La paciente del doctor Capgras
Jean
Marie Joseph Capgras es un brillante psiquiatra que dirige el asilo
Maison-Blanche, en París. En su despacho se presenta un nuevo paciente. Se
trata de una mujer de mediana edad, de aspecto normal, salvo por sus ojos, que
revelan ansiedad y temor. En la entrevista se encuentra también su discípulo
Jean Reboul-Lachaux.
Jean
Marie Joseph Capgras (1873-1950)
Con
gran preocupación y angustia, la mujer relata que tanto sus familiares como sus
vecinos y amigos han cambiado sus rostros. Admite que hay una cierta
familiaridad en ellos, pero no son ellos, son otros. Salvo este comportamiento
que encaja dentro del delirio, la paciente no presenta ninguna otra
manifestación como para considerarla demente.
En sus muchos años de ejercicio
profesional y de lidiar con toda clase de trastornos mentales, ni el Dr. Capgras ni su ayudante habían
atendido un caso semejante. Pocos días después el caso fue presentado en
el ateneo de la Sociedad Clínica de Medicina Mental.
Este
episodio ocurrió en 1923 y a poco de que se cumplan 100 años, las neurociencias
no han podido dilucidar los mecanismos intracerebrales del que actualmente se
conoce como síndrome de Capgras.
Imaginemos
otro caso similar: llaman a la puerta, el dueño de casa abre y es la esposa que
llega. La va a saludar, pero súbitamente se detiene, porque parece ser la
esposa, pero definitivamente no es ella, es una impostora. La situación se
torna insostenible para ambas partes. A esto hay que agregar que el paciente
percibe a esa especie de doble como un individuo peligroso, alguien que se le
acerca con intenciones poco claras, incluso con el propósito de agredirlo.
Una enfermedad que no es tan infrecuente
A
medida que se indaga, no son pocas las personas que padecen este síndrome,
porque se manifiesta en múltiples enfermedades y trastornos del sistema
nervioso central. Por ello, para algunos investigadores, más que un síndrome
(enfermedad), se trataría de un síntoma secundario de otras afecciones
cerebrales.
La afección es
persistente y se mantiene en el tiempo; de nada sirven los esfuerzos que dedique
el paciente a tratar de recuperar la verdadera imagen del rostro familiar, lo
que indica que se trata de un cuadro delirante. El sujeto es consciente de todo
lo demás, y sus funciones cognitivas (memoria, razonamiento, sentimientos, toma
de decisiones, etc.), pueden hallarse intactas, pero constituye una
personalidad típicamente paranoide, hostil y desconfiada, ocasionalmente con
sentimientos de despersonalización y vacío espiritual.
La disociación entre
la persona real y la imaginada es esencialmente visual, ya que el sujeto no
reconoce al familiar, pero sí su voz cuando habla con él por teléfono.
La ceguera a los rostros del Dr. Oliver Sacks
Profesor Oliver Sacks
(1933-2015)
Oliver Sacks era un
neurólogo contemporáneo de fama internacional que mediante el empleo de la
música y otras técnicas logró mejorar cuadros de daño cerebral grave como consecuencia de una encefalitis o tics extremos incontrolables. Sacks era además un brillante
escritor que supo plasmar en libros de fascinante interés, las experiencias con
sus pacientes. Algunas de sus obras fueron best-sellers
como “El hombre que confundió a su mujer con un sombrero”, “Un antropólogo
en Marte” y “Despertares”.
Probablemente el
interés de Sacks por investigar enfermedades cerebrales raras, surgió de su
propio trastorno muy emparentado con el síndrome de Capgras. Incapaz de
reconocer a las personas, porque su memoria no fijaba los rostros, Sacks las
identificaba por deducción. Es así que reconocía a una vecina por el perro que
paseaba, o llegaba a la conclusión de que la foto que le mostraron correspondía
a la Reina Isabel porque se trataba de una anciana de pelo blanco y gesto
imperial.
Oliver
Sacks falleció en Nueva York el 30 de agosto de 2015 de un cáncer terminal.
Poco tiempo antes, sabiendo que su fin estaba próximo, escribió una nota para
el New York Times, que cerró con el
siguiente párrafo: “Por encima de todo, he sido un ser con sentidos, un animal
pensante, en este maravilloso planeta y esto en sí, ha sido un enorme
privilegio y una aventura”.
Salvador Dalí. Galatea de las esferas. Elegí este cuadro del genial surrealista porque se aplica perfectamente como alegoría de la desintegración de un rostro.
En conclusión, lo
poco que se sabe sobre el síndrome de Capgras es que resulta más frecuente de
lo que originariamente se pensaba y que ocurre en una amplia gama de trastornos
psicóticos, preferentemente en los de tipo agudo. Es un progreso insignificante
en el conocimiento de la enfermedad y muestra una vez más la magnitud
insondable del cerebro humano y la dificultad de las neurociencias para develar
sus secretos.
Salvatore P, Bhuvaneswar C, Tohen M, et al. Capgras syndrome in first episode
psychotic disorders. Psychopathology
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Edelstyn NM, Oyebode F. Review of the phenomenology
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Biol Sci 1997; 264:437-44.
Excelente artículo sobre un tema casi desconocido
ResponderEliminarGracias por el comentario
EliminarExcelente Amigo Ricardo, Muchas gracias!!!!
ResponderEliminarABRAZO!!!
Gracias por el interés en El Mordaz
EliminarAbrazo
Buenísimo Ricardo. Duro de vivr para el que lo padece y su familia. Qué duda cabe de su causa orgánica!!!, un día los científicos sabrán más y habrá medicación. Aunque vemos cómo la música y otras técnicas,aun siendo orgánica la causa y baya a saber por qué mecanismo tiene efecto curativo.
ResponderEliminarMichas gracias!!!.
Gracias por tu comentario Edith, a mi me impactó mucho cuando conocí ester trastorno, es terrible para quien los sufre.
EliminarCariños
Muy claro tu artículo Ricardo. Gracias!
ResponderEliminarInteresante artículo;ojalá sigan investigando.Muy duro de sobrellevar ésta enfermedad.
ResponderEliminarNo termino de entender si es un problema neurólogo o una psicosis...
ResponderEliminarNo está claro, puede haber componentes neurológicos y psiquiátricos. se sabe muy poco, como sucede con la mayoría de los trastornos del sistema nervioso central, dado que el cerebro es la máquina más compleja del universo
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