lunes, 28 de marzo de 2011

Libertad de prensa



Un grupo de trabajadores del diario Clarín, hartos de maltrato, de no ser escuchados, de ser perseguidos incluso con cámaras en las áreas donde trabajan y de negárseles todo tipo de actividad gremial, bloquearon la distribución del “Gran Diario Argentino” como se autotitula Clarín.
Clarín aúlla mientras La Nación se queja amargamente de la obstrucción y amenaza a la libertad de prensa. Para ello convocó a varias de sus plumas favoritas que inician sus columna con títulos catástrofe: “Un país que camina hacia el autoritarismo” de Joaquín Morales Solá, “Todos los derechos están en riesgo”, de Julio María Sanguinetti, “Inquina contra la libertad de prensa”, Beatriz Sarlo y por supuesto, la editorial del diario “Gravísimo e impune ataque a la libertad de prensa”. Esto va a seguir varios días más con el apoyo de los periodistas de los canales de Clarín.
La libertad de prensa reina en la Argentina en forma absoluta y es oosceno decir que esté afectada por un hecho puntual donde los trabajadores defienden sus derechos. La Nación se queja de que el gobierno no mandó la policía a reprimir. ¿Cuando desde el año 2003 hasta la fecha el gobierno reprimió un piquete? Menos lo va a implementar para favorecer a Clarín.
El diario Clarín mientras tanto, ha venido violando sistemáticamente las leyes aprobadas por el Congreso, principalmente la de antimonopolio que no la cumplió. Tampoco cumplió la redistribución de la grilla y a esto debemos agregar el hecho gravísimo de la forma en que Clarín se apoderó de Papel Prensa y que su dueña Ernestina de Noble y Magneto están bajo sospecha de apoderarse de dos hijos de desaparecidos. Aun no se pudo comprobar esto último por la sencilla razón que desde hace 10 años los abogados de Ernestina vienen obstaculizando todas las medidas adoptadas por distintos jueces para que se investigue a sus hijos “adoptivos”.
Si los médicos de un hospital declaran el paro y no atienden los pacientes como ocurrió en otras oportunidades, ¿no es acaso más grave que la suspensión por un día de la distribución del diario, que por otra parte se ha convertido en un pasquín político desinformante? Para Clarín, la huelga médica merecería unas pocas líneas en páginas interiores. Aquí se desató una histeria del monopolio mediático, con la SIP y ADEPA, respaldándolos, entidades conformadas por los propios dueños de los monopolios.
La Nación y Clarín que ahora cacarean sobre la libertad de prensa durante los años negros de la dictadura, callaron y la apoyaron. A ellos no los cerraron porque eran funcionales al proceso.
Estamos en un año de elecciones, la oposición está desorientada, dividida y sin proyectos. La prensa monopólica es la única carta que le queda a los intereses afectados para atacar diariamente al gobierno, distorsionando, ocultando y magnificando la información.
De todas maneras, creo que si bien la medida de los trabajadores es justa, política y tácticamente es inconveniente, porque la caja de resonancia la tiene el monopolio mediático no ellos.
En su columna Beatriz Sarlo relata ingenuamente la siguiente anécdota: “Me acerqué al kiosco y escuché que decían “Estamos peor que nunca” Dije lo que digo siempre en ese caso: "Peor estábamos con la dictadura militar". Mis interlocutores me miraron como si yo fuera marciana: "¿No sabe que no salió Clarín?". Lamentablemente, para un sector de la población de mentalidad fascista, que no salga el diario Clarín un día, es peor que los treinta mil desaparecidos, la rifa de la industria nacional, el corralito y la mordaza, persecución y desaparición de muchos periodistas que durante esos años intentaron expresarse con cierta libertad.