Hace 3 días se cumplió el aniversario del nacimiento de Manuela
Sáenz Aizpuru quién llegó al mundo un 27 de diciembre de 1797. Poco recordada
por la historia, que no es afecta en registrar a las mujeres, fue un personaje
esencial en la vida de Simón Bolívar. En el intento de hacer una semblanza
sintética de Manuela, me pareció que la mejor forma era comenzar con el momento
en que ambos personajes y amantes se conocieron por vez primera.
Manuela Sáenz con la
Orden del Sol del Perú
El 16 de junio de 1822 la calle principal de la ciudad de Quito se
presenta engalanada con guirnaldas, cintas de colores y banderas. Una multitud
espera ansiosa la llegada del Libertador, el hombre que con las recientes
batallas de Boyacá y Carabobo, le asestó un golpe mortal al poderío español en
América del Sur. Desde su balcón, Manuela se impacienta por ver a quién desde
hace tiempo admira, colaborando en forma activa en su campaña de independencia.
El sol del mediodía resalta su belleza y hace deslumbrar su vestido blanco, el
mejor que tenía para este acontecimiento. Manuela admira al Libertador, pero no
lo conoce personalmente, tiene una vaga idea de su figura y de su rostro y hasta
el momento, no ha sido tocada por la flecha de Cupido.
Una banda de tambores y clarines anuncia la llegada del gran
general quién montado en su caballo saluda a la multitud. Cuando pasa bajo su
balcón, Manuela le arroja un ramo de laureles y queda aterrada al ver que aquél
homenaje florido le da de lleno en el rostro. Pero Simón Bolívar levanta su
cabeza, la mira, esboza una leve sonrisa y le hace un gesto cordial con la
mano. Esa misma noche en el baile de la victoria, Simón y Manuela se encuentran
frente a frente y él le manifiesta: “Señora si mis soldados tuvieran vuestra
puntería ya habríamos ganado la guerra a España”.
A partir de entonces se amaron pasionalmente, él de 39 años y
ella de 27. Sólo se separaron para no volverse a ver cuándo Bolívar, víctima de
facciones mezquinas, desterrado de Venezuela, enfermo, arruinado y profundamente
decepcionado, tras una penosa travesía por el río Magdalena falleció en Santa
Marta. Fue entonces cuando exclamó ante la partición de la Gran Colombia: “He
arado en el mar y he sembrado en el viento”.
No fue
fácil para los historiadores incluir en su nómina de próceres a Manuela Sáenz. Su
condición de mujer ofrecía las primeras dificultades a las que habría que
agregarle, la de ser amante de Bolívar estando casada. Ya sabemos la tendencia
de quienes escribieron las biografías de los grandes de América latina, que fue
transformarlos en seres impolutos hasta volveros desabridos e insulsos. Pero
finalmente la historia no pudo pasar por alto a quién en los albores del siglo
XIX vistió uniforme de húsar, ostentó el grado de Coronela del Ejército Libertador
de Simón Bolívar, lo acompañó en sus campañas como un soldado más, y participó
en decisiones políticas, aunque su vocación fue siempre la de salvaguardar la
vida del Presidente-Libertador de la Gran Colombia. Por si fuesen pocos sus
méritos, combatió en la batalla de Ayacucho.
Manuela
nació en Quito en 1795, siendo hija natural del comerciante español Simón Sáenz
y de Joaquina Aizpuru, de quién heredó su belleza. La efervescencia de
independencia que animaba a la aristocracia criolla, hizo que la joven se
interesara por los acontecimientos políticos hasta que habiendo cumplido 17
años su madre la recluyó en un convento. Pero la vida monacal no era su fuerte y escapó de sus muros ayudada por un coronel del ejército del rey
con quien mantenía un furtivo intercambio epistolar.
Su
amante resultó ser un charlatán insoportable y sus habladurías perjudicaban la
imagen de Manuela quién resolvió casarse para regularizar su situación. Lo hizo
con James Thorne, un comerciante inglés, insípido en la cama, formal y aburrido
que no se reía ni de sus propios chistes. Cuando conoció a Bolívar Manuela no
lo pensó dos veces y huyó con él, transformándose en su más activa
colaboradora.
Bolívar
tenía muchos enemigos y ella vivía defendiéndolo constantemente. En una ocasión
sus confidentes le avisaron que en la plaza mayor se estaba gestando un acto
opositor con una caricatura del general. Manuela acompañada de varias de sus
esclavas, lanzó una carga de caballería que pasando por encima de la guardia,
desbarató las instalaciones y desparramó a los convocados.
En otra oportunidad
en que ella y Bolívar estaban iniciando en la cama los retozos del amor, oyeron
tiros, gritos y correr de botas que se aproximaban. Manuela lo ayudó a vestirse
a toda prisa y lo hizo saltar por el balcón semidesnudo, pero con un sable y
una pistola. Seguidamente recibió a los atacantes que forzaron la puerta del
dormitorio. Le preguntaron por el presidente y ella les contestó que estaba en
el salón del consejo. Soportó sus insultos, mal trato y amenazas mientras ganaba tiempo
fumando un cigarro ordinario, de aroma insoportable para cubrir el rastro de
agua de colonia que aún permanecía en el cuarto.
La
relación de los amantes, ella casada y él viudo, como todo vínculo pasional,
también era tormentosa. En una oportunidad Manuela casi le arranca la oreja de
un mordisco tras un pleito de celos por las aventuras que más que
ocasionalmente tenía Bolívar con otras mujeres. Eran episodios fugaces, ya que
su verdadero amor era Manuela y cuando ella amenazaba con abandonarlo, aquél
fogueado general desconocedor del miedo, dueño y señor de las batallas, le
pedía humildemente perdón y ella regresaba satisfecha a su lado.
Cuando
Venezuela se separó de Colombia fue un durísimo golpe moral y político para
Bolívar, al ver como su proyecto se desintegraba. Además, el presidente de la
flamante república de Venezuela ordenó su destierro, muriendo en Colombia a los
47 años el 17 de diciembre de 1830. Al enterarse Manuela de la muerte de su
amado, intentó suicidarse haciéndose picar por una serpiente, pero fue salvada
por los habitantes del lugar. El odio de los enemigos de Bolívar se ensañó con
ella, la encarcelaron y luego la expulsaron de Colombia. Se radicó en el Puerto
de Paita en Perú, donde subsistió elaborando dulces, tejidos y bordados para la
venta, ya que las rentas por el arrendamiento de su hacienda en Quito, no le
eran enviadas. En la puerta de su casa se podía leer English Spoken.
En el destierro fue visitada por muchos
hombres importantes, entre ellos Giuseppe Garibaldi. Uno de los visitantes
trajo consigo la difteria contagiando a Manuela quién falleció en 1859 cuando
estaba por cumplir sesenta años. La presidenta Cristina la reivindicó
incorporando su retrato en el Salón de las Mujeres de la Casa Rosada y, en 2010
con la presencia del presidente de Ecuador Rafael Correa, se inauguró un busto
de Manuela Sáenz en Puerto Madero.
Rafael Correa inaugura un busto de
Manuela Sáenz en Puerto Madero
Marta Rojas. La Generala
Manuela Saenz. Libertadora del Libertador. CUBADEBATE. 09/08/2013. http://www.cubadebate.cu/opinion/2013/08/09/la-generala-manuela-saenz-libertadora-del-libertador/
Gabriel García Márquez. El
general en su laberinto. Editorial Planeta, 1995, España.
Manuela Sáenz. Biografía y
vidas. http://www.biografiasyvidas.com/biografia/s/saenz_de_thorne.htm
Genial Ricardo!
ResponderEliminarMe encanta toda la historia de Manuela y puedo verla a través de tu relato.
Brillante!
Cariños y muy buen 2015!
Nancy
Muy feliz año para vos también Nancy y gracias por tu interés en El Mordaz
EliminarQuerido Ricardo;
ResponderEliminarTe agradezco mucho que hayas compartido conmigo tus notas del blog, los difundi porque siempre me parecieron excelentes!!
Que tengas un feliz año y un muy buen comienzo del nuevo año,
Un beso grande!!
Susana
Muchas gracias Ricardo, por todos tus artículos. Y muy feliz 2015 para vos también!!!
ResponderEliminarSaludos, Adriana.
Muchas gracias Ricardo por tus descripciones sobre las historias de mujeres valientes que muchas veces la historia ignora. Feiz 2015 para vos, Alicia, hijas/os y nietas/os. Ub abrazo, Rosa María
ResponderEliminarLo mismo te deseo a vos Rosa María y gracias por compartir el blog
EliminarMuy bueno Ricardo, todos tus articulos y notas excelentes muy instructivas. Te felicito por tu iniciativa que continue. Te deseo un feliz año nuevo y mejor comienzo. Que mejore Lanata y cambie el calentamiento global segun Lima.
EliminarHola Enrique, gracias por tus comentarios. Terminé un libro sobre los sueños en la historia, la literatura, el cine y el arte, con el auspicio de Gador, cuando lo tenga te daré un ejemplar
Eliminar¡Se vienen la película sobre Bolívar! Cuando tenga más data la paso.
ResponderEliminar¡Feliz Año Alcachofas y Alcachofos!
INDECQUE TRABAJA TE ABRAZA CON ENORME ADMIRACIÓN. SOMOS TUS ALUMNOS Y UN ABRAZO ENORME. POCOS INVESTIGAN Y NOS ENSEÑAN CADA SEMANA. AL SABIO MORDAZ TODO NUESTRO AGRADECIMIENTO.
ResponderEliminarMe siento abrumado por halagos que no creo merecer.
EliminarMuchas gracias