Enrique
Santos Discepolo (Discepolin) representa para la lírica tanguera lo que
Atahualpa Yupanqui para el folklore o Agustín Lara para el bolero. Sin
menoscabo de valiosísimos autores de letras de tango, se puede decir que al
pensar en este género musical, surge DiscepolÍn entre las primeras figuras
debido a la fuerza impactante de las poesías que compuso. Incursionó además en el
teatro y el cine, territorios de la vida artística que no fueron hollados por
otros poetas del dos por cuatro.
Enrique Santos Discépolo (1901-1951).
Discepolín
nació en Balvanera el 27 de marzo de 1901, de una pareja de inmigrantes
italianos. El padre egresado del Conservatorio Real de Nápoles, conocía a fondo
el manejo de diversos instrumentos, sobre todo el piano y el contrabajo. Se
desempeñó como profesor de música y entre sus alumnos figuró Luis Roncallo que
más tarde sería un excelente compositor de tangos.
Lamentablemente,
Discepolín perdió a su progenitor cuando sólo tenía cinco años sin que pudiera endeñarle
los conocimientos de la música, pero al menos se los trasmitió a través de sus
genes. Cuatro años después murió su madre y pasó al cuidado de unos parientes
ricos que le brindaron todas las necesidades básicas, excepto la ternura que
necesitaba aquél chico solitario y tristón. Se sentía extraño en un hogar que
no era el suyo y de su infancia recuerda que entre los útiles escolares tenía
un globo terráqueo al que cubrió con un paño negro, porque le parecía que el
mundo debía quedar así para siempre.
Armando Discépolo (1887-1971)
Armando,
el hermano mayor, lo rescató de ese ambiente casi monacal y lo introdujo en la
vida del Buenos Aires profundo. Armando ya incursionaba en el género teatral,
conocía la bohemia de la ciudad y las tertulias de filósofos de la calle que se
reunían en los cafés del Once. Allí recalaban soñadores, fracasados, vividores,
escritores, jugadores y gente con fuerte compromiso social incluyendo
anarquistas, como Simón Radowizki, el verdugo del coronel Falcón. Entre el
ruido de las tazas de café y el ambiente cargado del humo de los cigarrillos, aquél
muchacho narigón, bajito y esmirriado, absorbía fascinado frases, comentarios y
sentimientos que después volcaría en las exquisitas letras de Cafetín de Buenos Aires.
El
año 1927 fue especial para Discepolín, si bien ya había compuesto la letra de Quevachaché, fue Esta noche me emborracho la pieza que sin duda lo catapultó a la
fama, cantada más tarde por Azucena Maizani y Carlos Gardel. Una tarde se presentó en el Maipo con la partitura bajo el brazo,
esperando que la incluyeran en la obra que se iba a estrenar. Se sentó al piano
y comenzó a cantar, pero nadie lo escuchaba, tan preocupados estaban todos ante
la inminencia del estreno, que director, guionista, tramoyistas y actores se
desplazaban inquietos por el escenario.
De
pronto al levantar la vista vio a una corista muy económica de ropas, que
acompañaba el ritmo con un cabeceo mientras descendían lágrimas por su rostro
pintado. Aquella imagen no se borraría más de la memoria de Discepolín quién no
precisó ningún otro testimonio para comprender que había logrado alcanzar la
sensibilidad que pretendía, describiendo el encuentro entre el taita que lo
había perdido todo por culpa de aquella mina, que ahora era una sombra patética
de la que otrora fuera una belleza irresistible.
Con
impactantes trazos, Discepolín hizo una de las descripciones más lapidarias del
derrumbe físico y moral de una mujer:
Sola, fané, descangayada,
La vi esta madrugada salir
de un cabaret.
Flaca, dos cuartas de
cogote, una percha en el escote bajo la nuez.
Chueca, vestida de pebeta,
teñida y coqueteando su desnudez.
Parecía un gallo desplumao,
luciendo al compadrear el cuero picoteao.
Gardel y Discepolín
Ese
año en que Esta noche me emborracho lo
proyectó al éxito, Discepolín ingresó una noche al teatro Folies Bergere invitado por Razzano para que escuchara a la gallega
que cantaba tangos. En el escenario estaba Tania acompañada por un pianista
poco conocido llamado Carlos Di Sarli. Días después la visitó en el camarín con
un ramo de flores, bombones y un rostro mezcla de timidez y hambre de afecto
que conquistó a Tania. Nunca más se separaron compartiendo glorias y
privaciones, que fueron muchas en la vida de ambos.
Con Tania, el amor de su vida
A
fines de la década del 20 produjo Malevaje
y Chorra, el único tango risueño. Los años de la depresión le inspiraron
Yira yira. Sobre su letra, Discepolín
comentó: “Ese tango me lo sugirieron las calles de Buenos Aires, el hombre de
Buenos Aires, la rabia de mi ciudad. Yo no escribí esa canción con la mano. La
padecí con el cuerpo. Quizás hoy no la hubiera escrito porque los golpes y los
años serenan. Pero entonces tenía veinte años menos y mil esperanzas más”.
La
revolución fascista de Uriburu, seguida de la Década Infame, lo llevaron a
componer su obra cumbre: Cambalache,
que trascendió todas las fronteras y tiene más vigencia que nunca. Gardel, que
amaba las letras de Discepolín, no lo llegó a cantar, la muerte lo sorprendió
el 24 de junio de 1935, el mismo año en que se estrenó Cambalache. La dictadura de Videla lo prohibió, probablemente
porque vio su miseria e hipocresía reflejada como un espejo en aquellas letras.
De
la mano de su hermano, Discepolín incursionó en el teatro, se sentía a gusto
con las obras de Armando que había creado el “grotesco criollo”, un estilo caracterizado
por el pesimismo y un clima depresivo, que se hace más denso a causa del uso de
una comicidad grotesca. Mezcla de Fellini y de neorrealismo italiano, sus
personajes son pobres y miserables, muchas veces inmigrantes, aplastados por
una realidad social asfixiante. Ambos hermanos volcaron en sus obras las mismas
temáticas, uno en el teatro y el otro en la poesía tanguera. Las letras de
Discepolín fueron casi siempre crueles, amargas y escépticas, con poco espacio
para la esperanza, pero acomodadas a la dura realidad que vivía un vasto sector
de la sociedad.
Mordisquito
Además
de ser guionista de películas y actor de cine, se introdujo de lleno en la
política abrazando sin concesiones al peronismo, al cual apoyó a través de su
conocido personaje radial “Mordisquito”. Aparte de que Perón en cuanto subió al
gobierno dejó sin efecto el decreto que prohibía la difusión de Cambalache, Discepolín comulgaba
ampliamente con las leyes sociales de su gobierno. Esta militancia lo alejó de
varios de sus amigos y le produjo una depresión de la cual no se recuperaría.
Aquél
narigón con aspecto de jockey de carreras devenido en juglar de la música
rioplatense, murió pacíficamente, como había sido su vida, en los brazos de
Tania el 23 de diciembre de 1951. El escritor Nicolás Olivari, aseguraba que el
autor de Yira yira había sido “el
perno del humorismo porteño, engrasado por la angustia”. En cierto modo,
aquella metáfora era una definición discepoliana.
Fuentes:
Enrique
Santos Discépolo, un artista popular. Educar. El portal educativo del Estado
Argentino. http://www.educ.ar/recursos/ver?rec_id=14728
Sergio
Pujol. Enrique Santos Discépolo. http://www.todotango.com/spanish/creadores/sdiscepolo.asp
José
Barcia. Discepolin. La Historia Popular. Centro Editor de América latina 1971,
Buneos Aires.
Cuesta creer que en estos días tan cargados de acontecimientos, tristes y oscuros para nuestro país, publique Ud un artículo tan liviano como éste.
ResponderEliminarSupongo que a la luz de los graves hechos que menciono, deberá Ud estar experimentando una enorme sensación de vergüenza. Este viernes 22 de febrero los jerarcas del régimen que padecemos, en todos sus niveles, empezando por el máximo, han sentido la descomunal cantidad de cachetazos propinados por los familiares de los 52 asesinados en la estación Once, un año atrás.
Hizo Ud una escuetísima mención en su artículo “Balance político del 2012” el 01/01/2013. Tan solo 137 palabras y en su mención de responsabilidades, cuidadosamente omitió las principales, el ministro De Vido y la presidenta. Son ellos principalísimos responsables y si no se incluyen en los procesos es por la conocida impunidad reinante. Ud bien lo sabe, Ud bien lo dice aquí, Cambalache tiene hoy y aquí más vigencia que nunca.
¡Cualquiera es un ladrón!
y el que no afana es un gil!
...que el que vive de los otros,
que el que mata, que el que cura
o está fuera de la ley...
Ni qué hablar del desempeño de sus senadores en el acuerdo con Irán, como bien dijo la Sra Laura Ginsberg, por “obediencia debida” le ponen “punto final” a la causa AMIA, muy lamentable, ya lo trataremos.
Como dije, se les debe estar cayendo la cara de vergüenza.
Atentamente.
Dudo muchísimo que si Discepolín viviera, asociaría Cambalache con los gobiernos de la última década que son los que más beneficios sociales hicieron por el pueblo. En vez de fijarse en Laura Ginsberg que el diario La Nación, al cual seguramente usted convalida como tribuna de doctrina, la saca continuamente como ejemplo, debería tener en cuenta que la mayoría de la comunidad judía no se siente representada ni por la DAIA ni por AMIA, que siguen las directivas de Israel.
EliminarLe informo que Amnistía Internacional acaba de apoyar el acuerdo entre Argentina e Irán.
Atte.
Dudo mucho que la mayoría de la comunidad judía esté de acuerdo con este tratado, veremos mas adelante.
EliminarRespecto a la Sra Laura Ginsberg la ví en vivo y en directo en la comisión del senado, donde su canciller preguntó con su modo guarango y prepotente habitual “¿Y quién es ésta?”, sabido es que la conoce muy bien, ella así lo aseguró. Y, en obsecuencia debida, también se lo escuchó al senador Pichetto decirle al canciller que por orden de “ella” había que terminar a las 17:30, problemas de los micrífonos abiertos, vió? Y posteriormente la ví también en un par de programas políticos donde se permite hablar a todo el mundo.
Ya que se ha vuelto tan amigo de los iraníes, espero ver pronto un artículo suyo comentando las bondades de la lapidación y la conveniencia de su implementación en nuestro país, lo mismo que la ablación de clítoris, para las jóvenes y niñas, a fin que mantengan sus virtudes. Atte.
Es llamativo como se las arregla usted para que de un tema tanguero y apolítico pase a criticar el gobierno de Cristina. También es sorprendente que usted infiera que yo estoy con Irán y el fundamentalismo árabe por el sólo hecho de apoyar el acuerdo para seguir investigando el tema AMIA.
EliminarLa falta de grises en su pensamiento sugiere un peligroso maniqueismo propio de los fanáticos.
Atte
¿Sos el JM que yo concozco? Seas o no, un gran saludo
EliminarResulta cómico, muy gracioso que hable de falta de grises y fanatismo justamente Ud, basta seguir sus artículos para comprobarlo y, como dije en mi comentario (reléalo, por favor) resulta muy desagradable ver que en una fecha tan dura para tantos, en su página, que es una propaganda permanente del régimen, se ignore los hechos que se conmemoran.
EliminarEs lógico, el relato así lo ordena, de eso no se habla, entonces no existió. Atte.
Muy atinado lo de Dicepolin. que vamos a hacer habra que seguir haciendo lo mejor que se pueda con esta gente por esta gente y la que merece un mejor pais y una mejor vida
ResponderEliminarSoy el mismo, me llego por primera vez tu blog desde Canarias, desde entoces lo leo y lo difundo, te felicito por tu creacion intelectual, esta muy buena y se del esfuerzo que te demanda, si bien se que esta actividad supera a los antioxidantes en mantener el intelecto diligente.
ResponderEliminarUn abrazo saludos cordiales extensivos.. chirola ipaque
Muy buena su respuesta, Ricardo, al energúmeno Adolfo.
ResponderEliminarChapeau, amigo!
Si tan solo por opinar me tilda de energúmeno, a quienes los acusan de intolerantes y autoritarios, les está dando Ud la razón, toda la razón.
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