La presencia de Beatriz Sarlo la semana pasada en el programa 6-7-8, desató durante días un tsunami informativo en el que participaron todos los medios escritos y audiovisuales. El programa venía arrastrando una secuencia de altibajos, debido a la repetición de temas y porque algunos personajes invitados en sesiones anteriores, no aportaron mayor interés.
La participación de Beatriz Sarlo jerarquizó el programa y produjo una escalada de comentarios sin precedentes. En twiter a nivel internacional estuvo entre los 10 primeros del mundo.
En mi opinión hubo un equilibrio entre las partes y teniendo en cuenta que Beatriz Sarlo era la única que tuvo que lidiar contra 7 panelistas, debo reconocer que tuvo coraje y se supo no sólo defender sino también atacar.
Los dos bandos tuvieron aciertos y desaciertos y cayeron en inexactitudes que no es el caso entrar a detallar. El programa se puede ver en youtube. (Hacer click aquí)
El monopolio mediático llevó el encuentro a un asalto de box y determinó que Beatriz Sarlo ganó por knock out. Sirvé el comentarista de espectáculos de La Nación, que detesta a 6-7-8, recurrió a la mitología griega y comparó a Beatriz Sarlo con Hércules cortando la hidra de 7 cabezas. Los comentarios extravagantes, las exageraciones y las frases fuera de contexto pulularon durante días y cada bando resaltó lo que le convenía.
Ganó la pulseada la televisión ramplona –la del no debate, la no polémica, la no argumentación–. Es decir, en la calle, en los bares, en los medios de comunicación –con patética barrabrava en Radio Mitre mediante– se vivió la controversia de la mesa como un simple River-Boca dialéctico. Resultado de ese fenómeno fue que lo único importante que destacaron los grandes medios fue una frase anodina “conmigo no, Barone” que pronunció Beatriz Sarlo.
El programa 6-7-8 es revolucionario, al menos en Argentina. Su objetivo principal es desenmascarar las mentiras, falencias, ocultamientos y distorsiones del monopolio mediático y sus plumas adictas, unas por convicción, otras por necesidad y no pocas por servilismo. Hasta ahora, nunca un programa televisivo se había dedicado a cuestionar los informes y comentarios de los grandes popes del periodismo político, algunos de ellos ya en franca decadencia como Lanata. Esos grandes referentes, formadores de opinión de las ideas neoliberales, se mantuvieron intocables hasta que apareció 6-7-8 y su vanidad hace que les resulte intolerable ser cuestionados.
La mejor definición de 6-7-8 la dio Victor Hugo Morales cuando señaló que el programa era un anticuerpo necesario contra la desinformación de los grandes medios.
Obviamente, el programa es fuertemente oficialista y se lo puede acusar de sesgado y parcial, pero ¿existe algún programa político que no lo sea?
De la misma forma que es útil leer La Nación y Página 12 para lograr una información completa de lo que ocurre en Argentina e incluso en el mundo, conviene ver 6-7-8 si el televidente es un adicto al programa Dos Voces, Hora Clave, o de cualquiera de los dinosaurios neoliberales. Caso contrario sólo tendrá el 50% de conocimiento de lo que ocurre en nuestro país.
Analizando el revuelo generado la semana pasada, yo saco 3 conclusiones:
· 6-7-8 es uno de los espacios televisivos de mayor rating.
· La oposición y los comentadores políticos y formadores de opinión, viven pendientes de lo que diga 6-7-8.
· El último libro de Beatriz Sarlo, La Audacia y el Cálculo será record de ventas, gracias a su participación en 6-7-8.
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