Museo de Bellas Artes de Nantes
La
ciudad de Nantes en la zona del Loire posee un importante Museo de Bellas Artes
y el observador sagaz que recorra sus obras, detectará una que le llamará la
atención. El cuadro muestra tres personajes con atuendo medieval, concretamente
del siglo IX. En el extremo izquierdo se encuentra un hombre que lleva hábito
correspondiente al cargo de Sumo Pontífice quien con gesto airado, cargado de
odio, señala con brazo acusador a otro personaje también con hábito papal. Éste
está sentado en un trono situado sobre un podio y debajo de una cruz que cuelga
de la pared de la nave principal de la basílica San Juan de Letrán en Roma.
Entre
ambos personajes y detrás de un atril se encuentra un hombre con atuendo
sacerdotal negro que contrasta con la pompa de los dos papas. Está escuchando
atentamente el discurso del pontífice acusador y toda la escena indica que se
trata de un juicio. Pero lo que llama la atención del observador es el rostro
del acusado. En realidad no es un rostro, sino un cráneo cubierto con lo que
queda de piel, y no se trata de un muerto reciente, más bien da la impresión de
que hacía tiempo que había pasado al otro mundo, y para ser preciso, alrededor
de nueve meses.
El
concilio cadavérico por Jean Paul Laurens
Podemos
imaginar el hedor insoportable del ambiente y la desesperación del
pobre sacerdote, que haciendo el papel de juez, no vería el momento de acabar
con el proceso. Más alejados del pestilente vaho, el cuadro muestra varias filas de prelados observando aquel
juicio macabro.
Formoso,
obispo de Portus, una localidad portuaria vecina a Roma fue elegido papa en el
año 891. Aparentemente su ascenso al trono de San Pedro empezó con el pie
izquierdo ya que, en aquellos tiempos, para ser elegido papa era necesario
pertenecer a una de las diócesis de Roma. Al año siguiente de su reinado, fue
presionado por Guido de Spoleto, rey de Italia y Emperador Carolingio para que
coronara a su hijo Lamberto. Eran los tiempos en que se hacía imprescindible
para un gobernante ser ungido por el papa de turno para tener la adecuada legitimidad.
El
caso es que Formoso detestaba a todos los Spoleto, a quienes consideraba muy
malos cristianos, pero contra sus deseos, debió trasladarse a Rávena para
coronar a Lamberto. El desquite le llegó cuando murió Guido y el papa convenció
al rey alemán Arnulfo de Carintia para que destituyera a Lamberto. Arnulfo
atravesó lo Alpes y asaltó Roma en febrero de 896 y los Spoleto y sus secuaces
escaparon al ver el poderoso ejército germano.
Arnulfo
fue coronado emperador por Formoso en el atrio de la antigua basílica de San
Pedro. Ese mismo año retornó a Alemania dejando al papa vulnerable ante los
Spoleto, quienes regresaron a Roma para recuperar el poder.
La historia no
precisa si en abril de 896 Formoso murió por envenenamiento o fue directamente
apuñalado por los Spoleto y según la costumbre fue enterrado junto con los
papas anteriores en el atrio de la Basílica de San Pedro.
Después
de un corto interregno del papa Bonifacio VI, subió al papado Esteban VI quien
inmediatamente fue presionado por Lamberto y su madre Ageltruda, de fuerte
carácter y enrome influencia sobre su hijo, para que iniciara un juicio post
mortem contra Formoso. El objetivo era producir un fuerte escarmiento para que
los papas no se entrometieran con el poder imperial, por lo tanto el juicio,
cuyo resultado ya estaba decidido de antemano, como sucede hoy día en nuestro
país, debía ser ejemplar.
Se decidió por la pena cruel de los antiguos romanos
llamada “damnatio memoriae”, que
equivalía a que el personaje desapareciera de la historia junto con sus
escritos, sus decretos y sus ordenaciones.
Formoso
fue desenterrado, vestido con ropas papales y sentado en la sala del juicio. Le
colocaron la mitra sobre la cabeza mientras algún gusano sorprendido se asomaba
por las cuencas vacías. Pese al hedor insoportable que invadía la sala, el
proceso duró dos horas donde el sacerdote que se desempeñó como abogado del
muerto, realizó una excelente tarea. Pero todo fue inútil, la sentencia
estaba decidida a priori.
Formoso
fue despojado de todas sus ropas, le cortaron los 3 dedos, o lo que quedaba de
ellos con los que solía bendecir a la
gente, y lo arrojaron a una fosa común. No contentos con esto, algunos
familiares Spoleto desenterraron el cadáver y lo arrojaron al Tíber.
El
papa Esteban VI no terminó bien, Formoso era muy querido y tenía muchos
partidarios, quienes un tiempo después, ingresaron en San Pedro capturaron al
papa y lo asesinaron en una mazmorra.
A
veces pienso cuanto valor puede adquirir una pintura cuando se conoce el
contexto que la rodea. Jean Paul Laurens realizó esta obra en 1870 con lo cual
Formoso no desapareció de la historia como deseaban los Spoleto.
Jean
Paul Laurens (1838-1921), Autorretrato
Juan
Vila. El famoso Concilio Cadavérico. Amantes de la historia 24,10,2014. http://amantesdelahistoria-aliado.blogspot.com.ar/2014/10/el-famoso-concilio-cadaverico.html
Henning
Mankell. Arenas Movedizas, El cadáver en el banquillo de los acusados.
Tusquets, Buenos Aires 2015.
Jean-Paul
Laurens.
Muy verídico y bien escrito tu artículo sobre la grotesca profanación del cadáver y de la memoria del papa Formoso. Ya había leido los vergonzosos detalles de ese "juicio" macabro en un libro de historia de la iglesia. El papa Esteban VII, que pronunció la sentencia al cadáver, eventualmente fué arrestado y estrangulado (no se sabe por quien o por cual motivo). Uno de los siguientes papas, Teodoro II, hizo rescatar el cadáver del papa Formoso del río Tíber, lo enterró otra vez con todo honor en la basílica de San Pedro, y restoró los clérigos ordenados por Formoso, quienes habían sido degradados despés del juicio.
ResponderEliminarEste triste episodio nos hace recordar características importantes de la iglesia:
1. Aquí en la tierra, está llena de pecadores. Suerte para mi, ya que de lo contrario yo no podría ser parte de ella.
2. Claramente es una entidad tanto humana cuanto divina: ninguna organización exclusivamente humana podria haber sobrevivido 2000 años con escándalos tan serios. Tenemos garantía de Dios que la iglesia seguirá hasta el fin del mundo.
3. Su infalibilidad está limitada a enseñanzas sobre asuntos de fé y de moralidad. El mal ejemplo no cuenta como enseñanza
Gracias por ampliar el artículo que me resultó interesante y que desconocía.
EliminarMuchas gracias Ricardo.
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