viernes, 9 de mayo de 2014

MEMORIAS PRODIGIOSAS


Mozart era capaz de reproducir un concierto con sólo haberlo escuchado una vez y sin olvidar o cambiar nota alguna. El músico de Salzburgo era uno de esos genios que se repiten muy ocasionalmente a lo largo de la historia. Sin embargo, hay personas que tienen la capacidad de memorizar y acumular datos en una magnitud muy superior a la de Mozart, pero paradojalmente tienen otras áreas del cerebro muy poco desarrolladas que los incapacita para vivir sin ayuda de terceros.

Quién difundió la existencia de estos seres fue Barry Morrow el guionista de la película Rain Man, donde Dustin Hoffman hizo el papel de Raymond Babbitt, un personaje con memoria superdotada que podía decir con precisión los datos de cientos de páginas de la guía telefónica, o las fechas y lugares en que todas las compañías de vuelo de los Estados Unidos habían tenido un accidente desde que se fundaron. Pero el pobre Raymond era un autista que no podía valerse sin la ayuda de terceros.



                          Tom Cruise y Dustin Hoffman en Rain Man

El caso de Raymond Babbitt, no es un invento de Hollywood, ni siquiera una exageración. Para hacer el guión de Rain Man, Barry Morrow se dirigió a Salt Lake City en el estado de Nevada, donde vivía Kim Peek, un joven que tenía la misma capacidad para archivar datos en el cerebro que el personaje de la película. Peek desde la infancia se pasó la mayor parte de su vida leyendo libros en la biblioteca de la ciudad. 

Como resultado, memorizó con escasísimas omisiones el contenido de más de 10.000 libros, haciéndolo a la velocidad de 10 segundos por página. Para ello utilizaba un método imposible de ejecutar por otro ser humano: con el ojo izquierdo leía la página izquierda del libro y con el otro ojo, la página derecha. A Peek se le podía preguntar cualquier dato sobre historia, literatura, geografía, música y deporte que respondía en forma inmediata, nombre, fecha, lugar y tipo de acontecimiento.



                    Kim Peek (1951-2009)

El síndrome de savant
Kim Peek, quien falleció en 2009 a la edad de 58 años de un ataque cardíaco, sufría el trastorno conocido como síndrome de savant (savant significa sabio en francés), una condición relativamente rara ya que se calcula que actualmente en el mundo hay sólo 100 casos.

Estos prodigios de la naturaleza no son envidiables, la mayoría son autistas y tienen retardo en otras funciones motoras y cognitivas, deambulación y desarrollo tardío del lenguaje, se aíslan del mundo que los rodea y prácticamente no pueden sobrevivir sin ayuda de terceros. Como compensación, los savants poseen una memoria prodigiosa que la vuelcan al arte, la música o la acumulación de todo tipo de información, transformándose en una verdadera enciclopedia de datos. Son islas de increíbles habilidades, rodeadas de un océano de incapacidad.

La destreza y talento que poseen en un determinado rubro, les surge en forma espontánea durante la niñez y sin que hayan recibido ningún tipo de instrucción o información previa en esa disciplina. En el terreno musical, muchas veces no se limitan a tocar un instrumento con o sin partitura delante, sino que además son compositores, es decir que tienen talento creativo.

Algunos de ellos formaron bandas de música y compusieron temas clásicos y populares. Tal es el caso de Leslie Lempke, quién escuchó a los 14 años el concierto número 1 para piano de Tchaicovsky y después lo reprodujo sin equivocar una nota. No satisfecho con este logro realizó improvisaciones sobre obras clásicas y el paso siguiente fue la creación de sus propias composiciones. 

                            Leslie Lempke

En contrapartida, las personas con síndrome de savant que se limitan a memorizar datos, carecen de la capacidad para sacar algún tipo de provecho de carácter utilitario, y no pocos de ellos fueron explotados por sus familiares para obtener beneficio económico.

Los casos de savants que desarrollaron la memoria visual, están entre los ejemplos más extraordinarios. Stephen Wiltshire sobrevoló en helicóptero durante 45 minutos la zona céntrica de Roma y seguidamente se pasó tres días dibujando lo que vio, en un extenso mural de varios metros de longitud. Allí volcó gran parte de la ciudad con todas sus casas, calles, balcones, ventanas, arboledas y plazas. La iglesia de San Pedro y el Coliseo Romano, dos de los edificios más complejos, los pintó con precisión fotográfica, incluyendo pequeños detalles como rajaduras o desprendimientos de alguna parte de la mampostería. En ningún caso sobró una ventana o faltó algún farol o el banco de una plaza. Lo mismo hizo con la ciudad de Nueva York.

                    Stephen Wiltshire

Los misterios de nuestro cerebro
La descripción definitiva del síndrome de savant la estableció en Londres en 1887, el Dr John Langdon Down, el mismo que también describió el síndrome que lleva su nombre. Fue Down quien en una conferencia que dio en la Sociedad de Medicina de Londres, acuñó el término idiots savants o idiotas sabios. En esa ocasión presentó 10 casos de savants que tenían facultades especiales extraordinarias. Uno de sus pacientes había memorizado la obra histórica El ascenso y la caída del Imperio Romano, pudiendo recitarla incluso de atrás para adelante.

Con el tiempo se demostró que no todos los savants son autistas ni tienen bajo cociente intelectual, esto determinó que el término de idiotas sabios por razones científicas y de dignidad, fuera definitivamente reemplazado por el de síndrome de savant.

La principal enseñanza que nos dejan los savants, es nuestra gran ignorancia sobre el mecanismo funcional del cerebro, que evidentemente tiene una notable plasticidad. El futuro de las investigaciones en neurociencias en las próximas décadas se volcará en gran parte a estudiar la plasticidad neuronal, donde una parte del cerebro toma la función abandonada por otro sector dañado.

Es evidente que tenemos capacidades que están dormidas y en estado latente y que con el transcurso de los siglos el ser humano empezará a utilizarlas, ampliando el uso de su cerebro, multiplicando su memoria y su capacidad creativa. Y también volviéndose más peligroso.

Fuentes
  • Treffert DA. The savant syndrome: an extraordinary condition. A synopsis: past, present, future. Phil Trans R Soc B 2009;364:1351–1357.
  • Heaton P, Wallace GL.Annotation: the savant syndrome. Child Psychol Psychiatr 2004;45:899–911.
  • Lythgoe M, Pollak T, Kalmas M. et al. Obsessive, prolific artistic output following subarachnoid hemorrhage. Neurology 2005;64:397–398.


2 comentarios:

  1. Si es algo increíble. Conozco un muchacho down que tiene en su cerebro un montón de temas en musica clásica.
    Norma

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