Cuando George Edward Stanhope Molyneux Herbert, el quinto conde
de Carnarvon (de aquí en más lo llamaremos simplemente Carnarvon), tuvo un
accidente de auto que lo dejó maltrecho, no se imaginó que gracias a este
infausto episodio pasaría a la historia como coautor de uno de los más grandes
descubrimientos arqueológicos. Carnarvon poseía uno de los palacios más grandes
de Inglaterra, llamado Highclere, en el condado de Hampshire, rodeado de un
parque de 400 hectáreas. Al borde de la ruina, logró casarse con Almina, una
hija ilegítima de la familia Rotschild que volcó una enorme dote y le permitió
al conde seguir manteniendo su costosísima propiedad, el regimiento de personal
de servicio y las fastuosas fiestas que gustaba organizar, en varias de las
cuales asistió la monarquía inglesa.
Lord Carnarvon
(1866-1923)
Aparece Howard
Carter
El automovilismo fue una de las pasiones de Carnarvon y fue
pionero en adquirir los primeros modelos de autos que surgieron a fines del
siglo XIX, hasta que en 1901 tuvo el accidente que le cambió la vida. Los
médicos le aconsejaron que por un tiempo abandonara el clima húmedo de
Inglaterra y se radicara en alguna zona de Medio Oriente. Carnavorn se instaló
en El Cairo y pronto desarrolló un ávido interés por la Egiptología. Decidió
investigar ruinas arqueológicas y con buen criterio se buscó un experto, el
arqueólogo Howard Carter, de sólida reputación y con vasta experiencia en
excavaciones al servicio del gobierno egipcio.
Howard Carter
(1874-1939)
Carter estaba convencido que la tumba de Tutankamon aún no había
sido hallada y le contagió su entusiasmo al conde, quién decidió respaldar
financieramente el proyecto hasta encontrar los restos del faraón egipcio. Las
excavaciones comenzaron en 1907 y debieron interrumpirse al iniciarse la
Primera Guerra Mundial. Las tareas arqueológicas se reanudaron en 1917 y
durante los 5 años siguientes, Carter sólo encontró piezas menores, pero no
perdió el entusiasmo. El que sí estaba decepcionado era Carnarvon que veía como
se iban gastando ingentes sumas de dinero sin resultado alguno. Finalmente le
envió un cable, fijándole un plazo límite, pero pocos días después, trabajando
en la zona del Valle de los Reyes, Carter encontró unos escalones. Siguieron
removiendo febrilmente y se hallaron frente a una escalera que conducía a una puerta
sellada. Inmediatamente le cablegrafió al conde diciéndole: “Finalmente hice un
descubrimiento maravilloso en el Valle: una tumba magnífica con los sellos
intactos. La volví a tapar hasta que usted llegue”.
Carter y
Carnarvon junto a la entrada de la tumba en 1922
La tumba de Tutankamon
Tres
semanas después, llegó a Luxor Carnarvon con su hija Lady Evelyn Herbert y se
reanudaron las excavaciones. Al remover la tierra que cubría la puerta
aparecieron tres sellos con el nombre de Tutankamon, lo que confirmó a Carter
que estaba en el camino correcto. Al removerla, se encontraron con un pasadizo
que finalizaba en otra puerta sellada. Entonces Carter con su pico hizo un
orificio para poder pasar una linterna y mirar el interior. Un aire caliente, de
tres milenios y con escaso oxígeno hizo temblar la luz de las lámparas. Carter
introdujo una de ellas a través del orificio y miró el interior de la nueva
cámara. Así relata Carter aquél instante histórico: “Lord
Carnarvon, Lady Evelyn y el resto estaban detrás mío esperando ansiosos mi
informe. Cuando mis ojos se acostumbraron a aquella penumbra, comprobé que se
trataba de una gran cámara cuyas paredes estaban decoradas con dibujos y
jeroglíficos. Pude ver gran cantidad de objetos de distintas formas y tamaños y
por todos lados el brillo del oro. Contemplé extasiado todo aquello hasta que
escuché la voz impaciente de Lord Carnarvorn ¿Se ve algo? Sólo atiné a
responder: Sí, cosas maravillosas”.
La tumba de
Tutankamon compuesta por varias cámaras, la última de ellas con el sarcófago
gigantesco del faraón
A la mañana siguiente removieron la puerta e ingresaron en lo
que resultó ser una antecámara, porque a su derecha había otra puerta sellada
flanqueada por las estatuas de dos guerreros. A esta altura de los
acontecimientos, la información del hallazgo se había filtrado y una nube de
periodistas, arqueólogos y curiosos se habían convocado en las escaleras de
entrada. La noticia ya figuraba en la tapa de los diarios de todo el mundo:
“Posible hallazgo de la tumba de Tutankamon”. Por razones de seguridad y
preservación de los objetos hallados, no se permitió el ingreso de nadie
excepto los especialistas en egiptología.
Pero el féretro de Tutankamón, no
aparecía, sin duda había que traspasar la entrada donde estaban los dos
guerreros. Al hacerlo se encontraron con un enorme sarcófago de paredes de oro
que ocupaba casi toda la habitación, finalmente habían hallado la cámara
funeraria. Llevó semanas retirar otros tres sarcófagos encajados cada uno
dentro del anterior, a semejanza de las muñecas rusas, hasta llegar al ataúd
que contenía la momia del faraón niño, cubierta por la célebre máscara de oro.
El ataúd y las 5000 piezas restantes se encuentran en el Museo de El Cairo y a
Carter le llevó una década clasificarlas.
El contenido
de objetos de oro de una de las cámaras y los dos guerreros que guardan la
entrada a la sala donde se encuentra el féretro
Highclere
La
imagen del castillo resulta familiar ¿verdad? Quienes siguieron la exitosa y
brillante saga Downton Abbey,
comprobarán que se trata de Highclere, actualmente bajo el cuidado del bisnieto
George Herbert, VIII duque de Carnarvon y de su esposa Fiona. El conde mantiene
el palacio con lo que obtiene de sus tierras, ganado y producción agrícola,
pero fundamentalmente por las visitas guiadas, ya que la mansión es un verdadero
museo en pinturas, muebles, adornos y piezas arqueológicas egipcias. Sobre
estas últimas, su actual dueño, se preocupa en aclarar que su bisabuelo las
obtuvo antes del descubrimiento de la tumba de Tutankamon.
Un
dato final: para la filmación de Ojos
bien cerrados, Stanley Kubrik, utilizó el gran salón para la escena
principal de la película.
El gran salón donde se filmó
la escena principal de la película Ojos
bien cerrados
Amigos
de la egiptología. George Herbert, VIII conde de Carnarbon. http://www.egiptologia.com/entrevistas-a-egiptologos/3010-geordie-herbert-viii-conde-de-carnarvon.html
Jennifer Rosenberg. Tomb of King
Tut Found. About.com. XX Century History. http://history1900s.about.com/od/1920s/a/kingtut.htm
Highclere Castle. http://www.highclerecastle.co.uk/
Jimmy Dun. The Life of Lord
Carnarvon. http://www.touregypt.net/featurestories/carnarvon.htm
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