Además de las columnas cargadas de distorsión y desinformación que caracterizan a “formadores de opinión” como Joaquín Morales Solá, Mariano Grondona o Adrián Ventura, los editoriales del diario La Nación se caracterizan por un estilo hipócrita y retorcido.
El vasallaje cipayesco ante los Estados Unidos expresado por la indignación del matutino de los Mitre por el avión y la valija incautada en la Aduana Argentina, nos recuerda la patética celebración que hizo este diario cuando Bush decidió reactivar la flota de guerra del Atlántico Sur, la llamada IV Flota. La misma de la cual desembarcaron los marines en diversas oportunidades en países de América Latina cuando el gobernante de turno decidía independizarse de la línea admonitoria de Washington. El editorial de ese día parecía provenir de un diario de circulación interna del Pentágono y no de un diario argentino.
La IV Flota de los Estados Unidos cuya reactivación fue saludada alegremente por el diario La Nación
Seguramente que los editoriales de La Nación también festejaron allá por el 45 la impúdica intromisión de Braden, a la sazón embajador de los Estados Unidos, en los asuntos internos de nuestro país. Porque hay que admitir que si alguna virtud tiene La Nación (a diferencia de Clarín que no tiene ninguna), es la consecuencia en sus ideas a lo largo del tiempo.
Los editoriales de ayer confirman esta línea de conducta. Bajo el contrito título "Perdón, Uruguay", el editorial señala que el embajador argentino en ese país calificó de "irresponsabilidad", las quejas públicas del Presidente de la Cámara de Industrias de Uruguay, Washington Burghi.
En primer lugar, si hay que pedir disculpas sería a dicho presidente y no a todo el país como pretende La Nación. En segundo lugar, el diario se guarda de informar cual fue el tono y el carácter de las quejas del señor apellidado como el prócer de los Estados Unidos, que además tiene el agravante de haberlas hecho públicas, como el propio diario señala.
Una vez más el diario La Nación magnifica a decibeles exorbitantes algo que seguramente fue un simple intercambio de opiniones divergentes. Con todo el respecto que me merece Pepe Mujica, en más de una oportunidad, especialmente durante su campaña, hizo comentarios de Argentina que navegaron peligrosamente entre el estrecho espacio de lo correcto y lo impertinente. Sobre esto La Nación nunca se quejó.
La Nación termina diciendo que estas actitudes nos ha llevado a pelearnos con casi todos, en los últimos 7 años excepto con Chávez. Sería interesante que el diario señalara específicamente con quienes nos hemos peleado porque yo no recuerdo ninguno. Al contrario, gracias a la gestión de Néstor Kirchner en el UNASUR se evitó un conflicto bélico entre Colombia y Venezuela y la muerte de Kirchner fue lamentada por todos los presidentes de América, la mayoría de los cuales asistieron al sepelio. ¿Les habrá pagado el gobierno para que vengan como dijeron oportunamente el Tata Jofre y la gorda Carrió?
¡Qué forma descarada de mentir del órgano oficial de la Sociedad Rural Argentina!
El otro editorial de La Nación es una crítica a la presidenta Cristina porque todavía no se definió en criticar al gobierno de Libia y además porque hace unos años visitó tanto a Libia como a Egipto. Omite mencionar nuevamente el diario, que los presidentes de Europa también tuvieron relaciones diplomáticas con esos dictadores y en el caso de Obama directamente los respaldó a lo largo de sus gestiones.
Se puede acceder a ambos editoriales haciendo click aquí.