sábado, 25 de julio de 2015

MANOTAZOS DE AHOGADO


El círculo rojo integrado por la prensa hegemónica, la Sociedad Rural Argentina, el mundo neoliberal de las finanzas que engloba a economistas, fondos buitres, consultoras de riesgo e instituciones bancarias, ha desencadenado ataques multiformes, tratando de debilitar al gobierno con lo que hasta ahora son manotazos de ahogado. De los hechos ocurridos recientemente, quiero destacar dos aspectos: la embestida contra Víctor Hugo Morales y el desopilante discurso de Macri como consecuencias de un balotaje que lo mandó a un rincón del ring con varios moretones en el rostro.

El enfrentamiento entre Víctor Hugo y el monopolio Clarín se remonta al inicio de este siglo, antes de la era “K”. Recordemos que el actualmente rotulado periodista “hiperkirchnerista”, no lo fue durante los primeros años de Néstor Kirchner, por el contrario fue un crítico de su gestión, era un “periodista independiente”, según la calificación que adjudican los medios al informador anti k. Víctor Hugo acusó al monopolio mediático en varias oportunidades, especialmente por robar el fútbol a los argentinos. Quien no pagaba el canal de Torneos y Competencias estaba condenado a mirar al público festejando los goles o jugadas con muñequitos virtuales. El mensaje era: jódanse, esto es todo lo que pueden ver por no pagar el canal codificado.


Desde que Héctor Magnetto se apoderó en forma espuria de Papel Prensa, controló la venta de papel de diario de manera tal que llevó a la quiebra a varios periódicos a los cuales adquirió a precio vil. Por lo tanto, este señor está abiertamente en contra de la libertad de prensa y su poder es uno de los más grandes en el país por la cantidad de medios de información que controla y un núcleo de jueces y abogados adictos, sea por convicción o por dinero. Además cuenta con el apoyo de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) y la estructura local ADEPA. El directorio de ambas, está constituido por las grandes familias que ostentan el monopolio mediático en cada uno de los países de América latina. La función de estas instituciones, lejos de estar abocada a defender al periodismo y menos al independiente, trabajan para proteger y ampliar el poder de los conglomerados monopólicos. Ver Breve historia de laSIP: 

Además de sus críticas casi cotidianas al mal ejercicio de la prensa, Víctor Hugo produjo dos libros donde puso al descubierto las maniobras de Magnetto a través de las páginas de Audiencia con el diablo y la desinformación de su vasta red, las frases fuera de contexto y las mentiras desembozadas de Clarín descritas en Mentime que me gusta. En esta segunda publicación, también el diario La Nación recibió su cuota de acusaciones. Ver: Mentime que me gusta. 

Sólo Víctor Hugo y el gobierno de la presidenta Cristina, se atreven a enfrentar al todopoderoso monopolio cuyo CEO solía jactarse de voltear gobiernos con solo 11 tapas lapidarias. Este gobierno fue castigado con 3000 tapas que no lograron siquiera raspar el sólido blindaje de su gestión. Sin embargo, a Magnetto le bastaron un par de tapas para domesticar al pusilánime Jefe de la Suprema Corte de Justica Ricardo Lorenzetti, cuando el diario denunció ciertas irregularidades por él cometidas siendo un simple abogado en la ciudad de Rafaela décadas atrás. De esta manera, el monopolio pudo seguir con su festival de cautelares, que le permiten no cumplir con lo resuelto por ley del Congreso de adaptarse al desprendimiento de parte de su abultado paquete de medios.

Tener un enemigo que desafía con éxito a la justicia, no cumple las leyes y puede escrachar a quien se le antoja a través de su red informativa, significa enfrentarse con un rival temible. Víctor Hugo lo hace en soledad a sabiendas de que está luchando contra los molinos de viento. El último ataque de Magnetto se produjo hace pocos días cuando oficiales de justicia y un abogado del Grupo Clarín, ingresaron a su domicilio con el objetivo de realizar un embargo preventivo. El monopolio acababa de superar una línea más de la ignominia y la bajeza. La causa judicial, que lleva 15 años, se inició porque el periodista transmitió un fragmento de un partido de fútbol, cuyos derechos pertenecían a Cablevisión.
En el operativo estaba Damián Cassino, uno de los abogados del conglomerado comunicacional, aquel del pelambre colorado con aspecto simiesco que hizo un papel tan pobre ante la Suprema Corte de Justicia en defensa del monopolio. El procedimiento fue un mensaje mafioso: si queremos podemos entrar a tu casa y violar tu privacidad. Tenemos jueces que te pueden hacer poner de rodillas que responden a todo cuanto necesitemos y en el momento que lo solicitamos.

El operativo que hubiera cuadrado para un peligroso narcotraficante y no para un periodista de la talla y honestidad de Víctor Hugo, se desinfló en 24 horas. La medida fue tan torpe, que le produjo a Magnetto un efecto boomerang. Inmediatamente se desencadenó una cascada de indignadas protestas por parte del periodismo, incluso de algunos declaradamente antikirchneristas. Profesores, decanos, la gran mayoría del mundo del arte, del espectáculo, científicos, abogados, escritores y gran parte de la sociedad condenaron el operativo de amedrentar a  Víctor Hugo. Al día siguiente del allanamiento, la red Clarín no volvió a mencionar el episodio, evidencia clara de su fracaso. Debo reconocer que el diario La Nación puso un video de la entrevista que 6, 7, 8 le hizo al charrúa.

Conviene señalar a quienes que se cuidaron de emitir opinión, en primer lugar y como era previsible las instituciones SIP y ADEPA. El espectro opositor guardó un silencio ominoso con Macri a la cabeza, porque es el delfín de Clarín (antes era Massa, hasta que el monopolio le soltó la mano luego de su estrepitosa caída de intención de voto), los demás lo hicieron por miedo y cobardía o por antikichnerismo bobo.

Pasamos al segundo aspecto que fue el discurso oportunista, desesperado y disparatado del procesado jefe de la ciudad el domingo 19 cuando el resultado del balotaje no le fue propicio. Sin ponerse colorado y con gesto crispado, reivindicó todos los logros del gobierno, a cuyas leyes se había opuesto tenazmente a través de sus diputados en las votaciones del Congreso.
Creíamos que una de las escasas virtudes, sino la única de Macri, era la coherencia, ya que siempre se manifestó como un neoliberal jibarizador del Estado. Ahora vemos que es un oportunista, cuyas convicciones son tan endebles como para cambiarlas según la volatilidad de las encuestas. “Estos son mis principios, pero si no le gustan, tengo otros”.




Según Aníbal Fernández el discurso de Mauricio fue de neto corte marxista, pero no de Karl Marx sino de Groucho, el mismo que dijo la frase anterior. Lo dicho por el procesado Jefe de la Ciudad es tan extravagante que valen todos los epítetos descalificadores que a uno le vienen a la memoria. Es tan absurdo, que Duran Barba tuvo que sacar un “instructivo” de 10 puntos de respuestas posibles para explicar lo inexplicable.




Cuando Néstor Kirchner asumió la presidencia, en su discurso inaugural dijo: “No voy a dejar mis convicciones en la puerta de la Casa Rosada.” Macri en cambio abandonó sus convicciones para tratar de ingresar en la Casa Rosada.


Víctor Hugo Morales. Audiencia con el diablo. Editorial Aguilar, Buenos Aires 2015.
Víctor Hugo Morales. Mentime que me gusta. Editorial Aguilar, Buenos Aires 2015.
Hubo una intención de humillar. Página 12, 19/07/2015.
Eduardo Aliberti. Últimos recursos. Página 12, 20/07/2015.

Instructivo para difundir el cambio de discurso: La Nación 25/07/2015.

domingo, 19 de julio de 2015

DIOSA DEL PIANO


                       El Centro Cultural Néstor Kirchner

 Del otro lado de la Avenida Leandro Alem, se alzaba solitario el edificio del Correo Central, uno de los más espectaculares palacios de la ciudad, pero deshabitado, silencioso y postergado, esperando que alguien lo despertara de su letargo. Primero Néstor Kirchner y luego Cristina, decidieron transformarlo en un centro cultural y vaya si lo lograron. Es el más importante de América Latina y el auditorio conocido como la Ballena Azul, es una maravilla arquitectónica. Estuve tres veces asistiendo a conciertos y puedo decir que su acústica es excelente. El Centro Cultural Néstor Kirchner además ofrece gratis todas sus funciones, lo que permite el acceso de aquellos que no se pueden dar el gusto de sentarse en las butacas del Teatro Colón. Por primera vez en su historia, la sinfónica de Buenos Aires ha sido jerarquizada y elevada al plano que merecía, ahora tiene su propia sede y su director, dice que desde entonces los músicos tocan mejor.

El viernes 17 de julio en una función histórica y ante una sala colmada, se presentó Martha Argerich. Aprovecho la oportunidad para hablar de esta talentosa mujer.

La beca peronista
-¿Y a dónde querés ir ñatita?, le pregunta el hombre a la jovencita de 12 años que lo miraba fijo y sin amedrentarse. –Mi deseo es poder ir a Viena para aprender con Friedrich Gulda- le contestó.

                        Niña prodigio

Así comenzó el diálogo entre el general Juan Domingo Perón y aquella adolescente que no era otra que Martha Argerich. La noche anterior había dado un concierto en el Teatro Colón, con la asistencia del Presidente de la República, quien la había citado a la Residencia de Olivos. Martha fue acompañada por su madre, que en un gesto de obsecuencia sugirió que su hija podría dar una función en la UES (Unión de Estudiantes Secundarios). Perón captó inmediatamente el gesto atónito de Martha y al mismo tiempo que le seguía el juego a la madre, le hizo un guiño a la muchacha mientras le decía que no con el dedo.
Como resultado de esa entrevista, la adolescente consiguió la beca necesaria para estudiar con Gulda, uno de los mejores profesores de piano de Europa. Su padre fue ubicado como agregado económico en Viena y la madre en un puesto de la embajada.

Martha pertenecía a ese grupo exclusivo de genios considerados como niños prodigio. A los 8 años interpretó el concierto para piano número 20 de Mozart. Su maestro en Buenos Aires fue Vicente Scaramuzza, quien también formó, entre otros a Bruno Gelber.


 En 1957, una vez completada su formación musical de 18 meses con Gulda, Martha se lanzó decidida a tocar en los grandes escenarios, haciendo una carrera meteórica de continuos éxitos bajo la batuta de los más prestigiosos directores y recorriendo los principales teatros de Europa, Asia y América. En el Teatro Colón nos deleitó en varias oportunidades hasta que en 2005, debido a un conflicto interno del personal que afectó su programación, juró no volver a pisar más nuestro coliseo. Sin embargo, 7 años después volvió de la mano de Daniel Barenboim y en el 2015 ambos vuelven a repetir el éxito que tuvieron en 2013.

Sucede que Martha no puede ofenderse con lo que le ocurrió en aquella oportunidad, porque debido a su temperamental comportamiento hizo lo mismo en teatros de Europa y Asia. Estas actitudes de suspender actuaciones en forma intempestiva, le hubieran cerrado las puertas a cualquier otro intérprete, pero el talento y virtuosismo de Martha es tan grande que todo se le perdona.

Un caso emblemático fue su actuación en Japón donde la formalidad y el cumplimiento de los compromisos son temas sagrados. Sirva como ejemplo que cuando el pianista Benedetti Michelangeli no se presentó el día de su actuación, le confiscaron el piano y lo declararon persona no grata de por vida. Martha hizo lo mismo, con el agravante que esa noche asistiría el emperador. Había tenido una feroz discusión con su segundo esposo, el director de orquesta Charles Dutoit y no supo o no pudo desligar aquel conflicto de su actividad profesional. Se tomó un avión y se fue a Alaska sin avisar a nadie. Entonces tenía 30 años, era sumamente bella, sugestiva, cautivante y por sobre todo poseía un talento único. Los organizadores y el público japonés, no solo la perdonaron, sino que deliraron cuando al año siguiente regresó y dio 14 conciertos seguidos. En 2005, el hermano del Emperador le entregó el “Premio Imperial”, el máximo galardón que se otorga en Japón a los artistas.

Sus cancelaciones e interrupciones son famosas, la primera fue a los 17 años para “ver que se sentía”. Tres años después interrumpió su exitosa carrera y se recluyó durante otros tres años en un departamento de Nueva York donde pasó el tiempo mirando televisión. A pocas cuadras de allí vivía Vladimir Horowitz a quién ella admiraba. Ambos tenían en común lo que se conoce como “trastorno de pánico escénico”, que obligó a Horowitz a recibir sesiones de electroshock. En el caso de Martha, los episodios eran mucho más leves, ya que bastaba un empujoncito para hacerla entrar en escena, pero detestaba ser la única en el escenario. Es por eso que recién en el 2000, cuando ya tenía 59 años, tocó como solista por primera vez y lo hizo en el Carnegie Hall de Nueva York. Daniel Barenboim, que la admira, sentenció en una ocasión: “Martha ha hecho lo imposible para arruinar su carrera, pero no lo puede lograr”

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Es que organizadores y público también saben que ella tocó en circunstancias donde cualquier otro habría suspendido la función, porque ¿quién es capaz de concentrarse en la partitura y tocar pasionalmente un concierto de Mozart, Schumann o Beethoven, sufriendo al mismo tiempo fuertes dolores de lumbago o de muelas?

Su vida privada es igualmente desordenada y tormentosa, porque es difícil para estos artistas, sometidos a constantes ensayos y compromisos, cumplir con las funciones hogareñas. Martha contrajo matrimonio en tres oportunidades: con el violinista chino Robert Chen, el director de orquesta Charles Dutoit y el pianista Stephen Kovacevich. Con cada uno de ellos tuvo una hija, la mayor, Lyda Chen siguió los pasos de sus padres y en un principio se dedicó al violín, para después optar por las notas más cálidas de la viola. Como concertista la tuvimos en Buenos Aires en varias oportunidades, donde considera que están sus raíces. También realizó giras por el interior del país.

Su segunda hija Annie Dutoit es profesora de letras en una universidad de Estados Unidos, pero sigue a su madre a todos los conciertos que puede. Finalmente, está Stéphanie Argerich hija del matrimonio con Kovacevich. Ella lleva el apellido materno ya que sus padres estuvieron juntos poco tiempo. Cuando Stephanie era adolescente, Martha le regaló una cámara filmadora y la joven comenzó a filmar escenas familiares con las que armó la película documental “Bloody Daughter” que ofrece pinceladas de la compleja relación de Stéphanie con sus progenitores, sobre todo con su madre, una persona alejada de la prensa, que en el film aparece en situaciones de desnudez emocional.

El documental también muestra facetas desconocidas de la célebre artista, como su trastorno de pánico escénico. O cuando, en pijamas mientras toma el primer café del día, confiesa su miedo a que el envejecimiento de su cuerpo influya de manera negativa en su interpretación musical. Pero quizás el momento más duro de Bloody Daughter es el relato que hace Stephanie de la historia de su hermana mayor Lyda, quién creció en un orfelinato hasta que a los ocho años fue a vivir con su padre. A Martha Argerich le cuesta articular una respuesta cuando Stéphanie le pregunta por qué su hermana no vivió con ellas.

Cuando describe a Martha, Stephanie admite que tiene una personalidad tan fuerte que “chupa” la energía de quienes la rodean, pero así como ejerce por momentos una dura crítica de Martha, también destaca sus facetas positivas. Una de ellas, quizás la más importante, es la enorme ayuda que ofrece a jóvenes músicos que quieren hacer carrera. Juan Forn relata que en una de las giras a Japón llevó a uno de estos jóvenes y lo sentó a su lado para que girara las páginas de la partitura. Se trataba de un angoleño que usaba una túnica sin mangas poniendo al descubierto el abundante vello de sus brazos. Esa exhibición de pilosidad masculina es muy mal vista en aquel país, pero una vez más el público nipón no protestó, porque allá, Martha es una especie de diosa.

Y ahora la tenemos aquí, en Buenos Aires, deleitándonos con su arte magistral. A pocos metros de donde tocó Martha se yergue majestuosa la imagen en bronce de Juana Azurduy inaugurada recientemente por la presidenta Cristina junto con Evo Morales. Un aire fresco de arte y de resurgimiento de los verdaderos protagonistas de nuestra historia, le dio vida a un sector hasta entonces apagado de la ciudad.

                                          En la Ballena Azul

Pablo Gianera. Regreso magistral: Barenboin y Argerich en un concierto memorable. La Nación 04/07/2014.
EMOL Cultura y espectáculos. Pianista Martha Argerich recibe "sorprendida" el premio imperial de artes de Japón. 18/10/2005. http://www.emol.com/noticias/magazine/2005/10/18/198718/pianista-martha-argerich-recibe-sorprendida-el-premio-imperial-de-artes-de-japon.html
DW. Actualidad. Bloody daughter: el misterio de Martha Argerich continúa. http://www.dw.de/el-misterio-de-martha-argerich-contin%C3%BAa/a-17241327
Juan Forn. Trece maneras de decir Martha. Página 12, 20/02/2015.
Victoria Reale. Stephanie Argerich: mi madre es un monstruo, chupa la energía alrededor. Revista de cultura Ñ. 08/11/2013.


domingo, 12 de julio de 2015

EL OTRO

El hombre está caminando por Buenos Aires y llega a la plaza San Martín, entonces lo atrapa el deseo de sentarse en un banco y relajarse. Porque el hombre es una persona de edad avanzada que frisa los 70 años y está fatigado. Se sienta, se relaja y contempla los árboles, deleitándose con el canto de los pájaros. Piensa que las plazas de la ciudad de Buenos Aires, donde abundan árboles de distintas especies, están siempre llenas de aves. Observa a unos chicos jugando con una pelota, que con sus gritos y risas son los únicos que rompen la paz del lugar. 

Suspira satisfecho, recuerda que tiene el periódico y se dispone a leerlo  cuando lo distrae una madre llevando un par de bebés que resultan ser gemelos y los sigue con la mirada. Entonces se percata que en el otro extremo del banco se encuentra un joven sentado, bien trajeado que está leyendo un libro.

Está por volver a la lectura del diario, pero hay algo raro en la otra persona que lo deja inquieto y esta vez la observa con más detenimiento y de pronto descubre que es él mismo cuando tenía 25 años. En ese momento, el joven comienza a tararear una canción que al hombre le trae recuerdos de su adolescencia y que también la cantaba, aunque ahora la tenía casi olvidada. Abrumado por la curiosidad se levanta y enfrenta al muchacho, observa que tiene el mismo traje que él recuerda haber usado en su casamiento por el civil.

Se aproxima un poco más y le llega una fragancia de agua colonia la misma que él se colocaba en el cabello cuando aún lo tenía oscuro y abundante. El aroma le trae numerosas escenas de aquellos tiempos, fenómeno que ya había sido señalado por Proust en su obra cumbre En busca del tiempo perdido, y es que el olfato y el gusto están fuertemente relacionados con los centros de la memoria y los recuerdos. El escritor francés se había adelantado cien años a las neurociencias.

El joven, o mejor dicho el hombre cuando era joven, eleva los ojos del libro y mira con curiosidad al anciano que lo observa con expresión de enorme asombro. Éste tiene un montón de preguntas para hacerle que se acumulan desordenadamente en su cerebro. Se dispone a hablar y de pronto se encuentra sentado en el banco. En la otra punta ahora hay una señora que lo mira sonriente, que se levanta, recoge el diario que se le había caído y se lo entrega. El hombre confuso atina a expresar un agradecimiento y añade “me quedé dormido, todo ha sido un sueño”. La mujer lo mira sin entender, lo saluda y se va.

Un hecho similar le ocurrió a Jorge Luis Borges, episodio que volcó en su cuento El otro, que forma parte del Libro de Arena. Borges relata un acontecimiento que, según afirma, le tenía angustiado. Se encontraba en Cambridge, al norte de Boston sentado en un banco frente al río Charles, mientras recordaba las sensaciones vividas en su reciente conferencia. De pronto notó que en el otro extremo del banco se hallaba sentado un joven a quien reconoció como a él mismo, que aseguraba encontrarse en Ginebra, en 1918.

El cuento gira sobre el diálogo de estos dos personajes, el Borges anciano junto al río Charles y el Borges joven a orillas del Ródano.
Me le acerqué y le dije:
-Señor, ¿usted es oriental o argentino?
-Argentino, pero desde el catorce vivo en Ginebra -fue la contestación.
Hubo un silencio largo. Le pregunté:
-¿En el número diecisiete de Malagnou, frente a la iglesia rusa?
Me contestó que si.
-En tal caso -le dije resueltamente- usted se llama Jorge Luis Borges. Yo también soy Jorge Luis Borges. Estamos en 1969, en la ciudad de Cambridge.
-No -me respondió con mi propia voz un poco lejana.
Al cabo de un tiempo insistió:
-Yo estoy aquí en Ginebra, en un banco, a unos pasos del Ródano. Lo raro es que nos parecemos, pero usted es mucho mayor, con la cabeza gris.”

A esta altura del cuento, El Borges anciano intenta convencer al joven de que ambos son la misma persona, aunque estén separados por medio siglo de vida. Como prueba, le relata intimidades que sólo uno mismo puede saber: un mate de plata con un pie de serpientes que trajo del Perú el bisabuelo y los libros que había en el armario. El Borges anciano menciona los tres tomos de Las mil y una noches de Lane, el diccionario latino de Quichierat y así sigue precisando con exactitud los volúmenes del primer estante.

En un momento de la conversación el Borges anciano le pregunta al joven Borges si quiere saber sobre el porvenir que le espera que es el equivalente a su pasado y el joven asiente. Entonces el Borges anciano le describe acontecimientos de su familia, le habla de que habrá una segunda guerra mundial, peor que la primera que acababa de terminar. Le relata los sucesos políticos que ocurrirán en Argentina, e incluso le cita algunos de los poemas y cuentos que escribirá.

En un momento del diálogo el joven Borges, usando la lógica elemental le pregunta al anciano:
“Si usted ha sido yo, ¿cómo explicar que haya olvidado su encuentro con un señor de edad que en 1918 le dijo que él también era Borges?
No había pensado en esa dificultad, le respondí sin convicción: tal vez el hecho fue tan extraño que traté de olvidarlo.
Aventuró una tímida pregunta:
-¿Cómo anda su memoria?
Comprendí que para un muchacho que no había cumplido veinte años; un hombre de más de setenta era casi un muerto. Le contesté:
-Suele parecerse al olvido, pero todavía encuentra lo que le encargan.
Estudio anglosajón y no soy el último de la clase.”
La conversación se había alargado demasiado y el cuento de El otro finaliza de esta manera:
“Le propuse que nos viéramos al día siguiente, en ese mismo banco que está en dos tiempos y en dos sitios. Asintió en el acto y me dijo, sin mirar el reloj, que se le había hecho tarde. Los dos mentíamos y cada cual sabía que su interlocutor estaba mintiendo. Le dije que iban a venir a buscarme.
-¿A buscarlo? -me interrogó.
-Sí. Cuando alcances mi edad habrás perdido casi por completo la vista. Verás el color amarillo y sombras y luces. No te preocupes. La ceguera gradual no es una cosa trágica. Es como un lento atardecer de verano. Nos despedimos sin habernos tocado. Al día siguiente no fui. El otro tampoco habrá ido.

"He cavilado mucho sobre este encuentro, que no he contado a nadie. Creo haber descubierto la clave. El encuentro fue real, pero el otro conversó conmigo en un sueño y fue así que pudo olvidarme; yo conversé con él en la vigilia y todavía me atormenta el encuentro.
El otro me soñó, pero no me soñó rigurosamente.”
Borges al escribir El otro, nunca le da al lector la chance de una explicación lógica de un encuentro que resulta imposible por lo sobrenatural. Jamás admite que era él el que soñaba.



Jorge Luis Borges (1899-1986). Fotografía de Diane Albus tomada en Central Park.


Jorge Luis Borges. El otro. Libro de Arena, publicado en 1975.

domingo, 5 de julio de 2015

LA NOVENA SINFONÍA

El Kärntnertortheater o Teatro en la Puerta de Carintia, llamado así porque está situado junto a las murallas de la ciudad de Viena y muy próximo a la Puerta de Carintia, si bien representó las óperas de Mozart, se dedica mayormente a la lírica italiana, porque su director, Domenico Barbaja venía del Teatro de San Carlos de Nápoles. Después de un incendio fue reconstruido y ahora se llama Teatro de la Corte Imperial de Viena.


El Kärntnertortheater en la época de Beethoven

Pero esta noche del 7 de mayo de 1824 se hará una excepción, está anunciada la representación de una sinfonía, llamada la Novena del compositor alemán nacido en Bonn, Ludwig van Beethoven. La obra había sido comisionada por la Sociedad Filarmónica de Londres y se suponía que se estrenaría en Inglaterra, pero amigos y admiradores de Beethoven le rogaron que lo hiciera en Viena.

El teatro está a punto de pasar a la historia al ser la primera sala en estrenar una de las obras más importantes de la música clásica. Si bien el público y autoridades ignoran la magnitud del acontecimiento, existe gran expectativa en la audiencia porque Beethoven ya es mundialmente reconocido y además hace más de 12 años que no sube a un escenario. Existe otra circunstancia que atrae la curiosidad del público: hace 5 años que la sordera del compositor se ha vuelto total. ¿Cómo sonará esta obra escrita en la imaginación de su cerebro, sin un piano para sentir su sonido? ¿Qué pasará si resulta un mamarracho?

Hacía años, incluso antes de que la sordera empezara a atormentarlo que Beethoven soñaba con una sinfonía que incluyera un coro. Un himno a la alegría y a la fraternidad universal. La Revolución Francesa de 1789 con la toma del poder por la burguesía, produjo un impacto profundo en otros países europeos. Los principios ideológicos de la ilustración son recogidos también en la Declaración de Independencia de los Estados Unidos. Las ideas de libertad, igualdad y fraternidad prenden en las nuevas generaciones que tienden a derribar el absolutismo. Desde mediados del siglo XVIII tiene lugar en Inglaterra la Revolución Industrial que crea nueva polarización entre patronos y obreros y dará lugar a nuevos conflictos sociales. El movimiento cultural Sturm und Drang (tempestad y emoción), en las décadas finales de siglo supone la disolución de las formas cortesanas acentuando la libertad y el sentimiento y rechazando el racionalismo riguroso, anticipa lo que será el romanticismo.

Beethoven encarna el tránsito del estilo clásico al estilo romántico rompiendo el esquema cerrado de las formas musicales para adaptarlas a esta incipiente libertad individual. Es el segundo músico después de Mozart que vive de lo que produce componiendo y dando clases. Ambos han creado un precedente en el oficio de compositor, despegándose del mecenazgo al que estaban sometidos los músicos de entonces como Haydn, Bach, Salieri y muchos otros, ocupando en los palacios cargos que jerárquicamente estaban por debajo del que tenía el cocinero real.

La sordera del compositor, su fama, la incertidumbre ante el resultado de su obra y el hecho de que por primera vez se incorpora un segmento coral en las sinfonías, generan enorme curiosidad en el público. La sala está abarrotada de celebridades, aristócratas, nobleza y sangre real. Nadie quiere perderse el estreno de la esperada sinfonía y de la que se presume que sea la última aparición pública del genio alemán, como efectivamente así ocurrirá.

Además la obra tiene características particulares, es más larga y compleja que cualquier otra sinfonía que se haya realizado en la historia. La orquesta tiene mayor número de instrumentos, pero el aspecto más destacado es la inclusión de un coro y solistas vocales en el último movimiento. Está basado en el poema de Friedrich Schiller “Oda a la alegría”. Beethoven es el primer compositor en introducir esta innovación en una sinfonía. Es el resultado de dos años de trabajo minucioso rodeado de un silencio absoluto.

El poeta, historiador, filósofo y dramaturgo Friedrich Schiller (1759-1805)

Antes de comenzar, el director quién presentía que Beethoven incapaz de permanecer inactivo podría subir al escenario para dirigir los tempos, había prevenido a los miembros de la orquesta que no prestaran atención al compositor.

Comienza la ejecución de la pieza y Beethoven, entusiasmado sube al escenario y comienza a marcar el ritmo con movimientos desmesurados. Por momentos alza los brazos al cielo para luego inclinarse hasta casi rozar el suelo. Parecía que quisiera tocar todos los instrumentos y cantar todas las partes del coro.



El primer movimiento se abre con un clima oscuro, pero que se aclara y afirma más adelante. El segundo no es lento, como clásicamente se estipula, sino que se trata de un scherzo muy vivaz, con forma de fuga. En su parte media hay un trío que parece un himno. Sigue un movimiento de adagio, pensativo y melancólico, para acabar en el cuarto movimiento, donde surgen nuevamente los temas de los movimientos anteriores, como antepuerta de una melodía nueva, de alegría fraternal, que cantan solistas y coro.

Terminada la obra, hay unos segundos de silencio hasta que el público se recupera del encantamiento en el que está sumergido y estalla una enorme ovación. Los sombreros vuelan por el aire y las lágrimas asoman en los ojos del público, de los músicos y del coro. Beethoven está de espaldas no oye nada, solo sabe que la obra ha concluido. Entonces la contralto Caroline Unger, se le acerca emocionada, toma la mano del compositor y lo hace girar hacia el público y Beethoven toma conciencia del enorme éxito de su obra.


                                           La contralto Caroline Unger

En el año 1972 se nombró a esta sinfonía como el himno de la Unión Europea. Además, se trata de la única composición musical que ha sido declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. 

La Novena Sinfonía ahora viaja hacia las estrellas de nuestra galaxia, en un disco dentro de la sonda espacial Voyager, para mostrar a otras inteligencias del universo que los hombres de la tierra pueden crear cosas sublimes.

                          Ludwig Van Beethoven (1770-1827)

Esteban Buch. Beethoven’s Ninth. A political history. http://www.press.uchicago.edu/Misc/Chicago/078124.html

David Nelson. The Unique Story of Beethoven’s Ninth Symphony. In Mozart’s footsteps. http://inmozartsfootsteps.com/2472/the-unique-story-of-beethovens-ninth-symphony/

 

Beethoven. Enciclopaedia Britannica. Macroaedia volumen 14. 1995, Chicago.


Maynard Solomon. Beethoven. Javier Vergara, Buenos Aires 1983.

Jorge Maranto Iglecias. Curiosidades de la Novena Sinfonía de Beethoven. 15/04/2011. http://marantoi.wordpress.com/2011/04/15/curiosidades-de-la-9a-sinfonia-de-beethoven/