Orson Welles (1915-1985)
No
se puede hablar de historia del cine y obviar la figura de Orson Welles,
personaje emblemático que revolucionó la técnica del séptimo arte. Esto se
debió tanto a su talento, como a su intrepidez para lanzarse hacia aventuras
riesgosas, a veces temerarias, convencido de que estaba en la senda correcta.
Una anécdota basta para mostrar su actitud desafiante. Al morir su padre en
1931, Welles heredó una pequeña fortuna y la usó para recorrer Europa. En su
paso por Irlanda se detuvo ante el Gate
Theater de Dublin y logró entrevistar al administrador a quien le informó
que él era una estrella en Broadway, cuando la realidad era que jamás había
actuado. Su capacidad de convicción hizo que le dieran un papel en la obra que
estaba a punto de estrenarse. Entonces solo tenía 16 años.
Welles
fue el primero que unificó en su persona los papeles de actor, director,
guionista y productor. Décadas más tarde otros, como Woody Allen, lo imitarían.
Si bien se destacó organizando excelentes obras de teatro, y varias películas
de primer nivel, los dos puntos de inflexión más importantes de su vida y por
los cuales será siempre recordado son: la transmisión radial de La guerra de los mundos, y su obra
cumbre: El ciudadano Kane.
La guerra de los mundos
Hoy
se sabe que Marte carece de vida, excepto quizás por la presencia de
microorganismos que aún no han sido detectados por las diversas sondas, que
lanzadas por la NASA, hurgaron su superficie. Pero en 1938, si bien el planeta
se veía mucho mejor que cuando lo observó Galileo, los científicos no estaban
en condiciones de determinar, si había o no, la existencia de alguna especie de vida.
La
extraordinaria novela distópica La Guerra
de los Mundos, de George Wells, publicada en 1898, seguía presente en el
ideario de la gente. Ese año además, mostraba una Europa en crisis y se cernía
la sombra de una nueva conflagración bélica que podía ser, y lo fue; igual o
peor que la Gran Guerra de 1914-1917. Por lo tanto, el ánimo de la población
era susceptible de reaccionar en forma descontrolada y sorprendente ante
noticias estilo catástrofe.
El
30 de octubre de 1938 Welles, quien por entonces tenía 23 años, realizó en su
programa radial Mercury Theatre on the
Air, una adaptación de la novela de Wells en la que describió una invasión
marciana en el estado de New Jersey.
Los días anteriores durante los ensayos,
tanto los productores, como el guionista y el personal participante,
consideraron que la idea de transmitir La
Guerra de los Mundos, había sido una elección mediocre que no despertaría
el interés de la audiencia.
Orson Welles trasmitiendo
por radio la adaptación de la Guerra de los Mundos
Debido
a que no había tiempo para reemplazarla por otro argumento se decidió seguir
adelante. Welles con su profunda voz de barítono fue el locutor central y le
confirió a la transmisión un fuerte realismo ya que participaron cerca de 10 asistentes.
Estos remedaron las voces de bomberos dando órdenes, gritos y exclamaciones de
gente aterrada, abundaron los efectos sonoros como el ulular de sirenas de
ambulancias trasladando personas con cuadros de pánico o desmayadas y se
incluyeron entrevistas de movileros a gente que huía aterrada.
Si
Welles y su equipo trabajaron frenéticamente para crear una escena lo más
auténtica posible, ni remotamente imaginaron el impacto que generaría sobre la
población. Se produjo una histeria colectiva con estampidas masivas, personas
atropelladas, choques de vehículos, algunos fallecidos de paro cardíaco y unos
cuantos indignados por haber sido engañados en esa forma y que le hubieran
pegado a Welles un balazo en la cabeza de haberlo tenido a mano.
La primera plana de los
diarios informó del pánico desatado
La
transmisión fue a la noche y Welles se fue a dormir a su casa ignorante de la
repercusión de su programa. Al día siguiente cuando hojeó los diarios matutinos
vio que su nombre y su rostro estaban en tapa de todos los periódicos de costa
a costa. Esta vez fue Welles quien entró en pánico e imaginó oscuras escenas
de un futuro inmediato que incluían juicios, donde debería pagar cuantiosas
sumas, o directamente terminar entre rejas.
En
el edifico de la CBS lo esperaba un enjambre de periodistas que lo acosaron a
preguntas, entre flashes y cámaras de filmación. Welles solo atinaba a repetir
que no podía imaginar que el público reaccionara de semejante manera ante un
relato totalmente irreal.
La transmisión de La Guerra de los Mundos no solo figura como un episodio
sobresaliente en la historia de la radiofonía mundial, sino que sigue siendo
tema de debate sobre la psicología del comportamiento de masas, el poder de
persuasión de los medios y hasta la ingenuidad de la sociedad norteamericana.
En lugar de acabar con su carrera, aquella programación catapultó a Welles al
mundo de Hollywood, donde pronto produjo, lo que algunos consideran la mejor
película de todos los tiempos: El
ciudadano Kane (Citizen Kane).
El
Ciudadano Kane
En
esta filmación Welles volcó todo su talento introduciendo ideas nuevas en la
técnica cinematográfica. En forma permanente realizó innovaciones con la cámara
y para ello empleó lentes gran angulares con los que expandió el campo de
filmación y la técnica del deep focus o
profundidad de campo, utilizando mucha iluminación y una pequeña apertura. De
esta manera, los primeros planos, los intermedios y los alejados, conservaban
la misma nitidez.
Afiche de la película
Realizó
tomas con la cámara en diversos ángulos y en ocasiones hacía cavar fosas para
que la inagen saliera desde el piso. Es probable que para esta innovación se
inspiró en otro genio de la técnica cinematográfica: la alemana Leni
Riefensthal quien la utilizó en los juegos olímpicos de Berlin de 1938. Hacer click aquí para ver Elgenio diabólico de Leni Riefensthal
Otra
creatividad fue el flashback o
“escena retrospectiva” donde saltaba del presente al pasado y que a partir de
entonces fue utilizada por la mayoría de los directores en todo el mundo. Se
avisa al espectador del cambio volviendo borrosa la figura y en el cine color,
se pasa al blanco y negro. Actualmente, se omiten esos artilugios, pero fue
Welles el iniciador de la escena retrospectiva.
El ciudadano Kane fue una
producción revolucionaria por el empleo de los
recursos fotográficos mencionados y para lograrlo Welles llevó a California su
propia compañía teatral, el Mercury
Theatre. Sometió a Hollywood a la insólita prueba de una película sin
ningún tipo de controles burocráticos, con actores desconocidos y donde él con
solo 26 años fue director, guionista y actor. Tal vez ninguna otra película
haya influido tanto ni despertado tantas vocaciones para el cine.
El argumento es original y estaba basado en personajes y
hechos de candente actualidad social y política, donde dejó al desnudo, el
poder y la falta de escrúpulos de William Randolph Hearst, dueño y señor de una
gran cadena de periódicos y estaciones de radio, a semejanza de nuestra versión
local: el mafioso señor Héctor Magnetto del monopolio Clarín.
Hearst manipuló
a la opinión pública y a la política de Estados Unidos en cuestiones tan
trascendentales como forzar la guerra contra España, porque vislumbraba un
aumento de circulación de sus diarios. Cargaba además con el estigma de
simpatizar con el nazismo.
William
Randolph Hearst (1863-1951)
La película comienza con un Kane anciano sentado en el sofá
quien antes de morir dice “rosebud” mientras de su mano se desprende una bola
de cristal que se estrella contra el piso. Todo se sabía sobre el magnate,
menos el significado de la palabra “rosebud” y un periodista que en la película
es el actor William Alland, se propone descifrar ese misterio y comienza a
hurgar en la vida de Kane. Esto dio pie al empleo repetido del flashback que
Welles manejó genialmente.
Gran parte de la película se desarrolla sobre la relación de
Hearst con la joven actriz Marion Davis que en 1917 se transformó en su esposa.
Para demostrarle su amor el magnate le dio todo su apoyo y poder, intentando convertirla
en la mayor estrella de Hollywood. Con ese fin creó la compañía Cosmopolitan Pictures y puso su cadena
de diarios y de radios a la tarea de promocionar a Davis.
Lamentablemente la
muchacha carecía de talento y nunca llegó a sobresalir. En la película Welles
la presenta como una cantante de ópera donde Kane, contrata a los mejores
profesores quienes pese a sus esfuerzos no logran sacarle una voz medianamente
aceptable.
Escena de El ciudadano
Ya antes de su estreno, El
ciudadano Kane puso al rojo vivo los ánimos. De los violentos ataques de la
prensa de Hearst, se pasó a un silencio en las reseñas y en la publicidad, que
perjudicó fuertemente la taquilla. Una columnista de espectáculos de la cadena
del magnate, se encargó de atacar la película sistemáticamente. El propio
Hearst ofreció a la compañía productora de cine RKO, pagarle una jugosa suma si
le entregaba el negativo y todas las copias para destruirlas. La empresa tuvo
la grandeza de negarse y gracias a esa decisión, seguimos gozando de esta obra
de arte.
Vincent Canby. Orson Welles began
an ongoing revolution. The New York Times 20/10/1985.
Tom Robey. Five ways Orson Welles
changed cinema. The Telegraph 07/07/2015.
Brad Schwartz. The Infamous "War of the Worlds"
Radio Broadcast Was a Magnificent Fluke. Snithsonian.com. 06/05/2015. http://www.smithsonianmag.com/history/infamous-war-worlds-radio-broadcast-was-magnificent-fluke-180955180/?no-ist
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Luis Albarto Álvarez. 50 años de El Ciudadano Kane de Orson Welles: una obra maestra del cine mundial. Banco de la República Actividad Cultural. http://www.banrepcultural.org/node/32412.
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Muy lindo y esclarecedora reseña. Muy parecido a los que ocurre en la Argentina y otras repúblicas de A.L. Atte.
ResponderEliminarMuy bueno tu blog, Ricardo. Gracias por mandar. Como sabes, a mi me interesan mucho las obras del cine.
ResponderEliminarGracias por lo de O Welles.Me gustó sobre todo lo que hablas del programa de la radio.
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