El
poeta Osip Mandelstam, había nacido en Varsovia en 1891 y era ruso por
adopción. Recibió la revolución con indiferencia, manteniendo distancia del
clima de intensos cambios que recorría el país. Sus poemas eran apolíticos, hablaban
de los sentimientos humanos, describían paisajes y lugares, los juegos de los
niños y los conflictos del alma.
Osip Mandelstam
(1891-1938)
Los versos delatores
Bajo
el agobiante y represivo régimen estalinista, la sola indiferencia política, suscitaba
sospechas. Cualquier comentario podía ser contrarrevolucionario y en ese
aspecto, Osip había tomado siempre la precaución de mantener una poesía
aséptica.
Sin embargo, una noche ante un reducido grupo de poetas y amigos,
cometió la imprudencia de recitar los únicos versos de carácter político que
brotaron de sus labios. El poema que surgió de su memoria y no tenía título, se
refería al montañés del Kremlin, con sus dedos gordos que parecen grasientos
gusanos, un rostro donde aleteaba la risa bajo sus bigotes de cucaracha,
mientras una chusma de jefes de cuellos flacos lo rodeaba, infrahombres con los
que él se divertía y jugaba. Uno silbaba, otro maullaba, otro gemía. Sólo él
parloteaba y dictaminaba. No había duda que el personaje en cuestión era Stalin
y uno de los presentes, ávido por congraciarse con el régimen, lo delató.
En
el cuartucho miserable de un barrio pobre de Moscú, se encontraban tres
personas pobremente vestidas rodeadas de un mobiliario esencial: algunas sillas
desvencijadas, una mesa y un camastro. Los personajes eran el poeta Osip
Mandelstam, su mujer Nadiezhda y la poeta Ana Ajmatova. Era la noche del 13 de
mayo de 1934 y el pequeño grupo trataba de distraer el hambre recitando poemas,
cuando tocaron a la puerta. Surgieron de la noche varios agentes de la temible
policía secreta, que ingresaron a la casa y comenzaron a revisar cada uno de
los papeles de Osip. No tenían apuro, y la labor les llevó toda la noche,
buscaban la poesía que jamás podrían encontrar porque Osip, al menos tuvo la precaución
de guardarla en su memoria.
Durante
un tiempo que a Osip su mujer y la poeta amiga les resultaron interminables; la
policía soviética inspeccionó cada escrito que fue revisado minuciosamente.
Amaneció y Nadiezhda, Ajmátova y el poeta seguían sentados esperando que
terminara la labor de los agentes. Aunque los policías no encontraron nada
sospechoso, era evidente que la decisión de acabar con Osip estaba tomada desde
el momento en que ingresaron a su casa. La sola denuncia fue suficiente para
que lo trasladaran al presidio de la ciudad de Voronezh, en el centro de la
parte europea de Rusia.
Nadiezhda Mandelstam
(1899-1980)
Dos
semanas después autorizaron una entrevista del poeta con su mujer. Cuando lo
vio, apenas pudo disimular el impacto que le produjo el aspecto de Osip. Tenía
los párpados inflamados, las muñecas envueltas en harapos y la mirada perdida tras
noches sin dormir por constantes interrogatorios. Tres años después fue puesto
en libertad con su salud muy resentida y la mente quebrada por pesadillas
nocturnas, alucinaciones y episodios de pánico.
El
período de libertad duró solo un año en que el matrimonio, prácticamente sin
hogar, deambulaba por Moscú alojándose en viviendas miserables. Sin motivo
alguno fue arrestado nuevamente y enviado a un campo de prisioneros cercano al
círculo polar Ártico. Lo alojaron en una barraca de madera con temperaturas de
25 grados bajo cero, por cuyas paredes se filtraban puñales de ráfagas heladas.
Osip ya no recordaba el verde del pasto, el ocre de las hojas de otoño, o el
perfume de la primavera. Todo a su alrededor era una desolación blanca.
Una
mañana se levantó de su camastro y salió hacia el galpón para tomar el té que
le servirían sus guardianes, pero no alcanzó a llegar, la muerte le abrió la
puerta hacia la libertad.
Osip Mandelstam.
Fotografía tomada en una de las prisiones. Tendría alrededor de 45 años, pero el sufrimiento y privaciones lo muestran como un anciano
La mujer archivo
Su
viuda Nadiezhda nunca más pudo verlo y se enteró de su muerte mucho tiempo
después. A partir de entonces se propuso rescatar los poemas de Osip porque
estaba convencida que en algún momento se publicarían. No podía conservar
ningún escrito de su esposo, ya su paradero era vigilado y periódicamente
sufría requisas en su vivienda.
Por
lo tanto, Nadiezhda, se transformó en un archivo viviente, atesorando en su
mente los versos de su marido. Lo hizo repitiendo hasta el infinito, en una
auténtica lucha contra el olvido, el modo de rimar, los énfasis de la dicción,
tratando de recuperar lo irrecuperable, que era la voz de Osip. Rechazó siempre
la tentación peligrosa de trasladar los poemas al papel.
Finalmente,
en 1956, desaparecido Stalin, se levantaron las restricciones contra Nadiezhda
que pudo escribir las obras de Osip. También escribió sus memorias, Contra
la desesperanza y Sin esperanza, publicadas por vez primera en
occidente, que son un análisis épico de su vida donde critica la degradación
moral y cultural de la Unión Soviética de los años veinte y posteriores. Su
conocimiento de primera mano del mundo intelectual de la Rusia de ese período,
hacen de este libro un documento excepcional.
Durante
los gobiernos de Khurshchev y más tarde con la administración de Gorbachev,
Osip Mandelstam fue completamente rehabilitado y colocado entre los grandes escritores
del siglo XX. En 1977, el astrónomo Chermykh descubrió un planeta menor al cual
bautizó Mandelstam.
Sergio
Bufano. El poema nunca escrito. http://www.poeticas.com.ar/Directorio/Poetas_miembros/Osip_Mandelstam.html
Anna
Caballé. Las memorias de Nadiezdha Maldestam. ABC.es Cultura. 12/11/2012
Mandelsam Osip. Encyclopaedia
Britannica. Tomo 7, Chicago, 1995. Enrique Foffani. El
archive en el cuerpo. Suplemento RADAR de Página 12, 12/01/14.
Escribes tantas historias buenas, che! Gracias por compartir. Como las descubres?
ResponderEliminarNo pude hacerlo directamente en blog. Mi comentario: esto parece el relato de tele teatro (aconsejado por la CIA para las republicas más allá de Rio Grande) que escuchara allá por los 50 cuando era un niño y la sociedad occidental y cristiana nos había expulsado a Villa Madero, gobernaba la Argentina "un terrible dictador" capaz de semejantes atrocidades como Stalin, que estaba jaqueado por el "mundo libre" en donde se respetaban los derechos humanos sobre todo para los negros, el matrimonio Rosembeg, en su país y también en el area citada Sandino, Arbens etc. Francamente me reservo el beneficio de la duda. Finalmente el mundo libre pudo terminar con las atrocidades de estos dictadores asesinos que llevaban a sus países al borde del vórtice a punto tal que para salvarnos debieron arrojar dos bombas atomicas
ResponderEliminarsobre Japón, les queda solo una asignatura pendiente terminar con Cuba libre. Pero es cuestión de esperar pues fíjate pusieron a Macri en el poder sin un solo disparo o muerte, librándonos de la pesada herencia. Nota: también las atrocidades del cruel dictador nos las contaba las Selecciones de Rider Digest.
Enviado desde mi iPhone
Si en esta historia real yo no incluyo el tema de Stalin, estoy igual que Macri ocultando sus depósitos en paraísos fiscales. El relato no tendría sentido ni razón de ser.
EliminarFrancamente no entiendo tu exabrupto y no veo la relación entre un poeta ruso con el matrimonio Rosemberg, la CIA, Sandino, etc.
Abrazo
En serio, ¿de dónde sacás estas historias? Están buenísimas...
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