viernes, 22 de noviembre de 2013

FRANCISCO DE MIRANDA

Un espíritu universal
Habría que indagar meticulosamente en la historia para encontrar otro personaje tan activo y polifacético como Francisco de Miranda. Participó en la independencia de Estados Unidos y en la de Venezuela, fue protagonista en la Revolución Francesa y uno de los cerebros que estimularon a San Martín y a Bolívar a realizar las campañas de liberación del continente americano. Formó parte de las filas del ejército español, el francés, el ruso y el venezolano y en cada uno se desempeñó con tal eficiencia y valentía que fue condecorado y recibió los grados de coronel, mariscal y comandante.

                           Francisco de Miranda (1750-1816)

Estrechó las manos y se codeó con los hombres más importantes y diversos del siglo XIX como George Washington, Napoleón Bonaparte, Catalina la Grande, Federico II de Prusia, Simón Bolívar, José de San Martín, el duque de Wellington, La Fayette, Samuel Adams y Gregorio Potemkin. Su nombre figura entre los grandes en el Arco de Triunfo de París y su retrato forma parte de la Galería de los Personajes en el Palacio de Versailles.

Sebastián Francisco de Miranda, nació en Caracas el 28 de marzo de 1750, hijo de padre mestizo y madre blanca, fue el primogénito de 9 hijos e hijas del matrimonio. El hecho de ser hijo de madre blanca le permitió a Miranda asistir a la Universidad, de lo contrario hubiera sido imposible en aquella sociedad dominada por los mantuanos, compuesta de blancos criollos nacidos en América.

Miranda cursó estudios en la Universidad de Caracas y a la edad de 20 años emigró a España hastiado de ver el estigma que pesaba sobre su familia, hostigada permanentemente, por ser su padre mestizo. Desde el momento en que desembarcó en Cádiz comenzó a escribir un diario personal que alcanzó a tener 64 volúmenes encuadernados que siempre llevó consigo. También a través de sus viajes, formó su propia biblioteca con toda clase de autores y distintos idiomas, porque Miranda, además del castellano, dominaba el francés, el inglés y el italiano. Entre sus favoritos estaban los pensadores franceses condenados por la Inquisición que pronto empezaría a perseguirlo sin darle tregua.

Campañas en España y Estados Unidos
Miranda consiguió ingresar como capitán en el Regimiento de Infantería de la Princesa, participando en diversas batallas, especialmente en la de Melilla, donde los españoles triunfaron contra el sultán de Marruecos gracias a un plan estratégico por diseñado por Miranda. En una acción militar en Argel estuvo a punto de morir quedando herido en ambas piernas. La vida del joven capitán oscilaba entre las batallas y sus amantes, mientras eludía el brazo temible de la Inquisición que lo asediaba por su espíritu rebelde y profano.

En 1779, España quedó involucrada en la guerra de Independencia de Estados Unidos a cambio de recuperar La Florida. Allí en la batalla de Pensacola, los ingleses fueron derrotados y Miranda fue ascendido al grado de Teniente Coronel por su labor en la planificación y estudio del terreno. Mientras cumplía una misión militar en La Habana, llegó contra él una orden de arresto de España liberada por la implacable y perseverante Inquisición.

Logró escapar embarcándose a Estados Unidos donde entabló relaciones con George Washington y Samuel Adams, los artífices del nuevo país. Estudió profundamente la estructura social, económica y política de aquella nación y en sus ratos libres adquiría más libros para su clandestina y censurada biblioteca, sin descuidar involucrarse en nuevos escarceos amorosos. En Nueva York estuvo a un paso de contraer matrimonio con la hija de la familia Livingston perteneciente a la alta sociedad neoyorquina, pero el seductor Miranda, si bien tenía aquí su futuro asegurado, no estaba preparado para la vida sedentaria. Su espíritu aventurero clamaba por nuevas correrías. Guardó en las maletas sus mayores tesoros que eran sus libros y agendas y partió raudo hacia Inglaterra.

Europa y la Revolución Francesa
Después de 56 días de viaje en barco, desembarcó en Londres el 10 de febrero de 1785, allí se encontró con su amigo William Smith quien se desempeñaba como secretario en la flamante embajada de Estados Unidos en el Reino Unido. Juntos partieron hacia Prusia para observar las maniobras militares que preparaba Federico el Grande. El embajador español le proporcionó una carta de presentación para el ministro de España en Berlín, pero detrás de su amabilidad estaba el propósito de apresarlo cuando llegara al puerto de Calais. El fino olfato de Miranda le hizo sospechar que se trataba de una maniobra y junto con su amigo cambió de rumbo hacia un puerto holandés.
Excepto España, que lo consideraba un espía y además era la sede de la Inquisición que no le perdonaba sus libros ni sus ideas, Miranda recorrió toda Europa durante nueve años. Se entrevistó con Joseph Haydin en Hungría quien interpretó ante él una de sus piezas para piano y fue introducido en la corte de Catalina la Grande y su amante el príncipe Potemkin.

En 1791 atraído por la Revolución Francesa, participó en varias campañas en las conquistas de los Países Bajos, llegando a detentar el grado de Mariscal de Francia luchando bajo el mando de Charles Dumoriez. A partir de 1793, la paranoia de terror implantada por los jacobinos, no tuvo reparos en encarcelar a Miranda, pero su elocuente defensa y sus antecedentes, lo salvaron de la guillotina.

Organización de la independencia de América latina
Oculto bajo un disfraz regresó a Inglaterra donde formó la Gran Hermandad Americana, la logia masónica que junto con Simón Bolivar, José de San Martín y Bernardo O’Higgins iniciaría el proyecto de liberación de América. Las guerras de la independencia fueron sin duda, la contribución más grande de Miranda. Tuvo la visión de un gran imperio que agrupara a todos los territorios que estaban en poder de españoles y portugueses desde la margen derecha del río Mississippi hasta la Tierra del Fuego. El imperio, al cual llamó Colombia, estaría bajo la dirección de un emperador hereditario llamado Inca para apaciguar a las etnias indígenas y tendría una legislatura bicameral.

El 19 de abril de 1810, Venezuela inició su proceso independentista, por lo que Simón Bolívar persuadió a Miranda para volver a su tierra natal con el grado de general del ejército. Fue uno de los que firmó el Acta de la Declaración de la Independencia de Venezuela el 5 de julio de 1811. Asumió la presidencia con poderes dictatoriales, tras ser nombrado Dictador por el Congreso con el rango de Generalísimo.

Sobrevino una gran invasión de fuerzas españolas y Miranda trató de llevar a cabo una contraofensiva, pero la caída de Puerto Cabello (bajo el comando de Simón Bolívar) a manos de los realistas, la rebelión de los esclavos de Barlovento así como el creciente número de los ejércitos españoles que lo atacaban, le hicieron imposible resistir.

Temiendo una desastrosa derrota, Miranda firmó un armisticio con los españoles en julio de 1812 en la ciudad de San Mateo. Mientras esperaba en el puerto de La Guaira para embarcarse al exterior, un grupo de oficiales dirigidos por Bolívar, lo apresaron y entregaron al que hasta entonces había sido líder del movimiento independentista. Bolívar más tarde se arrepentiría de esta acción.

Después de tres años de encierro en el calabozo del penal De las Cuatro Torres del Arsenal de la Carraca en San Fernando, España, la muerte lo sorprendió a la edad de 66 años el 14 de julio de 1866.

              Francisco de Miranda en la prisión. Óleo de Antonio Michelena

Los restos de este titán de la historia se encuentran en una fosa común y no han podido ser identificados, pero Venezuela lo honra con monumentos, calles y plazas que llevan su nombre. En los libros escolares de texto de historia de nuestro país; Miranda es citado en algún párrafo perdido y recién en los últimos años se lo está reivindicando.

Fuentes:
Christopher Minster. Francisco de Miranda, precursor of Latin American Independence. About.com. Latina American History. http://latinamericanhistory.about.com/od/latinamericaindependence/a/09fmiranda.htm
Miranda, Francisco de. Encyclopedia Britannica. Tomo 8, 1995, Chicago.

Felipe Pigna. Los Mitos de la Historia Argentina. Tomo 2. Editorial Planeta, Buenos Aires.

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