La ciudad de
Calais, por ser la que más próxima se encuentra de la costa inglesa de Dover,
es hoy día la vía de comunicación más importante entre Francia e Inglaterra,
mediante los ferris y el túnel bajo el Canal de la Mancha. Sin embrago, si nos
remontamos al siglo XIV el flujo de personas era unidireccional. Quienes venían
en barco desde Dover no perseguían intenciones comerciales ni turísticas,
llegaban a las costas de Francia con propósitos de invasión.
Para el rey Eduardo III de Inglaterra, el
puerto de Calais era un sitio estratégico en esa parte del mar del Norte que se
estrechaba a tal punto que con un buen catalejo, podían verse los blancos
acantilados de la costa opuesta. Así comenzó la guerra de los 100 años que tuvo
a la ciudad como epicentro. Contaba con imponentes murallas y las fuerzas de
Eduardo III intentaron penetrarlas repetidas veces, pero no lo lograban.
Finalmente, el rey decidió asediarla hasta que la población se entregara
acuciada por el hambre.
Aquí comienza la historia de “Los Burgueses de Calais”. La gran
mayoría de los turistas en viaje hacia Inglaterra, no suelen detenerse en esta
ciudad, pero quien lo haga, forzosamente ingresará a la plaza central donde se
encuentra la intendencia llamada por los franceses Hotel de Ville. En el medio del parque encontrará una curiosa
escultura que se yergue sobre un modesto pedestal.
Los burgueses de Calais. Por Auguste Rodin.
La componen seis figuras humanas de tamaño
natural, están juntos, pero no lo están. Cada uno divaga con la mirada perdida
en diferentes direcciones, algunos con gesto de resolución, otros parecen
apáticos o angustiados y no hay diferencias jerárquicas en el grupo. Dos de ellos se inclinan cabizbajos, otros tienen la cabeza
erguida y hay quien se tapa el rostro con las manos ante la fatalidad del
destino que les espera.
Detalle
Todos visten harapos y uno de ellos lleva las llaves de
la ciudad. August Rodin fue el creador de esta obra fascinante y maravillosa
que fue inaugurada a fines del siglo XIX y rompe con todos los moldes del
clasicismo escultórico.
Detalle
Retrocedamos ahora al siglo XIV donde el
Concejo de la ciudad y los vecinos pidieron pactar la rendición, porque la
falta de alimentos se había vuelto insostenible. En respuesta, Eduardo III
amenazó con arrasarla a menos que seis vecinos se humillen ante su presencia,
vestidos de harapos, descalzos y con sogas de ahorcado al cuello.
El alcalde de la ciudad Jean de Vienne,
mediante un bando, informó al pueblo, reunido en la plaza, de la decisión del
monarca inglés. ¿Quiénes estarían dispuestos a sacrificar su vida para que se
levantara el sitio? Eustache de Saint Pierre, hombre de edad avanzada y
probablemente el más rico comerciante de Calais, se adelantó unos pasos y
aceptó la dura oferta. Dirigiéndose al alcalde exclamó con voz firme y potente:
─Monsieur, sería una gran
desgracia permitir que el pueblo muera de hambre y sed si podemos encontrar una
alternativa. Estoy convencido de que cumpliría la voluntad de mi Dios si me
ofreciera por estas personas y me entregara así como el primero en salir
descalzo y con la cabeza descubierta, vestido en camisa y con una soga
alrededor de mi cuello y me entregara a la voluntad del rey inglés.
En pocos instantes otros cinco le siguieron y, de acuerdo con las
condiciones impuestas, se encaminaron hacia el campamento inglés y se postraron
ante el rey que los contempló silencioso durante un tiempo que a los seis
desdichados les debió parecer eterno.
Finalmente se paró y dio la orden de que los ahorcaran. Uno de los
caballeros de la corte le suplicó al rey que los perdonara, alegando el
argumento de que si así lo hacía sería visto como el noble gesto de un monarca
benévolo y justo, mientras que si los condenaba, sería tildado como un hombre
cruel que hacía ahorcar a seis nobles, quienes por su propia voluntad,
mostraron coraje y grandeza al salvar a los habitantes de Calais.
La ira del rey aumentó ante la actitud del
cortesano y le ordenó que se retirara de la sala. Entonces su esposa, Felipa de
Henao, se le acercó llorando y suplicó:
─Mi
buen señor, desde que crucé el mar con gran peligro para encontrarme con vos,
nunca os he pedido un favor. Ahora os pido, como la más humilde de las
ofrendas, por el Hijo y la Santa Madre y por vuestro amor a mí, respete la vida
de estos seis hombres.
El rey la miró en silencio y desconcertado.
Era muy difícil contradecir a la reina quien en ausencia de su esposo en varias
oportunidades había actuado como regente, lo había acompañado en sus
expediciones a Escocia, Francia y Flandes y además, por su espíritu bondadoso,
era muy popular entre el pueblo.
Luego de una breve reflexión, Eduardo III
respondió:
─Oh, Milady,
deseo que estuvierais en algún otro lugar que no éste. Me habéis suplicado de
tal forma que no puedo negarme: Os los entrego, haced con ellos lo que queráis.
Felipa ordenó que les retiraran las sogas y
los llevó a sus aposentos, donde les ofreció ropajes y una cena. Luego los
proveyó de dinero y los condujo fuera del campamento inglés y a la libertad.En 1884 la municipalidad de Calais retomó un proyecto que se
había gestado varias décadas atrás: la creación del monumento como homenaje a Eustache
de Saint Pierre y los ciudadanos ilustres. El encargo de ejecutar la obra
recayó sobre Auguste Rodin, cuya reputación como
el mejor escultor de Francia era incuestionable.
Los Burgueses de Calais fue una de las esculturas
más queridas por Rodin, junto con El beso
y El pensador. Durante varios años
realizó numerosos bocetos. En su estudio surgían y desaparecían maquetas de
terracota y yeso. Ante su mirada crítica desfilaban modelos semidesnudos cubiertos
de harapos a quienes les hacía adoptar gestos y posiciones, por momentos
separados y por momentos reunidos. Finalmente consiguió plasmar, no cuerpos
humanos en su realismo anatómico, sino seres conflictuados por la emoción de un
triste desenlace.
Rodin, tras
descartar el típico monumento con un gran pedestal, optó por situar a los
personajes sobre una mínima peana triangular, casi a la altura del espectador,
lo que les daba más humanidad.
En ésta, como en el resto de sus creaciones se evidencia cómo el
artista se distanció del neoclasicismo escultórico, mientras se acercaba a la
pintura de sus coetáneos: los impresionistas.
A semejanza de lo ocurrido con los impresionistas, la escultura de
Rodin no fue adecuadamente comprendida por la sociedad francesa que siempre
tuvo un espíritu conservador, pero con el tiempo fue ampliamente aceptada.
En julio de 2008 se exhibió en el Museo de Arte Decorativo de
Buenos Aires una muestra de 70 obras de Rodin y entre ellas figuraba una copia
de Los burgueses de Calais. Tuvimos
la suerte de contemplarla girando alrededor de la escultura para apreciar, los
gestos posiciones y actitudes de los seis personajes que aparentan ser
mendigos, infelices y desventurados, pero al conocer la historia, mágicamente
se transformaron en superhombres.
Comentario de
Los burgueses de Calais de Rodin. arte Torreherberos. 08/05/2011.
http://artetorreherberos.blogspot.com.ar/2011/05/comentario-de-los-burgueses-de-calais.html
Exponen importantes obras de
Auguste Rodin en Buenos Aires. Clarín, 11/07/2008.
Burgueses
de Calais, Rodin. La Guía Arte 23/05/2015.
Los
burgueses de Calais. Testigos de la Historia. Arel.Arte 21/10/2016.
Muchas gracias " AMIGAZO", realmente interantissimo , como siempre!!!!
ResponderEliminar" El Mordaz".
ABBRACCIONE.
Hola, Ricardo.:
ResponderEliminarGracias por el blog sobre los burgueses de Calais y la correspondiente escultura de Rodin. No conocía ese interesantísimo episodio de la guerra entre Inglaterra y Francia. Es la misma guerra de 100 años en la que estuvo involucrada Juana de Arco?
Gracias Ricardo, por la historia!!!. Debe ser un placer contemplar esa escultura, las imágenes que mostrás lo anticipan.
ResponderEliminarUn a vez, siendo muy jovencita y de paso estuve en Calais pero muy lejos de conocer el dato. Fué sólo una noche en un Albergue para la juventud "rroñoso" que había sido usado en la 2° guerra. Recuerdos...
Que bueno que te haya gustado Mauro!!!
EliminarHola Ricardo, como siempre, felicitaciones y gracias por un excelente artículo.
ResponderEliminarGracias por ser una fiel lectora Paula
EliminarBesos
La nota de Mauro es mía Ricardo, en 1966 estuve en Calais.
ResponderEliminarBesos.