Cuando
Howard Fast escribió Espartaco, en la
dedicatoria dirigida a sus hijos señaló: “Los héroes de esta historia
albergaron el ideal humano de la libertad y la dignidad del hombre y vivieron
noble y honradamente. Lo he escrito para, que aquellos que lo lean –mis hijos y
los hijos de otros– adquieran gracias a él fortaleza para afrontar nuestro
turbulento futuro y puedan luchar contra la opresión y la injusticia, de modo
que el sueño de Espartaco llegue a ser posible en nuestro tiempo.”
En
la dedicatoria hay todo un mensaje de esperanza hacia un mundo mejor donde
pudiera imperar la justicia, porque Fast escribió esta obra estando en la
cárcel. Su delito no estaba tipificado en los anales de la justicia
norteamericana, lo habían encarcelado por razones políticas, peor aún, por
mantenerse incólume en la defensa de sus ideales. Corría el año 1951
correspondiente a la época más oscura de Estados Unidos: el macartismo, que con
Edward Hoover como director del FBI, formaron una dupla que convirtió a la
sociedad norteamericana en un estado policial.
Para
llegar a este momento que fue el peor en la vida de Fast y de no pocos de sus
compatriotas, veamos un recorrido de su existencia. Nació en Nueva York en 1914
de padres judíos inmigrantes. La precaria situación de la familia hizo que
antes de llegar a la adolescencia trabajara de diarero, mientras que en sus
momentos libres devoraba libros de la biblioteca de la ciudad.
Publicó su
primera novela, Dos Valles, a la edad
de 18 años y pronto se inclinó hacia el género de novelas históricas y entre
ellas se destaca Mis gloriosos hermanos,
la lucha de los hermanos macabeos contra la opresión griega que por el
significado de la temática fue una antelación de Espartaco.
Howard
Fast (1914-2003)
Cuando
en 1939 finalizó la Guerra Civil Española, a los derrotados republicanos les
quedaban dos opciones: entregarse para ser fusilados o trabajar en esclavitud o
cruzar los Pirineos para refugiarse en Francia escapando de la feroz dictadura
franquista. Fast participó activamente en la organización “Comité de Ayuda a
los Refugiados Antifascistas” (Joint
Antifascist Refugee Comittee) que ayudó a un grupo importante que se había
radicado en Toulouse, muchos de ellos enfermos o heridos. La organización
recaudó dinero con el que compró un convento abandonado y los cuáqueros
colaboraron con la asistencia humanitaria.
En
esa época había un impresionante apoyo a la causa de la España republicana
entre la gente de buena voluntad, y entre ellos figuraba Fast junto con numerosos
ciudadanos norteamericanos que enviaron dinero para alimentación y medicamentos
de los refugiados. En 1944 se hizo miembro del Partido Comunista de Estados
Unidos con lo que resultó un blanco fácil para que poco después el senador
Joseph McCarthy y Edward Hoover, creadores de un engendro punitivo denominado Comité de Actividades Antinorteamericanas,
arrastraran a Fast ante los estrados judiciales.
McCarthy
le exigió que denunciara a todos los que colaboraron con el Comité de Ayuda a
los Refugiados Antifascistas, a lo que este se negó. Cuando
se enfrentó a McCarthy en una de las audiencias del Senado, logró desesperarlo
de tal manera al explicarle minuciosamente la historia estadounidense, que éste
lo interrumpió gritándole: ¡Vaya y escriba un libro! Fast le hizo caso y
mientras estuvo entre rejas durante 3 meses condenado por desacato, escribió Espartaco.
Nadie salió en su defensa, periodistas y escritores guardaron un
temeroso silencio y Fast entró en la lista negra, lo cual significaba que una
vez libre no podría editar ninguna obra. Tal era el miedo imperante en la
sociedad del país de la estatua de la Libertad, que sus libros fueron retirados
de las bibliotecas públicas, aunque no se llegó al extremo de quemarlos como
durante la Inquisición española.
Los directores de 7 editoriales, amenazados
por Hoover, se negaron a publicar Espartaco.
El director de Doubleday, George Hecht, salió furioso de la reunión del comité
editorial y telefónicamente se comunicó con Fast diciéndole que nunca había
asistido a un acto de semejante cobardía, pero agregó que estaba dispuesto a
comprarle 600 ejemplares si lo publicaba por su cuenta.
Espartaco tuvo un éxito rotundo y se vendieron más de cuarenta mil ejemplares
en tapa dura, y finalizado el macartismo, se editaron millones más y con el
tiempo fue traducido a 56 idiomas. Diez años después, el actor Kirk Douglas
convenció a los estudios Universal Pictures para que rodaran la adaptación
cinematográfica dirigida por Stanley Kubrik y que fue éxito de taquilla.
Espartaco por Denis Foyatier. Museo del Louvre.
Espartaco es la
epopeya de un hombre que luchando por su libertad organizó un ejército de irregulares
en el año 73 a. C. que logró poner en jaque al Imperio Romano. Encabezó una
gigantesca rebelión de los esclavos contra la República en los años finales de
ésta. Sobre su obra Fast señaló: “Escribí esta novela porque creo que es una
historia importante en el momento que nos ha tocado vivir. No se trata de
establecer mecánicamente un paralelismo, sino que de este episodio se puedan
extraer esperanzas y fuerzas, y resaltar el hecho de que Espartaco no vivió
sólo para su tiempo, sino que su figura constituye un ejemplo para la humanidad
de todas las épocas. He escrito este libro para infundir esperanzas y valor a
quienes lo lean, y durante el proceso de su escritura yo mismo me sentí con más
ilusiones y más coraje.”
Fast es autor de El
ciudadano Tom Paine, Max, la
mejor novela sobre los magnates de Hollywood, Torquemada, El caso Winston
y siempre atento a luchar contra las injusticias escribió La pasión de Sacco y Vanzetti, una leyenda de Nueva Inglaterra.
En el ‘56, después de los acontecimientos de Hungría, rompió con
el comunismo oficial y escribió un libro inquietante, El dios desnudo. No estaba en contra de la filosofía comunista sino
contra la paranoia de Stalin y su régimen de terror. A partir de entonces Fast
pasó a tener dos enemigos: los fascistas y los estalinistas.
Con su característica capacidad de provocación, en los años 80
volvió a la carga con La confesión de Joe
Callen, una historia sobre los manejos sucios, las guerras secretas de la
CIA en Centroamérica en apoyo de las dictaduras venales que cedieron
soberanía y otorgaron todo tipo de concesiones a ciertas empresas
norteamericanas.
Howard Fast fue un inagotable escritor que llegó a publicar más de
80 libros, además de cuentos cortos, guiones para la televisión y comentarios
periodísticos. Tanto su vida personal como su obra expresan la lucha por la
justicia y el deseo de un mundo mejor. En 1972 había dicho: “Creo que el punto
de vista filosófico de una persona tiene poco significado si no está acompañado
por la acción”.
Eric Homberger.
Howard Fast. The Guardian 14/03/2003.
Paco Ignacion Taiblo II. La muerte de Howard Fast, el escritor de
Espartaco. Página 12, 16/03/2003.
Howard Fast. Espartaco. Introducción al libro. Biblioteca digital.
http://www.ladeliteratura.com.uy/biblioteca/espartaco.pdf
Mervin Rothstein. Howard
Fast, 88, best seller novelist, dies. The New York Times 13/03/2003.
Excelente haber traido a Howard Fast en esta epoca precisamente. Muchas Gracias. AG
ResponderEliminarRicardo. Muy buena tu decisión de hacer conocer estas cosas. Esto infunde esperanzas, como decía Fast. E infunde esperanzas porque en todos lados hay ciudadanos y ciudadanas dignos y dignas. Aquí, allá y más allá. Atte. Horacio Raúl Campos.
ResponderEliminarFelicitaciones! Lo de Howard Fast me pareció un recuerdo genial. Un abrazo.
ResponderEliminarMuy bueno Ricardo !!!, y efectivamente muy oportuno traerlo en este momento de la historia del Pais y de la humanidad. Es una caricia para el alma aunque no me borre el escepticismo de ver el punto sin retorno al que ha llegado la economía y el mundo. Cariños. Edith.
ResponderEliminarMagnífica como siempre tu reseña, Ricadro. No he leído Howard Fast ni coincido con su política, pero la película "Espártaco" con Kirk Douglas y Laurence Olivier (entre otros) fué muy linda. Quisiera verla otra vez.
ResponderEliminarAbrazos
Muchissimasss gracias AMIGAZO, ; EXCELENTE INFORMACIÔN,
ResponderEliminarFUERTE ABRAZO!!!!!
Hola Ché:
ResponderEliminarDe HF leí Espartaco y Mis gloriosos hermanos, el segundo es la lucha de los hermanos Macabeos contra los griegos. Sus obras tienen una escritura sencilla y carecen de alto vuelo literario, digamos que son historias noveladas, fáciles de atrapar al público. Lo valioso de HF fue su línea de conducta, su lealtad hacia sus compañeros en esa época negra de Estados Unidos. A diferencia de muchos comunistas, tuvo el sentido común y la capacidad de análisis suficiente para no caer en el fanatismo de negar el terror estalinista.
¿Leiste la selección de cuentos?
Abrazo