Hace 40 años, el 30 de abril de 1975, finalizó la guerra de Viet Nam, con
la derrota más humillante en la historia de los conflictos bélicos, donde el
ejército más poderoso del mundo cayó derrotado por una pequeña nación agricultora
y sin tecnología industrial alguna. Es bueno recordar el episodio.
Antecedentes
Terminada la Segunda Guerra Mundial, Ho Chi
Minh inició negociaciones con el gobierno francés para lograr la independencia
de Vietnam, pero las conversaciones llegaron a un callejón sin salida. El
ejército francés parcialmente restablecido de su desastrosa experiencia contra
Alemania, quería recuperar prestigio y no estaba dispuesto a ceder su colonia
tan fácilmente.
Después de 8 años de conflicto en que Francia
quedó económicamente exhausta y perdió decenas de miles de hombres, la última
batalla en la planicie de Dien Bien Puh, puso fin al oprobioso colonialismo galo
en esa zona de Asia.
Prisioneros franceses después de la caída de Dien Bien Puh
Finalmente se firmó el acuerdo de
Ginebra donde Vietnam quedó dividido en un territorio norte comunista y otro
sur gobernado por Ngo Dinh Diem, un títere de Estados Unidos. El arreglo era
que se harían elecciones para definir si se unificaba o no Vietnam. Ngo Dinh
Diem era un inepto y un desequilibrado mental que se transformó en feroz
dictador. Miles de campesinos huyeron hacia Vietnam del norte y engrosaron las
fuerzas del general Giap.
Diem fue asesinado por sus propios oficiales
y como el compromiso de llamar a elecciones no se cumplió, el Vietminh, ahora
denominado Vietcong, inició nuevamente las hostilidades.
Intromisión de Estados Unidos
Estados Unidos temeroso de un efecto
dominó se involucró en esta nueva guerra, primero durante el gobierno de
Kennedy enviando a miles de asesores. Su sucesor Johnson y el secretario de
Estado McNamara, viendo la impotencia de las fuerzas de Vietnam del Sur ante el
avance del Vietcong, se introdujeron de lleno en el conflicto utilizando como
excusa el ataque a una nave americana en el Golfo de Tonkin.
En esta guerra, el país del norte
utilizó toda la parafernalia bélica contra las fuerzas de Giap: bombardeos
masivos y constantes, bombas de fragmentación, el uso del napalm a escala
monstruosa y defoliantes que destruyeron las selvas de Vietnam y todavía hoy,
producen secuelas y malformaciones entre los aldeanos.
Dicen que es bueno aprender del error del enemigo para evitar desastres
propios, pero Washington y el Pentágono, cometieron las mismas fallas que los
franceses. Para mayor desgracia, los enfrentaba el general Vo Nguyen Giap, el
más grande estratega del mundo moderno.
El genio político Ho Chi Minh y el genio
militar Vo Nguyen Giap
El soldado norteamericano fue a esa
guerra sin convicción alguna y sin saber para qué luchaba. En el otro extremo
del planeta había quedado su familia a la cual regresaría con secuelas de los
combates en el mejor de los casos o en una bolsa plástica si lo alcanzaba una
bala del Vietcong. En contraposición absoluta, los vietnamitas luchaban por su
propio territorio, para ellos se trataba de una guerra de supervivencia con una
estrategia sin tiempo. Cada labrador, cada mujer de aldea era un espía que informaba al general
Giap dónde estaba la patrulla yanki, cuántos hombres la componían y que armas
llevaban. Para las fuerzas norteamericanas, la selva y la noche eran sus peores
enemigos, para los vietnamitas ambos factores les facilitaban las emboscadas y
los protegían de aviones y tanques.
Rotundo rechazo a la guerra dentro de Estados Unidos
Final de una derrota anunciada
La guerra duró 16 años, hasta que el 30 de abril de 1975, levantó vuelo el
último helicóptero Chinook desde la terraza de la Embajada de Estados Unidos, con
soldados y diplomáticos colgados como racimos. Muchas manos y brazos fueron
quebrados por los culatazos de los marines para desprenderlos. No pocos
murieron en el intento.
Personal norteamericano de la CIA huye
desesperado ante el avance del Vietcong
Como un trágico dominó se desplomaron una tras otra, las ciudades que
fueron cayendo en poder de los guerrilleros. Los soldados survietnamitas
arrojaban sus armas y emprendían la huida. Finalmente cayó Da Nang, otrora la
base orgullo del ejército estadounidense.
Los cohetes disparados por el Vietcong sobre la ciudad, el cierre de
establecimientos (incluso varios de los tugurios donde reinaban el juego, la
prostitución y el tráfico de drogas), los cortes de luz y la escasez de
alimentos deterioraban la situación hora a hora. A los millones de desplazados
del interior, que taponaban las rutas aún abiertas pero con una barrera de
alambre de púas a los costados, sin agua, sin comida, muchos de ellos heridos o
enfermos, se sumaron los soldados en retirada a bordo de todo tipo de
vehículos, lo que transformó la situación en caótica, ya que prácticamente nadie
podía moverse del lugar.
Thieu y otros muchos funcionarios ya habían huido, no había gobierno. Al mediodía
apareció un jeep por la calle principal enarbolando una gran bandera del
Vietcong, con sus colores rojo y azul y una estrella amarilla en el centro.
Entonces aparecieron los combatientes de Giap, la mayoría de los soldados
norteamericanos nunca vieron a ninguno. Eran casi adolescentes, con cascos
hechos con fibras vegetales, camisolas de color verde, sandalias fabricadas con
caucho de neumáticos, y armados con fusiles chinos de asalto. Ingresaron al
Palacio Presidencial, e izaron la bandera del Vietcong. Eran las 12.15 del
sábado 30 de abril en que finalizó aquella guerra infame iniciada por el
neocolonialismo yanki.
Secuelas de la guerra
Alrededor de medio millón de soldados estadounidenses fueron a Vietnam, de
los cuales más de 58 mil nunca regresaron vivos. Se estima que los heridos,
mutilados y afectados psicológicamente superaron los 300 mil.
Dos millones de vietnamitas murieron en la guerra, muchos alcanzados por
toneladas de explosivos, el napalm o víctimas del “agente naranja”, letal
sustancia tóxica, arrojada por los temibles superbombarderos B-52 a lo largo de
un decenio.
En 1978 estando yo de visita en la Universidad de Stanford en California,
tuve oportunidad de asistir a una conferencia de un médico vietnamita. Hablaba
en francés y a su lado un estudiante traducía su disertación al inglés. Con voz
suave y calma, aquel médico fue relatando como las fuerzas armadas
norteamericanas destruyeron su país, devastaron su agricultura, arruinaron por
siglos selvas enteras y bombardearon las ciudades matando mujeres y niños. Atónita
y conmovida, la concurrencia tuvo oportunidad de enterarse lo que los medios de
información de Estados Unidos jamás le contaron.
En su viaje a Vietnam, la presidenta
Cristina visitó los túneles hechos por las fuerzas de Giap
A
40 años de la caída de Saigón. Página 12, 30/04/2015
Halbestam D. Ho. Editorial Bruguera,
Barcelona 1975.
Brigha RK.
Battlefield Vietnam: a brief history. http://www.pbs.org/battlefieldvietnam/history/index.html
Spartacus
Educational. Vo Nguyen Giap.
http://www.spartacus.schoolnet.co.uk/VNgiap.htm
Vietnam war.
Encyclopaedia Britannica, tomo 12, pag 361. Chicago 1995.
Gracias Ricardo, no hay que olvidar !!
ResponderEliminar¡Muy interesante! Viene bien el recordatorio de una invasión más de los EEUU con excusas irrisorias como todaslas demás, sólo que ésta les salió mal y les costó muchas vidas de sus soldados y una derrota vergonzosa
ResponderEliminar"Toda concepción nacida de la impaciencia y destinada a obtener una victoria rapida es solo un gran error; fue necesario ganar miles de pequeñas luchas para convertirlas en una grandiosa victoria"
ResponderEliminarVo Nguyen Giap.
Genial