viernes, 4 de noviembre de 2016

MANZI: LA SUBLIMACIÓN DE LA METÁFORA


Tengo dos caminos: ser hombre de letras o hacer letras para los hombres”.
Homero Manzi

El 1 de noviembre de 1907, hace 109 años, nacía una de las más brillantes letras del tango. Este artículo lo recuerda y le agradece la belleza de sus poemas inolvidables.



                          Homero Manzi (1907-1951)

Encuentro en una esquina
Cátulo Castillo vivía en la calle Loria al 1400, era el año 1923 y él, que solo tenía 17 años, ya mostraba su talento como letrista y compositor de la música ciudadana. En esa época Cátulo practicaba boxeo y ese día iba caminando hacia el ring del barrio silbando su primer gran éxito “Organito de la tarde”. 

Cuando iba a cruzar la esquina, se le aparece un muchacho de pantalones cortos y le dice: “Yo sé que vos sos Cátulo, mirá tengo una letrita ¿sabés?, que se llama “El ciego del violín”. ¿No te gustaría ponerle música? Cátulo leyó el papel y le gustó. “¿Cómo te llamás?”, le preguntó al otro. “Homero Manzioni, le respondió y desde ese momento surgió una estrecha amistad de la que solo los separaría la muerte de Homero en 1951. 

Así como Cátulo Castillo hacía su debut con “Organito de la tarde”, Homero lo hizo con ese tango que pasó a llamarse “Viejo ciego”. En ese primer encuentro estaba otro muchacho, un flaco larguirucho de anteojos, que Cátulo lo presentó como Sebastián Piana quien más tarde sería compositor, pianista y director de orquesta. Piana hizo la música de varias letras de tango de Homero como “Milonga del 900”, “El Pescante” y para Cátulo, nada menos que “Tinta Roja”.

Infancia
Homero Nicolás Manzione nació en 1907 en Añatuya, un pueblito que surgió del empalme ferroviario de Santiago del Estero, una casi desértica provincia del noroeste argentino.

Su padre, Luis Manzione, probaba fortuna como discreto hacendado rural. Como Homero formaba parte de una familia de 9 hermanos, debemos pensar que a su madre, Ángela Prestera, apenas le alcanzaba el tiempo para todos los cuidados de la casa. A los 7 años, ella lo llevó a Buenos Aires y lo puso pupilo en el colegio Luppi, en pleno barrio de Pompeya.

Diría más tarde Homero: “Yo era un provinciano otario que se quedaba con la boca abierta mirando un tranvía”. En su camino a la escuela pasaba por el terraplén del ferrocarril y sus ojos fueron grabando esos escenarios que más tarde volcaría en letras como Barrio de tango y Sur, dos de sus obras cumbre.

El golpe del 30
Tras un breve período en el periodismo, Manzi trabajó como profesor de literatura en los colegios nacionales Mariano Moreno y Domingo Faustino Sarmiento hasta 1930. Desde muy joven se afilió y militó en la Unión Cívica Radical, siendo uno de los exponentes más lúcidos de la línea yrigoyenista y un activista de la Reforma Universitaria cuando transitó por la Facultad de Derecho. En ese movimiento se metió a fondo repartiendo panfletos y trompadas contra un grupo de estudiantes de ultraderecha llamado “El Círculo”.

El 6 de septiembre de 1930 fue un día fatídico no solo para el país, sino también para Homero. El golpe militar de Félix Uriburu, mal llamado revolución, e inspirado por Estados Unidos tuvo consecuencias gravísimas para el país. Instaló el precedente de futuros golpes militares y fue una dictadura, de neto corte fascista, entregada a los capitales foráneos. 

En cuanto a Homero, fue expulsado de sus cátedras de profesor por el solo hecho de ser yrigoyenista, estuvo varios meses entre rejas con el traje a rayas en la cárcel de Las Heras y cuando lo soltaron, se transformó en un desocupado.

Podemos decir que aquí se produjo un punto de inflexión en su vida ya que decidió dedicarse por entero al arte; organizó una compañía de danza con la que salió de gira por el interior del país, por Chile y por Perú. Por esa época ya estaba de novio con Casilda Iñíquez Vildósola y ambos contrajeron matrimonio el 31 de diciembre de 1931. En esos días compuso “Milonga sentimental” con letra de Sebastián Piana y cantada por Carlos Gardel. Homero recortó su apellido y de Manzioni, pasó a llamarse Manzi, pero para sus amigos seguía siendo “Barbeta por la personalidad de su barba limitada al mentón.


Cuatro talentos del tango. De izquierda a derecha: Cátulo Castillo, Homero Manzi, Sebastián Piana y Pedro Maffia.

El surgimiento de FORJA
Cuando la dirección de la Unión Cívica Radical, se alejó de los principios fundacionales del partido, hábito que parece ser reiterativo en esta fuerza, para adoptar una línea conservadora, se unió al grupo que conformó FORJA (Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina), junto con Arturo Jauretche, Raúl Scalabrini Ortiz , Luis Dellepiane y otros más). Este movimiento preconizaba el retorno a los principios federalistas de la Constitución.

Durante esos años redobló su producción literaria, e incursionó en el cine. Adaptó en colaboración con Ulyses Petit de Murat la novela La guerra gaucha, de Leopoldo Lugones. Ese año fundó Artistas Argentinos Asociados, junto con Petrone, Demare, Sebastián Chiola y el productor García Smith.

Manzi frente al peronismo
El historiador Horacio Salas al referirse a la evolución política de Manzi señaló: "incluso durante la campaña presidencial de 1946, Homero Manzi continuaba militando en la UCR y -en contradicción con sus posturas frente al alvearismo- ni siquiera se alejó cuando el comando Unionista dispuso la formación de la “Unión Democrática." 

Su simpatía por el radicalismo la expresó en Milonga del 900, uno de las pocas letras de tangos que tiene una clara connotación política:

Soy del partido de todos y con todos me la entiendo,
Pero váyanlo sabiendo, soy hombre de Leandro Alem.”

Recién a fines de 1947 Manzi se acercó al peronismo por lo cual fue expulsado de la Unión Cívica Radical, lo que motivó que el 16 de diciembre de 1947 pronunciara un discurso en horario central por Radio Belgrano en el cual entre otros conceptos dijo que "Perón, es el reconductor de la obra inconclusa de Yrigoyen. Mientras siga siendo así, nosotros continuaremos creyéndole, seremos solidarios con la causa de su revolución que es esencialmente nuestra propia causa. Nosotros no somos ni oficialistas ni opositores: somos revolucionarios".

En 1948 fue electo presidente de SADAIC. Ese mismo año dirigió Pobre mi madre querida, sobre guion propio. En 1950 repitió con El último payador. Para ese entonces, sin embargo, se encontraba ya gravemente enfermo de cáncer. Seguía produciendo poesías, colaborando sobre todo con Aníbal Troilo, para quien escribiera la letra de “Sur”.

Estando internado en el hospital decidió hacer un homenaje a Enrique Santos Discépolo con música de Troilo. Sabiendo que su muerte era cuestión de días, quiso despedirse del narigón.

El 3 de mayo de 1951 Homero Manzi falleció en Buenos Aires y su amigo Aníbal Troilo le dedicó el tango “Respono”. Siete meses después, el 23 de diciembre de 1951, Discépolo siguió el camino de Homero.

El poeta
Manzi elevó la poesía tanguera a las más grandes alturas, con letras exquisitas, donde la metáfora fue reina. Incursionó además en géneros musicales como el vals y la milonga y en todos lo hizo en forma magistral. Utilizó con frecuencia ese tipo de composición poética conocido como “elegía”, en que se lamenta la pérdida de alguien o cualquier otro acontecimiento digno de ser llorado. Es muy difícil hacer una selección de las letras de Homero, por razones de espacio elegí Malena, Ninguna y Fuimos.

Malena escrita en 1941, es una joya tanto musical como lírica y parece que Homero la escribió para Nelly Omar, al menos así lo sostuvo ella toda su vida. La música es de Lucio Demare, que como suele ocurrir se inspiró en un café y la escribió de corrido. Debido a que, tanto la letra como la música, se prestan para que el cantor y la orquesta se luzcan, Malena fue interpretada por numerosos conjuntos y la cantaron Azucena Maizani, Héctor de Rosas, Roberto Goyeneche, Edmundo Rivero, Roberto Rufino y Adriana Varela. Pero una de las versiones más logradas es la de Susana Rinaldi. Hacer click para escuchar la versión con Leopoldo Federico https://www.youtube.com/watch?v=OgmYbL0TpM4

…Tus ojos son oscuros como el olvido,

tus labios apretados como el rencor,
tus manos dos palomas que sienten frío,
tus venas tienen sangre de bandoneón.
Tus tangos son criaturas abandonadas
que cruzan sobre el barro del callejón,
cuando todas las puertas están cerradas
y ladran los fantasmas de la canción.
Malena canta el tango con voz quebrada,
Malena tiene pena de bandoneón.


Otro tango dedicado a la mujer es Ninguna, escrita en 1942 con música de Raúl Fernández Siro.

…No habrá ninguna igual, no habrá ninguna,
ninguna con tu piel ni con tu voz.
Tu piel, magnolia que mojó la luna.
Tu voz, murmullo que entibió el amor.
No habrá ninguna igual, todas murieron
en el momento que dijiste adiós….


Fuimos, escrito en 1945 con música de José Dames, es metáfora pura. Se destaca la versión de Aníbal Troilo con la voz de Alberto Marino.

Fui como una lluvia de cenizas y fatigas
en las horas resignadas de tu vida
Gota de vinagre derramada,
fatalmente derramada, sobre todas tus heridas.
Fuiste por mi culpa golondrina entre la nieve
rosa marchitada por la nube que no llueve.
Fuimos la esperanza que no llega, que no alcanza
que no puede vislumbrar su tarde mansa.
Fuimos el viajero que no implora, que no reza,
que no llora, que se echó a morir….



Rescató la milonga que estaba un poco olvidada y junto con el pianista Sebastián Piana la jerarquizó en piezas como Milonga sentimental, Milonga del novecientos, Milonga triste y Betinotti.

Manzi también revindicó la música negra y lo hizo con tal mimetismo que mereció los elogios del gran poeta afrocubano Nicolás Guillén. Sus versos acunaron a la negra María, consolaron a la mulata abandonada, e invocaron al Papá Baltasar en nombre de los chicos pobres.

Sin embargo, fue en el tango donde Manzi volcó toda su capacidad creativa. A diferencia de otros grandes, empleó poco o nada el lunfardo. Horacio Salas en su obra “Tango” afirma al referirse a Manzi, que tuvo un "un lenguaje depurado, literario, pero al mismo tiempo popular. Con innegable influencia lorquiana". No cabe duda, en algunas de sus canciones se nota una relación intertextual con Federico García Lorca.

Manzi fue un prolífico escritor tanto en el género de la poesía como en la política, pero nunca escribió un libro, porque en lugar de ser hombre de letras decidió escribir letras para los hombres. Cátulo Castillo lo homenajeó con hermosos versos y Aníbal Troilo que lo consideraba su mejor amigo le puso música y así salió esta pieza brillante que se llama A Homero.

Fueron años de cercos y glicinas,
de la vida en orsay, del tiempo loco.
Tu frente triste de pensar la vida
tiraba madrugadas por los ojos...
Y estaba el terraplén con todo el cielo,
la esquina del zanjón, la casa azul.
Todo se fue trepando su misterio
por los repechos de tu barrio sur.

Vamos,
vení de nuevo a las doce...
Vamos
que está esperando Barquina.
Vamos...
¿No ves que Pepe esta noche,
no ves que el viejo esta noche
no va a faltar a la cita?...
Vamos...
Total al fin nada es cierto
y estás, hermano, despierto
juntito a Discepolín...

Ya punteaba la muerte su milonga,
tu voz calló el adiós que nos dolía;
de tanto andar sobrándole a las cosas
prendido en un final, falló la vida.
Yo sé que no vendrás pero, aunque cursi,
te esperará lo mismo el paredón,
y el tres y dos de la parada inútil
y el resto fraternal de nuestro amor...


·         Julio Nudler. Semblanza de Homero Manzi. Todo tango. http://www.todotango.com/creadores/ficha/48/Homero-Manzi
·         Norberto Galasso. Homero Manzi. http://elpancholacoca.blogspot.com.ar/2011/04/homero-manzi-por-norberto-galasso-ayer.html
·         Osvaldo Vergara Bertiche. Homero Manzi, el poeta elegíaco. Cultura y Nación. http://culturaynacion.blogspot.com.ar/2007/07/homero-manzi-el-poeta-elegaco.html



2 comentarios:

  1. Oswaldo C de Maryland4 de noviembre de 2016, 12:26

    Gracias, Ricardo, por escribir tan magnífica reseña sobre el autor de la letra de "Malena", uno de mis tangos favoritos.

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  2. "Fuimos", cantado por Susana Rinaldi, siempre fue uno de mis tangos favoritos

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