El
astuto y visionario Herman Weil
Herman Weil, el padre de Félix, era un judío
alemán de humilde origen que hizo una buena carrera en una empresa agrícola de
Mannheim, el centro del comercio cerealero de Alemania. En 1888, cuando Herman
tenía 20 años, la empresa lo envió a la Argentina para evaluar un beneficio con
la especulación financiera, pero la empresa se fundió, Herman logró comprar sus
restos y en 1889, el año en que Félix nació, fundó Weil Hermanos & Cía. Fue un momento
crucial, porque con la crisis quedó interrumpido el flujo de capitales desde
Inglaterra hacia la Argentina. Si bien la situación era muy difícil, también
era una gran oportunidad.
Hasta ese momento el país tenía un comercio
deficitario y entonces se dejó de importar productos agrícolas, en particular
trigo, y Argentina se fue transformando en un gran agro exportador. El comercio de
granos quedó acaparado por Weil Hermanos & Cía junto con Bunge
& Born, constituyéndose en las corporaciones más importantes del país. La
especulación, el ingenio y la explotación a los arrendatarios permitieron que
pudieran competir muy favorablemente en el mercado internacional.
Félix
Weil y la escuela de Frankfurt
En los comienzos de la década de 1920, Herman
envió a su hijo Félix a Alemania para que terminara sus estudios secundarios y
universitarios en escuelas alemanas y para que hiciera contacto con
importadores locales de granos con el objeto de expandir el emporio de la
familia.
Félix Weil (1898-1975)
Lo que menos se imaginaron tanto su padre como el
propio Félix fue que aquel joven de 22 años, que hasta entonces se codeaba con
la oligarquía porteña, abrazaría la ideología comunista alejándose totalmente
de la clase a la cual pertenecía en Argentina.
Terminada la Primera Guerra Mundial y con el
Kaiser fuera del poder, Alemania había ingresado con fuerza en la democracia y
los distintos partidos estaban en plena efervescencia. Félix pronto simpatizó
con las ideas de Marx y Lenin, hizo contactos con filósofos y pensadores
especializados en marxismo como Friedrich Pollock, Max Horkheimer y poco
después con el destacado filósofo y sociólogo Herbert Marcuse.
Herbert Marcuse (1898-1979)
Gracias a la iniciativa y el aporte económico que
realizó Félix, el grupo fundó en 1923 la Escuela de Frankfurt, la principal institución
de pensamiento e investigación social, económico y filosófico de carácter
marxista internacional. Esta estructura ejerció enorme influencia en los
movimiento estudiantiles de 1968 y constituyó objeto de numerosos estudios. Fue
la escuela de Frankfurt la que en 1972, hizo todas las gestiones posible para
que la emblemática activista Angela Davis, profesora de filosofía de la UCLA,
no fuera condenada a la silla eléctrica durante la administración de Nixon. Hacer clik aquí para ver ANGELA LA INDOMABLE
Angela Davis (1944-)
Se da aquí la singularidad que el gran impulso
del comunismo a nivel global, lo dio un mecenas argentino cuyo padre integraba
la elite agroganadera de los grandes terratenientes de la pampa húmeda, motivo
por el cual recibió el mote de “bolchevique de salón”.
En Alemania Félix no solo logró que su padre lo ayudara a financiar la
Escuela de Frankfurt y su causa revolucionaria, también realizó otros
emprendimientos, como participar económicamente en la difusión y distribución
de El Acorazado Potemkin, la obra
maestra de Eisenstein. Fue mecenas del pintor George Grosz, del cual se hizo
amigo y de la escuela del teatro, llamado político, de Erwin Piscator, que
junto con Bertold Brecht revolucionarían la dramaturgia alemana.
En el aspecto literario, solventó el funcionamiento de una de las
editoriales más notables del ambiente alemán: la Editorial Malik, pero nunca
olvidó a la Argentina sobre la cual, años más tarde y viviendo en Estados
Unidos, escribió un libro que puso al descubierto la explotación de los
terratenientes y determinó que, a partir de entonces, la oligarquía vernácula
se esforzara para mantenerlo en el anonimato.
Junto con estos aspectos académicos, filosóficos y literarios, Félix era
consciente de que era joven y adinerado y no perdía ocasión de organizar y
participar en fiestas, donde abundaba el champan, mujeres jovencitas y placeres
voluptuosos, a tono con los años locos de la entreguerra.
Todo marchaba sobre ruedas hasta que en 1931 la nube oscura del nazismo
comenzó a cernirse amenazante sobre Alemania. Félix olfateó el peligro, portaba
dos estigmas inaceptables para los nazis: era judío y comunista. Ese mismo año
volvió a la Argentina.
Los años en Argentina
De regreso en el país no percibió que estaba gobernado por un sistema
corrupto que la historia bautizó como la década infame. Entabló relación con
Federico Pinedo, el ministro de Hacienda del gobierno de Justo y pensando que
lo máximo que se podía hacer en la Argentina para el desarrollo del socialismo,
era difundir el impuesto a los réditos y las formas de intervención del Estado
en la economía.
Participó de muchas polémicas, incluyendo un fuerte entredicho con
Lisandro de la Torre, quien decía que la Unión Soviética y la Alemania nazi
eran lo mismo. Por entonces en Alemania el nazismo cerró la Escuela de
Frankfurt y los integrantes que lograron escapar se dirigieron a Estados
Unidos. Félix se reunió con ellos en 1935 y se radicó definitivamente en el
país del norte.
El engima argentino
Sin embargo, nunca se olvidó de su país de origen y fue entonces que
escribió El enigma argentino. El
libro fue reeditado en 2010 durante la gestión de Horacio González, ex Director de
la Biblioteca Nacional y repasa gran parte de nuestra historia hasta 1940.
Portada de la edición El enigma argentino de Félix Weil
Portada de la edición El enigma argentino de Félix Weil
Lo más destacado de esta obra es la descripción de la descarnada e
infame desigualdad establecida por los patrones de estancia con sus obreros o
arrendatarios. Describe las distintas maniobras especulativas que permiten
explicar la renta agraria argentina en su relación con la europea. Las grandes
corporaciones de granos unificaban criterios para explotar al máximo a los
agricultores que se encontraban indefensos ya que aquellas poseían los
elevadores de granos y la cadena de exportación.
Félix los señala como estafadores que fijan los precios de las cosechas entre ellos y juegan a la suba o a la baja para pagar menos o para vender la producción a mayor precio. También describe la oposición persistente que realizó este grupo de poder para impedir la industrialización del país y encasillarlo en la producción de materias primas.
Félix los señala como estafadores que fijan los precios de las cosechas entre ellos y juegan a la suba o a la baja para pagar menos o para vender la producción a mayor precio. También describe la oposición persistente que realizó este grupo de poder para impedir la industrialización del país y encasillarlo en la producción de materias primas.
El libro menciona los levantamientos de los campesinos como el del Grito
de Alcorta que ocurrió durante la
abundante cosecha de 1912, al comprobar los chacareros que luego de
pagar las deudas, nada quedaba para ellos. Los agricultores que eran
arrendatarios, no tenían acceso a los créditos, a diferencia de los
agricultores canadienses que sí eran propietarios y se manejaban en
cooperativas.
Este libro desmitifica el halo de progreso y
abundancia con que la historia clásica se ha referido a la generación del
ochenta y las primeras décadas del siglo XX.
Realiza una fuerte crítica de la Sociedad
Rural Argentina, cuyos objetivos precisos son: desarrollo y crecimiento de la
ganadería y de la agricultura en manos de un reducido grupo de terratenientes,
fomento de una economía basada esencialmente en la producción de materias
primas y oposición a todo régimen de gobierno que afecte sus intereses.
No debe sorprender que tanto su autor como la
obra fueran prácticamente desconocidos. Ha sido un acierto que la Biblioteca
Nacional lo haya reeditado y que Mario Rapaport, investigador del CONICET
repase en su libro Bolchevique de salón,
la vida y la obra de Félix Weil.
En el momento actual en que Argentina se desintegra bajo el régimen ultraneoliberal de Mauricio Macri, el libro de Félix Weil tiene más vigencia que nunca.
En el momento actual en que Argentina se desintegra bajo el régimen ultraneoliberal de Mauricio Macri, el libro de Félix Weil tiene más vigencia que nunca.
Félix Weil. El enigma argentino. Biblioteca
Nacional. Colección Los Raros.
Bolchevique de salón. Vida
de Félix J. Weil, el fundador argentino de la Escuela de Frankfurt, de Mario
Rapaport.
El granero del mundo. RADAR Libros, 04/01/2015.
Javier Lewkowicz. La historia del bolchevique de salón. Página 12, 28/10/2014.
Mario
Rapaport. De la Feria de Frankfurt al regreso de un olvidado: Félix Weil.
Página 12, 21/12/2010.
genial, gracias por tu aporte Ricardo!
ResponderEliminarme encantó, genial como siempre Ricardo, un fuerte abrazo!
ResponderEliminarBuenisinmo!!!!! Muchas gracias Ricardo!!!.Un abrazo.Difundo
ResponderEliminarBuenísimo!!!!!. Muchas gracias Ricardo. Un abrazo. Edith. Difundo
ResponderEliminarMuchas gracias AMIGAZO, siempre Excelente Material!!!!!
ResponderEliminarABBRACCIONES"!!!!
Excelente reseña de un personaje desconocido (al menos para mí) que merece conocerse.
ResponderEliminarGRACIAS POR TU APORTE RICARSO , MUY VALIOSO PARA COMPRENDER LOS INTERESES ELITISTAS DE ESTOS SECTORES,QUE TANTO HAN DIFICULTADO EL PROGRESO DE NUESTRA ARGENTINA .
ResponderEliminarExcelente nota y de fundamental lectura para comprender porqué " la Argentina nunca arranca"
ResponderEliminar