Enrique
Angelelli (1923-1976)
El
4 de agosto de 1976, Enrique Angelelli obispo de La Rioja, subió a una
camioneta Fiat 125 junto con el sacerdote Arturo Pinto para trasladarse desde
El Chamical hasta la capital de la provincia. Llevaba consigo una carpeta con
información confidencial sobre el homicidio de los sacerdotes Carlos de Dios
Murias y Gabriel Longueville, ocurrido días antes. El cadáver de Angelelli
quedó en La Rioja, la carpeta apareció días después sobre el escritorio del
general Albano Harguindeguy.
Un
obispo comprometido con su grey
Angelelli en los barrios pobres de La
Rioja
Angelelli había llegado en 1968 a La
Rioja designado por el Papa Pablo VI. Pronto se movilizó en ayuda de los amplios
sectores riojanos sumidos en la postergación, promoviendo la formación de
cooperativas de campesinos y alentando la organización sindical de los peones
rurales, los mineros y las empleadas domésticas. Una de las cooperativas
solicitó la expropiación de un latifundio que había crecido a través de la
apropiación de pequeñas parcelas porque sus propietarios no podían pagar sus
deudas. El entonces Gobernador Carlos Menem, prometió que iba a transferir dichas
tierras a la cooperativa. El 13 de junio de 1973, Angelelli fue a Anillaco,
para presidir las fiestas patronales de esta ciudad. Fue recibido por una turba
liderada por comerciantes y terratenientes, entre ellos Amado Menem, hermano
del gobernador, y sus hijos César y Manuel. La turba entró por la fuerza en la
iglesia, y cuando Angelelli suspendió la celebración y salió de allí, recibió
insultos y pedradas. Menem retiró su apoyo a la cooperativa so pretexto de
"agitación social".
El
Superior General de los jesuitas, Pedro Arrupe, y Mons. Vicente Zazpe, de la Arquidiócesis
de Santa Fe, enviados por la Santa Sede en calidad de auditores, visitaron La
Rioja y apoyaron a Angelelli. No fue esa la actitud que adoptó el Nuncio Lino
Zanini quién respaldó abiertamente a los revoltosos y los obsequió con crucifijos.
El
24 de marzo de 1976 tuvo lugar el golpe de Estado que derrocó a
Isabel Perón. Angelelli peticionó al coronel del ejército Osvaldo Pérez
Battaglia, nuevo interventor de La Rioja, para obtener información sobre el paradero
de un vicario y varios activistas desaparecidos. Al no obtener respuesta, viajó
a Córdoba para hablar con Luciano Benajmín Menéndez, por entonces
comandante del Tercer Cuerpo de Ejército. Menéndez advirtió amenazante
a Angelelli: "Es usted quien tiene que tener cuidado”. En la misma reunión tuvo un brote mesiánico y
le manifestó la aspiración de “ser armado por la
Iglesia como Caballero, como cruzado, para no dejar ninguna cabeza marxista y
su descendencia sobre la tierra.”
Crimen rotulado
como accidente
En
una homilía, el sacerdote Carlos Murias dijo que podrían acallar la voz del
obispo pero no la de Jesús. El 18 de julio a las nueve y media de la noche, fue
secuestrado junto con el sacerdote Gabriel Longueville de la casa religiosa
donde vivían. Al día siguiente se hallaron los cadáveres de ambos sobre una
vía, uno de ellos con brutales signos de tortura.
Carlos
Murias y Gabriel Longueville
Angelelli,
a semejanza de la mayoría de los argentinos, no imaginó que en el poder se
había enquistado una banda de asesinos. Tendría que haber huido, pero decidió
actuar legalmente y por eso ese 4 de agosto decidieron eliminarlo. El sacerdote
Arturo Pinto quién conducía el vehículo vio por el espejo retrovisor un
vehículo blanco que se acercaba a gran velocidad. Una vez que alcanzó a la
camioneta en que viajaba Angelelli, la encerró con una maniobra brusca que la
desvió a la cuneta y la hizo volcar.
Curiosamente
la zona fue rápidamente rodeada por la policía y personal militar antes de que
llegara la ambulancia. La autopsia reveló que había recibido fuertes golpes en
el cráneo. Pinto fue llevado inconsciente al hospital y en sus noches de delirio
dijo frases que posteriormente fueron consideradas como pruebas importantes que
abonan la tesis de un accidente provocado. Una de las pruebas más importantes
de la causa son documentos del Departamento de Inteligencia de la Policía de La
Rioja que contiene un listado de sacerdotes bajo el rótulo de “Elementos del
Movimiento de Sacerdotes del Tercer Mundo”.
La posición de la Iglesia
Angelelli
formó parte, junto con Carlos Horacio Ponce de León, Jorge Novak, Jaime de Nevares y Miguel Hessayne, del grupo de obispos que denunció
más enérgicamente las violaciones a los derechos humanos durante la dictadura de Videla.
El
obispo de Viedma Miguel Hesayne, aseguró que la muerte de Angelelli fue un asesinato
y declaró que éste le había relatado que estaba siendo perseguido. Después de
la muerte de Angelelli, Hesayne recibió una carta anónima en la que le decían
“No siga hablando, ya hemos callado a Angelelli”.
Miguel
Hessayne
La Iglesia Católica oficialmente aceptó la
"historia del accidente automovilístico. L'Osservatore Romano reportó esa muerte
como "un extraño accidente". El cardenal Juan Carlos Aramburu negó que fuese un crimen.
Diez años más tarde, aún después que la sentencia pasó por el juzgado del Juez
Morales en la ciudad de La Rioja, la jerarquía de la Iglesia continuó evitando
hacer referencia a la muerte de Angelelli como un asesinato. En el 2001, la Conferencia Epsicopal Argentina declaró
que "la muerte lo encontró mientras completaba una ardua misión,
acompañando a la comunidad herida por las muertes de sus pastores".
El día del aniversario, el cardenal Jorge Bergoglio dio misa en la Catedral de La Rioja en memoria de Angelelli. Refiriéndose
al obispo dijo "removió piedras que cayeron sobre él por proclamar el
Evangelio, y se empapó de su propia sangre", pero no se animó a mencionar la
participación de la dictadura en su muerte.
En el juicio que se lleva a cabo
actualmente por el asesinato de Angelelli, Menéndez, uno de los sentados en el
banquillo, negó haberlo conocido y se explayó sobre la lógica de la “guerra”,
diciendo que los terroristas conducidos desde el
extranjero en los años ’60 y ’70 querían reemplazar la república por grises
organizaciones marxistas. Mientras balbuceaba su remanido
alegato, usaba como guía los editoriales de un periódico: el diario La Nación.
El caso se reabre
El Tribunal
Oral Federal de La Rioja puso fecha para el debate que deberá juzgar a los
responsables penales, aún vivos, del asesinato del obispo. El juicio pendiente
hace 37 años empezará finalmente el 4 de noviembre. Hay al menos dos datos
significativos sobre el debate. Por un lado, la presencia, en la figura como
querellante, del obispado de La Rioja, que a diferencia de lo que sigue
sosteniendo la versión oficial de la Iglesia, reconoce e impulsa la acusación
por homicidio. Por otro lado, el juicio hablará de la falta de cobertura de la
Iglesia y el silenciamiento sobre el asesinato. La acusación fiscal fue
taxativa en ese aspecto: dijo que la complicidad no fue sólo por el silencio,
sino que fue “activa”. “El terrorismo de Estado actuó criminalmente bajo el
amparo de la jerarquía de la Iglesia Católica Argentina, o al menos buena parte
de su jerarquía”.
Luciano Benjamín Menéndez, ex jefe del Tercer
Cuerpo de Ejército con jurisdicción en La Rioja y Luis Fernando Estrella, Jefe
de la Base Aérea de Chamical. Los demás acusados Jorge Rafael Videla, Albano
Harguindeguy, Osvaldo Battaglia y Pedro Malagam, ya fallecieron.
Fuentes:
Washington Uranga. La Iglesia recuerda
a Angelelli a 30 años de su asesinato. Página 12, 30/07/2006.
Alejandra Dandan. La complicidad de la
Iglesia, Página 12 07/10/2012.
Alejandra Dandan. La cúpula
eclesiástica se desentendió. Página 12, 4/09/2012.
Alejandra Dandan.Página 12,
14/09/2012.
Alejandra Dandan. Un juicio que será
contra la Iglesia. Página 12, 14,08,2013.
esto que escribiste me parece genial porque nadie lo recuerda. gracias. mirta
ResponderEliminarAngelelli optó por los pobres y así le fue.
ResponderEliminarBergoglio optó por el "no te metás" y ahora es papa.
Nos mereceremos estas opciones y resultados como Sociedad?
Es cierto, este pueblo no la merece, aunque a nosotros nos importa un carajo el voto de los demás, como sabiamente indicó nuestro querido Aníbal.
ResponderEliminar