miércoles, 16 de noviembre de 2011

BELLEZA Y METÁFORA DE LA LÍRICA TANGUERA


No cualquiera puede escribir letras de tango; se requiere un pasado duro, ser hombre de la noche y escribir en un bar acompañado de una copa de vino o sorbiendo el café y mascullando la suerte esquiva. Borges, una de las plumas más brillantes del siglo veinte, compuso letras de tango o, más bien, de milongas y, sin embargo, pese a que fueron cantadas por excelentes vocalistas, hay algo en ellas que no convence, que no suena real. No pudo transmitir el espíritu de los personajes, ni de los aspectos físicos del arrabal, sus patios sus calles, sus cafés y sus bailongos. Quizás porque no se codeó con ese mundo, no era hombre de la noche.

Hasta los años 30, salvo excepciones, las letras de tango tenían aire prostibulario, hablaban del malevo, del cafishio y las traiciones de amor. Muchas eran poesías de gran fuerza y belleza y perdurarán para siempre, pero fue entonces que aparecieron aquellos gigantes que elevaron la lírica hacia alturas que ningún otro género de música popular pudo alcanzar. Homero Manzi, Homero Expósito, Cátulo Castillo, Enrique Cadícamo y otros más, fueron dueños y señores de la metáfora.

En sus letras, las expresiones del lunfardo están prácticamente ausentes y sin embargo son tango puro, pero con una belleza creativa no alcanzada hasta entonces. Se pueden citar algunas estrofas que muestran el talento volcado por estos autores:

Un pedazo de barrio, allá en Pompeya,
Durmiéndose al costado del terraplén.
Un farol balanceando en la barrera
y el misterio de adiós que siembra el tren.
(Barrio de tango, de Homero Manzi, con música de Aníbal Troilo)

Llegabas por el sendero,
delantal y trenzas sueltas.
Brillaban tus ojos negros,
claridad de luna llena.
(Milonga triste, de Homero Manzi, con música de Sebastián Piana)

                                        Homero Manzi

¿Qué duendes lograron lo que ya no existe?
¿Qué mano huesuda fue hilando mis males?
¿Y que pena antigua hoy me ha hecho tan triste,
triste como el eco de las catedrales?
(La novia ausente, de Enrique Cadícamo, con música de Guillermo Barbieri)

                              Enrique Cadícamo

La vi llegar- caricia de su mano breve-
La vi llegar-alondra que azotó la nieve-
Tu amor puede decirse, se funde en el misterio
De un tango acariciante que gime por los dos.
(La vi llegar de Julián Centeya con música de Enrique Francini).


Ya da la noche a la cancel su piel de ojera.
Ya moja el aire su pincel y hace con el la primavera.
¿Pero que, si están tus cosas, pero tú no estás?
Porque eres algo para todos ya, como un desnudo de vidriera.
(Afiches de Homero Expósito con música de Atilio Stampone)



Y la Pampa es un verde pañuelo
Colgado en el cielo, tendido en el sol.
Como a veces resulta la vida, sin sombras ni heridas,
Sin pena ni amor.
(El Aguacero de José González Castillo con música de Cátulo Castillo)

Fueron años de cercos y glicinas,
De la vida en orsai y el tiempo loco.
Tu frente triste de pensar la vida
Tiraba madrugada por los ojos.
Y estaba el terraplén y todo el cielo,
la esquina del zanjón, la casa azul
Todo se fue trepando su misterio
Por los repechos de tu barrio sur.
(A Homero de Cátulo Castillo con música de Aníbal Troilo)

 
                                          Cátulo Castillo

Y he sido igual que un barrilete,
al que un mal viento puso fin,
no se si me faltó la fe, la voluntad
o acaso fue que me faltó piolín.
(Sueño de Barrilete, letra y música de Eladia Blazquez).

                                  Eladia Blazquez 

3 comentarios:

  1. Muy buena selección de los poemas de increíble belleza que son esas letras de tango.
    Para mí lo máximo es Cadícamo-Cobián: Nostalgias, Los Mareados, Nieblas del Riachuelo...

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  2. Comparto tu opinión. Agregale "La casita de mis viejos"; "Nunca tuvo novio"; "Garúa" y "Pa'que bailen los muchachos" con Troilo; "Porla vuelta" con J. Tinelli; "Tres esquinas" con D'Agostino y Attadía; y muchos más. De los grandes letristas del tango fue el más prolífico.

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  3. Comparto tu opinión. Agregale "La casita de mis viejos"; "Nunca tuvo novio"; "Garúa" y "Pa'que bailen los muchachos" con Troilo; "Porla vuelta" con J. Tinelli; "Tres esquinas" con D'Agostino y Attadía; y muchos más. De los grandes letristas del tango fue el más prolífico.

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