Europa en pánico
Quien desea visitar París y otras
ciudades de Europa, se enfrenta ante el peligro de ingresar en lo que se conoce
como turismo de alto riesgo. Pocas ciudades, principalmente las que pertenecen
a los países nórdicos y Portugal, por el momento se ven libres del flagelo de
los ataques terroristas. En este último país aumentó en forma marcada el
turismo en detrimento de Francia y Alemania. Lufthansa, la compañía de aviación
alemana, redujo significativamente las reservas y avisó que los ataques
terroristas determinaron que numerosos pasajeros descartaran sus planes de
viaje.
Lo
que Europa olvida es que en Medio Oriente, especialmente en Siria, Palestina
Irak y Afganinstán, los muertos por el terrorismo son miles, pero claro hay que
tener en cuenta que un muerto europeo equivale a 100 de los países árabes,
según la visión eurocentrista.
Este terrorismo de Medio Oriente tiene dos
fuentes: los enfrentamientos entre distintos grupos religiosos locales y los
bombardeos masivos producidos por Estados Unidos, el principal factor
desequilibrante de la región desde la guerra del Golfo. El gestor de esta
escalada fue Donald Rumsfeld, el monje negro de la Casa Blanca que se desempeñó
como secretario de Reagan y después de Bush. El otro personaje sin escrúpulos
fue Dick Cheney, el más poderoso e influyente vicepresidente que tuvo Estados
Unidos bajo el gobierno de George W Bush. Se constituyó en el principal
promotor de la guerra contra Irak, entre otras razones para beneficiar a la
empresa Halliburton, de la cual era accionista, que realizó grandes inversiones
y contratos en Irak.
Los principales gestores de
los conflictos en Medio Oriente: George Bush padre, Donald Rumsfeld, George
Bush hijo y Dick Cheney.
La
bomba que Europa tiene entre sus manos no la sabe desactivar, sus gobernantes
contemplan atónitos los atentados contra la población civil y reaccionan como
un elefante en un bazar. En un extremo se encuentra el general checo Petr
Pavel, presidente del Consejo Militar de la OTAN (NATO). La OTAN se creó para
frenar la influencia de la Unión Soviética en Europa. Terminado el régimen
comunista no tenía razón de seguir existiendo. Sin embargo, aumentó su
expansión y poder militar y multiplicó sus bases en el continente formando un
anillo alrededor de Rusia. Como corresponde a un miembro de ese organismo, la
visión de Pavel es distorsionada y simplista y sostiene que las dos mayores
amenazas son Rusia y el Estado Islámico.
Los países que integran la
OTAN están en azul. Esta institución participó activamente en la guerra de
Afganistán, en la guerra de Irak y en el derrocamiento de Gaddafi en Libia.
Factores determinantes del terrorismo
El factor externo. Las miles y miles de personas que mueren víctimas de los atentados
en varias regiones del mundo tienen un origen teórico común, una decisión
estratégica fundacional pactada por Estados Unidos y Arabia Saudita y un error
garrafal cometido en Irak luego de la invasión de 2003.
Los territorios en guerra donde ha
proliferado el grupo EI (Estado Islámico), han sido motivo de grandes luchas de
las potencias occidentales por los recursos minerales no renovables como el
petróleo. La invasión a Irak, la política frente al Líbano y Palestina, la
destrucción de Siria y Afganistán, el bloqueo a Irán –ya resuelto por la
doctrina Obama–, fomentó el odio y el resentimiento que difícilmente Europa y
Estados Unidos podrán resolver.
La mayoría de los llamados
“hombres más buscados” por la CIA fueron, oportunamente sus aliados. El
Pentágono los llevó a Pakistán, los adiestró en las famosas escuelas coránicas
de Peshawar y luego los soltó en Afganistán con armas en las manos.
El factor
interno. Europa no
quiso o no supo resolver sus problemas sociales con los inmigrantes de segunda
y tercera generación que han sido excluidos del sistema político y social a
través de una pluralidad de medidas históricas.
El hecho de que muchos de los atacantes sean originarios de los
suburbios más pobres e islamizados es indicativo de la disfuncionalidad
política que existe en el propio territorio europeo.
Los inmigrantes. Además de definir la economía europea, Alemania
también lideró la política migratoria en forma torpe al extremo de negociar con
Turquía el pago de 6.000 millones de euros para que ese país reciba los
refugiados sirios que llegan a las costas griegas.
Europa quiere hacer cualquier cosa para evitar “una invasión” de
inmigrantes, incluso violando el Convenio de Ginebra (1951) y su Protocolo de
New York (1967) que obligan a cumplir unos procedimientos frente a los
refugiados que el acuerdo vulnera. En igual sentido, desconoce la Carta de
Derechos Fundamentales de la Unión Europea.
El pasado colonialista. Todos los países de Europa con Francia y
Bélgica a la cabeza, explotaron África y Medio Oriente, inventaron países,
dividieron etnias y desordenaron totalmente la geografía, las costumbres y los
hábitos de sus habitantes. Los niveles de crueldad y de explotación en el Congo
y en Argelia alcanzaron límites inimaginables. Estos antecedentes históricos
dejaron heridas que aún persisten y son la principal causa de la pobreza y las
luchas tribales que hace que miles de inmigrantes huyan hacia Europa donde son
recibidos a regañadientes.
En distintas medidas,
todos estos factores confluyen para generar una bomba de tiempo que explota en
distintas formas de ataques terroristas.
La estrategia letal del terrorismo
Sobre este tema existe una
excelente descripción de Eduardo Febbro publicada en Página 12 (23/07/2016). La
conclusión de su lectura muestra que la lucha contra el terrorismo es una
empresa perdida por más que los controles de seguridad transformen a las
ciudades europeas en estados policiales.
Los atentados en Occidente
se inspiran en una obra teórica de 1.600 páginas escrita por Abou Moussab
al-Souri, un sirio de 60 años nacionalizado español que llegó a ser la mano
derecha de Bin Laden. Su libro se titula “Llamado a la resistencia islámica mundial”.
La obra, aún accesible en internet, se ha convertido en una biblia y en el
manual de iniciación básico para todos los candidatos a la guerra santa contra
Occidente.
Abou Moussab al-Souri
El tratado es ante todo,
el producto del desacuerdo entre Osama Bin Laden y Abou Moussab al-Souri,
nombre de guerra con el que remplazó al auténtico, Mustafá Setmariam Nassar.
Al-Souri estaba totalmente en contra de actos terroristas espectaculares como
el que Bin Laden cometió en Estados Unidos en septiembre de 2001. Consideraba
que ese tipo de estrategia sólo podía acarrear consecuencias destructoras
porque accionaban dos resortes de una potencia con una capacidad de
intervención militar enorme: el aumento de los créditos militares y la invasión
de los llamados “territorios cuna”, es decir, Afganistán. No se equivocó, el 11
de septiembre atrajo a Estados Unidos a Afganistán y esa expedición militar
terminó con el desmantelamiento casi total de Al Qaida.
Abou Moussab al-Souri
propuso cambiar la meta y apuntar no hacia los Estados Unidos, país muy alejado
y potente, sino hacia lo que él llamaba “el vientre blando” de Occidente, es
decir, Europa. Para ello, el sirio inventó el término “nizam la tanzim”, un
“sistema, pero no una organización”: es decir, una estructura terrorista
compuesta por células auto gestionadas, sin lazo con un órgano central, una
suerte de yihad horizontal autónomo, separado de cualquier concepción
piramidal.
Esta técnica resultó ser
letal, porque las formas de ataque, el día y el lugar son impredecibles. En el
caso de que los organismos de seguridad logren capturar algún terrorista antes
de que se suicide, no obtendrán ninguna información, incluso torturándolo, por
la sencilla razón que no responden a células entrelazadas. Son los llamados
“lobos solitarios”.
Por curioso que parezca,
ninguno de los muy publicitados servicios de inteligencia de las potencias
mundiales prestó la debida atención a ese libro. No sólo aún se lo encuentra en
Internet sino que, además, tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, las
decenas de think tank que se crearon
en Washington para pensar el mundo gozaban de créditos millonarios pero sufrían
de una falencia absurda: en esas estructuras casi nadie hablaba árabe.
El perfil de guerra
confesional que Estados Unidos, Arabia Saudita y Pakistán trazaron en torno a
Afganistán explotó en las manos de todos. Ningún cerebro de la CIA o la NSA
previó la expansión posterior.
“El enemigo es fuerte y
poderoso, nosotros somos pobres. La lucha será extensa”, escribió Abou Moussab
al-Souri en su libro. El EI se empapó en esa literatura y llevó a la realidad
esa guerra “nizam la tanzim”, es decir, el sistema de lobos solitarios que
azota a Occidente. Su yihad descentralizada se extiende ahora por las capitales
del Viejo Continente, y más allá: la matanza de Niza, el atentado en el
aeropuerto de Turquía, el atentado en el aeropuerto de Bruselas, las matanzas
de París, y Munich.
Abou Moussab al-Souri
presidió el nacimiento de las dos primeras yihad e inventó la tercera. La
primera se articuló contra el ejército soviético en Afganistán: la segunda
contra la invasión norteamericana de Irak en 2003 y, ésta, la tercera, una
fuerza heredera de cada uno de esos hechos, el EI, la siembra en occidente. La
obra de Abou Moussab al-Souri no habría tenido la influencia que tuvo si
Estados Unidos y sus lacayos no hubiesen despertado y alimentado el islamismo
radical, si no hubiesen luego fracturado de una manera espantosa Irak. A ello
se le sumaron la exclusión, el racismo y el desprecio de que son objeto los
musulmanes en Europa.
Las palabras de al-Souri se convirtieron en semillas de
bombas humanas que no sólo destrozan vidas en París sino, también, en Irak
donde, casi en silencio, centenas de vidas humanas desaparecen tragadas por
bombas activadas hace mucho por las potencias occidentales.
Francisco
Barbosa. Ataques terroristas ponen en evidencia la fragilidad europea.
Análisis. El Tiempo 23/03/2016.
Eduardo
Febbro. Confrontación confesional, xenofobia y exclusión. Página 12 23/07/2016.
María
Igartua. Las aerolíneas se
hunden: Lufthansa rebaja sus previsiones por el terrorismo en Europa
.El
Confidencial 21,07,2016.
Radio Prague. Europa no soluciona las causas del terrorismo,
afirma el general Petr Pavel. 24,03,2016