Elizabeth
(Elisa) Alicia Lynch nació y vivió su infancia en la ciudad de Cork en Irlanda
donde su familia, con veleidades de nobleza, la proveyó de una excelente
educación, pese a la paupérrima situación que vivía el país bajo el dominio
inglés. A la edad de 15 años, emergió del pequeño entorno en que vivía gracias
a las relaciones del comodoro Crook, un pariente político de la joven, que la
llevó a Londres.
Elizabeth (Elisa) Lynch
(1833-1886).
Allí
participó en un baile de gala del Almirantazgo inglés, la institución naval más
poderosa del planeta. En las grandes salas se cruzaban embajadores, ministros,
políticos y destacados hombres de negocios. Aunque Elisa aún lo ignoraba,
acababa de ingresar en forma definitiva en el gran mundo de la alta sociedad
europea.
Durante
la reunión se le acercó un hombre de unos 40 años, quien se presentó como el
doctor Javier de Quatrefages del Ejército francés y le confesó que estaba
fascinado por su belleza. De esa reunión surgió una relación que terminó en
matrimonio cuando ella tenía solo 15 años. Se instalaron en París, pero como
Quatrefages no había registrado su casamiento en Francia, ante la sociedad
francesa y para la historia, ella pasó a ser conocida como Madame Lynch.
Elisa a la edad de 20
años en París
Por
razones de trabajo se trasladaron a Argel donde el esposo le consiguió a Elisa
un puesto en la enfermería del hospital. Esta experiencia sería muy valiosa y
la aplicaría años más tarde sobre los heridos de guerra durante el conflicto de
la Triple Alianza. En las horas libres le gustaba hacer salidas a caballo
montando a horcajadas como los hombres, un estilo que había introducido George
Sand en París y que escandalizaba a las francesas que se hallaban en Argel.
Quatrefages
carecía de la vitalidad que Elisa reclamaba tanto en la cama como en la vida
cotidiana y la relación con su esposo se fue enfriando lentamente. Por entonces
ocurrió un episodio que seguramente contribuyó a la separación definitiva. Su
belleza atraía a los hombres como las moscas a la miel y dos de sus
admiradores, el coronel D’Aubry del ejército francés y el oficial ruso Mikail Alexandrovich
Meden, se la disputaron entablando un duelo de pistola donde el francés quedó
gravemente herido y falleció pocos días después. Los rumores convergieron en la
persona de “la inglesa que monta con las piernas a los costados del caballo” y
este episodio, más el distanciamiento que ya tenía con Quatrefages, culminó en
una separación amistosa, facilitada por la ausencia de hijos.
Elisa
regresó a París y estando en una reunión social escuchó un vozarrón que la
saludaba, giró la cabeza y encontró la gigantesca figura de Mikail quién le
sonreía a través de sus negros y espesos bigotes. Si en el corazón de ella, todavía
quedaba algún rastro de lazo sentimental hacia Quatrefages, éste se terminó de
romper esa noche en que se inició un romance apasionado donde ambos recorrieron
los mejores hoteles de Europa, hasta que estalló la guerra de Crimea y Mikail
tuvo que regresar a Moscú.
Sin
embargo, estaba próximo a surgir la persona que marcaría su futuro para siempre.
Ese hombre se llamaba Francisco Solano López, Ministro Plenipotenciario de la
República de Paraguay.
Mariscal Francisco Solano
López (1827-1870).
Antes
de continuar con la historia de Elisa, es preciso que haga una referencia sobre
la situación de ese país durante la primera mitad del siglo XIX. Mientras
Brasil todavía tenía esclavitud, Uruguay comenzaba a desperezarse y Argentina
vivía una verdadera anarquía por el conflicto entre Buenos Aires y las
provincias, Paraguay se había transformado en la nación más desarrollada de
América del Sur. Fue la primera en tener altos hornos y líneas ferroviarias. Poseía
una industria pujante, de sus astilleros se botaban buques de mediano porte que
surcaban las aguas del Paraná y comerciaban con el mundo.
No tenía casi
analfabetos y un dato no menos importante es que carecía de deuda externa, no
solo no estaba comprometido con la red financiera internacional centrada en
Londres, sino que otorgó préstamos a varios países. En Europa, Paraguay era
considerada una nación solvente y respetada.
Este
notable crecimiento de un territorio, que ni siquiera tenía acceso al mar, fue
el resultado de los gobiernos de José Gaspar Rodríguez de Francia y su sobrino
Carlos Antonio López, el padre de Francisco, quienes durante 46 años condujeron
con mano férrea los intereses de la nación. Ambos eran dictadores, pero a
diferencia de la versión cipaya uniformada que tuvimos en Argentina, ellos trabajaron
para el engrandecimiento de su país.
Cuando
Solano López conoció a Elisa en un baile en las Tullerías, estaba firmando acuerdos
económicos con los países europeos y tratados sobre la incorporación de
ingenieros y científicos para el desarrollo industrial de Paraguay y
fundamentalmente, la compra de material bélico para transformar a su país en la
primera potencia bélica de América del Sur. Existen evidencias que durante esas
transacciones jamás aceptó comisiones “por debajo de la mesa”.
Elisa
y Solano López se sintieron de inmediato mutuamente atraídos. Él era un hombre elegante
y culto, manejaba el francés correctamente y además tenía muchísimo dinero como
para pasearla por los mejores restaurantes, teatros y salones de París y
ocasionalmente, cuando el protocolo lo permitía, ella lo acompañaba a los
encuentros que tenía con las más altas autoridades de Europa. Entre estas
figuraba el emperador Napoleón III, la reina Victoria y el rey Vittorio
Emanuele de Italia. Todos deseaban tener buenas relaciones con el representante
de un país en pujante crecimiento. Durante el tiempo que vivieron juntos, ella
quedó embarazada y con esto quedó roto el último lazo que la ligaba a Francia.
En las damas paraguayas, la llegada de esta rubia llamativa, de grandes
ojos azules, vestida a la última moda parisiense, produjo sentimientos
encontrados. Un sector importante de la sociedad la consideraba una cortesana y
una oportunista, el término “yegua”, aún no existía, habría que esperar 150
años más. En cambio en la clase media y en el pueblo era respetada y admirada por
dar muestras de una gran libertad, y exhibiendo como un desafío su cultura, su
dominio de varios idiomas y su intuición política. Mientras la sociedad de
Asunción estaba plagada de hábitos madrileños y rígidos códigos de moral
formal, Elisa irrumpió avasallante trayendo todas las costumbres avanzadas de
París. Los
once años de paz que vivió junto a Solano López, fueron seguramente los más
felices de su vida y durante ese período le dio 6 hijos.
Fuera
del Paraguay existía un periódico que detestaba a esta pareja, fiel a su
filosofía liberal, con la cual fue coherente a todo lo largo de su trayectoria,
el diario La Nación, no soportaba la
existencia de un presidente popular y progresista que ejercía una economía basada
en fomentar el desarrollo industrial, limitando la importación de productos
manufacturados que pudieran competir con la producción local. El periódico de
Bartolomé Mitre, utilizaba los términos “déspota” y “tirano”, para referirse a
Solano López y a Elisa la consideraba una frívola que dilapidaba el dinero en
joyas y costosos vestidos. Nunca resaltó los logros realizados durante su
presidencia. Sin duda alguna La Nación
influenció en la sociedad porteña para que le tomara aversión al gobierno
paraguayo y contribuyó a generar el ambiente de hostilidad que sería en parte
el caldo de cultivo de la guerra.
Guerra de la Triple Alianza
La
Guerra de la Triple Alianza, uno de los episodios menos memorables de nuestra
historia, fue el resultado de la intransigencia, ceguera e incapacidad de
negociar y zanjar desavenencias y malentendidos de todos los participantes.
Ninguno de los responsables de los tres gobiernos imaginó las consecuencias
devastadoras que pudieron ser evitadas a través de la vía diplomática. Comencemos
diciendo que no fue un enfrentamiento entre Paraguay y Argentina sino entre
aquella nación y la burguesía porteña de Buenos Aires. El resto del país se
mantuvo indiferente y en algunas provincias como Santa Fe y Corrientes, el
desacuerdo con la guerra fue notorio y se resistieron a enviar soldados.
El
gobierno argentino ya miraba con malos ojos y desconfianza al presidente
paraguayo, los porteños se habían olvidado que gracias a la intermediación de Solano
López se llegó a un cese de hostilidades entre Buenos Aires y las provincias
mediante el Pacto de San José de Flores firmado el 11 de noviembre de 1859,
cuando él todavía era ministro plenipotenciario. Pacto que un tiempo después
sería violado por la propia Buenos Aires.
Como
el presente relato se refiere a Madame Lynch y debido a que la Guerra de la
Triple Alianza ofrece suficiente material para escribir un libro, haré un
esfuerzo de síntesis para describir este conflicto.
Si
bien ocurrieron escaramuzas, pretensiones territoriales y desplantes
diplomáticos, previamente ya existía entre las partes una gran desconfianza.
Cuando Brasil envió fuerzas que penetraron en Uruguay para respaldar a
terratenientes brasileños que se quejaban de los altos impuestos que estaban
pagando, Solano López, ahora devenido en Mariscal, consideró la maniobra como casus belli. Su criterio no era
desacertado porque Uruguay en manos de Brasil podía constituirse en un tapón
para las naves paraguayas en su comercio con el mundo. Mitre debió haber
exigido, o al menos sugerido al gobierno de Río de Janeiro que se retirara de
territorio uruguayo, en su lugar adoptó una pasividad total.
La
diplomacia no era el fuerte de Solano López, carecía de los principales
atributos que la componen: persuasión, pragmatismo, oportunidad y sensatez. En
lugar de negociar, le declaró la guerra a Brasil, y pudiendo hacer pasar su
ejército a través de Misiones que era un territorio indefinido, le pidió
autorización al gobierno de Buenos Aires para atravesar por Corrientes e
invadir Brasil. O el Mariscal no tenía asesores esclarecidos o no los escuchó. Era
obvio que el presidente Mitre denegaría la autorización, de hacerlo, entraba en
conflicto con Brasil.
Solano
López, ante la negativa y en un verdadero desatino, el 29 de marzo de 1865 le
declaró oficialmente la guerra a la Argentina e invadió Corrientes. Si bien
Paraguay tenía el mejor ejército, no podía nunca salir victorioso de una
contienda contra las dos naciones más grandes de América del Sur. Mitre creyendo
que sería un conflicto breve convocó a la ciudadanía mediante una arenga que
pasó a la historia: “En veinticuatro horas en los cuarteles. En tres semanas en
la frontera. ¡En tres meses en Asunción!”. Pero la guerra duró 5 años, gran
parte de la juventud de Brasil y de Buenos Aires, murió en la contienda a la
que hubo que agregar las sucesivas epidemias de cólera en las zonas de combate.
Terminada la guerra, un nuevo castigo le esperaba a Buenos Aires, una epidemia
de fiebre amarilla, traída a su regreso por los combatientes, diezmó gran parte
de la población. Las economías de Argentina y de Brasil quedaron en bancarrota.
Cándido López. Batalla de
Curupayty. Fue el desastre más grande que sufrió la Triple Alianza, después del
cual, el general Bartolomé Mitre, que entre los generales y almirantes de las
tres fuerzas, era el estratega más mediocre, se retiró del conflicto.
Durante
la guerra, Elisa asumió el cargo de Mariscala y con uniforme militar recorría las
fortalezas de Curupayty, Humaitá y las zonas de combate, atendiendo a los
heridos con los conocimientos que había adquirido en Argelia. Los paraguayos
pelearon junto a Solano López hasta que no quedaron más que niños y mujeres. El
que otrora fuera el país más floreciente de América del Sur fue totalmente
destruido y nunca más pudo recuperarse.
Sin
embargo, como en toda guerra, estaban los que sin luchar se beneficiaron: fueron
los terratenientes de la pampa húmeda que le vendieron ganado y trigo a los
ejércitos de la Triple Alianza a un precio como si fuera el enemigo y no sus
compatriotas. A sus bolsillos fueron a parar los préstamos que Argentina
solicitó a Londres. En cuanto al tratado de paz, fue leonino y denunciado hasta
por gobiernos extranjeros. Salvo el diario La
Nación, que lo aprobó sin reservas, el resto del mundo lo consideró ignominioso.
Los
ejércitos de la Triple Alianza ingresaron en Asunción el 5 de enero de 1869, al
son de clarines y tambores y pronto se dedicaron a realizar un verdadero saqueo
en la ciudad. Uno de los primeros actos del Gobierno Provisorio fue decretar
fuera de la ley “al desnaturalizado paraguayo Francisco Solano López…como
asesino de su patria y enemigo del género humano”. Al Mariscal le quedaban dos
opciones: suicidarse o morir luchando. Si se entregaba lo matarían
inmediatamente, o peor aún corría el riesgo de ser paseado semidesnudo y con un
bonete por las calles de Buenos Aires o de Río de Janeiro, encadenado como una
bestia peligrosa.
Siguiendo
a su jefe, los habitantes que quedaban y el resto de las fuerzas paraguayas
iniciaron un largo exilio hacia el norte. Elisa no se despegó de su compañero, a
lo largo de todo el conflicto y durante el éxodo recorría a caballo junto a su
hijo Panchito la extensa columna formada por soldados en harapos, heridos
transportados en carretas, mujeres, niños y ancianos, todos agotados, flacos y
sin fuerzas. La escena semejaba una doliente caravana de espectros.
Esta
etapa de lento desplazamiento y continuos enfrentamientos contra las avanzadas enemigas
duró un año, hasta que el primero de marzo de 1870 en Cerro Corá a 400
kilómetros al norte de Asunción, Solano López, lanceado y con múltiples heridas
murió peleando contra una partida de soldados brasileros. Ese día también
terminó la guerra.
Última imagen del Mariscal
Solano López tomada pocas semanas antes de su muerte. Se percibe en su rostro
el cansancio y desaliento que lo embargaba.
Elisa
se salvó de ser violada, golpeada y probablemente asesinada, gracias a que
extrajo de su ropa un banderín inglés que siempre llevaba consigo y lo agitó
ante la turba de soldados gritando que era ciudadana inglesa.
A
duras penas logró embarcarse para Buenos Aires vía Inglaterra con sus cinco
hijos, el mayor apodado “Panchito”, había muerto tratando de defender a su
madre cuando intentaron violarla. Llevaba consigo muchas joyas y piedras
preciosas y seis lingotes de oro. En Paraguay poseía numerosos inmuebles y grandes
extensiones de tierra.
En
los puertos en que paraba: Buenos Aires, Río de Janeiro y Lisboa, nubes de
periodistas y curiosos se acercaban al barco para conocer a la famosa Madame
Lynch, y como la prensa de esos países fue demoledora con su imagen, no
escasearon los insultos, los gestos y las miradas furiosas.
Desde
Londres Elisa se trasladó a París, pero la ciudad no era la misma que había
dejado veinte años atrás. Francia había perdido la guerra francoprusiana,
Napoleón III fue derrocado y el ambiente era de pesimismo y depresión.
Pasó
gran parte de su vida restante litigando para recuperar sus posesiones en
Paraguay y de esta forma fue empeñando sus joyas. Con la salud muy deteriorada,
la muerte la sorprendió en la pobreza a la edad de 53 años.
Alicia Dujovne Ortiz. Bella, feroz y aguerrida: Eliza Lynch, la dueña del
Paraguay. La Nación, 28,02,2014.
Fernando
Baptista. Madame Lynch. EMECÉ Editores, Buenos Aires 1987.
Felipe
Pigna. Los mitos de la historia argentina. Tomo 2. Planeta 2005.
López,
Francisco Solano. Encyclopaedia Britannica. Tomo 7 1995, Chicago.
MUCHAS GRACIAS, AMIGAZO RICARDO, EXCELENTE!!!!
ResponderEliminarABRAZO ENORME.
Qué gusto es leer tus envíos! Muchas gracias
ResponderEliminarGracias Ricardo!!. Buenísimo y siempre esa capacidad se síntesis. Y triste, no sólo por la historia en sí sino por la fatal repetición en la historia. Un abrazo, Edith.
ResponderEliminarGracias por el interesantisimo blog sobre Madame Lynch, Ricardo. Al fin termino casandose con Solano Lopez? Cual fue la tercera nacion de la triple Alianza, Uruguay o Bolivia?
ResponderEliminarAbrazos para Alicia y para ti
Hola Oswaldo:
EliminarMadame Lynch no se casó con Solano López, no estoy seguro si se debía a que aún estaba oficialmente casada con Quatrefages o porque la sociedad paraguaya no la aceptaba.
En Asunción hay una avenida que honra su nombre.
El tercer país fue Uruguay, pero debido a su escasa población tuvo poca participación en el conflicto.
He terminado el libro del tango, es el doble que el de Onírica que te envié. Quisiera saber si hay o habrá pronto algún conocido o familiar tuyo que venga a Buenos Aires y te lo pueda luego acercar.
Abrazo
Estimado Señor
ResponderEliminar1. Permítaseme hacer comentario con alguna corrección.
2. La capacidad productiva de Paraguay se basa en la metodología y administración de Gaspar de Francia, CA Lopez inicia la decadencia al utilizar en provecho propio los bienes del estado.
3. Solano Lopez (dejo expreso reconocimiento a la legitimidad de la caus paraguaya en la Guerra) es típico hijo de rico (lejos de la habilidad política y sin las virtudes de G Francia) a nivel político es un ingenuo e ignorante que irresponsablemente no prevé las traición de Urquiza, traidor serial que fue primero degollador de Rosas (Pago Largo) y luego traidor a la causa del interior (Pavón) que por dinero pactó con Mitre el ataque Paraguay.
4) Lopez confiando en Urquiza,entró a saco la Pcia de Corrientes, transformndo a su población (aliada natural del Paraguay) en enemiga acérrima al punto que no solo envio tropa a Mitre, sino que además envia a la guerra 4.500 jinetes voluntarios, que fueron los únicos que pudieron combatir conociendo el terreno paraguayo.
5. Buena prueba de lo expuesto es el resultado de la batalle de Corrales donde la tropa porteña al mando de Conesa fue destrozada por los paraguayos en esa última batalla en territorio argentino, por desconcimiento de la tropa de Conesa del terreno.
6. Puedo afirmar sin temor a error que sin la intervención de los voluntarios correntinos (que entran en esa guerra por error político de Solano Lopez) los aliados no hubieran pasado de Curupayty. Y el resultado de la guerra hubiera sido similar a la Guerra del Chaco en el Siglo XX.
Atentos saludos