domingo, 15 de febrero de 2015

LA ABUELA DE GAUGUIN


Aún aquellos que no muestran interés por la pintura y rara vez o ninguna, incursionaron por alguna galería de arte, saben que existe un pintor llamado Paul Gauguin, el artista del postimpresionismo que ingresó en la historia pintando, descaradamente para su época, los esbeltos cuerpos desnudos de piel morena de las mujeres de la Polinesia.


                      Paul Gauguin. Autorretrato

Gauguin era un exitoso agente de cambio para la empresa Bertin de la Bolsa de París, y llevaba una vida burguesa y acomodada junto a su esposa dinamarquesa y sus cinco hijos. De pronto quedó impactado por la escuela de los impresionistas, se dio cuenta que su verdadera vocación era la pintura y abandonó, hogar, familia y un futuro próspero y holgado, para perderse en la Polinesia Francesa, fascinado por la cultura simple y sabia de los naturales de aquellas islas del Pacífico.

Me atrevo a sugerir, que el impulso vital que se generó en Gauguin y lo proyectó a una vida miserable, pero también a la posteridad, se lo transmitieron los genes combativos de su abuela, Flora Tristán, a quién rara vez se la nombra en las biografías del pintor. Flora perteneció a esa dinastía de obstinados inconformes, fanáticamente persuadidos de que la aberrante y equivocada sociedad en que vivían podía ser mejorada. Fue una rebelde que se opuso tenazmente a la injusticia social, a la situación totalmente relegada de la mujer y a la explotación laboral.

Flora nace en París en 1803 de la unión matrimonial entre el próspero hacendado peruano Mariano Tristán y la francesa Anne-Pierre Laisnay. Este casamiento se realiza en el exilio y por razones políticas absurdas, no fue considerado legal y por lo tanto, Flora es hija bastarda, estigma que la perjudicará en el futuro. Esta credencial de hija ilegítima, ella la reivindica con insolencia, años más tarde en su libro: Peregrinaciones de una paria.

Durante su infancia fallece don Mariano, y Anne-Pierre y su hija, son despojados de sus bienes que pasan a la familia Tristán en Perú. Flora se ve obligada a trabajar para mantener a su madre y se desempeña como colorista en el taller del pintor y litógrafo André Chazal. Ella tiene 17 años y es atractiva, vivaz e inteligente y Chazal enamorado le propone ser su esposa.

Para la joven, el matrimonio resulta una catástrofe que la perseguirá durante años, ignora que será relegada a ser una simple productora de hijos sin voz ni poder de decisión en el hogar. Su esposo se aparece por las noches apestando a vino para copular con Flora, sin prolegómeno alguno. Por su parte, Chazal desconoce la fuerte personalidad de la muchacha, quién después de 4 años de vida asqueante y monótona, rompiendo todos los códigos de la época, tiene el coraje de escapar de la casa con sus dos hijos Ernest y Aline, la futura madre de Gauguin.

               Flora Tristán (1803-1844)

Durante un lustro, las crónicas pierden el rastro de Flora, sólo se sabe que vive miserablemente escapando de su esposo y de la justicia y que Chazal logra quedarse con el hijo varón. Finalmente, consigue contactarse en forma epistolar con un hermano de su padre en Lima, quién periódicamente le envía dinero, hasta que en 1833 se embarca desde Burdeos hacia el Perú. En la travesía, que dura seis meses fue naciendo uno de sus obras principales: Peregrinaciones de una paria, un texto pionero en la defensa de los derechos de la mujer y una crítica despiadada a quienes vivían de la esclavitud. Prácticamente es un diario de su viaje y estadía en Perú, país que recién comienza su historia de república independiente, aunque las instituciones, los prejuicios y formalismos de la Colonia se conservan casi intactos. El diario es un despiadado retrato de aquella sociedad feudal y violenta, de fuertes contrastes sociales y raciales y donde la religión, sus obispos y conventos son un verdadero cepo para todo tipo de progreso.

Paradójicamente, observa que las limeñas gozan de una libertad superior a las mujeres de París, pero lo que más le impacta a Flora es doña Pancha, la esposa del presidente Gamarra, apodada La Mariscala, porque es el poder detrás del trono. Vestida de soldado y a caballo, había participado en todas las guerras civiles, luchando hombro a hombro con Gamarra y cuando éste se ausenta, lo reemplaza con una eficacia que empalidece la figura de su esposo.

Francisca Zubiaga y Bernales, más conocida como "Doña Pancha"

Flora vive muy bien durante ocho meses con su familia paterna, aunque no consigue herencia alguna, pero en compensación, regresa con un bagaje de ideas para luchar por la emancipación de la mujer.

En París, adquiere gran popularidad por el éxito de su libro Peregrinaciones de una paria, que le permite introducirse en los círculos sociales, literarios e intelectuales. El diario que también relata intimidades de su matrimonio, contribuye a ponerle fin al calvario que Flora arrastra con Chazal, quién cegado de celos y de envidia por la posición adquirida de su ex mujer, intenta matarla en plena calle hiriéndola con un arma de fuego. El caso se hace público y es condenado a veinte años de trabajos forzados.

Flora está en condiciones de ser una destacada socialista de salón, como George Sand, que siempre miró a esta advenediza por encima del hombro, pero ella percibe que los cambios sociales que anhela, no se conseguirán frecuentando los salones parisinos. Esto la impulsa a colaborar en publicaciones importantes, como la Revue de Paris, L'Artiste y Le Voleur. Promueve una sociedad para prestar ayuda a las mujeres forasteras que llegan a París, firma consignas pidiendo la supresión de la pena de muerte y envía a los parlamentarios una petición en favor del restablecimiento del divorcio.
Visita Londres y en 1840 publica Promenades dans Londres, una feroz diatriba sobre el lado oscuro de la Revolución Industrial y su burguesía capitalista, con todas sus miserias, especialmente los niños que trabajan 14 horas diarias por una paga miserable. Pero también se nutre de las luchas obreras y los movimientos de reivindicación con sus marchas y reuniones clandestinas. Las impresiones que trae de Inglaterra, la impulsan a escribir un coherente programa socialista bajo el título La Unión Obrera. El tratado, formó años más tarde, parte de la biblioteca personal de Karl Marx. Varios académicos sostienen que la frase “proletarios del mundo uníos”, del Manifiesto comunista, Marx la tomó de Flora Tristán.

Trabajadores infantiles semi esclavos en minas de carbón

Su casa en París es frecuentada diariamente por obreros y dirigentes gremiales, y sus salidas son a fábricas, a imprentas para publicaciones proletarias y a celebrar reuniones, muchas veces de encrespadas discusiones, enfrentando a quienes objetan sus convicciones. La muerte la sorprende el 14 de noviembre de 1844, cuando sólo tenía 41 años mientras estaba formando organizaciones obreras.

Flora fue quizás la primera feminista y una luchadora por una sociedad más justa. Para el establishment de la época era una subversiva y si hubiera aplicado sus actividades en la Argentina de los años de plomo, habría sido la primera en desaparecer. Lo que engrandece aún más su figura, es que incursionó decididamente en territorios que hasta entonces eran dirigidos y organizados por hombres.-

Mario Vargas Llosa. La odisea de Flora Tristán.

Marisa Avigilano. La paria. Página 12, Suplemento Las 12, 07/02/2104.

Dominique Desanti. A woman in revolt. The New York Times 28/11/1976.


Mario Vargas Llosa. El paraíso en la otra esquina. Alfaguara, Buenos Aires 2003.

4 comentarios:

  1. Ricardo gracias
    Lindo!
    Y si conocía la historia
    Que Marx no la reconocia ,ni citaba por mas que estuvieron en
    París en los mismos levantamientos populares, a una cuadra…o algo asi
    No se cuanto hay de novelado…

    Pero, para mi, hubo feministas ya en el siglo XVII y XVIII,y antes también
    Quizás no llamandose asi,je!

    Par decir un ejemplo ,una conocida : Hiparquia 300 años antes de Cristo
    Preguntale a Alicia, leimos mucho de eso juntas
    Abrazos
    teresa

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es cierto Teresa, me había olvidado de Hipatia, a la que incluso le dediqué un artículo hace tiempo. Lo podés consultar poniendo "Hipatia" en el buscador.
      Cariños

      Eliminar
    2. Flora Tristán fue una esclarecida luchadora socialista y feminista, en la época en que el feminismo aún no existía como tal...aunque hubo muchas mujeres que sin reconocerse como tales eran feministas. Hipatia fue una de ellas.
      Muy informativo tu artículo, pero yo le hubiera puesto como título "Flora Tristán, luchadora feminista y abuela de Gauguin"
      Para mí es más importante su acción como luchadora que el que haya sido abuela de Gauguin
      Flora Tristán escribió ""El nivel de civilización a que han llegado diversas sociedades humanas está en proporción a la independencia de que gozan las mujeres",

      Eliminar
    3. Buenísima la frase final de Flora
      Saludos

      Eliminar