Miedo
The Economist, la revista muy leída por las elites del planeta, puso recientemente en tapa “Tenga miedo la economía mundial.”
Los datos recientes son muy delicados, Estados Unidos que produce casi la cuarta parte del Producto Bruto Mundial, no logra generar empleo con una tasa de desocupación de 14 millones de personas (9,1%). Si a esto se le agregan, los que tienen horario reducido más los que ya no buscan trabajo para no seguir rebotando ante las oficinas recepcionistas de las empresas, resulta que las personas fuera del mercado laboral son 30 millones. Las tasas de desempleo son mucho peores entre los negros y los latinos.
La economía americana produjo el mayor número de pobres desde que se iniciaron los primeros censos en 1959. Actualmente son 46 millones. En Europa, la situación es explosiva, la tasa de desocupación oscila entre el 10% y el 20%, pero asciende al 25% en la población juvenil.
Se agotó la receta
Se suponía que adoptando el modelo ortodoxo del Consenso de Washington, aplicado estrictamente en la Argentina durante el gobierno de Menem, la economía crecería y después se “derramaría” al conjunto de la población. No fue así en nuestro país, el ajuste ortodoxo, la privatización salvaje, la concentración del crédito y la desregulación total hicieron trepar la desocupación al 23% y un 46% de los argentinos ingresaron en la pobreza.
Esto está sucediendo ahora en varias países de Europa y el mayor impacto lo está sufriendo Grecia donde se duplicaron los suicidios y en lugar de 10 llamadas diarias que recibía la ONG Klimaka, ahora los llamados son 100 y el perfil es: hombre 35 a 60 años, financieramente arruinado.
Las referencias a mirar hacia economías como las de Argentina y Brasil son cada vez más frecuentes. Porque estos 2 países vienen creciendo en forma sostenida y las políticas aplicadas generaron en Argentina y Brasil 5 y 30 millones de empleos, respectivamente. Masas que ahora están incorporadas al consumo y a la producción.
La conducta obscena de los altos ejecutivos
Richard Fuld
Richard Fuld, presidente de la Lehmans Brothers que la llevó a la quiebra después de 160 años de existencia, había cobrado en los últimos años 500 millones de dólares, más una cobertura de 65 millones de dólares por si lo despedían.
John Tayhn, presidente de Merrill Lynch, cuya empresa fue absorbida por otra con dinero del Estado redecoró su oficina por un millón doscientos mil dólares.
Cuando los presidentes de las 3 grandes empresas automotrices fueron al Congreso a pedir ayuda, lo hicieron en sus jets privados, gastando 60 veces más que viajando en primera en un avión de línea.
Cuando los presidentes de las 3 grandes empresas automotrices fueron al Congreso a pedir ayuda, lo hicieron en sus jets privados, gastando 60 veces más que viajando en primera en un avión de línea.
Presidentes de la industria automotriz solicitando ayuda en Washington
Son sólo algunos de los innumerables ejemplos de la obscenidad de la cultura corporativa de los altos ejecutivos financieros.
Los sesgos de las agencias calificadoras de riesgo
Estas agencias que son clave para los inversores hicieron pésimas predicciones. Una investigación del Senado norteamericano mostró que más del 90% de las calificaciones de AAA dadas por las agencias de inversiones basadas en paquetes de hipotecas, fueron después degradadas al estatus de basura, con enormes pérdidas para quienes creyeron en sus informes.
La salida
La crisis económica mundial no es coyuntural, es estructural. No da respuestas a las necesidades básicas de la gente: trabajo, salud y educación. Deja a los ciudadanos a la intemperie y expulsa a vastos sectores del sistema. Hay una escisión entre la economía y la ética que es abismal.
Enfrentar la crisis requerirá prestar atención a otros modelos de economía que habla con sus resultados como los países escandinavos y en el UNASUR, Argentina, Brasil y Uruguay entre los más destacados.
Un artículo del New York Times titulado “Tango de la recuperación argentina” después de destacar los logros de los gobiernos Kirchner termina diciendo: En lugar de insistir en políticas ortodoxas, Washignton debería prestar atención a la experiencia argentina.
Bernardo Kliksberg (extracto de suplemento de Página 12, 8/10/2011)
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El país del norte tiene que volver a nutrirse de las fuentes que dieron origen a esa gran nación y tomar en cuenta las palabras de Jefferson dichas hace más de 200 años con una clarividencia asombrosa:
“Pienso que las instituciones bancarias son más peligrosas para nuestras libertades que ejércitos enteros listos para el combate. Si el pueblo americano permite que los bancos privados controlen su moneda, los bancos y todas las instituciones que florecerán a su alrededor, privarán a la gente de sus posesiones, primero por medio de la inflación, enseguida por la recesión, hasta el día en que sus hijos se despertarán sin casa y sin techo, sobre la tierra que sus padres conquistaron”
Thomas Jefferson 1802
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