Definir
el gobierno de Cambiemos es todo un desafío porque tiene muchas aristas, todas
negativas, que complejizan su clasificación. La dificultad se incrementa cuando
comprobamos que en la historia argentina no hay antecedentes de gobiernos
democráticos que se asemejen al comportamiento de Macri y su gabinete.
Lamentablemente encontraremos aspectos similares en los gobiernos de facto,
solo falta el número de muertos y de prisioneros políticos, que por el momento
con Cambiemos, si bien los hay, son escasos.
La
ventaja, si es que así se la puede llamar, que tenía el ciudadano ante un
gobierno dictatorial de facto, es que sabía que podía ir preso si se
manifestaba contra el sistema en la forma que fuera. Como Cambiemos es una
dictadura híbrida, o mejor dicho hipócrita, el ciudadano carece de certidumbre
respecto de su grado de libertad.
Todos
estos aspectos hacen difícil ubicar al actual gobierno, pero me atrevo a
elaborar la siguiente definición: Grupo de CEOs, con conflictos de intereses,
totalmente inescrupulosos en su accionar, que emplean aprietes mafiosos para
lograr sus objetivos en beneficio personal, en detrimento del país y del resto
de los ciudadanos que no forman parte de la élite del círculo rojo.
Aclaro
algunos conceptos:
Conflictos
de intereses: significan que están en ambos lados del mostrador y benefician a
las empresas de donde provienen, otorgándoles obras y proyectos sin licitación
alguna o fraudulentas.
Círculo
rojo: terratenientes grandes exportadores e importadores, bancos y el mundo de
la bicicleta financiera.
Inescrupulosos
en su accionar: en Cambiemos la mentira es soberana, todos sus miembros
recurren a falsas promesas, distorsión de cifras y negación total de la
realidad. El artista más consumado es Marcos Peña que dice mentiras
desopilantes sin que se detecte en su rostro el más mínimo cambio. En ese
aspecto es admirable, no sé si hizo un curso o se trata de una condición nata.
En
los otros miembros la mentira se hace más notoria, en el caso de Macri empieza
a titubear y como sus discursos están plagados de falsedades, su dialéctica es
una ametralladora de balbuceos, aunque gracias a cursos realizados, mejoró
mucho respecto de sus comienzos como presidente.
No
así la vicepresidenta Michetti, que no realizó progreso alguno y habla como si
tuviera una papa en la boca, pero lo interesante de esta señora no es cómo lo
dice sino lo que dice. Dentro de la extensa serie de barbaridades y estupideces
que ya forman un extenso folio se destaca su última frase: “No veo la necesidad de que la historia se
refiera tanto al pasado”.
Este
comentario me pareció insuperable, sin embargo, Estaban Bullrich se puso a la
par con su poema dirigido al feto. Parece escrito por un chico de 9 años y no
por un ex Ministro de Educación. En su catálogo Bullrich tiene varias expresiones alucinantes como la que hizo ante la casa de Ana Frank en Amsterdam: “Ella tenía sueños y esos sueños quedaron truncos, en gran parte
por una dirigencia que no fue capaz de unir y llevar paz a un mundo que
promovía la intolerancia".
¿Alguno puede explicarme lo que quiso decir?
Recordemos también cuando Macri le pidió perdón al decrépito
y totalmente desacreditado rey Juan Carlos, por habernos independizado de
España: “Querido Rey: los patriotas debían haber sentido una gran angustia
por tener que separarse de España".
Hace pocos días Macri hizo
nuevamente gala de su ignorancia. Con motivo del aniversario del Regimiento de
Granaderos a Caballo, tomó la palabra y recordó que Rivadavia hizo traer de
Francia los restos de San Martín. Cuando esto ocurrió hacía 35 años que había
muerto Rivadavia, pero a él no le importa, sabe que los medios hegemónicos
pondrán un piadoso manto de silencio ante semejante burrada.
En cuanto a las frases de Patricia Bullrrich, la
Ministra de Seguridad, más que dar risa, preocupan. Después de echarse al
gargero media botella de tinto manifiesta:
“Nosotros no tenemos que probar nada. A la
versión que nos da la Prefectura le damos carácter de verdad. ".
"Nosotros les vamos a dar claras
instrucciones a nuestros efectivos. No van a aceptar ninguna orden ilegal,
antijurídica, que invierta el Estado de Derecho, como por ejemplo que un lugar
no pueda ser custodiado o que se palpe a los efectivos”.
Estos son los aspectos joviales de la
gestión que hasta ahora soportamos estoicamente, y que enfrentamos con las
innumerables manifestaciones y marchas contra el gobierno, junto con el hit del
verano que se canta en todos los actos deportivos, obras de teatro y actos
públicos: “Mauricio Macri, la puta que te
parió”.
Por otro lado hay aspectos gravísimos,
como el avasallamiento a la justicia. Macri es el único presidente del mundo
que asumió procesado, o sea está en condiciones de asumir un juicio penal. Pocos
días después un juez venal lo sobreseyó. Mientras tanto, el gobierno encarceló
a varios ex miembros de la gestión anterior sin causa alguna y en medio de un
show mediático, rodeados de decenas de efectivos, sacados de sus casas en
piyama a la madrugada y con amplia cobertura televisiva, para que la gilada se
lo crea y lo sume al consabido comodín que se tragaron sin reservas: “el
gobierno anterior se afanó todo”.
Para eso, Macri cuenta con el 90% de
los medios y un ejército de trolls que cacarean cotidianamente todas estas
denuncias falsas y ocultan las barrabasadas mediante un aceitado medio de
propaganda al mejor estilo Goebbels.
Ni siquiera los gobiernos de facto,
estando en el poder, convocaron a un uniformado para felicitarlo por matar por
la espalda, en este caso un ladrón, mientras escapaba. Macri lo hizo, con el
policía Chocobar sentándolo a su lado en la Casa Rosada y abriendo un
precedente gravísimo para expandir la doctrina del gatillo fácil.
Es notorio el desprecio que la banda de
Cambiemos siente por los Derechos Humanos. En esto caso lo comprendo a Macri, durante
la dictadura de Videla las empresas de la familia crecieron de siete a más de
40 a puro impulso de coimas. Si por él fuera dejaría libre a todos los
genocidas, pero se lo impiden las manifestaciones multitudinarias, las
protestas de innumerables organismos y las críticas del exterior.
Le gustaría
hacer desaparecer el Parque de la Memoria, pero acontece que cada vez que viene
algún presidente del extranjero, una de las primeras cosas que hace es visitar
el monumento de los 30.000 desaparecidos. Entonces a Macri no le queda otra que
acompañarlo poniendo cara de circunstancias y rumiando bronca.
El avasallamiento, amenazas y aprietes
a jueces, periodistas y sindicalistas están a la orden del día. Esto tampoco se
había visto en gobiernos democráticos. Los medios lo tapan con cortinas de humo
y cuando a Macri algún periodista le pregunta la razón por la que fue
encarcelado Zanini, De Vido o D’Elia, responde suelto de cuerpo “la gente los quiere ver presos”.
Analicemos esta frase porque a pesar de su simplismo es gravísima. En primer
lugar “la gente” es la minoría de pelambre gorila que en su odio no solo los
quiere ver presos sino que de poder hacerlo los descuartizaría. En segundo
lugar meter preso a una persona sin razón jurídica, porque el pueblo lo quiere,
se llama “linchamiento”.
Estos golpes blandos contra los
gobiernos democráticos que no siguen las recomendaciones del FMI y pretenden
cierto grado de independencia económica y políticas de bienestar social
empezaron en Honduras. Fue cuando al presidente Zelaya lo sacaron de su casa en
calzoncillos y lo expulsaron del país. La presidenta Cristina que la tenía
clara protestó contra la maniobra, entonces la diva de los almuerzos frívolos
señaló: “Cristina se quejó por lo de
Honduras, ¿pero a quién le interesa Honduras?”. La derecha también la tiene
clara.
Sin
embargo, Honduras fue el comienzo de un efecto dominó que seguiría con Lugo
tres años después. Detrás vino Macri que lo logró mediante elecciones limpias
en las urnas, pero sucias en una campaña electoral cargada de promesas de las
cuales no cumplió ninguna. Además, frente a él tenía un monigote llamado Scioli
(gran error de Cristina), fácil de derrotar.
Meses después, mediante un golpe
institucional abominable Dilma fue destituida en Brasil y subió Temer y su
gabinete, una banda tan corrupta como la de Cambiemos.
Es difícil combatir utilizando reglas
del juego limpias, a un enemigo que no respeta la Constitución, las leyes, la
moral ni la ética. Una gestión que desesperada por su fracaso económico,
utilizará todos los medios para seguir gobernando por dos razones: seguir
llenándose los bolsillos y porque saben que el próximo gobierno, que no sea de
su sucio pelaje, los va a sentar ante los estrados judiciales aplastados por
las causas en su contra.
El número de delitos económicos,
administrativos y violaciones de la Constitución es tan abrumador que en
cualquier país del mundo Macri sería destituido por iniciativa del Parlamento y
decisión del Poder Judicial.
Es
urgente que la oposición, en lugar de desojar margaritas, se unifique y elija
un candidato potable e inteligente y se mueva con mucha habilidad.
Muchas gracias " AMIGAZO", como siempre SOBRESALIENTE!!!!!
ResponderEliminarHola Ricardo.Excelente.Todo totalmente cierto. Sólo una sugerencia. Empecemos a decirle régimen macrista o macrismo. atte.
ResponderEliminarEse sería el nombre más benévolo, también puede ser régimen exclusivista, elitista, oligárquico, cipayo o corrupto
EliminarBrillante descripción del momento, la historia lo vera como al de Videla. Hay muertos, por falta de alimentos, atención sanitaria, represión, etc.
EliminarExcelente y comparto plenamente
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