Podría ser un episodio anecdótico más, en la larga lista de comentarios singulares del historial político argentino, pero el carácter aberrante y la fuente que lo produce merece unos párrafos.
En entrevista con un programa de Canal 5 donde le preguntaron que opinaba del aplastante triunfo del 58% logrado por el gobernador Urtubey afín al gobierno nacional, Pino sin ponerse colorado afirmó que: “existe una situación feudal y brutal de clientelismo y chantaje que ejerce el poder en esas provincias feudales. El que no vota no recibe los planes sociales, le retienen el documento" y como si esto fuera poco añadió “las provincias pobres no tienen buena calidad de voto”. Los comentarios merecieron el repudio desde todos los ángulos incluyendo de su propio partido. Ver más detalles aquí.
Hasta ahora, ningún político por más posicionamiento hacia la derecha que tuviera, se atrevió a semejante comentario. Ni siquiera al obtuso Macri, tan proclive a exabruptos xenófobos, se le ocurrió despacharse, al menos ante un micrófono, con un comentario tan elitista y descalificatorio hacia los salteños.
Yo comprendo que sacar menos del 2%, como le pasó al Proyecto Sur en Salta, lo debe haber dejado muy resentido, pero con estas declaraciones escupió a su presunta ideología izquierdista.
Este es el Pino que cuando hizo La hora de los Hornos mostró con ironía escenas de la aristocrática concurrencia que ocupaba las tribunas VIP en la Sociedad Rural, la misma entidad que ahora apoyó sin dudar en el conflicto con el campo de los terratenientes. ¿Es el mismo Pino o será un clon?
Quizás, quienes en un tiempo lo respetábamos, lo hemos endiosado y magnificado por encima de la realidad del personaje. Estar contra el menemato al fin y al cabo no fue gran hazaña ya que la rata era un blanco fácil, pero sus denuncias siempre tuvieron un corte social y en defensa del patrimonio nacional.
El comentario que hizo el martes pasado y que dejó atónitos a los periodistas del canal, hubiera sonado lógico en Luis XVI o en el emperador Leopoldo de Bélgica, pero no en un político del siglo XX y menos en alguien que jugó en la cancha con camiseta de izquierda.
Voy a ser benévolo con Pino, pienso que se encuentra en una gran confusión mental, en gran parte producto de cierto grado de senilidad que explicaría sus incongruencias y su indecisión a postularse como candidato a presidente o como jefe de la ciudad. Creo que Pino podría volver a su pasión cinematográfica donde tuvo logros pasajeros y delegar la política en alguno de de sus seguidores si es que quiere salvar lo poco que le queda al partido que representa.