martes, 8 de julio de 2014

COLTÁN


                                                        Coltán

Una adolescente sentada en el ómnibus se comunica por Facebook con su novio. Un científico prepara la conferencia que tiene que dar esa tarde ordenando en su tablet las proyecciones en formato Power Point. Dos niños compiten a distancia utilizando el videojuego de su computadora.
Cada una de estas personas es consciente de la enorme capacidad informativa que les brindan los equipos que están utilizando, una verdadera revolución en el conocimiento y la comunicación. Sin embargo, todos ellos ignoran que estos artefactos de alta tecnología son el resultado final de una cadena de producción cuyo punto de origen es a fuerza de mano de obra semi esclava, de obreros y mineros que trabajan en las peores condiciones y con una altísima mortalidad. Esta tragedia que muestra el aberrante inicio del siglo XXI gira alrededor de una sola palabra: coltán.

El nombre de la esclavitud se llama nuevamente blackberry


El blackberry con que sujetaban a los esclavos y el blackberry actual

En tiempos en que en los Estados Unidos imperaba la esclavitud, los terratenientes sureños encadenaban a los esclavos colocándoles en el tobillo una argolla de hierro unida por una cadena a una pesada bola. Se llamaba blackberry y así dormían los negros traídos de Africa en las barracas para que no pudieran escapar. Hoy en día un blackberry significa algo mucho más sofisticado, ya que se trata de un celular multifunción. Sin embargo, como una trágica ironía, estos aparatos son el producto del trabajo esclavo de los descendientes de aquellos africanos que murieron en las plantaciones de algodón de los estados sureños, sujetos a sus blackberries.

El trasfondo siniestro del coltán
El coltán es un mineral que tiene ese nombre por su contenido en dos metales que son columbita y tantalita, utilizados en varios componentes de la tecnología digital. Es muy escaso en el planeta y la República Democrática del Congo posee en las sierras de la zona de Goma el 80% de coltán.

La naturaleza bendijo al Congo con tierras fértiles, extensos bosques con árboles de los que se extrae el caucho y bajo tierra posee diamantes, oro, uranio y coltán. Sin embargo el Congo es un país pobre, con una expectativa media de vida que apenas araña los 50 años, alto índice de analfabetismo, precario sistema de salud, un PIB que lo ubica en el puesto 112 y el número 158 entre las naciones más pobres del mundo.

Todo comenzó con el rey Leopodo
En la Conferencia de Berlín en 1885, las potencias europeas se repartieron África dividiendo a su capricho el continente, separando etnias y tribus en forma arbitraria que décadas más tarde serían fuente de innumerables enfrentamientos y guerras locales. El más beneficiado fue el rey Leopoldo de Bélgica a quién le tocó el Congo, territorio gigantesco al que manejó como un feudo personal produciendo la más brutal de todas las colonizaciones y un genocidio que superó los seis millones de habitantes. Los esclavos debían traer diariamente una cuota de caucho y además los alimentos para su familia y para la fuerza de ocupación. A medida que se fue agotando aquella emulsión lechosa que emanaba de los árboles, los recolectores tenían que alejarse cada vez más en su búsqueda lo cual hacía cada vez más difícil cumplir con la cuota exigida. El no cumplimiento de la misma significaba latigazos, mutilaciones y muerte.
Recién en 1960 el Congo se constituyó en una República independiente, pero la situación de sus habitantes no mejoró. Ver La tragedia del Congo 


Viaje al infierno del coltán
La mina de coltán de Rubaya se encuentra en la zona montañosa de Masisi cerca de la ciudad de Goma. Forma parte de un parque nacional, lo que no impidió que se talaran miles de hectáreas de bosque, se expulsaran tribus enteras y se acabara con el 90% de la población de gorilas que tenían allí su hábitat.


       Mineros de Masisi, la mayoría son niños y adolescentes

Miles de personas trabajan a diario en esta mina, parte a cielo abierto, parte en profundas galerías. Era de propiedad pública hasta que sus explotadores se agruparon en cooperativas para gestionar mejor sus recursos. Aunque de sus entrañas sale mucho dinero, en Rubaya no hay hospitales ni colegios. Tampoco luz ni electricidad. En temporada de lluvias la montaña se derrumba y engulle con ella a muchos de los trabajadores negros constituidos en gran parte por adolescentes que reciben entre uno y dos dólares diarios, mientras que en Europa, un obrero recibe de 25 a 40 dólares la hora en trabajos no riesgosos. Las viviendas de los mineros son chozas de una sola habitación hecha de palos y plásticos. Los trabajadores no tienen ni casco ni botas para caminar sobre el suelo barroso, solo tienen zapatillas y muchos están descalzos y los accidentes mortales son hechos cotidianos.

Al llegar a la cumbre de la mina, se logra divisar a través de la niebla a cientos de figuras que con métodos arcaicos de picos y palas extraen tierra y piedras que luego cargan en bolsas sobre sus espaldas. Semejan zombis en una danza fantasmal. Todo es cráter y lluvia.




                            Mineros

La escalada de precios del coltán comenzó hace relativamente poco tiempo y tuvo que ver con el uso de tantalio para la fabricación de microchips de nueva generación que permiten que las baterías de los teléfonos móviles y las tablets, tengan vida más prolongada. Los precios se dispararían aún más, unos años antes del año 2000, cuando comenzaron a escasear las reservas de coltán en Brasil, Australia y Tailandia.
La mina está próxima a la frontera con Ruanda y es este país y no el Congo, el principal beneficiario de la explotación del coltán. La ONU envió expertos a la zona que produjeron informes lapidarios con éxito muy relativo.
Un verdadero infierno en la que el mundo cerró los ojos por claros intereses económicos. Mercenarios extranjeros alimentan los enfrentamientos tribales cambiando armas por el coltán, están pagados por el mundo civilizado, el mismo que utiliza las materias primas con olor a muerte, el mismo que mandó a los cascos azules a no hacer nada.

En el último decenio, las grandes transnacionales Nokia, Ericson, Siemens, Sony, Bayer, Intel, Hitachi, IBM y muchas otras han obtenido el material de esa zona para lo cual se han formado una serie de empresas (la mayoría fantasmas) asociadas con los grandes capitales, los gobiernos locales y las fuerzas militares rebeldes para la extracción del coltán y de otros minerales como el cobre, el oro y los diamantes industriales. Entre las más nombradas aparecen la Barrick Gold Corporation, de Canadá, la American Mineral Fields (en la que George Bush padre tenía intereses) y la surafricana Anglo-American Corporation.

A Ruanda y Uganda, los dos países principales beneficiarios de la explotación del coltán, los países centrales además de cancelarles parte de sus deudas externas los consideraron “modelos de desarrollo económico”. Como denunció Kofi Annan, antes de abandonar su cargo de secretario general de la ONU, “la guerra del Congo se libra por el control de sus riquezas naturales, con la anuencia y el apoyo de las naciones desarrolladas que han provocado un inmenso desastre humanitario en ese país”.




Mapa de la República del Congo que muestra la zona de la mina de coltán (flecha). Se aprecia que el país está fragmentado en tres grupos completamente antagónicos, manteniendo entre ellos un conflicto permanente.

Fuentes
-Pedro Pozas Terrado. Proyecto Gran Simio (GAP/PGS – España). www.proyectogransimio.org
-Raquel Villaécija, Alberto Rojas. Viaje al infierno del coltan. El Mundo, 19/12/2013
-Hedelberto López Blanch. El trasfondo económico del coltán. Rebelión. http://www.rebelion.org/noticia.php?id=76377

-Miguel del Pino Luengo. Coltán: el mineral de la guerra. Libertad Digital Opinión. http://www.libertaddigital.com/opinion/miguel-del-pino/coltan-el-mineral-de-la-guerra-70814/

10 comentarios:

  1. Muy interesante articulo Ricardo, como siempre con buena fuente bibliografica. Enrique.

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  2. ricardo, soy cristina deluca.participamos de un seminario en el instituto dorrego.te agradezco toda la informacion que me envias.respecto de esta, algo habia leido, es sin duda la hipocresia que existe, donde y lamentablemente, los grandes negocios e intereses son los que controlan los gobiernos.saludos y nos vemos pronto en el dorrego.-

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  3. Julito de Laferrere9 de julio de 2014, 9:57

    Voy a la “besada masiva y pública” como modo de protesta ante la visita del primer mandatario ruso a la Argentina, Vladimir Putin.

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  4. Julito de Laferrere (el verdadero)9 de julio de 2014, 10:34

    Parece que apareció un clon mío con un mensaje confuso

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    1. Juanita Alcachofa9 de julio de 2014, 12:20

      Ya me parecia que semejantes incoherencias no eran propias de Ud. Julito. Aprovecho para agradecer a Don Ricardo el nuevo blog.

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  5. EN NOMBRE DE NARIGA, VANDERBROELE, FORCIERI Y TODOS LOS AMIGOS...VIVA LA PATRIA!!!!

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  6. Florencio García repelotudo.
    LTA a la vuvuzela,
    escribe todo a la misma hora!!!

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  7. Estercita de Haedo13 de julio de 2014, 9:53

    Reitero que aquí también tenemos trabajadores semiesclavos: son lo peones que trabajan en las estancias del presidente de la Sociedad Rural Argentina

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  8. Causalidad llegar a tu blog Ricardo buscando el significado de la palabra "mordaz"; y sí lo es.
    Gracias por esta útil información, saludos!
    Ana

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