Si uno dedicara las 24 horas
del día sin alimentarse ni dormir para asistir a la disponibilidad cultural y
artística de Buenos Aires, probablemente no alcanzaría a ver ni la décima
parte, tan rico y variado es el abanico de ofertas y eso sin incluir las salas
de cine.
Recientemente tuvo lugar el
Cuarto Festival BAN (Buenos Aires Negra), esencialmente dedicado a la
literatura negra. El género se asocia a un tipo de novela policial en la que
la resolución del misterio no constituye el objetivo principal. Los argumentos
suelen estar cargados de violencia y la división entre buenos y malos entra en
una nebulosa, mientras pasan a primer plano protagonistas derrotados y
decadentes, a veces en busca de la verdad y otras veces sin futuro ni esperanza
alguna.
Asistí a la primera reunión
en la parte cultural del Teatro General San Martín en una sala para 150
personas donde abundaban periodistas, escritores de literatura negra y
fundamentalmente sus lectores. Hubo varias ponencias, todas muy interesantes,
pero sin duda la que más me cautivó fue la de “Dany El Rojo”, un catalán de 53
años, corpulento, de un metro noventa y aspecto mafioso, que escribió tres
novelas de delincuentes, en las que simplemente se limitó a relatar su
biografía, ya que en las obras están volcadas sus propias experiencias. El
relato que sigue, por lo tanto es en primera persona.
Yo provenía de una familia
de clase media, que no era disfuncional y en realidad nada me faltaba. Sin
embargo, y sin que pueda explicar las razones, a la edad de 13 años me
introduje en el mundo de la droga y poco tiempo después, las había probado a casi
todas. Lógicamente, para mantener este tren de vida, necesitaba dinero y empecé
robándo a mi padre que me echó de casa. Entonces enfoqué mis actividades
delictivas a robar negocios, especialmente farmacias. Me gustaba tener mucho
dinero y vivir bien, hasta que conocí a un grupo que se dedicaba a robar
bancos.
Sin pretender justificar
esta nueva actividad, estoy seguro que en esta sala son muchos a los que les
hubiera gustado atracar un banco y no van a negar que sintieran placer cuando
los diarios hablan de un robo sustancial a una de estas entidades (risas y
aplausos). Ni hablar de la admiración que suscita el episodio de un grupo de
boqueteros que se mandan un túnel de cien o más metros para desembocar
exactamente debajo de la sala de caudales, son verdaderos científicos.
Yo no sentía ningún
remordimiento por atracar un banco donde el robo era cubierto por una compañía
de seguros. Considero que es malo robar un banco, pero mucho peor es ser el
dueño o el gerente de esa institución, especialmente en la actualidad cuando
vemos el comportamiento inhumano y despiadado que tienen con aquellos clientes
cuando no pueden levantar sus hipotecas (ovación del público).
Como les dije, conocí a un
grupo dedicado a robar bancos que me enseñaron sus tácticas. Los robos los
hacía solo o con cómplices, al principio con una pistola de fogueo y más tarde
con una 38 especial que conseguí de un lote del País Vasco. En aquellos
tiempos, robar un banco era mucho más sencillo que ahora ya que probablemente, como
consecuencia de mis propios asaltos, aumentaron las guardias y los sistemas de
seguridad, porque yo llegué a robar 150 instituciones bancarias.
En
varias ocasiones pensé en dejar de delinquir y una vez trabajé de portero en
una discoteca de dudosa fama hasta que un santo,
es decir alguien que pasa datos para un robo me tentó y volví atracar. Me
ocurrió lo mismo que con el jugador que tomó la decisión de abandonar las
carreras de caballos, pero cuando le pasan una fija vuelve a comprar boletos en
la ventanilla. Aquel día me cargué con 11,8 millones de pesetas. Era una época
en que me había habituado a tener mucho dinero. Me compré un Omega de oro, una
pintura de Dalí, una cadena de Cartier, una Benelli 500 y un Lancia Beta 2000 y
tenía una gran mansión en las afueras de Barcelona.
El
dinero también lo invertí abriendo varios casinos con un grupo de delincuentes
organizados de aquella discoteca. Llegamos a tener seis timbas en toda la
ciudad. Entre la adrenalina y todo lo que nos metíamos, dormía tres horas a la
semana. No quiero que suene pedante ni a falsa modestia, pero yo era un crac.
He hecho atracos de todas las formas posibles. Un buen atraco es estar poco
rato, no molestar a nadie y llevarse todo el dinero posible. Solía ir solo y no
me iba sin ese dinero. Por eso me pusieron lo de “El Millonario” en 1989. Nunca
ejercí la violencia. Siempre intenté hacerlo muy suave, sin gritar idioteces
como “todo al suelo” para que te acaben viendo desde fuera y te pillen.
Hay que
asustar a la gente, pero que no tengan miedo. De la violencia solo se saca
violencia y reacciones imprevisibles. Si alguna señora estaba embarazada la
hacía sentar, le preguntaba si ya le habían dado su dinero y decía que lo suyo
no se tocaba. Ese era mi método.
Estuve
encarcelado tres veces cumpliendo penas entre 3 y 5 años y cada vez que salía
lo hacía con nuevos conocimientos, porque la cárcel es una especie de
universidad donde se aprenden nuevos métodos. Pero la última vez que me
soltaron tomé conciencia que con ese tren de vida, sino me mataba la droga lo
haría la policía, además, me habían diagnosticado SIDA con un pronóstico de un
año de vida. Mi primera decisión fue abandonar el paco, y el último tiempo en
la cárcel sin él me demostró que podía prescindir de las toxicomanías. También
por primera vez, tomé la decisión de trabajar. Hice de todo y hasta llegué a
ser guardaespaldas de Lionel Messi.
Dos
personas que me ayudaron mucho fue la mujer que conocí y con la cual me casé y
tengo mellizos. La otra persona fue un amigo de la adolescencia José María Sanz
Beltran, es decir Loquillo, el famoso
cantante de rock. Él me introdujo al mundo del espectáculo donde también conocí
y trabajé para el cantautor argentino Andrés Calamaro. Mis actividades con
ellos consistían en hacer de secretario y colaborar con los múltiples aspectos
que rodean a los famosos.
Conozco casi todas las bandas argentinas y me parece
estupendo que canten en castellano, o argentino si se quiere. Considero una
estupidez el intérprete que canta en inglés (aquí lo aplaudí yo).
Solía
contar mis aventuras entre los amigos hasta que uno de ellos me dijo ¿por qué
no las escribes? Y es así que ingresé a este género de la novela negra y hoy me
encuentro hablando frente a ustedes en el Festival BAN. Con respecto a los
demás escritores del género, tengo la ventaja de que no necesito investigar
nada ni poner en juego al cerebro para generar creatividad. Simplemente relato
episodios de mis atracos donde el protagonista soy yo con otro nombre y algunos
agregados novelados y en eso se destaca mi secretaria que es una argentina que
pasa mi material a la computadora, corrige el estilo y encima agrega detalles
de su propia imaginación.
Ahora,
a los 53 años y veinte años después de que le dieran 12 meses de vida, Dany el
Rojo el gánster devenido en escritor es autor de tres novelas que prácticamente
son sus memorias: Confesiones de un
gánster de Barcelona, El Gran Golpe del Gánster de Barcelona y Mi Vida en Juego.
Dany
termina su disertación diciendo: “Cuando me preguntan si me arrepiento de mi
pasado, les contesto que no. Sé que suena mal, pero es que la palabra es muy
católica. He aprendido de mis errores. Uno es lo que ha vivido, y ahora soy una
persona feliz como consecuencia de todo eso. Además, solo robé a bancos y
aseguradoras, justo los que nos roban ahora.
Un
caluroso aplauso cierra su disertación, al fin y al cabo, como dice el refrán:
“el que roba a un ladrón tiene 100 años de perdón”.
Material
tomado de la conferencia de Daniel Rojo el viernes 31/07/2015 en el área
cultural del Teatro San Martín.
Otras
fuentes:
Inma
Zamora. Daniel Rojo, el terror de Barcelona reconvertido a escritor. ABC
Edición Cataluña 10/05/2014.
Daniel
Verdú.
No
quiero que suene pedante, pero yo era un crac atracando bancos. Diario El País,
suplemento Cultura, 12/07/2014.
Matías
Néspolo. Dany el Rojo. Tengo una moral personal; sin código no se puede vivir
ni dentro ni fuera de la cárcel. Diario La Nación. Cultura. 30/07/2015.
Dany El Rojo es un verdadero sobreviviente, pudo haber muerto en manos de la policía, por la droga o por el SIDA. Me alegro que haya cambiado tan radicalmente su forma de vivir
ResponderEliminar¿Po el SIDA? ¿Era trolo? Lástima, se me cae un héroe.
EliminarNo Gomez, Dany no es trolo, está casado y en los períodos de libertad solía hacer bacanales con prostitutas de alto nivel. Y si fuera trolo ¿por que se te va a caer, o sos de los que tienen prejuicios contra ellos?
EliminarLo de Dany es técnica y moralmente incorrecto, pero los bancos son los principales causantes del desastre que tuvimos en 2001 y de la situación que está viviendo actualmente Europa. Aplaudo al catalán
ResponderEliminarEl comentario de Dany sobre los intérpretes locales que cantan en inglés me pareció apropiado. Los veo como personajes que no están integrados a nuestra sociedad y se deslumbran con espejitos de colores foráneos. Pero personalmente no concozco a ninguno, aunque debe haber algún principiante que lo haga.
ResponderEliminarexcelente Ricardo, comparto!
ResponderEliminarUn abrazo!
Que regio Ricardo!, les voy a contar a las chicas en el Face.
ResponderEliminarConversaciones de pitucas del barrio norte:
ResponderEliminarPituca 1: Scioli obtuvo un truinfo categórico
Pituca 2: no puedo creer que haya tanta gente que quiere que Mirtha Legrand se vaya del país
Esperemos que la Legrand cumpla lo prometidos y se vaya de una vez
Eliminarestimado ricardo, BUENISIMO¡¡¡¡¡¡¡¡¡.......la "señora" como le dicen, se puede ir prontamente.....somos muchisimos los que no lloraremos por su ausencia. cariños cristina deluca.-
EliminarHola, Ricardo:
ResponderEliminarCuando fuí al correo hoy encontré tu magnífico libro Onirica. Gracias por mandarlo y por la cariñosa dedicatoria. Lo mantendré con orgullo junto a tu libro sobre cardiología que me diste cuando tuve el placer de visitarlos.
Es hora que hagan planes para venir a Washington. Recuerden que el único gasto es el de los pasajes. Acá vienen a su casa.
María Eugenia Vidal se puso un par de botas pitucas amarillas, se fue a uno de los pueblos inundados, se paró sobre un charquito y se hizo filmar y sacar fotos desde todos los ángulos, que fueron pasadas por el multimedio Clarín. Después hizo un mohín de disgusto y se retiró. Esa fue la contribución del PRO a la inundación
ResponderEliminarNo creo que las codutas de señores como Dany y la de los bancos puedan ser admitidas en una Revolución, como tampoco la de los medios que lucran haciendo lo negro blanco.
ResponderEliminar