Entre
los personajes olvidados de la vida política de nuestro país, no en forma
casual sino explícita, por los historiadores clásicos de la línea mitrista, se
encuentra Manuel Ugarte. Quién se ocupó con fervor de rescatar a este valioso
personaje fue el historiador y político Jorge Abelardo Ramos y más tarde Victor
Ramos, Norberto Galasso y Pacho O’Donnell. Como se verá más adelante, existían
suficientes razones para que la clase dirigente conservadora de la época,
mandara a Ugarte al ostracismo. Sin embargo, desde el aspecto económico y
social él pertenecía a esa clase, la de la oligarquía agrícola ganadera, ya que
su padre era administrador de estancias.
Manuel Ugarte (1875-1951)
Un viaje esclarecedor
Uno
de los puntos de inflexión sobre su enfoque socio-económico del mundo se
produjo cuando siendo adolescente viajó en 1889 a París con motivo de la
inauguración de la Exposición Universal, el evento que dio origen a la Torre
Eiffel. Como muchos “niños bien” de su época, dedicó parte del tiempo a la vida
y las mujeres del París nocturno, pero mientras los otros regresaban para edificar mansiones al estilo de los palacios parisinos, Ugarte se sumergió en la
literatura y la filosofía, compartió diálogos con pensadores argentinos y
franceses y siguió con profunda atención el caso Dreyfus.
Cuando retornó a la
Argentina aquél dandy porteño se
había transformado en un inquieto conocedor de los problemas de las clases
sociales de su país y de América Latina. Junto con Leopoldo Lugones y José
Ingenieros, se afilió al Partido Socialista, lo que lo convirtió, a partir de
esa decisión, en un renegado para su clase. La oligarquía vacuna, la Sociedad
Rural Argentina y su órgano oficial, el diario La Nación, pasaron a ser sus
primeros enemigos, luego vendrían otros.
Ugarte y los Estados Unidos
El
segundo punto de inflexión, fueron una serie de acontecimientos originados por
Estados Unidos que llevaron a Ugarte a transformarse en paladín de la
resistencia contra el avance norteamericano sobre su “patio trasero”, o sea
América Latina. Nunca se había detenido en indagar la marcha de los
imperialismos a lo largo de la historia, hasta que leyendo un libro sobre la
política del país del norte, encontró una frase citada por el senador Preston
en 1838 que lo impactó profundamente: “La bandera estrellada ondeará sobre toda
América Latina, hasta Tierra del Fuego, único límite que reconoce la ambición
de nuestra raza”.
Esta desembozada expresión de deseo del senador norteamericano podía verse
peligrosamente facilitada por el escaso apego que tenían algunos de nuestros
próceres por su propio territorio. El esclarecido Sarmiento, ocasionalmente deslizaba
alguna frase poco feliz como la de señalar que “el mal que aqueja a la
Argentina es la extensión”. Con ironía Arturo Jauretche en su libro Manual de zonceras argentinas, expresó
que “en ningún país ha regido como principio que la extensión en sí se
considere un mal, por el contrario, el principio ha sido el inverso, pues el
mal consiste en la falta de extensión”.
Los otros factores que encendieron una
luz roja en el pensamiento de Ugarte sobre la ambición expansionista de Estados
Unidos y la necesidad de una unidad latinoamericana, fue la balcanización de
Colombia, como consecuencia de la creación bajo la presión orquestada por
Theodore Roosevelt, de la República de Panamá para la construcción del canal. A
esto hay que agregar la guerra que inició Estados Unidos con México y con
España. Al primero le redujo su territorio a menos de la mitad y al segundo le
quitó Cuba, Puerto Rico y Filipinas. Excepto el conflicto con México que tuvo
lugar entre 1846 y 1848, los demás episodios ocurrieron en vida de Ugarte.
Theodore Roosevelt
(1858-1919)
Recorrió
toda América Latina para interiorizarse de sus problemas y para difundir la
unidad latinoamericana, esto le significó una enorme presión de Washington en
su contra y en cada país que iba, era por un lado recibido calurosamente por
multitudes que lo escuchaban religiosamente y por otro lado, era denostado por
los medios hegemónicos respectivos, en una actitud cipaya que
hasta hoy continúa vigente.
Conflicto con el Partido
Socialista
La
trayectoria del Partido Socialista en nuestro país ha sido, para darle un
término piadoso, de carácter errático. Ugarte se indignó con la dirigencia de ese
partido, cuando a través de su órgano de difusión La Vanguardia, al referirse a Colombia expresó que “Como todas las
repúblicas sudamericanas, este país estuvo convulsionado por las guerras
civiles. Panamá contribuirá probablemente a su progreso, entrando de lleno en
el concierto de las naciones prósperas y civilizadas”. La cúpula del partido no
quiso ver la maniobra urdida por Theodore Roosevelt para crear un territorio
supuestamente independiente que le permitiría construir el canal, poner bases y
más tarde la tristemente célebre Escuela de las Américas. Con la excusa de que
debía varias cuotas, Ugarte fue expulsado del partido.
Ideas esclarecidas sobre
economía
Ugarte
señaló con claridad meridiana que “Un país que sólo exporta materias primas y
recibe del extranjero los productos manufacturados, será siempre una nación que
no saldrá de la etapa intermedia de su desarrollo”. Defendió el proteccionismo
y se opuso tenazmente al librecambismo. Esta fue otra de las razones que
determinó que la historia clásica lo relegara al olvido. Este concepto de desindustrialización
sigue teniendo vigencia y conviene recordar el vaciamiento de la industria
durante la dictadura y los años del Menemato y la famosa frase de Martínez de
Hoz cuando dijo que daba lo mismo fabricar autos o caramelos.
Reconocimientos y rechazos
Ugarte fue respetado y admirado por la
mayoría del espectro literario, cultural y artístico de nuestro país y de
América Latina. La lista es larga pero se pueden nombrar algunas personalidades
como Rubén Darío, Alfonsina Storni, Florencio Sánchez, Amado Nervo, Belisario
Roldán, Miguel de Unamuno y Delmira Agustini. Esta última merece un comentario
especial por el macabro episodio, en el cual muy indirectamente estuvo
involucrado Ugarte. Delmira era una destacada y precoz poeta uruguaya cuyos
poemas solían tener componentes eróticos que a principios del siglo XX y
partiendo de una mujer, significaban un gran desafío a la sociedad de entonces.
En 1913 contrajo matrimonio con Enrique Job Reyes, de buena posición social,
pero que no comprendía ni valoraba la riqueza intelectual de su esposa. Ya
desde el momento de su boda, Delmira estaba enamorada intensamente de Ugarte y
al mes se separó de su esposo. Esto dio inicio a un fogoso intercambio
epistolar entre ambos amantes. Por su parte Reyes entró en un estado de
angustia, de celos y de depresión profunda y en un encuentro con su ex esposa
le disparó dos tiros a la cabeza y luego se suicidó.
La
poeta Delmira Agustini (1886-1914)
Ugarte fue reconocido por dos gobiernos
argentinos, la primera vez en 1904 cuando el ministro del Interior del
presidente Julio Roca lo convocó junto con otros notables para redactar un
código de trabajo. Por lo avanzado de su época, el proyecto fue rechazado en el
Congreso porque lo consideraron excesivamente beneficioso para los trabajadores
(máximo de 8 horas laborales, salario mínimo, limitación del trabajo a menores
y mujeres y responsabilidad patronal por accidentes). La segunda oportunidad la
tuvo durante el primer gobierno peronista que por sus conocimientos de América
Latina, lo nombró embajador en México, Nicaragua y Cuba.
La Revolución Mexicana le
puso su nombre a una calle, un mural de Guayasamín lo colocó entre los grandes
latinoamericanos, Francia le otorgó la Legión de Honor y la URSS lo invitó para
festejar un aniversario de la Revolución. Pero en su país siguió condenado al
silencio por los medios
hegemónicos, que junto con el poder de la oligarquía terrateniente, impidieron
la difusión de sus numerosas obras, justamente porque hablaban de una unidad
latinoamericana, el cambio radical en la política económica y la pésima
situación de la clase obrera que contrastaba con la falsa imagen que quiso dar
el sistema durante las fastuosas y vetustas celebraciones del Centenario de 1908.
Pensadores de la Patria
Grande. Victor Ramos. Manuel Ugarte. Instituto Nacional de Revisionismo
Histórico Argentino e Iberoamericano Manuel Dorrego.
Norberto
Galasso. Manuel Ugarte, un luchador silenciado por la historia oficial. Tiempo
Argentino, 27/02/2013.
About.com.
Literatura. Crystal Harlan. Delmira Agustini. http://literatura.about.com/od/Escritoresporapellido/p/Delmira-Agustini.htm
Socialismo
Latinoamericano. Izquierda Nacional. Fernando Pereyra. Manuel Ugarte: unidad
latinoamericana en la lucha antiimperialista. http://www.izquierdanacional.org/soclat/articulos/manuel_ugarte_unidad_latinoamericana_en_la_lucha_antiimperialista/