Un hecho cierto es que las grandes ideas que
producen cambios revolucionarios, la mayoría de las veces no surgen
espontáneamente, son el producto de horas y días de investigación profunda,
donde la persistencia y el componente obsesivo juegan papeles preponderantes.
Se puede disponer de un excelente coeficiente intelectual, pero sin estas dos condiciones es difícil que surjan las grandes ideas.
El ocio y el sueño
como fuentes de creatividad
Algunos talentosos suelen manifestar que las
ideas les surgieron en momentos en que no estaban pensando en nada. Ignoran sin
embargo, que el cerebro nunca está en reposo, los circuitos neuronales siguen
activos tratando de resolver el problema. Los períodos de ocio o
de reposo mental, pueden ser tan útiles como los momentos de actividad
creativa.
Incluso el sueño puede producir ideas como el ejemplo del químico
alemán Friedrich Kekulé quién desde hacía tiempo estaba tratando de descifrar
la estructura molecular del benceno. Según relata en sus memorias, al regresar a
su casa con la fatiga del día se quedó dormido en el sofá de la sala. Empezó a
soñar con átomos que colisionaban y se volvían a separar hasta que un grupo de
ellos se unió formando una cadena sinuosa con forma de serpiente.
Súbitamente, el ofidio se mordió la cola formando un anillo y en ese instante
Kekulé se despertó y descubrió que la molécula del benceno era un compuesto
cíclico.
Friedrich Kekulé (1829-1896)
Los sueños en la literatura
También fueron sueños los que inspiraron a Robert Louis Stevenson varias de sus novelas. Según cuenta el propio escritor, su pasión por escribir a menudo interactuaba con su subconsciente durante el sueño. Solía soñar historias completas, muchas de las cuales volcaba en el papel. Se refería a los sueños diciendo que eran “un pequeño teatro dentro del cerebro que se mantenía brillantemente activo durante toda la noche” Con este comentario, Stevenson se había adelantado más de un siglo a los investigadores en neurociencias, quienes gracias a los sofisticados estudios por imágenes, demostraron que el cerebro cambia de actividad, pero no descansa mientras dormimos.
También fueron sueños los que inspiraron a Robert Louis Stevenson varias de sus novelas. Según cuenta el propio escritor, su pasión por escribir a menudo interactuaba con su subconsciente durante el sueño. Solía soñar historias completas, muchas de las cuales volcaba en el papel. Se refería a los sueños diciendo que eran “un pequeño teatro dentro del cerebro que se mantenía brillantemente activo durante toda la noche” Con este comentario, Stevenson se había adelantado más de un siglo a los investigadores en neurociencias, quienes gracias a los sofisticados estudios por imágenes, demostraron que el cerebro cambia de actividad, pero no descansa mientras dormimos.
Stevenson relata que
en una oportunidad estuvo varios días devanándose los sesos para el argumento
de una nueva novela hasta que una noche soñó la escena del hombre que se
transformaba en monstruo después de beber una poción que él mismo había
elaborado. Así nació El extraño caso del
doctor Jekyll y Mister Hyde.
Robert Louis Stevenson
(1850-1894)
Continuando con esta
saga de poetas ingleses y sus sueños inspiradores, surge el caso de Mary Shelley,
quién con su futuro esposo Percy Shelley, visitaron durante una temporada al amigo común Lord Byron en su residencia de Suiza. Durante una noche de
truenos y relámpagos, Byron los desafió a que escribieran una novela de terror. Esa noche
Mary soñó con un personaje que un científico hacía volver a la vida y que
después se transformaba en un ser peligroso al que no podía controlar. Se
despertó estremecida por el miedo, pero con la idea que necesitaba para
escribir su novela. “Si me aterrorizó a mí, también lo hará con los lectores”
reflexionó. Así nació Frankestein uno de
los clásicos más famoso del género gótico.
´
Mary Shelley (1797-1851)
Sueños creadores de música
En el mundo de la música hay varios casos de compositores que crearon partituras sobre experiencias oníricas.
Un caso emblemático es el de Paul McCartney quién soñó una melodía mientras se encontraba en la casa de su
novia. Cuando se despertó se dirigió inmediatamente al piano y empezó a
tocarla. Al principio estaba convencido que al haberla soñado, se debía a que en
algún momento había escuchado esa canción. Estuvo varias semanas contactando
gente del negocio de la música y preguntándoles si conocían esa melodía. Cuando
se convenció que era producto de su sueño, le puso letra y la balada se
convirtió en Yesterday, una
de las piezas musicales más tocadas en el mundo entero. Además es la más
versionada en la historia del cancionero popular con unas 1600 interpretaciones
diferentes.
Paul
McCartney (1942)
Dos
siglos antes del famoso Beatle, el violinista y compositor Giuseppe Tartini (1692-1770),
cuando tenía 21 años soñó que le había vendido su alma al diablo. De pronto, el
maléfico provisto de un violín comenzó a tocar una melodía de una belleza sin
par. Tartini relata que entró en éxtasis y se sintió transportado hacia un
mundo maravilloso. Cuando despertó tomó el violín y trató de remedar aquella
música celestial, pero no pudo imitarla. Sin embargo, aquella experiencia le
sirvió para escribir la partitura cuyo nombre es La sonata del Diablo. “Esa pieza fue la mejor que escribí en toda
mi vida, pero estaba lejos de ser la belleza que escuché en aquél sueño”,
manifestó Tartini.
Giuseppe
Tartini (1692-1770)
Sueños e invenciones
Pasando
al terreno de las invenciones, se destaca el sueño singular de Elías Howe, quien ingresó en la historia por inventar la máquina de coser, la
cual aumentó en forma exponencial la velocidad para confeccionar ropa y que forma
parte del mobiliario de cientos de millones de hogares. Howe estaba empeñado en
elaborar un prototipo que pudiera acelerar la tarea de coser, pero estaba
atascado en resolver el detalle de la aguja. Había diseñado agujas con dos
puntas y un orificio en el medio, pero resultó un fracaso.
Una
noche soñó que un grupo de indios atacaba de sorpresa a una tribu enemiga arrojando
flechas sobre sus carpas. Las flechas poseían la particularidad de que, próximo
a la punta, tenían un orificio y, al ser extraídas, arrastraban un hilo del
género de la carpa. Howe había encontrado la solución y, en cuanto se despertó,
diseñó una aguja con un orificio en el extremo por el cual pasaba el hilo de
coser. En poco tiempo se transformó en el segundo hombre más rico de los
Estados Unidos.
Elias Howe (1819-1867)
Estos ejemplos constituyen demostraciones
claras de que el cerebro sigue activo durante el sueño, y así como las
conecciones interneuronales envían mensajes diferentes, generalmente absurdos y
kafkianos, también terminan de resolver un problema, dando la respuesta
generalmente en forma metafórica, como en los casos mencionados.
- Choudhury S, McKinney KA. Digital
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Que buenos aportes, siempre he tenido la peculariedad de tener sueños extensos y como sacados de peliculas; Realmente el cerebro nunca para ,ojala lograramos obtener al menos la mitad del potencial.
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