El
círculo rojo integrado por la prensa hegemónica, la Sociedad Rural Argentina, el
mundo neoliberal de las finanzas que engloba a economistas, fondos buitres,
consultoras de riesgo e instituciones bancarias, ha desencadenado ataques
multiformes, tratando de debilitar al gobierno con lo que hasta ahora son
manotazos de ahogado. De los hechos ocurridos recientemente, quiero destacar dos
aspectos: la embestida contra Víctor Hugo Morales y el desopilante discurso de Macri
como consecuencias de un balotaje que lo mandó a un rincón del ring con varios
moretones en el rostro.
El
enfrentamiento entre Víctor Hugo y el monopolio Clarín se remonta al inicio de
este siglo, antes de la era “K”. Recordemos que el actualmente rotulado periodista
“hiperkirchnerista”, no lo fue durante los primeros años de Néstor Kirchner,
por el contrario fue un crítico de su gestión, era un “periodista
independiente”, según la calificación que adjudican los medios al informador
anti k. Víctor Hugo acusó al monopolio mediático en varias oportunidades,
especialmente por robar el fútbol a los argentinos. Quien no pagaba el canal de
Torneos y Competencias estaba condenado a mirar al público festejando los goles
o jugadas con muñequitos virtuales. El mensaje era: jódanse, esto es todo lo
que pueden ver por no pagar el canal codificado.
Desde
que Héctor Magnetto se apoderó en forma espuria de Papel Prensa, controló la
venta de papel de diario de manera tal que llevó a la quiebra a varios
periódicos a los cuales adquirió a precio vil. Por lo tanto, este señor está
abiertamente en contra de la libertad de prensa y su poder es uno de los más
grandes en el país por la cantidad de medios de información que controla y un
núcleo de jueces y abogados adictos, sea por convicción o por dinero. Además
cuenta con el apoyo de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) y la
estructura local ADEPA. El directorio de ambas, está constituido por las grandes
familias que ostentan el monopolio mediático en cada uno de los países de
América latina. La función de estas instituciones, lejos de estar abocada a
defender al periodismo y menos al independiente, trabajan para proteger y
ampliar el poder de los conglomerados monopólicos. Ver Breve historia de laSIP:
Además
de sus críticas casi cotidianas al mal ejercicio de la prensa, Víctor Hugo
produjo dos libros donde puso al descubierto las maniobras de Magnetto a través
de las páginas de Audiencia con el diablo
y la desinformación de su vasta red, las frases fuera de contexto y las
mentiras desembozadas de Clarín descritas
en Mentime que me gusta. En esta
segunda publicación, también el diario La
Nación recibió su cuota de acusaciones. Ver: Mentime que me gusta.
Sólo
Víctor Hugo y el gobierno de la presidenta Cristina, se atreven a enfrentar al
todopoderoso monopolio cuyo CEO solía jactarse de voltear gobiernos con solo 11
tapas lapidarias. Este gobierno fue castigado con 3000 tapas que no lograron
siquiera raspar el sólido blindaje de su gestión. Sin embargo, a Magnetto le bastaron un
par de tapas para domesticar al pusilánime Jefe de la Suprema Corte de Justica
Ricardo Lorenzetti, cuando el diario denunció ciertas irregularidades por él
cometidas siendo un simple abogado en la ciudad de Rafaela décadas atrás. De
esta manera, el monopolio pudo seguir con su festival de cautelares, que le
permiten no cumplir con lo resuelto por ley del Congreso de adaptarse al
desprendimiento de parte de su abultado paquete de medios.
Tener
un enemigo que desafía con éxito a la justicia, no cumple las leyes y puede
escrachar a quien se le antoja a través de su red informativa, significa
enfrentarse con un rival temible. Víctor Hugo lo hace en soledad a sabiendas de
que está luchando contra los molinos de viento. El último ataque de Magnetto se
produjo hace pocos días cuando oficiales de justicia y un abogado del Grupo Clarín, ingresaron a su domicilio con el objetivo de
realizar un embargo preventivo. El monopolio acababa de superar una línea más
de la ignominia y la bajeza. La causa judicial, que lleva 15 años, se inició
porque el periodista transmitió un fragmento de un partido de fútbol, cuyos
derechos pertenecían a Cablevisión.
En el operativo estaba Damián Cassino, uno de los abogados del conglomerado
comunicacional, aquel del pelambre colorado con aspecto simiesco que hizo un
papel tan pobre ante la Suprema Corte de Justicia en defensa del monopolio. El
procedimiento fue un mensaje mafioso: si queremos podemos entrar a tu casa y
violar tu privacidad. Tenemos jueces que te pueden hacer poner de rodillas que responden a todo cuanto necesitemos y en el momento que lo solicitamos.
El operativo que hubiera cuadrado para un peligroso narcotraficante y no
para un periodista de la talla y honestidad de Víctor Hugo, se desinfló en 24
horas. La
medida fue tan torpe, que le produjo a Magnetto un efecto boomerang. Inmediatamente
se desencadenó una cascada de indignadas protestas por parte del periodismo,
incluso de algunos declaradamente antikirchneristas. Profesores, decanos, la
gran mayoría del mundo del arte, del espectáculo, científicos, abogados,
escritores y gran parte de la sociedad condenaron el operativo de
amedrentar a Víctor Hugo. Al
día siguiente del allanamiento, la red Clarín no volvió a mencionar el episodio,
evidencia clara de su fracaso. Debo reconocer que el diario La Nación puso un video de la entrevista
que 6, 7, 8 le hizo al charrúa.
Conviene
señalar a quienes que se cuidaron de emitir opinión, en primer lugar y como era
previsible las instituciones SIP y ADEPA. El espectro opositor guardó un silencio
ominoso con Macri a la cabeza, porque es el delfín de Clarín (antes era Massa,
hasta que el monopolio le soltó la mano luego de su estrepitosa caída de
intención de voto), los demás lo hicieron por miedo y cobardía o por
antikichnerismo bobo.
Pasamos
al segundo aspecto que fue el discurso oportunista, desesperado y disparatado
del procesado jefe de la ciudad el domingo 19 cuando el resultado del balotaje
no le fue propicio. Sin ponerse colorado y con gesto crispado, reivindicó todos
los logros del gobierno, a cuyas leyes se había opuesto tenazmente a través de
sus diputados en las votaciones del Congreso.
Creíamos
que una de las escasas virtudes, sino la única de Macri, era la coherencia, ya
que siempre se manifestó como un neoliberal jibarizador del Estado. Ahora vemos
que es un oportunista, cuyas convicciones son tan endebles como para cambiarlas
según la volatilidad de las encuestas. “Estos son mis principios, pero si no le
gustan, tengo otros”.
Según
Aníbal Fernández el discurso de Mauricio fue de neto corte marxista, pero no de
Karl Marx sino de Groucho, el mismo que dijo la frase anterior. Lo dicho por el
procesado Jefe de la Ciudad es tan extravagante que valen todos los epítetos
descalificadores que a uno le vienen a la memoria. Es tan absurdo, que Duran
Barba tuvo que sacar un “instructivo” de 10 puntos de respuestas posibles para
explicar lo inexplicable.
Cuando
Néstor Kirchner asumió la presidencia, en su discurso inaugural dijo: “No voy a
dejar mis convicciones en la puerta de la Casa Rosada.” Macri en cambio
abandonó sus convicciones para tratar de ingresar en la Casa Rosada.
Víctor
Hugo Morales. Audiencia con el diablo. Editorial Aguilar, Buenos Aires 2015.
Víctor
Hugo Morales. Mentime que me gusta. Editorial Aguilar, Buenos Aires 2015.
Hubo
una intención de humillar. Página 12, 19/07/2015.
Eduardo
Aliberti. Últimos recursos. Página 12, 20/07/2015.
Instructivo
para difundir el cambio de discurso: La Nación 25/07/2015.