen y la violencia van a seguir creciendo en un mundo donde las desigualdades sociales continúan acentuándose.

   Manifestaciones de repudio en París contra la masacre de Charlie Hebdo 

Todos estamos de acuerdo en que la muerte de 12 personas, entre ellos 8 periodistas del satírico y punzante semanario francés Charlie Hebdo, merece el repudio total de la sociedad a nivel universal. El hecho de que la revista haya satirizado al Islam incluyendo a Mahoma en varias oportunidades, tampoco justifica la masacre, pero hay que admitir que hubo bastante temeridad y poca prudencia de sus editores, teniendo en cuenta que Francia cuenta con 5 millones de musulmanes y que Hollande, sin necesidad alguna, está cooperando con los Estados Unidos en los bombardeos sobre países árabes.

Cuando ocurren episodios de estas características, surgen dos interrogantes ¿quiénes fueron y porqué lo hicieron? Empecemos por quienes fueron. A las oficinas de la editorial ingresaron dos encapuchados fuertemente armados, barrieron con los que allí estaban y se retiraron raudos después de lanzar varias exclamaciones de extremismo islámico. No faltaron diarios informando que algunos testigos los reconocieron. Me pregunto como hicieron ya que los dos terroristas tenían el rostro cubierto.

Los dos asesinos se fugaron en auto a gran velocidad y sabedores que la patente pudo haber sido filmada, al poco tiempo cambiaron de vehículo, pero ¡oh imprudencia!, olvidaron la cédula de identidad en el auto abandonado. En primer lugar, estos personajes jamás portan documentos cuando realizan estos operativos y es imposible que hayan cometido la torpeza de haber dejado sus datos a manos de la policía. Este tipo de estupideces es bastante propio de la CIA ¿estará involucrada? ¡Muchachos, la próxima vez que planeen un accionar de este tipo, sean un poco más sutiles! Los suponíamos más expertos después de décadas de planificar atentados.

No puedo afirmar que esta “noble institución” haya sido la organizadora del operativo contra Charlie Hebdo, pero no he detectado en los medios de información elementos sólidos demostrando que los hermanos Kouachi, fueron los verdaderos artífices.

Pasemos al segundo aspecto: para qué lo hicieron. Pero podemos reelaborar la pregunta ¿quiénes se beneficiaron con este acto terrorista? En este aspecto, se despeja toda duda, el fundamentalismo islámico, si es que fueron ellos, resultó absolutamente funcional a la derecha y más aún a la extrema derecha. A Marine Le Pen se la sirvieron en bandeja, su partido, la formación más votada de Francia en las elecciones europeas de mayo pasado, se mantiene encabezando las encuestas en los últimos meses.

                     Marine Le Pen

Para Le Pen y los xenófobos, el mundo es binario y simple: ellos representan la pureza y los principios de la sociedad francesa. Los inmigrantes, especialmente los musulmanes y los provenientes de países árabes son los intrusos, los que vienen a robarles fuentes de trabajo y a cambiar las costumbres y modo de vida de la civilizada sociedad gala. Hay que convencer al pueblo de que islam y musulmanes son sinónimo de terrorismo.

Pero hay otra Francia, es la constituida por estos sujetos de tez morena que farfullan un idioma incomprensible, que viven hacinados en guetos donde el índice de desocupación está cuatro veces por arriba del promedio nacional y que después de este atentado puede empeorar más aún. Porque la economía mundial se desliza a contramarcha del bienestar común. Va hacia el aumento de la desigualdad dentro de los países y, entre ellos, a la concentración de la riqueza en pocas manos, a los desequilibrios macroeconómicos generados por la especulación financiera y las políticas neoliberales.

Los aventureros de la civilizada Europa, cuando se lanzaron a la conquista de Asia, África y América, dejaron en sus lugares de origen el bagaje de cultura y de arte y en el caso de Francia, los principios de igualdad, legalidad y fraternidad. Desembarcaron en esos continentes con una sola idea: la rapiña y una codicia sin límites. Destruyeron culturas, civilizaciones, separaron etnias y establecieron caprichosas divisiones geográficas cometiendo genocidios de todo tipo.

Si además de obtener beneficios económicos, al mismo tiempo hubieran llevado el progreso y los conocimientos, no tendrían que enfrentarse ahora a las consecuencias de sus aventuras coloniales y militaristas que tanta destrucción sembraron en todo el mundo.

         Francois Hollande durante su discurso después del atentado

Escuché el discurso de Hollande, de tono épico y grandilocuente tratando de que el cachetazo recibido no empeore su alicaída gestión y su misérrima popularidad. Nada dijo de calmar los ánimos ni de que el extremismo islámico representa solo el 0,1% de la población árabe de Francia. Hollande es uno de los principales responsables de lo ocurrido, él y Sarkozy no hicieron nada para mejorar la situación de los inmigrantes. Además, Hollande imbuido por el afán de caer simpático ante Washington, se alineó con la política belicista del imperio y las fuerzas francesas se sumaron alegremente a los bombardeos sobre Siria e Irak. 

Total, para la balanza de valores de occidente, mil civiles muertos por los llamados daños colaterales, pesan menos que 12 franceses asesinados en el centro del mundo. Esto se aprecia claramente con solo recorrer el canónico diario La Nación, que el día jueves 8 de enero le dedicó 5 páginas llenas, más tapa, al atentado contra Charlie Hebdo. Un episodio similar en la India o en Egipto hubiera merecido una modesta columna en página interior.

Washington y el Pentágono son otros beneficiados del ataque terrorista, ahora disponen de mayor libertad para seguir matando árabes. También Netanyahu se debe estar frotando las manos y podrá endurecer más su política contra la Franja de Gaza. Por su parte Barak Obama, que se condolió por la masacre de París, primero tendría que limpiar su propia casa: las torturas en Guantánamo, los policías blancos que matan a negros por portación de cara y los bombardeos en Medio Oriente.

Lo único que le faltaba a Europa, agobiada por una crisis económica donde los más favorecidos son los bancos y las grandes corporaciones, es que una mayor ola de xenofobia ponga a los inmigrantes entre la espada y la pared y aumente el número de atentados.

La sociedad francesa y especialmente sus gobernantes, tendrían que hacer un acto de reflexión y preguntarse ¿por qué los dos terroristas eran ciudadanos del país? ¿Qué pasó que no los supimos integrar?

Como cita el periodista Eduardo Febbro desde París. “La paradoja de este atentado es tan dolorosa como absurda. Uno de los más aguerridos enemigos de la extrema derecha es precisamente el periódico Charlie Hebdo. La secuencia resulta alucinante: el fundamentalismo islámico atacó a uno de sus más meritorios antagonistas, el humor anarco-libertario del semanario satírico.”
Recientemente, se acaba de publicar en Francia con una tirada de ciento cincuenta mil ejemplares y para echar más leña al fuego, un libro altamente xenófobo llamado Sumisión. Su autor, el misógeno Michelle Houllebecq conocido por sus comentarios contra el islam, imagina a su país gobernado por un musulmán, donde el protagonista se enfrenta a la disyuntiva de elegir entre una conversión al islam, si pretende conservar su puesto en la Universidad islámica de París. Se equivoca Houllebecq, el próximo gobernante de Francia puede ser Marien Le Pen y no se va a tratar de ciencia ficción.

Muy malos vientos soplan en el viejo continente.


                                            Michelle Houlebecq

martes, 6 de enero de 2015

BREVE RESEÑA DEL PODER JUDICIAL




                                       Palacio de Justicia de la Nación

Origen y características
Hablar de la Suprema Corte de Justicia (SCJ) implica aceptar dos conceptos esenciales: la justicia independiente no existe y tampoco es apolítica. Últimamente se escucha decir que esta institución está politizada, cuando en realidad lo era desde sus comienzos en 1863, donde a través de varias décadas, fue casi incondicional a los gobiernos conservadores de turno y por lo tanto, adhería a la doctrina política y la filosofía económica agroexportadora. Por esa razón es que recién durante el gobierno de Hipólito Yrigoyen de corte popular y enfoque social, la SCJ empezó a declararle inconstitucionales muchos de sus decretos y leyes. No es natural que un grupo de 5 miembros tengan esa prerrogativa, pero nuestra constitución sí se la da mientras que en otros países no sucede así.

Se puede decir que la SCJ fue durante largo tiempo clasista y misógena. Sobre el primer aspecto queda clara la concepción elitista de este poder ya que durante toda su historia que lleva 150 años, hubo un solo miembro que provino de la clase obrera. Se trató de Antonio Sagarna surgido de una familia humilde cuyos padres eran artesanos. Su nombramiento se efectuó con acuerdo del Senado durante la presidencia de Marcelo Torcuato Alvear.

El carácter elitista de la SCJ también se evidenció a través de sus fallos prohibiendo las manifestaciones y considerando a los sindicatos como asociaciones ilícitas. Porque si bien se aceptaba la idea de la soberanía popular, el pueblo real era considerado ignorante, supersticioso, y por ende no se hallaba preparado para gobernar, misión que correspondía a la clase ilustrada de la sociedad.

El rótulo de misoginia que arrastra la institución está avalado porque recién en 2005, Carmen María Argibay, recientemente fallecida, fue la primera mujer que integró la Corte.


                                        Carmen María Argibay (1939-2014)

Durante las primeras décadas, la mayoría de los miembros de la SCJ ni siquiera eran jueces de carrera. Según Zaffaroni más allá de algunas normativas, la mayoría de la existencia de la justicia estaba bajo la penumbra del poder colonial español, muchas leyes, usos y costumbres provenían de la época de la colonia. Por lo demás, la estructura judicial se inspiró casi en su totalidad en la ultraconservadora corte de los Estados Unidos.

La primera SCJ
Se consideró conveniente no establecer un número fijo de jueces, sino dejar esto librado a la ley que dicte el Congreso. De tal manera, la ley 27, sancionada en 1862, estableció que la Corte se integraba por cinco jueces, y un procurador general. Entonces, siendo presidente Bartolomé Mitre, fueron escogidos para integrar la Corte los Dres. Francisco de las Carreras, Salvador María del Carril, José Barros Pazos, Francisco Delgado y Valentín Alsina.
Debido a que Valentín Alsina declinó su nombramiento, en una primera época la Corte funcionó con sólo cuatro ministros, hasta el ingreso en junio de 1865 de José Benjamín Gorostiaga.

Los comienzos de la Corte fueron de gran modestia y austeridad. Instalada en un local de la calle Bolívar entre Moreno y Belgrano, contaba con un personal muy reducido, que en un principio se limitó a un secretario, un ujier y un ordenanza.

Hubo gran homogeneidad entre aquellos ministros, ya que todos estaban imbuidos por las mismas ideas en lo político y en lo económico, pero vale la pena resaltar la personalidad de uno de ellos: Salvador María del Carril, inteligente, ambicioso e inescrupuloso, cuyo comportamiento le acumuló un bagaje de antecedentes que no eran precisamente los adecuados para desempeñar el cargo de juez supremo.

                Salvador María del Carril (1798-1883)

Del Carril en 1826 fue nombrado gobernador de San Juan y redactó la primera constitución de esa provincia. Rivadavia lo convocó para que sea su ministro de economía y desde ese puesto firmó el ruinoso y tristemente célebre empréstito con la Baring Brothers. Puso todos los recursos del Estado, incluyendo los lingotes de oro, como garantía para los préstamos, decisión que según el historiador Vicente Fidel López fue la más absurda que se haya concebido en país alguno.

Del Carril fue el instigador principal del asesinato a Dorrego. Utilizando la adulación, la persuasión y la imploración, terminó convenciendo al obtuso general Lavalle de que matar a Dorrego era hacer un bien a la patria y que había que ejecutar el fusilamiento sin realizar juicio previo alguno.
Durante el gobierno de Rosas Del Carril perdió todos los cargos y se exilió en Brasil y desde allí recibió muchísimas acusaciones de corrupción. Participó en múltiples intentos golpistas contra Rosas y en 1838 formó parte de la comisión que proponía la libre navegación de los ríos, por lo que fue apoyado por el gobierno francés cuya flota bloqueó el Rio de la Plata. Del Carril fue nombrado Comisario de Abastecimiento de la flota francesa, cargo que le permitió enriquecerse en forma ilícita. Según expresiones de Lucio Mansilla, como ministro de la SCJ, Del Carril no redactó nada y casi no hay registro de su paso por ese cargo.

La SCJ avala el golpe de Uriburu y rompe la legitimidad constitucional
Cuando Yrigoyen fue derrocado por el golpe militar del general fascista Félix Uriburu, la misma corte que había formado parte del gobierno radical, ante la alternativa de ser reemplazada, claudicó vergonzosamente y avaló la dictadura. Así lo señala la cláusula 2 del dictado de la Corte en esa ocasión: “Que ese gobierno se encuentra en posesión de las fuerzas militares y policiales necesarias para asegurar la paz y el orden de la Nación, y por consiguiente para proteger la libertad, la vida y la propiedad de las personas, y ha declarado, además, en actos públicos, que mantendrá la supremacía de la Constitución y de las leyes fundamentales del país, en el ejercicio del poder.”
“Que tales antecedentes caracterizan, sin duda, un gobierno de hecho en cuanto a su constitución, y de cuya naturaleza participan los funcionarios que lo integran actualmente o que se designen en lo sucesivo con todas las consecuencias de la doctrina de los gobiernos de facto respecto de la posibilidad de realizar válidamente los actos necesarios para el cumplimiento de los fines perseguidos por él.”

La firma de los supremos fue convalidada por el Procurador General de la Nación Horacio Rodriguez Larreta, antepasado del “Guasón” actual jefe de Gabinete del Gobierno del Procesado Jefe de la Ciudad.


Miembros de la Corte Suprema que avalaron el golpe militar del 30. De izquierda a derecha: Antonio Sagarna, José Figueroa Alcorta, Ricardo Guido Lavalle, Roberto Repetto y Horacio Rodríguez Larreta.

Llama la atención que esta ruptura de la legitimidad constitucional no haya recibido la merecida crítica de la historia. La convalidación de la primera dictadura militar por la SCJ fue un pésimo antecedente que desprestigió y debilitó a esta institución que se doblegaría ante futuros golpes o sus integrantes serían desplazados de un plumazo, por los uniformados de turno. Además, constituyó un precedente jurisprudencial que contribuyó a debilitar el sistema político y el respeto a la Constitución.

La “mayoría automática”
En 1990 la SCJ fue aumentada por Carlos Menem de cinco a 10 miembros, subiendo en cantidad, pero tocando fondo en calidad. Por su total genuflexión al gobierno se la conoció como “la mayoría automática”. Durante la presidencia de Néstor Kirchner los magistrados Julio Nazareno, Adolfo Vázquez y Guillermo López renunciaron ante la posibilidad de resultar destituidos por juicio político, mientras que Eduardo Moliné O’Connor fue removido de su cargo al poco tiempo.


              Juez Julio Nazareno, presidente de la “mayoría automática”

Desde entonces, la SCJ ha mantenido un comportamiento que podría rotularse como prolijo, pero conserva desde sus orígenes ese lenguaje críptico que solo ellos entienden y una actitud monárquica que es un sello distintivo de cualquier otra corte del planeta. Haciendo excepción a esta regla se encuentra el juez Eugenio Zaffaroni quién por sus antecedentes, su fama internacional y el amplio conocimiento del derecho, es sin duda alguna el mejor magistrado que tuvo la CSJ en toda su historia.
  

                                        Juez Eugenio Zaffaroni

En un plano inferior se encuentran los jueces donde abundan los corruptos, los que responden a partidismos políticos y los que han sido comprados por la prensa hegemónica, especialmente el grupo Clarín. Son jueces que emiten cautelares que frenan leyes del Congreso, que cajonean y demoran medidas para que prescriban las causas que no le convienen al poder financiero o a grandes empresas incluyendo los medios hegemónicos y que les encantan los juicios de alto contenido mediático. Un ejemplo típico es el juez Claudio Bonadio.


                                                Juez Claudio Bonadio

Ramiro Dos Santos Freire – Diana María Queirolo. Semblanza de los primeros ministros de la Corte Suprema de Justician de la Nación.


Conferencia de Sergio Wischñevsky, el 7 de mayo 2014 en el Instituto de Revisión Histórica Dorrego.

Tulio Halperín Donghi, La República imposible (1930 – 1945), Biblioteca del Pensamiento Argentino V, Buenos Aires, Emecé, 2007.

Gerardo Ancarola. Reflexiones sobre la función política de la Cortes Suprema en los gobiernos de facto. http://www.ancmyp.org.ar/user/files/1999/06.pdf


Sergio Wischñevsky. Historia de la Suprema Corte de Justicia. Serie de conferencias en el Instituto Nacional Manuel Dorrego. Año 2014.