La joven campesina
Hacia
finales de la Edad Media, ocurrió un acontecimiento insólito en los anales de
los conflictos bélicos de Europa y, quizás, del mundo entero. Una jovencita,
hija de campesinos, analfabeta y de solo 16 años, cambió la historia de Francia
al conducir a su ejército a la victoria contra los ingleses y recuperar el
territorio usurpado.
Juana
de Arco fue una mujer extremadamente piadosa, que manifestaba tener
conversaciones fluidas con los santos, quienes actuaban como intermediarios
entre ella y Dios. Poseía, además, gran coraje físico y mental, férrea
personalidad y notable sentido común.
Casa natal de Juana de Arco
en Domrémy
Juana
nació en 1412 en Domrémy, región de la Lorena, al noreste de Francia. Por
entonces, el reinado era disputado entre el delfín Carlos, hijo del rey Carlos
VI de Valois, y el rey inglés Enrique VI de Lancaster, quien estaba aliado con
Felipe, duque de Borgoña, cuyo padre había sido asesinado por esbirros del
delfín. A partir de entonces, Felipe, en su afán de venganza, se alió con el
invasor inglés.
Reims,
el lugar tradicional para la coronación de los reyes franceses, estaba en manos
británicas, junto con Orléans y otros territorios. Esta situación había
postergado durante cinco años la coronación del delfín quien se había
proclamado rey con el nombre de Carlos VII. Se trataba de un joven tímido,
negligente y totalmente incapaz de encabezar un ejército para recuperar los
territorios perdidos.
Carlos VII (1403-1461)
Guiada
por las voces de Santa Catalina, San Miguel y Santa Margarita, Juana, vestida
con ropas de hombre, se dirigió hacia Chinon, donde se encontraban el delfín y
su corte. Tras repetidas solicitudes, finalmente se le concedió una audiencia.
Aquí ocurrió un episodio curioso, que posteriormente la Iglesia atribuyó a
designio divino, pero que, más bien, sugiere que se debe a la sabiduría innata
de la campesina.
Los
cortesanos decidieron divertirse a costa de Juana: uno de ellos se hizo pasar
por el delfín, mientras el pusilánime Carlos, quien también se prestó al juego,
disimuló su presencia camuflado entre los demás nobles. La joven no le prestó
la más mínima atención al falso delfín, se dirigió directamente a Carlos y
luego de un cortés saludo le dijo: “Dios os de larga vida, gentil delfín… Mi
nombre es Jeanne la Pucelle. El Rey del Cielo os habla por mi boca y dice que
seréis ungido y coronado en Reims”. Le informó que había venido para combatir a
las fuerzas inglesas y liberar los territorios ocupados.
Juana derrota al ejército
inglés
Juana
logró convencer a nobles y a obispos, quienes finalmente descartaron que fuera
bruja o poseída por el demonio. Enarbolando un estandarte con la figura de Cristo y
armadura de combate, se puso al frente de una modesta fuerza camino hacia
Orléans. Juana, a quien sus generales aconsejaron esperar refuerzos, acampó
frente al anillo de fortalezas erigido por los ingleses. Sin embargo, durante
la noche, las visiones le dijeron que debía atacar inmediatamente. Eso hizo y,
sorprendiendo al enemigo durante la madrugada, logró su primer triunfo. Durante
los días siguientes fueron cayendo una a una las fortificaciones inglesas a lo
largo del río Loire, hasta llegar a Reims, que también fue conquistada.
La actriz Milla Jovovich
interpreta a Juana de Arco en el film de 1999 dirigido por Luc Besson
El
17 de julio de 1429 y apenas transcurridos tres meses desde el inicio de la
exitosa campaña, Juana logró que Carlos fuera coronado rey de Francia en Reims.
Por entonces, Juana, por su coraje y sus sucesivos triunfos, era idolatrada por
el ejército y por el pueblo.
El juicio infame
Faltaba
conquistar París y, en una de las escaramuzas del combate, Juana cayó del
caballo y fue hecha prisionera. Los altos prelados de la Iglesia la detestaban
porque actuaba con total independencia de la jerarquía eclesiástica. Los
purpurados, quienes simpatizaban con los invasores, la culparon de herejía para
desprestigiar a Carlos VII con el argumento de que había sido manejado por una
bruja. El empleo de vestimenta masculina y las voces y visiones que Juana
consideraba mensajes divinos fueron elementos que el obispo Cauchon, en
representación de la Inquisición, utilizó para condenarla. Después de un
larguísimo proceso, plagado de irregularidades y datos falsos introducidos por
el obispo, fue condenada a morir en la hoguera.
Juana,
con solo 19 años y con el clásico bonete de la Inquisición sobre su cabeza que
decía “herética, apóstata e idólatra”, perdonó a todos mientras las llamas
comenzaban a consumirla. Nadie salió en su defensa, ni siquiera Carlos VII, que
había ascendido al trono gracias a ella. Un secretario del rey inglés se
adelantó al veredicto de la historia: “¡Estamos perdidos, hemos quemado a una
santa!”
Veinte
años después, aquel rey timorato, por insistencia de la familia de Juana y
quizás por los remordimientos de su conciencia, ordenó reabrir el proceso. Años
más tarde, el papa Calixto III revocó la sentencia y, en 1920, la misma
institución que la condenó a la hoguera, la santificó durante el papado de
Benedicto XV.
¿Sufrió Juana de Arco de
algún trastorno mental?
Durante
seiscientos años, los académicos vienen debatiendo la causa de las visiones o
alucinaciones que tuvo Juana. Para el concepto dogmático y simplista de la
Iglesia, fueron mensajes de Dios; este argumento prevaleció durante siglos en
un mundo donde todo lo que resultase incomprensible tenía connotación divina.
Los
detalles de las visiones de Juana están consignados en el extenso expediente
del juicio al que fue sometida y que terminó en su condena. De estos escritos
se desprende que las apariciones místicas se le presentaron a partir de los 13
años: “San Miguel se apareció ante mí y no estaba solo, sino rodeado de ángeles
celestiales. Lo vi con mis propios ojos de la misma forma en que ahora los veo
a ustedes”, fue una de las tantas descripciones registradas por los amanuenses
durante los interrogatorios.
Se
elaboraron diversos diagnósticos sobre la causa de los síntomas que experimentó
Juana. Actualmente, prevalece la hipótesis de una variante de
epilepsia parcial que tiene su origen en el lóbulo temporal y no suele
acompañarse de convulsiones.
De
todas formas, las visiones, alucinaciones o como se las quiera denominar
hubieran sido estériles en otra personalidad. En el caso de Juana, la enorme
fortaleza espiritual que poseía la llevó a soportar sobre sus espaldas la tarea
que solo un gigante hubiera podido realizar.
Alrededor de su historia se
escribieron novelas, obras de teatro y musicales, se erigieron estatuas, y fue
evocada por numerosos pintores. Su vida fue llevada a la pantalla en varias
oportunidades.
La
Doncella de Orléans cambió la historia de Francia y está profundamente
arraigada en el corazón de su pueblo.
Estatua de Juana de Arco en la
Plaza de las Pirámides, París
Muhammed L. A
retrospective diagnosis of epilepsy in three historical figures: St Paul, Joan
of Arc and Socrates. J Med Biogr 2013;21:208-11.
Catholic Encyclopedia. “St. Joan
of Arc”. New advent [en
línea]. Disponible en http://www.newadvent.org/cathen/08409c.htm. Consulta:
2009.
Will
Durant. La Reforma Tomo I, pag 132-140. Editorial Sudamericana, Buenos Aires
1960.
Bien informado y con buenas ilustraciones. ¡Como siempre!
ResponderEliminarQué gran gusto me diste, Ricardo, al leer tu blog sobre mi santa favorita!
ResponderEliminarNo podemos estar seguros de la génesis de las apariciones subjetivas que relataba Sta. Juana de Arco. Pero lo que está documentado objetivamente, que una muchacha campesina de 17 años llegó a ser comandante suprema del ejército de Francia, que tuvo triunfos militares, y que logró la coronación del delfín, es tan inverosímil que me parece difícil descartar la posibilidad de su origen sobrenatural. Creo que se requiere mucha fé en la imposibilidad de lo sobrenatural para dar a tales hechos históricos una explicación exclusivamente natural. A propósito, una de las mejores biografías de la doncella es la del novelista estadounidense Mark Twain.
Epilepsia? Mas bien me paece una psicosis tipica de las que se desatan en la adolescencia. Una Hebefrenia quizas? No desmerezco con esto el caracter de Juana, claro.
ResponderEliminarEpilepsia? No seria mas bien una psicosis de las tipicas q aparecen en la adolescencia? Una Hebefrenia pir ejemplo
ResponderEliminarEl posible trastorno mental o neurológico de Juana es un aspecto totalmente secundario. El fenómeno inexplicable es que una campesina analfabeta y adolescente, se presente de la nada ante nobles, políticos, sacerdotes y generales y los convenza, organice un ejército y derrote en sucesivas batallas a los ingleses.
Eliminarhermosa y triste historia narrada a la perfección!
ResponderEliminarGracias Ricardo!