No
existió y probablemente no existirá en la historia de la humanidad la explosión
de sed de conocimiento y cultura que se dio en el mundo griego. Todas las
disciplinas de las ciencias y del arte se originaron o se perfeccionaron allí y
el teatro, no podía ser una excepción.
En
la Atenas de Pericles, que es lo mismo que decir la del siglo de oro de Grecia,
miles de espectadores acudían a presenciar las comedias y las tragedias que
fustigaban los vicios políticos o exaltaban los valores de la ciudad estado.
Los
orígenes del teatro griego se remontan al siglo V a.C. y en un principio se
trataba de un individuo que relataba una poesía, una anécdota o una leyenda
ante un público reducido. Un día, no se puede precisar exactamente cuándo,
surgió en el estrado un segundo personaje y se inició un diálogo entre ambos.
Ese fue el momento, como lo señala acertadamente Jorge Luis Borges, en que
nació el teatro.
El anfiteatro
Pronto
surgió un coro, formado por un conjunto de actores que comentaban la acción
bailando y cantando. Entonces se requirió mayor espacio para todos los
protagonistas y se constituyó la orchestra
(zona de baile) y el escenario creció en tamaño y junto con él empezó a
aumentar el número de concurrentes hasta que el teatro se transformó en el
principal entretenimiento de los atenienses.
Hubo
que construir espacios adecuados y se aprovechó el declive de las sierras y
montes para construir los anfiteatros, una concepción arquitectónica brillante
que por su forma semicircular permitía que todos los espectadores estuvieran a
casi igual distancia del escenario. La disposición escalonada en forma de
gradas, lograba que no hubiera interferencia visual entre el público. También
se habían dispuesto corredores o pasillos equidistantes que cumplían la doble
función de permitir la circulación de los concurrentes sin molestar al resto y
servían también para separar a las distintas tribus de Atenas cuyos miembros
tomaban asiento en el sector que les correspondía. En el centro de la primera
grada tenía su asiento reservado el sacerdote de Dionisio (el dios del vino, de
las fiestas y del teatro, equivalente al Baco romano), y en torno a él se
sentaban las autoridades de la ciudad y el jurado que daba los premios. Como
puede verse los estadios deportivos actuales son una mera copia de los
diseñados por los griegos 2500 años atrás.
A
medida que el teatro se fue popularizando, las instalaciones se multiplicaron,
la más monumental estaba situada en Efeso y tenía capacidad para varios miles de espectadores, superando en tamaño a los más grandes teatros de la actualidad. Los
romanos, que admiraban todo lo concerniente a la civilización griega, también
incorporaron su teatro y realizaron construcciones similares en todas sus
provincias, desde España hasta Turquía. Sin embargo, no tuvieron dramaturgos
del calibre de los autores griegos y los circos y el Coliseo con sus funciones
cargadas de violencia en sus grados más extremos, fueron los espectáculos
preferidos por los ciudadanos del imperio.
Teatro griego de Efeso
Representaciones
Debido
a la magnitud de los recintos, la distancia entre los actores y el espectador
más alejado podía alcanzar los 100 metros, comparada con los 25 o 30 metros de
los teatros actuales. Para ayudar al público, el actor utilizaba calzado con
alzas llamado coturno y las famosas máscaras de la tragedia o de la farsa. En
la tragedia no quedaba casi ninguna parte del cuerpo al descubierto y se
caracterizaba a los personajes con el atuendo propio de su profesión. En la
comedia, la ropa era más ligera y se adornaba grotescamente con barrigas
prominentes y falos en el caso de los hombres. No había mujeres entre los
actores, pero sí en la audiencia.
Los protagonistas se veían sometidos a
grandes esfuerzos y tensiones, pues en ocasiones, como las Grandes Dionisias,
debían interpretar varios papeles en cada una de las cuatro piezas de un mismo
autor.
Se
incorporaron algunos artilugios mecánicos como la grúa que servía para
introducir a seres que venían del cielo y un tablado con ruedas que sacaba a
escena figuras yacentes.
Grupo del coro en una de las
representaciones
Los autores y sus obras
Los
dramaturgos griegos escribieron obras de exquisita belleza que han trascendido
a lo largo de los siglos y varias de ellas se representan actualmente.
Seguidamente se describen los grandes temas y autores del drama y la comedia.
Sófocles. De
toda su producción literaria solo se conservan 7 tragedias, el resto se perdió,
en gran parte con el incendio de la Biblioteca de Alejandría. Actualmente se siguen
poniendo en escena varias de ellas como Antígona, Electra y Edipo Rey. Esta
última sigue siendo motivo de estudio por los académicos y cuando Freud la vio
quedó tan impactado que creó el famoso complejo de Edipo. Se la considera una
de las tragedias más perfectas jamás escritas.
Edipo
no pudo escapar al oráculo que había predicho que mataría a su padre Layo, rey
de Tebas y desposaría a su madre Yocasta. Cuando Edipo decide investigar el
asesinato de Layo, descubre que él es el parricida y que había cometido incesto
con su madre. Finalmente Yocasta se suicida y Edipo se arranca los ojos y se
condena al exilio.
Edipo y la esfinge. Obra de
Francois Xavier Fabre (1814-1837)
Eurípides.
Este dramaturgo exhibió en sus obras su iconoclastia visión hacia las creencias
religiosas y los mitos que constituían el argumento de los dramas griegos. Sus
personajes muestran estados pasionales de amor y locura y la figura principal
suele ser una mujer que pasa por momentos de grandeza, traición y adulterio en
la misma obra. Su creación cumbre es Medea.
Medea fue llevada al cine
por Pier Paolo Pasolini en 1969 representada por María Callas
Esquilo. Autor de Los Persas, la única tragedia de tema
histórico que celebra la victoria ateniense sobre el ejército de Jerjes en el
480 a.C. En la escena aparece el fantasma de Darío que narra el desastre de la
flota persa en Salamina. A través del dolor de los vencidos, Esquilo evoca la
justa victoria de los griegos, defensores de su tierra y libertad.
Aristófanes. Su
principal obra es Lisístrata, una
comedia que plantea una solución insólita a la guerra del Peloponeso entre
Atenas y Esparta. La ateniense Lisístrata, secundada por la espartana Lámpito,
promueve entre las mujeres de los bandos contendientes una huelga de sexo hasta
que los hombres firmen la paz, como finalmente sucede. Usando un lenguaje
directo y procaz, Aristófanes refleja tanto el cansancio de la guerra como la
libertad de espíritu reinante en la Atenas democrática. La obra se puso en
escena en plena contienda.
El público
El
público que concurría a las representaciones y que solía llenar el anfiteatro,
estaba compuesto por ciudadanos y viajeros de otras naciones. No había zonas
preferenciales, salvo la primera fila que como ya se mencionó estaba reservada
para las máximas autoridades.
En
cuanto al comportamiento de los espectadores, durante sesiones que se extendían
desde la mañana hasta la puesta del sol, era de lo más variado. Se comía y se
bebía durante los entreactos y en ocasiones se utilizaba parte del refrigerio
para arrojarlo contra los actores en señal de desaprobación. No faltaban
momentos en que se producían jocosas batallas campales entre el público, que
nunca guardaba silencio durante las obras, sino que interrumpía con gritos de
aprobación o de desagrado, silbidos y aplausos.
Una
vez terminada la obra el jurado votaba y se proclamaba al vencedor. También
ocurrieron tragedias reales en los anfiteatros, la más destacada fue el
asesinato del rey Filipo de Macedonia, el padre de Alejandro Magno, a manos de
un fanático, cuando estaba por comenzar la obra.
Los
años de gloria del teatro terminaron junto con el siglo de oro de Atenas, pero
dejaron a la posteridad las bases sobre las que se desarrollaron todas las
demás obras hasta nuestros días. También nos legaron creaciones cumbres de la
dramaturgia que se siguen representando.
Antonio
Guzmán Guerra. El teatro en la Atenas clásica. National Geographic. Historia,
número 41.
Fernanda
del Monte. Edipo Rey. Un análisis estructural. Academia.edu. http://www.academia.edu/3746215/Edipo_Rey._Un_analisis_estructural._Fernanda_del_Monte
The classic greek dramatists.
Encyclopaedia Britannica, Macropaedia, vol 20 pags 342-351. Chicago 1995.
Cuando uno habla del "teatro en Grecia", automáticamente el pensamiento vuela hacia sus dos componentes fundamentales; contenido, o sea, los autores, y continente, o sea, los edificios.
ResponderEliminarLos primeros han sido cuidadosamente tratados por el matutino veraz.
En el caso de los segundos, tengo la impresión de que algo se chispoteó.
El más importante de los teatros de la antigüedad griega es el de Epidaurus, construido en el siglo IV a.C. por el arqitecto Policleto para la celebración de las "Asclepeias", fiestas en honor de Asclepios, dios-médico cuyo santuario se encuentra en las cercanías.
A pesar del paso del tiempo y los desastres de las guerras, el teatro de Epidaurus ha logrado conservarse con poco deterioro. Lo más impactante, quizás, sea su acústica, que permite a alguien sentado en una de las gradas superiores, escuchar lo que se habla en la escena, aunque sea en voz baja. Afortunadamente esto lo pude comprobar haciendo la propia experiencia y luego al asistir, por la noche, a la representación de "Plautos" de Aristófanes, atravesado por una emoción que me provocaba escalofríos. Alli cantó María Callas en una ocasión, la ópera "Medea", pero yo no estuve.
El EPIDAURUS, fue muy famoso por su espectacular ACUSTICA, Se podia escuchar una moneda que caia desde lo alto. Enrique.
ResponderEliminarEl EPIDAURO , Fue famoso por su ACUSTICA, excelente se podia escuchar una moneda tirada desde la ultima grada. ENRIQUE
ResponderEliminarExcelente artículo e ilustraciones. Me ha dejado sin nada que agregar.
ResponderEliminarEl teatro griego Éfeso está en la actual Turquía