lunes, 6 de mayo de 2019

EL DÚO CÓMICO DEL SIGLO


Si una película cómica filmada en 1930, la vemos nuevamente habiendo transcurrido ochenta años y nos hace reír, significa que sus protagonistas eran geniales, o al menos muy buenos. Esto sucede con el dúo más brillante en la historia de la risa: Stan Laurel y Oliver Hardy, que en los países de habla española no son otros que el Gordo y el Flaco.


Los cines rebalsaban cuando las carteleras los anunciaban y las salas estallaban de risa. Recuerdo una escena que me pareció magistral. El Flaco volvía de la guerra, junto con otros combatientes, muchos de los cuales habían sufrido heridas graves y habían quedado discapacitados. Las autoridades del puerto habían dispuesto en el muelle varias sillas de ruedas para la ocasión. El Flaco desciende del barco y mientras espera la llegada del Gordo se sienta en una de las sillas. Al verlo, a su compañero se le llenan los ojos de lágrimas, lo alza con ternura y lo lleva de un lado para otro. Trata de buscar un taxi y lo deja al Flaco en el suelo cuando regresa, éste lo está esperando perfectamente de pie. ─Tu no me dijiste que podías caminar ─le espeta indignado el Gordo ─ tu no me lo preguntaste le contesta el Flaco.
            Arthur Stanley Jefferson nació en Inglaterra en 1890 y Oliver Norvel Hardy vio la luz dos años después en el barrio de Harlem de Nueva York. En 1927 el destino los encontró en Hollywood y se transformaron en la pareja más perfecta de la comicidad. Veamos brevemente los inicios de cada uno.
            Arthur Stanley llevaba el teatro en la sangre ya que creció en el seno de una familia de actores. Desde muy joven no solo participó como intérprete en las tablas británicas, sino que también fue guionista. A la edad de 11 años ya formaba parte del conjunto actoral de Fred Karno donde también se encontraba el casi desconocido Charles Chaplin. La compañía viajó a los Estados Unidos en dos oportunidades durante las cuales Stanley solía suplantar a Chaplin hasta que éste adquirió alas y se asentó definitivamente en Hollywood donde produjo en el arte de la cinematografía un talento creativo que sigue maravillando al mundo.
            Cinco años después Stanley siguió el mismo camino que Chaplin y se radicó en California donde realizó varios cortos de comicidad. Fue entonces que decidió que su nombre era demasiado largo para las carteleras y lo cambió por el de Stan Laurel. Poco tiempo después conoció a quien sería su compañero inseparable tanto dentro como fuera de las cámaras.
Oliver Hardy provenía de una familia de prosapia y de guerreros sureños, ambos en decadencia, pero de buena posición económica ya que su madre regenteaba varios hoteles. La afición de Hardy por el teatro y por el canto proviene de la contemplación de las diversas actuaciones de cómicos que la madre contrataba para amenizar los momentos de ocio de sus clientes. Un día en Madison, su ciudad natal del estado de Georgia, se abrió una sala de cine. Corría el año 1910 y se trataba de cortos mudos y Oliver quedó fascinado con el nuevo fenómeno de las imágenes en movimiento. En esa época recibió el mote de “Baby”, que le duró por el resto de su vida.


En 1917 se trasladó a Los Ángeles donde trabajó sin contratos en varias películas y en una de ellas participó junto con Laurel, en una actuación que despertó el interés de Leo McCarey, supervisor y guionista de los estudios Roach. McCarey poseía un olfato agudísimo para detectar talentos y celebridades y consideró que actuando en forma independiente ninguno de los dos iba a llegar muy lejos, pero actuando en dúo adquirían una alquimia mágica basada sobre la perfecta explotación de sus físicos y caracteres contrapuestos.


Stan Laurel (el Flaco), representaba a un personaje tímido, inocente, no dejaba de cometer torpezas que indefectiblemente terminaban afectando a los dos. Entonces Oliver Hardy (el Gordo) lo recriminaba y el Flaco empezaba a sollozar. Ambos tenían estereotipos, el Flaco ponía cara de inocente o de no entender nada mientras se rascaba el mechón de pelo parado que tenía sobre la cabeza. El Gordo jugaba con su corbata y la enrollaba, mientras lanzaba una sonrisa con cara de circunstancias a un tercer personaje al cual habían afectado con las torpezas del Flaco. Pero inmediatamente el Gordo olvidaba los desatinos de su amigo y el dúo mantenía la armonía que invariablemente era interrumpida por un nuevo desacierto del Flaco.
            A diferencia de Chaplin que cuando salió el cine sonoro decidió abandonar a su personaje Charlot, Laurel y Hardy se incorporaron con entusiasmo a la nueva tecnología manteniendo el estilo rozagante que los hizo famosos. Mientras en los Estados Unidos sus películas se presentaban con los nombres verdaderos de ambos, en el resto del mundo los bautizaron con distintos apelativos. En los países de habla española eran El Gordo y El Flaco, en Alemania eran Dick und Doof (Gordo y tonto), en Italia Stanio e Ollio, en Suecia Helan och Halvan (El uno y la mitad), y no faltaban los motes en otros alfabetos como el cirílico, el hebreo, el árabe, el chino, etc. Las aventuras y las personalidades adoptadas por el dúo ejercieron enorme influencia en actores como Alec Guinnes y Peter Sellers, en escritores como Jerome Salinger y Samuel Beckett y en pintores como el surrealista René Magritte. Fueron recreados por imitadores cientos de veces en el mundo del music hall, en los shows de cabarets, en las fiestas de disfraces y en los programas de la televisión.


            En la vida real sus caracteres eran los opuestos a los representados en la ficción. Laurel colaboraba en los guiones, era un adicto al trabajo y permanecía hasta altas horas refinando las tomas y corrigiendo los diálogos. Por su parte Hardy dedicaba la mayor parte de su tiempo libre al golf que era su pasión y donde ganó varios premios. La actividad fílmica de ambos es una de las más prolíficas, cerca de cien cortometrajes y alrededor de 25 largometrajes. En cuanto a la vida privada, la de Laurel fue caótica, se casó en cinco oportunidades y se divorció otras tantas hasta que encontró a Ida Kitaeva, una hermosa rusa de papeles secundarios en el mundo de Hollywood, que lo acompañó hasta el final de sus días.
            Oliver Hardy sufrió un derrame cerebral que lo confinó en silla de ruedas hasta su fallecimiento el 7 de agosto de 1957. Stan Laurel nunca pudo recuperarse de la ausencia de su amigo y compañero de trabajo y se negó a seguir filmando, porque para él, el Gordo y el Flaco habían muerto. Lo mismo pensó el resto de la humanidad que los siguió y admiró.
  
Stan Laurel y Oliver Hardy. Biografías y vidas. Disponible en: https://www.biografiasyvidas.com/biografia/l/laurel_hardy.htm
AlohaCriticón. Laurel y Hardy (el Gordo y el Flaco). Aloha Criticón. Disponible en: https://www.alohacriticon.com/cine/actores-y-directores/laurel-hardy/
Martin Chilton. Todo empieza y termina con ellos, nadie pudo mejorarlo. Página 12, 28/10/2018.
Oscar Ranzani. Aquel viejo dúo inolvidable. Pagina 12.  08/04/2006
Daniel Dopierala. Stan Laurel. Biography. IMDb. Disponible en https://www.imdb.com/name/nm0491048/bio?ref_=nm_ov_bio_sm


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