martes, 27 de marzo de 2018

JAMES/MARGARET Y ENRIQUE/ENRIQUETA

Esta es la historia de dos personajes que vivieron durante la misma época en lugares diferentes del planeta y que para poder estudiar y ejercer la medicina cambiaron identidades y apariencias, violando las reglas de su tiempo.

James/Margaret
En una casa fúnebre de Londres, Sophia Bishop la encargada de preparar cadáveres se apresta a iniciar su lúgubre tarea. El que yace ante ella no es un muerto cualquiera, es el oficial, James Barry Inspector General de Hospitales Militares de Inglaterra y sus colonias, cirujano con una extensa trayectoria jalonada por grandes avances en los métodos de higiene hospitalaria y la prevención de enfermedades.

Antes de morir Barry solicitó que lo enterraran sin sacarle el uniforme, pero la encargada no cumplió el pedido y desvistió totalmente al muerto. ¡se equivocaron, me trajeron el cadáver de una mujer!, dijo entre asombrada e indignada, pero no existía error alguno, aquel destacado oficial, orgullo del ejército inglés, hacía más de 50 años que venía engañando a pacientes, colegas y superiores haciéndose pasar por hombre. Un examen más exhaustivo demostró que en la piel del abdomen había estrías atróficas, típicas de las mujeres después de un embarazo.

Margaret Ann Bulkley nació en el condado de Cork en los últimos años del siglo XVIII, desde su infancia adquirió la sólida vocación de ser médica, pero las escuelas de esa disciplina estaban vedadas para las mujeres.

El tío de Margaret, James Barry, tenía amigos influyentes, uno de ellos, era el general venezolano Francisco de Miranda, de gran prestigio en toda Europa, salvo en España, por sus ideas revolucionarias y de independencia. La otra persona era David Stuart Erskine, un ferviente partidario de la educación de las mujeres. Margaret tenía una mente brillante y era tan grande su fervor por la medicina, que estos dos hombres se complotaron para que ingresara a la facultad disfrazada de hombre. Una vez egresada iría a Venezuela a ejercer la profesión en su verdadero rol de mujer.

Con el nombre de James Barry completó la carrera de medicina y a la edad de 21 años, según el plan establecido, estaba todo dispuesto para su emigración a Caracas. 

En una actitud que ha sido extenso tema de discusión por los historiadores, Miranda fue traicionado por Simón Bolívar y encarcelado en España. El plan y los contactos con los que Barry contaba en Venezuela quedaron frustrados y entonces tomó la extraordinaria y mayúscula decisión de conservar la identidad masculina.

Se unió al cuerpo médico del ejército británico que lo destinó al Cabo de Buena Esperanza donde adquirió un sirviente negro que la ayudaba a vestirse colocándole una serie de toallas distribuidas en tal forma que resaltaran lo masculino y ocultaran los atributos femeninos. 

¿Fue el sirviente el único que supo su verdadera identidad sexual? Se especula que Barry mantuvo muy estrechas relaciones con Lord Charles Somerset, el gobernador de la colonia y que ambos fueron amantes. Esto explicaría la desaparición durante casi un año de Barry quien se había embarazado y regresó después de un parto prematuro de un bebé que nació muerto. Somerset se las arregló para tapar ese período sin despertar sospechas.


                                    Margaret Ann Bulkley/James Barry (1795-1865)

Barry tenía una voz poco masculina y rasgos delicados, que disimulaba detrás de un fuerte carácter y gran ejecutividad. Emitía las órdenes con dureza y no aceptaba quejas ni contradicciones. Durante su estadía en Sud África realizó la primera cesárea de la historia donde tanto la madre como el niño sobrevivieron la cirugía, algo nunca logrado hasta entonces.

Regresó a Inglaterra con una excelente foja de servicios y de allí lo destinaron a Santa Elena para dirigir el hospital militar. También cumplió funciones en Malta, Jamaica y Canadá y estando en Crimea conoció a Florence Nightingale la mujer que revolucionó la medicina creando escuelas de enfermería que jerarquizaron esta profesión a los estándares que hoy se conocen. Tanto Barry como Nightingale tenían la misma concepción sobre la higiene, la asepsia, el cuidado de las heridas y la atención de los enfermos y fueron pioneras en cambiar drásticamente la calidad de la atención hospitalaria, pero el fuerte temperamento de ambas produjo continuos choques y discusiones.

Barry también luchó contra la mala praxis médica y los medicamentos ineficaces, y a menudo tóxicos que se vendían en las farmacias. Su enfoque radical para la lepra y las enfermedades tropicales transformó los hospitales que trataban estas enfermedades.

Debido a los viajes que realizó por aquellas zonas adquirió una infección intestinal. Regresó a Londres muy enferma y murió al poco tiempo. Fue entonces que se descubrió que James Barry era una mujer.

La historia de la medicina en Inglaterra le otorga a Elizabeth Garrett Anderson (1836-1917), el crédito de haber sido la primera médica cirujana de ese país. La realidad es que mucho antes que ella, ese título lo merecía Margaret Ann Bulkey, pero ni las instituciones militares inglesas ni las academias de medicina tuvieron el coraje de admitir que habían sido engañadas durante 50 años.

Margaret Ann Bulkley yace enterrada en el cementerio de Kensal Green en Londres. En su lápida dice: Dr. James Barry, Inspector General de Hospitales, Muerto 26 de julio 1865, a la edad de 70 años.

Enriqueta Favez/Enrique Favez
Enriqueta Favez nació en Suiza, se supone que en el año 1791. Como era costumbre en aquellos tiempos, se casó muy joven a la edad de 15 años con un oficial del ejército Napoleónico. El matrimonio fue breve porque su esposo falleció en combate dejándola viuda a los 18 años. 

Entonces Enriqueta se trasladó a París y aquí se produce un vacío en la crónica de su vida que no explica las drásticas decisiones que ella tomó y debemos suponer que una decisión estaba necesaria y estrechamente vinculada con la otra. Enriqueta decidió estudiar medicina, ignoramos si se debió a que quería satisfacer una fuerte vocación, o porque significaba una salida laboral aceptable, o por ambas razones.

Las escuelas de medicina francesa tenían los mismos prejuicios que los que tuvo que afrontar Barry por la misma época: no aceptaban mujeres. Enriqueta tomó una decisión insólita extrajo del ropero un uniforme que era de su marido, se acondicinó el pelo y se presentó en la Facultad de Medicina de París donde se matriculó bajo el nombre de Enrique Favez , oficial del Regimiento de Cazadores 21. 


                                            Enriqueta Favez/Enrique Favez (1791-1856)

Una vez recibida se incorporó al ejército de la Grand Armée que en 1812, se dirigió a la conquista de Rusia. Sobrevivió de aquella desastrosa campaña porque permaneció en la retaguardia tratando a los heridos de guerra.

En 1814, después de haber sido hecha prisionera en España por las fuerzas de Wellington decidió probar suerte en el Caribe y se radicó en Baracoa, perteneciente a la provincia de Guantánamo, Cuba. Allí ejerció la medicina con tanto éxito que le otorgaron el título de protomédico que le permitió ejercer la docencia. 

Trabajó por varios años ayudando a todo tipo de personas sin importar su raza o condición social y en uno de sus viajes conoció a Juana de León, una joven pobre y enfermiza de quien se enamoró y con quien se casó.

Después de cuatro años de matrimonio su esposa la denunció lo que dio origen a uno de los juicios más infames de la historia del derecho en aquellas latitudes. La carátula del expediente, que aún se conserva en el Archivo Nacional de Cuba, dice: “Causa criminal contra Doña Enriqueta Favez por suponerse varón y en traje de tal haber engañado a Doña Juana de León con quien contrajo legítimas nupcias”.

El juicio que debió afrontar fue mucho más allá del supuesto ultraje hecho a Juana y de la responsabilidad de resarcir su maltrecho honor. Su atrevimiento no sólo ha ofendido a la De León, sino que además es un “agravio y escándalo […] ocasionado a la república no menos con tales delincuencias, que con el disfraz de hombre, que condenan todas las leyes del universo, en cuya suposición pudo obtener la licencia del Protomedicato y el título de su Fiscal para Baracoa, con insulto y burlas de ese respetable Tribunal, del Excelentísimo Señor Capitán General de la Isla, y de todas las demás autoridades y corporaciones constituidas en ella.”

Enriqueta estaba condenada de antemano, había cometido demasiadas transgresiones para la época y dejarla en libertad hubiera sentado un gravísimo precedente en la sociedad de entonces donde la iglesia ejercía un poder enorme. Careció de abogado que alegara a su favor y a pesar de defenderse en forma brillante, donde demostró que no solo no causó daño a nadie sino que ejerció su profesión como un verdadero apostolado, el juez la condenó a 4 años de prisión y al destierro “por los horribles crímenes de haber andado, desde que vino a esta Isla, disfrazada con el vestuario de hombre”.

A causa de la expulsión forzosa de los territorios españoles se mudó a Nueva Orleans (Estados Unidos), se hizo monja, tomó el nombre de sor Magdalena, y murió como madre superiora de un convento en 1856.

Patricia Duncker. The Doctor. Editorial Harper Perennial 1999.
Dr. James Barry/Margaret Ann Bulkely. Revista de Artes, marzo/abril 2014, número 43.
Victoria Moore. Dr Barry's deathbed sex secret: The extraordinary truth about a great war hero and medical pioneer. Mail online 10/03/2008.
Juliana Martinez. La horrorosa e impía conducta de Enriqueta Favez. 04/10/2013.

Enriqueta Favez. EcuRed. https://www.ecured.cu/Enriqueta_Favez

5 comentarios:

  1. Muchas gracias "AMIGAZO", por este material invalorable!!!!!

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  2. Oswaldo C de Maryland27 de marzo de 2018, 18:21

    Que fantásticas historias, Ricardo. Siempre es un gran placer intelectual el leerlas.

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  3. tus relatos son siempre una joya que sólo vos podés encontrar, un gran abrazo!

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  4. Excelente el artículo, toda una novedad !! Cariños, Paula

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