Los diarios La Nacion y Clarín fueron cómplices de la dictadura no sólo evitando criticarla sino también justificando su accionar y en esto, el diario Clarín fue más explícito. Se trató de una devolución de favores al gobierno de Videla que les facilitó la entrega de Papel Prensa a precio regalado y después de extorsionar y torturar a la viuda de Graiver, principal dueña de las acciones de la empresa.
Tanto La Nacion como Clarín hacen esfuerzos cotidianos para no demostrar su nostalgia por el proceso militar que finalizó en 1983. Les molesta hasta la exasperación de que en el gobierno haya algunos cargos ocupados por hijos de montoneros, pero sobretodo les irritan las medidas que vienen tomando los K de ir rompiendo la cosmovisión neoliberal ortodoxa que durante décadas se introdujo como un cáncer en la economía y en la sociedad argentina.
El control al abuso del manejo de Papel Prensa y la reforma de la Carta del Banco Central fueron sendas estocadas a fondo que les llegó a lo más íntimo de sus partes vitales y desde hace días salpican con slogans, descalificaciones y pronósticos fatídicos, a las medidas del gobierno y a sus miembros.
El lunes 12 superaron el límite más allá del cual se cae en la indignidad. Pagni en su columna mostró vetas de antisemitismo en su afán por descalificar al viceministro de Economía, Axel Kicillof usando expresiones como: ““hijo de psicoanalista, bisnieto de un legendario rabino de Odessa”, una “genealogía” que lleva dentro suyo, vaya uno a saber por qué, “una sucesión de dogmáticas”. Lo tilda de marxista, aparentemente porque en alguna oportunidad leyó a Marx, cuando todo economista lo ha leído durante sus estudios.
Como dice Ricardo Foster: “No hay inocencia en el lenguaje y mucho menos la hay en las intervenciones públicas de quienes, desde los medios de comunicación, construyen, con palabras y argumentos prolijamente elegidos, posiciones fuertes en torno de la realidad nacional. Escudándose en la libertad de opinión, reintroducen, entre nosotros, anquilosados argumentos y muletillas provenientes de los días oscuros de la dictadura o extraidos de arcones cubiertos de telarañas de la derecha ultramontana y antisemita”. Ver artículo completo
Dos días después, el editorial de La Nacion trató de justificar, con su suntuoso estilo, los dichos de Pagni, buscando argumentos que no alcanzaron para purificar la insidiosa y rastrera nota del comentarista. Una vez más recurrió al remanido latiguillo de atentado contra el periodismo toda vez que la presidenta los denuncia. El periodismo debe asumir que no es intocable y puede y debe ser criticado cuando sobrepasa límites de credibilidad o entra en la agresión personal.
Por su parte, la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas mostró su preocupación por la nota de Pagni y La Nación estuvo bien en publicarla: "La comunidad judía argentina observa con preocupación la utilización por parte del periodista Carlos Pagni, del diario La Nacion, de la ascendencia rabínica del actual viceministro de Economía, Axel Kicillof. Resulta sorprendente que dicha descripción, utilizada para desestimar al funcionario, se asocie al carácter «dogmático» de la tradición rabínica, cuando cualquier estudioso de la cultura judía sabe que el debate y las diferentes interpretaciones son lo más usual de la tradición hebrea. En este sentido, el artículo de Carlos Pagni, aparecido en el matutino LA Nacion, referido al parentesco rabínico de Kicillof, aparece como mínimo equívoco o partícipe de un posible desliz discriminatorio", afirmó Aldo Donzis titular de la DAIA.
La nota de Carlos Pagni, al menos tiene el mérito de tener estilo literario de cierto nivel, mientras que la de Osvaldo Pepe del diario Clarín, es burda, cargada de odio y recurriendo al catálogo de palabras que tanto escuchamos durante los años de la dictadura. Un diario que pretende cierto nivel no puede incluir comentarios propios de tabloides y pasquines amarillos sensacionalistas. ¿O será quizás que el diario Clarín ya entró en esa categoría?
Quién tenga estómago de leer esta lamentable nota puede hacer click aquí
Osvaldo Pepe
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