sábado, 21 de mayo de 2016

LA NARANJA MECÁNICA

Neurobiología del comportamiento moral
La moral es un código de valores y costumbres que guían las conductas sociales. La piedra angular en la que se basa, es el concepto de evitar causar daño a los demás y deriva de la denominada “regla de oro de la moral”, que se remonta a una obra literaria del antiguo Egipto llamada El campesino elocuente, donde se registra la famosa frase: “No hagas a tu vecino lo que no quieres que te hagan a ti”.

Los sociópatas carecen de emociones morales, de empatía, de conciencia y de remordimiento ante los actos cometidos. Si bien tienen dificultad para distinguir entre las transgresiones morales y los comportamientos normales, poseen un conocimiento de la moral normal y del razonamiento.

Deshilvanando La naranja mecánica
Los casos de sociopatía y psicopatía, dos trastornos que poseen más semejanzas que diferencias, han sido temas favoritos de la literatura y de la industria cinematográfica plagadas de personajes que entran dentro de estas categorías. Pero ante la necesidad de seleccionar, sin duda la más representativa es la novela La naranja mecánica de Anthony Burgess, llevada a la pantalla por el genial Stanley Kubrick.


                                                  Anthony Burgess

La Naranja Mecánica
La película fue terminada en 1971 y el guión sigue fielmente la trama de la novela que pertenece a la literatura distópica, o sea una utopía perversa donde la realidad transcurre en términos opuestos a los de una sociedad ideal.

El terror y la violencia, aspectos de la conducta de los individuos humanos, son centrales en La naranja mecánica. Alex, el personaje principal, y tres compañeros deambulan por las calles de Londres después de haber ingerido drogas estimulantes. Los cuatro visten en forma similar con buzos y pantalones blancos ajustados, botas y galeras negras que contrastan con la ropa. Provistos de bastones, también negros, agreden a los vagabundos que encuentran en el camino hasta dejarlos moribundos, violan, asaltan y viven en estado de descontrol absoluto.



                                  Malcolm McDowell, en el papel de Alex.

Los protagonistas utilizan un lenguaje con abundantes expresiones nadsat, una jerga adolescente ficticia, mezcla de palabras basadas en el idioma ruso, ciertos términos del cockney (el lunfardo londinense) y palabras inventadas por el propio Burgess. Alex, el jefe de los drugos, que así se autodenomina la banda, ejerce terror físico y psicológico sobre sus compañeros y ellos, a su vez, lo aplican sobre los demás. Finalmente éstos, cansados de su tiranía, le tienden una celada y lo dejan a merced de la policía.

                                  Los drugos en una de sus andanzas delictivas

El programa Ludovico
Hoy Alex es considerado un sociópata, el trastorno psíquico de las personas que pierden la noción de la importancia de las normas sociales, como las leyes y los derechos individuales. El paciente es consciente del daño que produce, pero carece totalmente de empatía y remordimiento. Posee una visión distorsionada de la autoestima, una búsqueda constante de nuevas sensaciones (que pueden llegar a extremos insólitos), deshumaniza a sus víctimas y siente indiferencia absoluta ante las consecuencias de sus actos.

Alex es el individuo ideal para el Estado de la Inglaterra ficticia, que considera que puede recuperarlo para la sociedad. “En lugar de tenerlos indefinidamente presos, los transformamos en personas que pueden convivir con el resto de la gente”. Esta era la idea del gobierno.

El programa (ficticio), llamado Ludovico, se presenta ante los medios de comunicación y la opinión pública, como la superación de una vieja etapa de la democracia autoritaria y alejada de la ciencia. Obviamente, existe connivencia entre el gobierno y el equipo de científicos, médicos y psicólogos que manejan el programa.

Alex, después de haber firmado el consentimiento, es llevado a un recinto donde lo sitúan frente a una pantalla y le colocan unas pinzas metálicas que le impiden cerrar los párpados. Por lo tanto, se ve forzado a observar escenas de extrema violencia durante largos períodos mientras está bajo los efectos de una droga que le provoca náuseas. Después de varias sesiones, Alex queda totalmente incapacitado para reaccionar ante situaciones de violencia, incluso en defensa propia, o de tocar a una mujer desnuda que lo provoca. Al término del tratamiento, Alex es dado de alta y liberado de la cárcel.

El programa Ludovico, a semejanza de la lobotomía frontal, es un arma de doble filo. Alex fue privado de la capacidad de adoptar decisiones éticas, por lo tanto, la bondad no es posible en él, porque la bondad es algo que se elige y, cuando el hombre no puede elegir, cesa de ser hombre.


                                      Alex sometido al programa Ludovico.

La novela de Burgess plantea el peligro del empleo de estas técnicas si fueran aplicadas a disidentes o enemigos políticos por sistemas dictatoriales. En este aspecto, sigue la línea de sus predecesores en literatura distópica.

Sin embargo, no es necesario recurrir a la ficción para enfrentarse con estos procedimientos. En 1949, el portugués Antonio Egas Moniz recibió el Premio Nobel en Medicina por desarrollar el método de la lobotomía frontal. Decenas de miles de personas con distintos tipos de trastornos mentales fueron sometidas a este tratamiento y, a diferencia de Alex, muchas veces sin consentimiento previo. Como resultado, quedó un tendal de gente discapacitada y no fueron pocos los que fallecieron.

Los autores ingleses se distinguen por ser proféticos como el 1984 de Orwell, donde en muchos países, incluyendo el nuestro, los medios dejaron de ser sistemas de información para abanderarse detrás de un sistema político-económico de neoliberalismo extremo donde un periodismo corrupto y mercenario, transmite mentiras y reportajes sesgados. 

La naranja mecánica de Anthony Burgess, es una premonición de lo que puede pasar si la técnica de la realidad virtual inmersiva, que por ahora se utiliza con fines terapéuticos, se pueda destinar para torcer la voluntad y la moral de las personas. Ver en El Mordaz Ficción o realidad http://elmordazblog.blogspot.com.ar/search?q=realidad+virtual


Bibliografía
  • Bär, Nora. Desentrañan claves de la conducta social. La Nación, Buenos Aires. 8 de noviembre de 2009.
  • Beehler, R. Containing violence. Ethics. 1982; 92:647-660.
  • Burgess, Anthony. A clockwork orange. Penguin Books. United Kingdom. 1972.
  • Einzmann, S. Trastorno antisocial de la personalidad. Mente y Cerebro 2010; 43:34-40.
  • López-Ibor Aliño, Juan J. & Valdés Miyar, Manuel (dir.) (2002). DSM-IV-TR. Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. Texto revisado Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. Barcelona: Masson. ISBN 978-84-458-1087-3.
  • Rabadán Fernández, Eliseo. La violencia y el terror en La naranja mecánica [en línea]. El Catoblepas. Disponible en http://www.nodulo.org/ec/2004/n034p10.htm. Consulta: octubre de 2011.
  • Tierney, A. J. Egas Moniz and the origins of psychosurgery: a review commemorating the 50.th anniversary of Moniz's Nobel Prize. Journal of the History of the Neurosciences. 2000; 9:22-36.



6 comentarios:

  1. Riky. Sugiriendo?. Sociópatas es lo correcto para varios. Dios los crio y éllos se juntaron.

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  2. Oswaldo C de Maryland21 de mayo de 2016, 15:00

    Muy bien escrito, Ricardo. No sabía que una versión de la Regla de Oro fué escrita en el Egipto de los faraones. En la Biblia se la encuentra por primera vez en el Antiguo Testamento (Tob 4:15). La regla es un resumen de la ley natural moral y por lo tanto pienso que la proponen distintas religiones. En el Nuevo Testamento, se nos exige aún más, ya que se nos obliga a amar incluso a nuestros enemigos (Luc 6:27).

    Las investigaciones sobre la neurobiología de la moralidad son también interesantísimas. Parece que hay una cierta región de la corteza cerebral humana que nos permite "captar" conceptos morales. Mira, por ejemplo, el resumen de este trabajo:

    http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/?term=bechara+hauser+cortex

    Abrazos,

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  3. Buenísimo el artículo Oswaldo, me puede servir para la parte cultural de fascículos que hacemos para los laboratorios. Los estudios por imágenes hicieron un gran progreso en localizar las zonas que se activan ante determinadas actividades cognitivas, pero es un mínimo avance en el conocimiento de las funciones cerebrales. No sabemos cómo se integran entre sí, no sabemos prácticamente nada. Te doy un solo ejemplo ¿cómo es el mecanismo por el cual no recordamos un nombre y al cabo de unos minutos o quizás horas surge ese nombre? ¿Qué trabajo hizo el cerebro mientras nosotros estábamos realizando otras actividades y ya nos habíamos olvidado de lo que no recordábamos?
    Las neurociencias tratan de resolver estas incógnitas, pero se enfrentan ante el cerebro humano, la máquina más compleja del universo (hasta que aparezca una civilización extraterrestre más avanzada).
    Abrazo

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  4. julito de Laferrere23 de mayo de 2016, 11:38

    Él y Triaca van a incorporar a 50.000 jóvenes en McDonald’s con un sueldo que recién el año próximo apenas superará los $8000, un salario equivalente a dos cajitas feliz x día. Ese es el gran aporte del gobierno para paliar el desempleo.
    Veremos cómo reaccionan los dirigentes sindicales ante el veto soberbio de Macri. Si no se ponen a la altura de las circunstancias las bases los van a sobrepasar.

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  5. Desde 1811 hasta hoy, las "Fiestas Mayas", y su coronación el 25, en cuanto asomaba el sol, fueron siempre del pueblo que despidió a un virrey y asumió "per se" el gobierno, con una junta de locales. Cada período político le dio su impronta, pero, lo permanente fue la presencia popular, bien para "saber de qué se trata", bien para apoyar lo tratado, bien para fruncir el ceño, pero, siempre el pueblo en la Plaza. Carreras de sortijas, palos enjabonados, desfiles tradicionalistas y de los otros, Te Deum laudamus, recitales musicales variados, galas líricas en el Colón, todo fue válido, durante más de doscientos años, para que el sol del 25 tuviera siempre una fiesta para iluminar.
    Hoy, nos dice la policía que la Plaza está vacía.Ni sortijas, ni discursos, ni galas, sólo las infaltables palomas y el adusto Cabildo nos recuerdan que esa Plaza de Mayo fue la Plaza Mayor de nuestra Historia.
    Hoy, los empresarios amigos y/o socio del Presidente se han de reunir en una comida íntima, (400 invitados, en lugar de 40 millones), en la Quinta de Olivos, en lugar de en las plazas del país.
    El motivo no es despedir a un virrey sino, por el contrario, dar la bienvenida a los casi 30 funcionarios desembarcados de organismos financieros, comerciales y políticos internacionales a quienes se ha colocado en posiciones clave de las finanzas, de las relaciones exteriores y de la política a-social.
    Los 200 años de aquella manifestación explícita de hacer realidad lo que había comenzado el 25 de mayo, cumplida el 9 de julio, llegan en medio de explícitas manifestaciones de un gobierno que considera cualquier acto de independencia y soberanía como un acto de indisciplina perjudicial para la armonía de "su" mundo.
    San Mart,in decía ,sobre el ministro de Rivadavia, García, "que era muy frío para las cosas de la Patria". Hoy estamos en el polo.
    JC

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    1. Ayer dolía la Plaza de Mayo, falta que en su miedo Macri excave fosas y ponga cocodrilos o pirañas para que no ingrese el pueblo y no participe de los festejos.

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