Un espíritu universal
Habría
que indagar meticulosamente en la historia para encontrar otro personaje tan
activo y polifacético como Francisco de Miranda. Participó en la independencia
de Estados Unidos y en la de Venezuela, fue protagonista en la Revolución
Francesa y uno de los cerebros que estimularon a San Martín y a Bolívar a
realizar las campañas de liberación del continente americano. Formó parte de
las filas del ejército español, el francés, el ruso y el venezolano y en cada
uno se desempeñó con tal eficiencia y valentía que fue condecorado y recibió
los grados de coronel, mariscal y comandante.
Francisco de Miranda (1750-1816)
Estrechó
las manos y se codeó con los hombres más importantes y diversos del siglo XIX
como George Washington, Napoleón Bonaparte, Catalina la Grande, Federico II de
Prusia, Simón Bolívar, José de San Martín, el duque de Wellington, La Fayette,
Samuel Adams y Gregorio Potemkin. Su nombre figura entre los grandes en el Arco
de Triunfo de París y su retrato forma parte de la Galería de los Personajes en
el Palacio de Versailles.
Sebastián
Francisco de Miranda, nació en Caracas el 28 de marzo de 1750, hijo de padre
mestizo y madre blanca, fue el primogénito de 9 hijos e hijas del matrimonio.
El hecho de ser hijo de madre blanca le permitió a Miranda asistir a la Universidad,
de lo contrario hubiera sido imposible en aquella sociedad dominada por los
mantuanos, compuesta de blancos criollos nacidos en América.
Miranda
cursó estudios en la Universidad de Caracas y a la edad de 20 años emigró a
España hastiado de ver el estigma que pesaba sobre su familia, hostigada
permanentemente, por ser su padre mestizo. Desde el momento en que desembarcó
en Cádiz comenzó a escribir un diario personal que alcanzó a tener 64 volúmenes
encuadernados que siempre llevó consigo. También a través de sus viajes, formó su
propia biblioteca con toda clase de autores y distintos idiomas, porque
Miranda, además del castellano, dominaba el francés, el inglés y el italiano.
Entre sus favoritos estaban los pensadores franceses condenados por la
Inquisición que pronto empezaría a perseguirlo sin darle tregua.
Campañas en España y Estados
Unidos
Miranda
consiguió ingresar como capitán en el Regimiento
de Infantería de la Princesa, participando en diversas batallas,
especialmente en la de Melilla, donde los españoles triunfaron contra el sultán
de Marruecos gracias a un plan estratégico por diseñado por Miranda. En una
acción militar en Argel estuvo a punto de morir quedando herido en ambas
piernas. La vida del joven capitán oscilaba entre las batallas y sus amantes,
mientras eludía el brazo temible de la Inquisición que lo asediaba por su
espíritu rebelde y profano.
En
1779, España quedó involucrada en la guerra de Independencia de Estados Unidos
a cambio de recuperar La Florida. Allí en la batalla de Pensacola, los ingleses
fueron derrotados y Miranda fue ascendido al grado de Teniente Coronel por su
labor en la planificación y estudio del terreno. Mientras cumplía una misión
militar en La Habana, llegó contra él una orden de arresto de España liberada
por la implacable y perseverante Inquisición.
Logró
escapar embarcándose a Estados Unidos donde entabló relaciones con George
Washington y Samuel Adams, los artífices del nuevo país. Estudió profundamente
la estructura social, económica y política de aquella nación y en sus ratos
libres adquiría más libros para su clandestina y censurada biblioteca, sin
descuidar involucrarse en nuevos escarceos amorosos. En Nueva York estuvo a un
paso de contraer matrimonio con la hija de la familia Livingston perteneciente
a la alta sociedad neoyorquina, pero el seductor Miranda, si bien tenía aquí su
futuro asegurado, no estaba preparado para la vida sedentaria. Su espíritu
aventurero clamaba por nuevas correrías. Guardó en las maletas sus mayores
tesoros que eran sus libros y agendas y partió raudo hacia Inglaterra.
Europa y la Revolución
Francesa
Después
de 56 días de viaje en barco, desembarcó en Londres el 10 de febrero de 1785,
allí se encontró con su amigo William Smith quien se desempeñaba como
secretario en la flamante embajada de Estados Unidos en el Reino Unido. Juntos
partieron hacia Prusia para observar las maniobras militares que preparaba
Federico el Grande. El embajador español le proporcionó una carta de
presentación para el ministro de España en Berlín, pero detrás de su amabilidad
estaba el propósito de apresarlo cuando llegara al puerto de Calais. El fino
olfato de Miranda le hizo sospechar que se trataba de una maniobra y junto con
su amigo cambió de rumbo hacia un puerto holandés.
Excepto
España, que lo consideraba un espía y además era la sede de la Inquisición que
no le perdonaba sus libros ni sus ideas, Miranda recorrió toda Europa durante
nueve años. Se entrevistó con Joseph Haydin en Hungría quien interpretó ante él
una de sus piezas para piano y fue introducido en la corte de Catalina la
Grande y su amante el príncipe Potemkin.
En
1791 atraído por la Revolución Francesa, participó en varias campañas en las
conquistas de los Países Bajos, llegando a detentar el grado de Mariscal de
Francia luchando bajo el mando de Charles Dumoriez. A partir de 1793, la
paranoia de terror implantada por los jacobinos, no tuvo reparos en encarcelar
a Miranda, pero su elocuente defensa y sus antecedentes, lo salvaron de la
guillotina.
Organización de la
independencia de América latina
Oculto bajo un disfraz regresó a
Inglaterra donde formó la Gran Hermandad
Americana, la logia masónica que junto con Simón Bolivar, José de San
Martín y Bernardo O’Higgins iniciaría el proyecto de liberación de América. Las
guerras de la independencia fueron sin duda, la contribución más grande de
Miranda. Tuvo la visión de un gran imperio que agrupara a todos los territorios
que estaban en poder de españoles y portugueses desde la margen derecha del río Mississippi hasta la Tierra del Fuego. El
imperio, al cual llamó Colombia, estaría bajo la dirección de un emperador
hereditario llamado Inca para apaciguar a las etnias indígenas y tendría una legislatura bicameral.
El 19 de abril de 1810,
Venezuela inició su proceso independentista, por lo que Simón Bolívar persuadió a Miranda para volver a
su tierra natal con el grado de general del ejército. Fue uno de los que firmó el Acta de la Declaración de la Independencia de Venezuela el 5 de julio de 1811. Asumió la presidencia con poderes dictatoriales, tras ser nombrado Dictador por el Congreso con el rango de Generalísimo.
Sobrevino
una gran invasión de fuerzas españolas y Miranda trató de llevar a cabo una
contraofensiva, pero la caída de Puerto Cabello (bajo el comando de Simón Bolívar) a manos de los realistas, la
rebelión de los esclavos de Barlovento así como el creciente número de
los ejércitos españoles que lo atacaban, le hicieron imposible resistir.
Temiendo una
desastrosa derrota, Miranda firmó un armisticio con los españoles en julio de 1812 en la ciudad de San Mateo. Mientras esperaba en el puerto
de La Guaira para embarcarse al exterior, un grupo de oficiales dirigidos por Bolívar, lo apresaron y entregaron al que hasta
entonces había sido líder del movimiento independentista. Bolívar más tarde se
arrepentiría de esta acción.
Después
de tres años de encierro en el calabozo del penal De las Cuatro Torres del Arsenal de la Carraca en San Fernando, España, la muerte lo
sorprendió a la edad de 66 años el 14 de julio de 1866.
Francisco de Miranda en la prisión. Óleo de Antonio Michelena
Los
restos de este titán de la historia se encuentran en una fosa común y no han
podido ser identificados, pero Venezuela lo honra con monumentos, calles y
plazas que llevan su nombre. En los libros escolares de texto de historia de
nuestro país; Miranda es citado en algún párrafo perdido y recién en los
últimos años se lo está reivindicando.
Fuentes:
Christopher
Minster. Francisco de Miranda, precursor of Latin American Independence.
About.com. Latina American History. http://latinamericanhistory.about.com/od/latinamericaindependence/a/09fmiranda.htm
Miranda,
Francisco de. Encyclopedia Britannica. Tomo 8, 1995, Chicago.
Felipe
Pigna. Los Mitos de la Historia Argentina. Tomo 2. Editorial Planeta, Buenos
Aires.
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