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sábado, 30 de marzo de 2013

EL OBSESIVO HOWARD HUGHES





Dentro de los personajes polifacéticos, Howard Hughes resulta un caso emblemático. Originario de Texas, donde nació en 1905, llegó a ser en distintos momentos de su vida ingeniero, aviador, aeromodelista, industrial, eximio golfista, cineasta, filántropo y gran seductor mimado por la farándula del arte y las más exquisitas actrices de Hollywood. En las últimas décadas de su vida, sufrió un trastorno obsesivo compulsivo de tal magnitud que lo llevó a la tumba transformado en una piltrafa humana.
                      
Provenía de una familia de buena posición social y heredó los genes para los negocios y los inventos de su padre, quien diseñó las cabezas perforadoras para buscar petróleo y con esa patente amasó una fortuna que pronto pasó a las manos de su hijo que la multiplicó con creces.






                                              Howard Hughes, en sus tiempos de gloria



A la conquista de Hollywood

De la extensa lista de actividades que Hughes desarrolló en su vida, podemos comenzar con la cinematografía, rubro en el que se inició cuando sólo contaba 22 años. Sus primeras producciones datan de 1927 y correspondieron al cine mudo; y las últimas como Scarface y The Outlaw, filmadas en la década de 1940, formaron parte del cine sonoro. Logró éxitos financieros como productor y varias de sus películas fueron nominadas con el premio de la Academia.

Hughes era gallardo, sociable y sabía cautivar al sexo opuesto. Por su lecho pasaron actrices del calibre de Bette Davis, Ava Gardner, Olivia de Havilland, Katharine Hepburn, Gene Tierney y Joan Fontaine. No sorprende que su esposa, Ella Rice, le pidiera el divorcio en 1929, tras apenas cuatro años de matrimonio. 

         Ava Gardner                                      Katharine Hepburn                        Joan Fontaine



Pasión por los aviones

En 1938, Hughes batió un nuevo récord al dar la vuelta al mundo en 3 días y 19 horas. En su mansión, donde abundaban galardones y premios por su actividad cinematográfica, se agregaron nuevas vitrinas con copas, medallas y placas de bronce que señalaban sus hazañas aéreas. Batió marcas de velocidad, altura y permanencia en el aire, pilotenado máquinas de su propio diseño, como el “Hughes H-1 Racer” con el que alcanzó la velocidad de 566 kilómetros por hora, un record notable para los años cuarenta. El aparato era tan avanzado y con tantas innovaciones que inspiró futuros modelos que se emplearon durante la Segunda Guerra Mundial.

Por entonces, creó su propia fábrica de aeronaves, la Hughes Aircraft Company, produciendo aviones y helicópteros para las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos durante la Segunda Guerra.






                    El XF-11, uno de los tantos aviones diseñados por Howard Hughes.



En 1946, Hughes estuvo a un paso de la muerte cuando el avión que piloteaba tuvo una falla en uno de los motores y se estrelló en Beverly Hills. Sufrió múltiples traumatismos, fracturas y quemaduras y, aunque logró recuperarse, padeció constantes molestias en diversas partes del cuerpo, cuadro que podía ser compatible con fibromialgia. A partir del accidente y para calmar sus dolores empezó su adicción a la codeína.



El filántropo

Hughes siguió con sus aventuras espaciales hasta que, en 1953, vendió en cifras millonarias el excedente de material de la Hughes Aircraft Company para crear el instituto médico Howard Hughes. El instituto tenía como principios fundacionales la dedicación a la investigación científica y a la enseñanza sin fines de lucro. Actualmente, es considerado uno de los centros de investigación más importantes de los Estados Unidos, especialmente en el campo de la genética y hasta el presente, salieron de sus laboratorios 13 Premios Nobel. Por entonces Hughes era también dueño de cadenas de hoteles y de restaurantes. 

                       El Howard Hughes Medical Institute




La enfermedad

Pese a todo, Howard Hughes, mimado por el destino y verdadero Rey Midas que todo lo que tocaba se convertía en oro, deseado por mujeres famosas y centro de atención en las exclusivas reuniones sociales de las altas finanzas y de la política, era un hombre desdichado. Los primeros síntomas de trastorno obsesivo compulsivo se manifestaron durante la década del treinta, cuando estaba enfrascado en la producción cinematográfica. Quienes lo rodeaban se sorprendían ante la fijación de Hughes en detalles triviales que muchas veces hicieron dudar que la filmación llegara a buen término. 


A partir de 1940, los síntomas se volvieron incontrolables, pero, gracias a su enorme fortuna, se pudo dar el lujo de trasladar sus obsesiones a terceros que se vieron forzados a realizar muchos de los rituales que formaban parte de la mente trastornada de Hughes. Una característica típica de quienes padecen el trastorno obsesivo compulsivo es el temor a la contaminación. En Hughes, esto se manifestó en forma superlativa, exigía a sus sirvientes que le entregaran cada cubierto envuelto en un papel especial sellado con cinta adhesiva y él los tomaba con las manos enguantadas. Jamás se animaba a tocar la puerta de un edificio público, esperaba pacientemente que alguien la abriera para deslizarse subrepticiamente.


Sus objetos personales le debían ser entregados después de que el mucamo se hubiera lavado las manos con un jabón nuevo y los envolviera en numerosas servilletas de papel. La obsesión por la contaminación lo convirtió en un verdadero recluso que rara vez se aventuraba fuera de las habitaciones de los lujosos hoteles de los que era dueño.


En la última década de su vida, Hughes trabajó durante días sin dormir en habitaciones cerradas y rodeado de negros cortinados. Su dieta era magra y la creciente adicción a la codeína aumentó su desnutrición. Descuidó su aspecto y dejó que las uñas de manos y pies adquirieran tamaños grotescos. Cuando falleció en 1976, su cuerpo era esquelético. La autopsia reveló fragmentos de agujas hipodérmicas incrustadas en ambos brazos. 

El hombre cuyo rostro fue cientos de veces tapa de diarios y revistas era tan irreconocible que hubo que tomarle las impresiones digitales para confirmar su identidad.

        La misma revista Time mostró en tapa a Hughes en la cúspide de su carrera y poco antes de su muerte cuando era un espectro acabado.

Fuentes:
·                    Barlett, Donald L. and James B. Steele. Empire: The Life, Legend and Madness of Howard Hughes. New York: W.W. Norton & Company, 1979.
·                    Brown, Peter Harry and Broeske, Pat H. Howard Hughes: The Untold Story. New York: Penguin Books, 1996.
·                    Hack, Richard. Hughes: The Private Diaries, Memos and Letters: The Definitive Biography of the First American Billionaire. Beverly Hills, California: New Millennium Press, 2002.
·                    Moore, Terry. The Beauty and the Billionaire. New York: Pocket Books, 1984.
·                    Sobre el Howard Hughes Medical Institute. Disponible en: http://www.hhmi.org/. 2011.


domingo, 27 de octubre de 2013

MACOCO

Toda la calle Florida lo vio
Con sus polainas, galera y bastón
Dicen que fue, allá por su juventud
Un gran Don Juan del Buenos Aires de ayer
Engalanó la puerta del Jockey Club
Y en el ojal llevaba un clavel.

Estas estrofas son parte del tango Shusheta de Juan Carlos Cobián y Enrique Cadícamo. Músico y letrista se inspiraron en el más famoso personaje de la noche porteña, el aristócrata que dilapidó su fortuna en forma descontrolada y uno de los que dio origen a la frase que circulaba por toda Europa cuando se hacía referencia a quién estaba forrado en dinero: “es más rico que un argentino”.

Tirando manteca al techo
No fue la única sentencia atribuida a este bon vivant que hallándose con sus amigos cenando en el exclusivo restaurant Maxim’s de París, observó que en el techo del salón había una pintura de valquirias de pechos prominentes que sobresalían de los escotes. Macoco no pudo resistir la tentación y tras poner manteca en un tenedor la arrojaba para ver si embocaba entre los pechos de la pintura. A Macoco le siguieron el resto de los comensales en una especie de competencia para ver quién tenía mejor puntería. Al terminar la fiesta, a la cuenta de la cena que de por sí era abultada, se agregaron los gastos de limpieza que Macoco pagó sin chistar. Así surgió la expresión “tirando manteca al techo”, que es sinónimo de derroche.



                        Macoco con sus amigos de parranda
              
Martín Álzaga Unsué, nació en 1901 y era descendiente del comerciante español Martín de Alzaga que luchó contra las invasiones inglesas. Cuando niño, su padre lo apodó Macoco y lo mandó a estudiar a las mejores escuelas de Argentina y de Europa, aunque fue expulsado de la mayoría de estos institutos. La inmensa fortuna que heredó de su familia y que dilapidó en forma descontrolada lo posicionó en forma destacada en los ambientes más refinados de lo que quedaba de la belle epoque parisina al término de la Primera Guerra Mundial.

Automovilismo, mujeres y el Morocco
Su primer capricho y obsesión fueron las carreras de auto, participando en competencias locales y extranjeras. Frecuentó las pistas de Indianápolis y en Europa ganó el Grand Prix de Marsella. Por entonces consideró que ya había hecho lo suficiente en el rubro del volante y en 1925 se trasladó a Nueva York, su ciudad favorita después de Buenos Aires y París. Allí regenteó el cabaret Bath Tub, que debió cerrar tres años más tarde por desacuerdos con la mafia.


                      Macoco automovilista

Macoco no se desanimó, se trasladó al East River de Manhattan y abrió el night club Morocco, sin saber que acababa de crear una leyenda. Con sus tapizados de cebra de animales casados con la puntería de su propio dueño en safaris africanas, sus ríos de champagne y sus tres orquestas, una tropical, una de tango y otra de jazz, el Morocco fue el punto infalible de reunión de toda la alta sociedad neoyorquina y de todos los artistas de Hollywood de los años '30.

El techo era azul, con estrellas titilantes, que no podían competir con las otras estrellas, las que visitaban el lugar: Clark Gable, Humphery Bogart, Ginger Rogers, Marlene Dietrich, Los Hearst, Truman Capote, los Astor y cuanto personaje llegara a la ciudad, que no existía si no pasaba una noche por el Morocco. Al cabo de tres años abandonó la empresa agobiado por los impuestos al no haberse hecho ciudadano norteamericano, vendiendo su parte al socio John Perona.


                              Marilyn Monroe y Joe Di Maggio en El Morocco

En la Meca del cine
Macoco se trasladó esta vez a la costa oeste de Estados Unidos, más precisamente Beverly Hills, donde conoció al famoso Howard Hughes quien por entonces estaba enfrascado en la industria cinematográfica. Este magnate norteamericano se dedicó después a los aviones, donde no solo estableció records de altura, velocidad y permanencia, sino que llegó a diseñar las máquinas aéreas más avanzadas de la época. Padecía un trastorno obsesivo compulsivo caracterizado por un terror a la contaminación con cualquier objeto o persona que con los años lo llevaría a la tumba. Ver El obsesivo Howard Hughes haciendo click aquí. 

                                                         Howard Hughes

Macoco lo conoció en su mejor época y participó en sus emprendimientos cinematográficos. Esta actividad le permitió conocer y tener romances con Marlene Dietrich, Greta Garbo, Rita Hayworth, Claudette Colbert, Carmen Miranda y Ginger Rogers. A varias de ellas ya las conocía cuando recalaron en el Morocco. En Beberly Hills, contrajo un efímero matrimonio con Kay Williams, famosa modelo que después se casó con Clark Gable.

Encuentro con el general
Una tarde de 1953, Macoco recibió un llamado de la Presidencia de la Nación, Juan Domingo Perón lo quería ver. Después de la muerte de su mujer, el general se había mudado a la Quinta de Olivos, donde funcionaba la UES (Unión de Estudiantes Secundarios) y hasta se hablaba del romance con una muchacha menor de edad. Todo un escándalo, agitado en especial por los dignatarios de Iglesia, pero a Macoco esto no lo sorprendía demasiado.

Acudió preocupado a la cita, había tenido un romance con Fanny Navarro, por entonces la amante de Juan Duarte y éste lo había amenazado con unos matones, pero el tema por el que había sido convocado no tenía nada que ver con ese affaire.

A la hora establecida, Macoco estaba frente a Perón, quien, sin protocolo alguno, lo recibió sonriente y fue hacia él con los brazos extendidos para estrecharlo en un abrazo.
-¡Querido Macoco, tanto años sin verte! –dijo Perón, en tono lisonjero -. ¡Cómo nos cambia la vida!
¡Te acordás cuando practicábamos boxeo en Gimnasia y Esgrima! –le comentó sonriente-. Hicimos guantes algunas veces. ¡Qué cross de izquierda que tenías! ¡Había que aguantarte en el ring, che!

Después de este recibimiento, el general le manifestó que lo había mandado llamar porque quería conocer a Ginger Rogers. - Es una estrella por la que siento una gran admiración. ¡Cómo baila la rubia, es formidable, viejo! Me enteré que va seguido a Río de Janeiro, donde tiene una residencia, y me gustaría que pegue un salto hasta nuestro país. Sería mi invitada especial. Y nadie mejor que vos para cumplir esa misión. –

A la semana siguiente, enviado por el gobierno, Macoco viajó a Río con pasaporte diplomático y cumplió exitosamente su tarea. La Rogers le debía varios favores, entre ellos la financiación de la película Vampiresa, donde ella era la estrella principal.  

                                                              Ginger Rogers

Epílogo
En el destacado curriculum de Macoco, se puede agregar el haber introducido al país varias novedades como el esquí acuático, las lanchas deportivas, el primer pantalón de mujer y las bailarines del famoso Lido para que actúen en Buenos Aires. También contribuyó al hábito de que los grandes terratenientes podían vivir rodeado de lujos y placeres, en lugar de invertir su dinero en actividades redituables para el país.
En 1982 falleció este avasallante personaje de la city porteña. Sus últimos años lo encontraron deprimido, aburrido y desheredado por dos tías horrorizadas que dijeron ¡basta de belle epoque, que tanta joda, ché!


                                                                    Ocaso

Fuentes:
Roberto Alifano. Tirando manteca al techo. Plaza de Mayo.com. http://www.plazademayo.com/2011/03/tirando-manteca-al-techo/
Andrés Fluxa. Martín Álzaga Unzué, patrimonio nacional. Mosquito belicoso. http://andresfluxa.wordpress.com/2010/10/24/martin-alzaga-unzue-macoco-patrimonio-nacional/
Morocco, mito de los años 30. Diario Acción. http://www.diarioaccion.com.ar/
Personajes de nuestra historia: la increíble vida de “Macoco” Álzaga Unzué. Diario El Norte. http://www.diarioelnorte.com.ar/nota26807_personajes-de-nuestra-historia-la-increible-vida-de-%E2%80%9Cmacoco%E2%80%9D-%C3%81lzaga-unzue.html

viernes, 21 de diciembre de 2018

LUCES Y SOMBRAS EN LA HISTORIA Y EL ARTE


Estimados amigos y lectores de El Mordaz
 En primer lugar les deseo a todos muy Felices Fiestas
 En segundo lugar les quiero informar que ya está en venta mi libro “Luces y sombras en la historia y el arte”, que es una selección de 50 artículos de El Mordaz
El libro cuesta el equivalente a 20 porque está editado en España, pero la editorial, que se llama MUNDOPALABRAS, tiene contacto con librerías de Buenos Aires al valor de 14,50.
Estas librerías son:
            Boutique del Libro, (Unicenter) Tel: 47174873
Librería Paidos, Galería Las Heras Las Heras Av. General Las Heras 3741 Tel: 48012860
Librería Waldhuter, Av Santa Fe 1685 Tel 48126685.
QUADE SRL, Bolivar 257 Córdoba Tel 03514681089

También se puede adquirir en la versión kindle haciendo click en el logo situado arriba a la derecha de esta página y que representa la tapa del libro.
Para los que viven en el extranjero o tengan problemas en la adquisición del libro, se pueden contactar con Taira de Nicolás en MUNDOPALABRAS a tdenicolas@mundopalabras.es o directamente comprarlo por Amazon.

Para los lectores de México, el libro debe solicitarse a las librerías Ghandi Tel 2625 0606 y CDMX o 01 55 2625 0606.
Para los lectores de Colombia, el libro se debe solicitar a Librería de la U Tel +57 320 8500513
Para los lectores de España. La lista de librerías es muy extensa y sugiero que consulten a MUNDOPALABRAS o a Taira de Nicolás
Los artículos que contiene el libro son:
El pudor de la historia....................................................................................9
Encuentro de titanes.....................................................................................13
Balboa: el hombre del tonel..........................................................................17
Rescatando a la reina Juana de su locura...................................................21
Vincenzo Galilei y su hijo Galileo................................................................25
El hombre de las estrellas.............................................................................31
El placer del chocolate..................................................................................37
John Montagu, el jugador compulsivo........................................................41
Salieri el maldito..........................................................................................45
Schikaneder y la Flauta Mágica..................................................................49
Goya, el pintor de la paz y de la guerra.......................................................53
La batalla de Waterloo.................................................................................59
La maja desnuda.............................................................................................63
James/Margaret y Enrique/Enriqueta.......................................................69
La abuela de Gauguin...................................................................................75
Manuela la indomable.................................................................................81
Sutter, de millonario a pordiosero.............................................................87
Un libro en siete días....................................................................................91
El naufragio que inspiró una novela..........................................................95
Leland Stanford y el ferrocarril...................................................................99
El loco de los gatos.....................................................................................105
Camille y sus demonios.............................................................................109
El coronel y el anarquista...........................................................................113
Navidad insólita..........................................................................................119
El canal de Panamá.....................................................................................123
La virtud de la prudencia............................................................................127
Lord Carnarvon y Howard Carter..............................................................131
La transgresión de Carl Jung......................................................................135
Einar, Lili y Gerda.......................................................................................139
La artista de Senlis......................................................................................145
El gran estafador Victor Lustig..................................................................149
El dios de la danza.......................................................................................153
El espía que Stalin ignoró...........................................................................157
La Cueva de Montesinos.............................................................................163
Espía por convicción...................................................................................167
Mariposas negras........................................................................................173
Tócala de nuevo, Sam..................................................................................177
Ella y Billie....................................................................................................181
Irena Sendler y Raoul Wallenberg.............................................................187
El obsesivo Howard Hughes......................................................................193
Ho y Giap......................................................................................................197
La dignidad de Howard Fast.....................................................................203
Suicidio apocalíptico..................................................................................207
Talidomida: la droga diabólica...................................................................213
La larga lucha de Boris................................................................................219
La guerra del agua......................................................................................225
Memorias prodigiosas...............................................................................229
Longevidad.................................................................................................233
Cuidado con el 13........................................................................................237
La resiliencia de Sara Rus...........................................................................241

Si lo compran y les gusta, agradeceré mucho que lo difundan

Muchas gracias y nuevamente muy Felices Fiestas








jueves, 28 de marzo de 2019

EL GRAN FALSIFICADOR


Pretender llevar a cabo una biografía auténtica de Elmyr de Hory, es una tarea compleja porque todo en él es de dudosa veracidad, empezando por su propio nombre. Suponemos que era judío, porque cuando los alemanes invadieron Francia, se lo le llevaron prisionero.


                            Elmy de Hory (1906-1976)

Elmyr de Hory nació en Budapest en 1906 y fue bautizado por la religión calvinista, lo cual pone en duda su judaísmo. Durante su infancia y adolescencia se llamó Hoffman Elemer, pero como cambió varias veces de nombre, elegiremos el primero que fue el más utilizado por él y por quienes lo conocieron. En esta semblanza lo recordaremos simplemente como Elmyr. En cuanto a de Hory es un apellido que le sirvió para darse lustre como aristócrata húngaro.
Estudió arte en la Academie la Grande Chaumiere y su pretensión era llegar a ser un artista destacado, pero en aquella época en París la competencia era muy grande con Matisse, Picasso y los impresionistas. Cuando estalló la segunda guerra los alemanes lo hicieron prisionero, pero no se sabe con certeza dónde ni como, logró escapar y después de recorrer media Europa, terminó nuevamente en París cuando ya había acabado el conflicto bélico.
Vivió en una buhardilla pintando sin lograr sobresalir y para distraerse se dedicó a realizar algunas copias de los pintores contemporáneos. Su vida cambió por completo cuando un día lady Campbell una amiga suya, que además era millonaria y coleccionista de obras de arte, fue a visitarlo a su humilde vivienda-atelier en la Rue Jacob. La dama se fijó en un cuadro colgado en la pared y preguntó: ¿es un Picasso, verdad? Suponemos que Elmyr no contestó o hizo un gesto afirmativo. Lady Campbell le compró la obra por una suma generosa.
Semanas después se encontró con él en una reunión y le dijo con falso pesar: “Sabes Elmyr, lamento decirte que estando en Londres y hallándome corta de dinero vendí el Picasso que te compré a una suma muy superior a la que te pagué”.
Elmyr se dio cuenta de que si bien carecía de talento creativo, tenía la enorme habilidad de realizar copias perfectas de otros pintores. No intentó fraguar a los artistas del renacimiento, sus obras eran demasiado elaboradas y estaban todas instaladas en museos y colecciones privadas. Más fácil era copiar a los impresionistas y a los cubistas cuyas obras se encontraban en circulación y ya se cotizaban a valores muy jugosos.
                    Arlequín de Picasso, copiado por Elmyr

La vida de Elmyr cambió por completo, con el transcurso de los años llegó a vender alrededor de 1000 copias y lo más fascinante de esta historia fue que empezaron a surgir copiadores de sus copias, aunque sin lograr la calidad de sus “originales”. ¿Qué más puede pretender un falsificador que el sueño de comprobar que se hacen copias de sus copias?
Dedicarse a esta tarea no era fácil y además, tenía sus riesgos. Elmyr vivía saltando de un país a otro y así recorrió Brasil, México, Miami, Texas, Los Angeles, Nueva York, Londres y Zurich con falsos pasaportes. Imposibilitado de seguir utilizando nombres falsos, como siempre hizo con su vida y sus obras, delegó el trabajo de realizar las ventas a su ex amante y socio Fernand Legros, porque Elmyr era abiertamente homosexual. Legros le pagaba cifras muy inferiores a las que ganaba vendiendo sus obras, de manera que Elmyr nunca atesoró una gran riqueza, pero vivía bien, gozaba de muchas amistades, la mayoría provenientes de la alta sociedad y no se privaba de banquetes y reuniones. Siempre se dijo que tenía una personalidad avasallante y era un gran animador de fiestas y encuentros.
              Modigliani, copiado por Elmyr

En su vida apareció el periodista yanqui Clifford Irving quien decidió escribir su biografía, que tampoco podemos considerarla como absolutamente verídica ya que Irving había escrito previamente la vida del magnate Howard Hughes, que por estar plagada de falsedades le costó varios años de cárcel. Ver EL OBSESIVO HOWARD HUGHESS (hacer click aquí) 
Sin embargo, no nos queda más remedio que recurrir, al menos en parte, a diversos pasajes de la vida de Elmyr según como lo relata Irving. Además, el periodista fue una pieza fundamental para que los dueños de galerías de arte pudieran rastrear la ubicación de las falsificaciones en las distintas colecciones de magnates europeos y americanos.
Elmyr lanzaba el desafío: él no era un falsificador y al respecto decía: “La palabra me desagrada, y además no la encuentro justa. Soy víctima de las costumbres y las leyes del mundo de la pintura. ¿El verdadero escándalo no es acaso el propio mercado? En un mero plano artístico, desearía considerarme como un intérprete. Al igual que se ama a Bach a través de Óistraj, se puede amar a Modigliani a través de mí”. Consideraba que un verdadero falsificador también incluye en la copia la firma del artista, mientras que él nunca lo hacía. En una entrevista en Ibiza, su radicación definitiva manifestó: “En mis buenos días pinté Matisses que son sin duda mejores que los que pintó el propio Matisse en sus malos días”. Acto seguido dejaba la copa de Chivas Regall, se levantaba del sillón y en menos de un minuto bosquejaba un perfecto Matisse, para después arrojarlo al fuego de la chimenea.
                  Henry Matisse, Odalisca. Copiada por Elmyr

Las copias de Elmyr comenzaron vendiéndose a 100 dólares, para escalar a 1000, luego a 10.000 y las últimas ya se cotizaban en 100.000 dólares. Fue entonces que las casas de subastas se abstuvieron de seguir rematando sus obras ante el surgimiento de falsificaciones del falsificador, aunque de  mucha menor calidad.
En algún momento tendría que ocurrir la indignación y denuncia de algún millonario estafado y este fue el magnate del petróleo Algur Hurtle Meadows que adquirió 40 obras de Elmyr por una cifra millonaria. Con gesto benefactor, cedió varias piezas a un museo de Dallas que al poco tiempo se las devolvió sigilosamente porque los Modigliani y los Matisses donados no eran auténticos. Meadows hizo juicio y lo ganó, pero quien fue a parar a la cárcel fue Legros, el encargado de vender las pinturas.
Elmyr pasó los últimos 15 años de su vida en Ibiza, obviamente con nombre falso, Legros se hizo cargo de la compra de la mansión porque él estaba legalmente imposibilitado. Esos años vivió rodeado de amigos que hasta le traían la comida y lo mimaban con fiestas y reuniones hasta que al gobierno de España le llegó una orden de extradición emitida por el gobierno de Francia. Cuando al día siguiente la Guardia Civil se presentó en su casa para llevárselo encontraron que era imposible cumplir con la orden, porque Elmyr yacía debajo de una lápida. A lo largo de su vida había cometido varios intentos de suicidio, pero siempre lo salvaba alguno de sus amigos o amantes. El último de ellos, Mark Forgy, esta vez llegó tarde.

Elsa Fernández Santos. La gran burla de Elmyr de Hory. El País, 07,02,2013
Iñaki Berasaluce. La excesiva y truculenta vida del mayor falsificador de todos los tiempos. Strambotic, 30/12/2016
Juan Forn. A la manera de Elmyr. Página 12, 23/05/2014