Liguria es una región de la Italia noroccidental que limita con Francia y posee una extensa costa sobre el Mar Tirreno. Su capital es Génova, pero Imperia es la ciudad más pintoresca y el turista argentino la puede recorrer sin fatigarse demasiado.
Imperia
Le llama la atención que una de las calles se llama “Via Generale Manuel Belgrano” y poco después, recorriendo la hermosa costanera se sorprenderá al encontrar un monumento con el busto de Manuel Belgrano y una placa de bronce con la siguiente inscripción: “In onore del Generale Manuel Belgrano (1770-1820). Prócer Nacional creatore de la Bandera Argentina”.
Busto de Belgrano en la costanera de Imperia en el Día de la Bandera
Ante su curiosidad le informarán que todos los años se festeja allí desde hace décadas el día de la bandera argentina.
La guía turística de la región le señala que uno de los edificios que conviene visitar es el Palacio Comunal, que se inauguró para celebrar la fundación de Imperia como resultado de la fusión de los pueblos de Oneglia y Puerto Mauricio.
Al ingresar al edificio, el turista argentino se incorpora a una visita guiada que lo lleva frente a un gigantesco mural ubicado en la Sala Conciliar del Consejo Deliberante. Allí se encuentra toda la historia de Imperia, comerciantes fenicios, guerreros romanos, el almirante Andrea Doria que derrotó a los turcos en la batalla de Lepanto, el escritor Edmundo de Amicis y otros personajes locales nacidos en Imperia. Dioses de la mitología griega como Poseidón y Baco se mezclan con San Mauricio el patrono de la ciudad.
El guía va señalando las razones de la presencia de cada imagen y finalmente se detiene ante una figura del general Manuel Belgrano montado a caballo con la bandera argentina flameando en sus manos. El guía explica que se trata de uno de los más importantes próceres argentinos y que fue el creador de esa bandera azul y blanca con un sol en el medio que sostiene con orgullo.
Sala Conciliar del Consejo Deliberante con el mural de la historia de Imperia. A la derecha el general Belgrano a Caballo con la bandera argentina
Profundamente impactado por estos descubrimientos, el turista argentino hace preguntas y el guía le informa que el general Manuel Belgrano nunca estuvo en Imperia, pero que su padre don Domingo Belgrano y Peri nació en el pueblo de Oneglia. Además le informa que si va a Génova, encontrará una estatua ecuestre de bronce de Manuel Belgrano que fue inaugurada en 1927 con la presencia del rey Vittorio Emanuelle y una biblioteca pública que lleva su nombre.
Sentado en un bar de la costanera y mientras contempla el Mar Tirreno, el turista no deja de cavilar. Le sorprende la trascendencia que le dan a Belgrano en esta parte del mundo, a quién consideran un héroe propio, cuando los historiadores argentinos lo relegaron a un plano secundario. Belgrano no tiene día en el calendario oficial, el día de su muerte es el Día de la Bandera.
Domingo Belgrano y Peri
En 1751, a la edad de 21 años Domingo, el padre de Manuel Belgrano llegó a Buenos Aires vía Cádiz acompañado de su primo don Angelo Castelli. Ambos tendrían hijos varones que pasarían a la historia como revolucionarios argentinos.
Buenos Aires era por entonces un villorio, pero Doménico se las arregló muy bien desempeñándose como comerciante. Exportó, tejidos y lana, que fueron al Perú, Chile, Cádiz, Inglaterra y Brasil. Se dice que también participó del tráfico de esclavos africanos.
Doménico se casó alrededor de los 35 años con María Josefa González y Casero, perteneciente a la sociedad santiagueña cuando ella sólo tenía 15 y le dio el mismo número en hijos, uno de los cuales fue Manuel.
Manuel Belgrano, un destacado economista, precursor del periodismo nacional, impulsor de la educación, la industria y la justicia social, quién pese a sus escasos conocimientos como militar derrotó a los españoles en las batallas de Salta y Tucumán, fue un hombre que nació rico y murió en extrema pobreza. Todo se lo había entregado a la patria.
Quizás el turista ignora que no convenía que se conociera mucho sobre Manuel Belgrano, porque fue un ideólogo de la subversión americana, un pensador revolucionario portador de una coherencia meridiana entre sus dichos y sus hechos.
Hombre de gran sensibilidad social, propuso una reforma agraria y la industrialización de la lana y los cueros, medidas todas que cayeron mal a los terratenientes de la época de quienes Sarmiento dijo que “se pasaban el tiempo viendo parir a sus vacas”.
Belgrano redactó las bases del primer proyecto constitucional del Río de la Plata, que aún hoy día resulta tan avanzado que sería inaceptable para los actuales dueños de la tierra. No es casual el manto de olvido que se tendió sobre el prócer.
La Asamblea del año XIII le otorgó a Belgrano cuarenta mil pesos oro en premio a sus triunfos en Salta y Tucumán. El general donó el dinero para la construcción de 4 escuelas, dinero que se esfumó durante el ministerio de Rivadavia.
Después de muchos avatares y gracias a los esfuerzos de investigadores históricos como Marta Dichiara y organizaciones no gubernamentales, se logró reabrir el caso.
En 1975 se inauguró en Tarija la primera de las 4 escuelas, la de Tucumán en 1999, la de Jujuy en 2004, la de Santiago del Estero se inició en el mismo año, pero recién comenzó a funcionar a pleno en 2007.
Manuel Belgrano no llegó a verlas, había fallecido en 1820.
Interesante historia que ningún turista argentino conoce.
ResponderEliminarQué choreo lo de las escuelas!
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Estimado Ricardo, leo su nota que me ha gustado mucho tanto por su escritura como su información y testimonio. Estoy preparando una charla sobre Manuel Belgrano, y además de su épica histórica me interesa su valoración actual en la memoria histórica urbana. Además soy de origen lígure por lo que el asunto me interesa doblemente. Reciba mi saludo cordial desde Santiago del Estero. Alberto Tasso.
ResponderEliminarSuerte con la charla, le va a salir muy buena
ResponderEliminarRicardo