Marie Collins
“Esos dedos que habían abusado de mi cuerpo en la noche anterior me ofrecían la hostia al día siguiente. Las manos que habían fotografiado mi cuerpo expuesto, sostenían a la luz del día un libro de oraciones cuando escuchaba mi confesión”.
Marie Collins
Recién a los 64 años, Marie Collins pudo relatar en el Vaticano ante un grupo de obispos y expertos, cómo fue abusada sexualmente por un sacerdote cuando tenía 13. En ese entonces, estaba internada en un hospital. “Me sentí más segura cuando un capellán católico vino a visitarme para las lecturas de la tarde”. “El cura comenzó a manosearme, pretendiendo al principio que era un juego”. “Quedé conmocionada, resistí, le pedí que parara. Pero no se detuvo. Mientras me manoseaba me decía que él ‘era un sacerdote’ y que ‘no podía actuar mal’. Sacó fotos de mis partes más íntimas y de mi cuerpo, y me dijo que era ‘estúpida’ si pensaba que actuaba mal. Yo rezaba para que no lo hiciera más... pero volvió a la carga”, dijo Collins.
Este episodio relatado por Collins es un de los últimos que salieron a la luz y que se agregan a las decenas de miles de casos de abuso sexual y pedofilia por parte de sacerdotes católicos. Sin embargo, hay muchos otros casos que quedaron en el anonimato por miedo, vergüenza y cobardía de hacer la denuncia, en gran parte porque sabían que de víctimas se transformarían en victimarios. Es muy difícil luchar solo contra una institución milenaria fuertemente enquistada en el poder. Además los abusadores, no se ensañan con cualquiera sino con niños semi abandonados o de bajos recursos y por lo tanto socialmente indefensos.
La plaga se extiende por todo el mundo occidental
Con la supervisión de abogados pertenecientes a la ONG estadounidense Center for Constitutional Rights (CCR), se elaboró un extenso documento que detalla los casos de abuso sexual cometidos en distintos países de Europa y de Estados Unidos.
La abogada del CCR, Pamela Spees, dijo que los “crímenes contra decenas de miles de víctimas, en su mayoría niños, fueron camuflados por responsables de más alto nivel del Vaticano. En este caso, todos los caminos llevan a Roma”.
En Alemania, el gobierno designó a Christine Bergmann, la ex ministra de Familias, "encargada independiente para el estudio del abuso sexual de niños". Reunió a un grupo de expertos y después de meses de investigación presentó su informe, de más de mil páginas, ante el gobierno alemán. Entre las llamadas instituciones culpables marcha a la cabeza y con ventaja la Iglesia Católica. Más del 40 por ciento de los criminales pedófilos pertenece a sus filas. Alejados a gran distancia en este deporte siniestro le siguen miembros de la Iglesia Evangélica, de clínicas y consultorios médicos, de clubes deportivos y, por supuesto, de las mismas familias de las víctimas.
Escándalo en Holanda
Un informe holandés reveló que en los últimos 65 años, al menos, unos 800 sacerdotes católicos abusaron sexualmente a “decenas de miles de niños” –entre 10 mil y 20 mil, según los cálculos–. La Comisión Deetman, que realizó el informe, señaló que los abusos tuvieron lugar principalmente en orfanatos.
¿Y por casa como andamos?
Padre Grassi
Salvo rarísimas excepciones, estos delitos fueron tapados por las jerarquías eclesiásticas y el sacerdote involucrado a lo sumo era desplazado hacia una parroquia distante. En Brasil, Argentina y demás países de América latina ocurre lo mismo. En Buenos Aires tenemos el caso emblemático de la Fundación Felices los Niños, algo parecido a la casa de chocolate y golosinas de Hansel y Gretel, pero en lugar de la bruja estaba el padre Grassi que los hacía ingresar para después violarlos. Fue condenado a 15 años de prisión, pero la protección de la jerarquía eclesiástica logró que aún permanezca en libertad.
En estos días acaba de fallecer el arzobispo Edgardo Storni, condenado en 2009 a 8 años de prisión por abuso sexual sobre seminaristas en la provincia de Santa Fe, aunque en realidad sólo cumplió un año de prisión domiciliaria. El cardenal Primatesta y el Nuncio Apostólico Ubaldo Calabresi, lo protegieron hasta donde pudieron y terminaron mandándolo a La Falda.
Arzobispo Edgardo Storni
No está en las enseñanzas y prácticas del antiguo ni del nuevo testamento, ni tampoco en las demás religiones la prohibición de las relaciones sexuales normales y la reproducción de la especie. Esta imposición antinatural fue obra de Gregorio VII en el siglo XI para evitar que las viudas heredaran los bienes de sus difuntos obispos. A partir de entonces, las tierras y demás beneficios quedaron en poder de la Iglesia.
Recientemente, Benedicto XVI, abrumado por el aplastante número de casos y denuncias, no tuvo otra opción que enfrentar la situación. En un mensaje habló de implantar una política de "tolerancia cero" contra lo que calificó como "la tragedia de los abusos de niños", y destacó que la recuperación de las víctimas debe ser prioritaria.
Además de severísimos castigos, en lugar de ocultar hipócritamente los hechos y proteger a los culpables, es necesario ir a las causas del problema, es decir eliminar el celibato. Conociendo los lentísimos tiempos de la iglesia para adoptar cualquier tipo de cambio y con la interna de poder político y económico entre los cardenales del Vaticano, recientemente filtrada por wikileaks (llamado vatinleaks), es difícil que los sacerdotes sean liberados de la pesada carga de la castidad.