viernes, 28 de octubre de 2016

PELIGROSA INDIFERENCIA



Desde hace un par de meses me he puesto un pin que  tengo colocado en el lado izquierdo del pecho. Lo llevo a todas partes y consiste en una chapita redonda con fondo blanco donde se lee en letras bien grandes: Yo no lo voté. Con esto quiero dejar constancia que no me siento responsable de la catástrofe que ha generado el gobierno de Macri.

Es una pequeña forma de descargar mi angustia, una minúscula contribución, un pocillo de agua ante el océano mediático y avasallante que ejerce un blindaje sólido y protector al gobierno, que en forma acelerada, va retrocediendo todo lo que avanzamos en 12 años.

Lo interesante de llevar el pin es observar el comportamiento social de los habitantes de Buenos Aires. Yo no lo voté es bien visible hasta 4 metros de distancia si uno no es chicato. El tiempo que lo llevo puesto es suficiente para afirmar que los resultados son desalentadores y muy preocupantes, excepto algunos que sonríen, levantan el pulgar, dicen “yo tampoco” o preguntan dónde se consigue, la indiferencia es total. Preferiría que me criticaran o me largaran algún insulto, pero nada.

Esa indiferencia es grave porque señala desconocimiento de lo que está ocurriendo, por ignorancia o porque la propaganda mediática les oculta la realidad. No puede ser de otro modo, cuesta creer que no les perturbe que sus hijos y nietos van a cargar con una pesada herencia, pero no la que repite diariamente el gobierno actual, sino la que ellos están produciendo con el festival de préstamos que en solo 9 meses endeudó el país en treinta mil millones de dólares.

Les pasó desapercibido que Macri no solo no cumplió ninguna de las promesas electorales sino que hizo todo lo opuesto, porque hace rato que tendrían que haberse percatado que es un mentiroso serial sin límites.

No les incomoda que Pinocho tenga cuentas en múltiples paraísos fiscales o que su primo Calcaterra sea el destinatario de todas las licitaciones y que Michetti, la vicepresidenta se encuentra hasta las manos con las irregularidades de una fundación que es un sello de goma.



No les mueve un pelo que el presupuesto para ciencia e investigación sea recortado en 200 millones de dólares y que vamos a volver a la época de fuga de cerebros. ¿Es que acaso ignoran que la ciencia es indispensable para tener la pretensión de ingresar al primer mundo?

Les resulta indiferente que Macri le haya pedido disculpas a un ex rey corrupto y mediocre (despreciado en su propio país), porque nuestros próceres nos independizaron de España. Podría seguir y seguir, pero no quiero fatigar al lector.


Esa indiferencia es muy peligrosa y constituye una pobre imagen de nuestra sociedad, parece un ganado llevado pasivamente al matadero. Porque muchas de estas personas ya redujeron su poder adquisitivo, disminuyeron la calidad de la comida, los paseos y entretenimientos, las vacaciones y las salidas a comer afuera. Parecen estar resignados a ir perdiendo estatus y derechos, quizás reaccionen cuando pierdan el trabajo. Lo mismo ocurre con la cúpula de la CGT, a la cual el gobierno sin despeinarse y ofreciéndoles migajas se los metió en el bolsillo, pero al menos éstos actúan por conveniencia, porque les pasaron dinero bajo la mesa o los amenazaron con quitarles prebendas. Peor es ser indiferente por naturaleza, por un no sé nada o no me importa. Alguien dijo que la indiferencia es uno de los peores enemigos de la democracia.
La indiferencia en nuestra sociedad no es un fenómeno nuevo. Recuerdo cuando muchos salieron a festejar bocinando sus autos y agitando banderas cuando en el mundial de España de junio de 1982, Argentina le ganó a Hungría 4 a 1. Grotesco contraste con nuestros soldados de 18 años sufriendo el frío y el hambre en las trincheras de Malvinas, bajo el bombardeo inglés como consecuencia de la perversa guerra desatada por el borracho de Galtieri. Después, en la segunda ronda, perdimos contra Brasil y semanas más tarde vino la doble derrota, la deportiva y la de Malvinas, y los argentinos lentamente nos fuimos enterando de la gigantesca mentira que vivimos durante 6 años de atroz dictadura.


Afortunadamente la semana pasada, la masiva muchedumbre del “ni una menos” contra los femicidios, trajo un viento de esperanza, mostrando que hay sectores de la sociedad con reflejos.

A esta altura tengo que aclarar que todo este relevamiento que hice, en dos meses de llevar el pin, se circunscribe a menos del 10% de la población que me rodea, el 90% restante está fascinado y absorbido con mirada bovina sobre sus celulares y para ellos yo no existo. 

Todos son smart phones, ya nadie usa los modelos anteriores. En primer lugar porque es un quemo, en nuestra cholula sociedad nadie quiere ser mirado con lástima por el tipo de al lado, o peor aún que algún caradura le diga: “flaco eso que estás usando es antediluviano”. Pero además porque ofrece posibilidades infinitas de información. 

Sin embargo la mayoría está enfrascada en juegos, wasap, mensajes, facebook, twitter, snapchat, etc. Hay una necesidad desesperada por comunicarse, no importa el tamaño de la boludez que se transmita.


Muchas veces me puse a pensar cual sería la reacción de una persona que totalmente ajena a la colonización celular, la sacamos de su hábitat de vida ermitaña y la metemos en un medio de transporte. Se quedará observando pasmado que todos están mirando y tecleando febrilmente sobre la superficie de la pantalla de una caja plástica del tamaño de una agenda pequeña. Una imagen futurista de un mundo de zombies.



A pesar de todo voy a seguir usando el pin e invito a los demás a que me imiten. Si uno de cada mil argentinos lo llevara el resultado puede ser sorprendente. Es mucho más digno que los patéticos timbreos que Macri y su gabinete realizan en los barrios.


Sería una excelente demostración de repudio a este nefasto gobierno.

sábado, 22 de octubre de 2016

CAMPANAS DE MARINELLI

Yo las amo, yo las oigo, 
cual oigo el rumor del viento, 
el murmurar de la fuente 
o el balido de cordero. 
Rosalía de Castro. Las campanas

El tañer de las campanas suele estar asociado con adjetivos positivos: alegría, fervor, patriotismo, triunfo, cuando suena en forma repetida e insistente. Otras veces lo hace con lentitud acompañando una marcha fúnebre o señalando un evento aciago.

Si tengo que citar un ejemplo de la historia, sin duda recurro al momento de la liberación de París. Después de 5 años de ocupación del ejército de la Alemania nazi, entraron las fuerzas aliadas encabezadas por el general De Gaulle y liberaron la ciudad. Entonces, las gigantescas campanas de Notre Dame, se sacudieron las telarañas que las envolvían y empezaron a balancearse, lentamente, pero cada vez con más fuerza, hasta que los badajos golpearon los bronces y empezaron a tocar a rebato, mientras el pueblo se precipitaba a las calles.


      Entrada triunfal del general De Gaulle en París. Al fondo el Arco de Triunfo

Después de esta introducción es válido afirmar que fabricar campanas es una artesanía tan noble como la que realizan los luthiers cuando confeccionan un instrumento musical. Porque la campana es en realidad un instrumento de percusión.

Hablar de luthiers de campanas obliga a mencionar a la  Fonderia Pontificia Marinelli, la más antigua fábrica del mundo. El título de “Pontificia” le fue agregado en 1924 como reconocimiento del Vaticano, ya que la firma Marinelli aportó a través de los siglos el 90% de las campanas que posee San Pedro.


       Los hermanos Marinelli, actuales descendientes de la dinastía.

La fábrica tiene dos características que son únicas, data de 1339 y desde el principio no se movió de su ubicación original en la ciudad de Agnona, un poblado de estilo medieval que solo tiene 6000 habitantes y está situado a 80 kilómetros al noreste de Nápoles. El otro aspecto singular, y en esto la empresa no tiene rival que la iguale, es que sigue en manos de la misma familia. Los Marinelli formaron una dinastía, de no menos de 10 generaciones, que persiste hasta la actualidad.

Se puede agregar un detalle más: la técnica de fabricación es exactamente la misma que en el siglo XIV. El procedimiento ya era antiguo por entonces, puesto que fue desarrollado de manera independiente y paralela por sumerios, indios, chinos, mesoamericanos e incas. Se denomina “moldeo o fundición a la cera perdida” y sirve para obtener figuras en bronce y oro.

Para la fabricación de objetos con esta técnica, se utiliza un modelo en cera que es rodeado de una gruesa capa de material blando que se solidifica. Una vez endurecido, se mete en un horno, que derrite la figura de cera, saliendo ésta por unos orificios creados al efecto (de ahí su denominación) y, en su lugar, se inyecta el metal fundido, que adopta la forma exacta del modelo. Para extraer la figura es necesario retirar el molde.

Esta forma de trabajar el bronce, requiere un largo, costoso y complicado proceso junto con una perfecta y adecuada combinación de diversos oficios: para el proyecto general y la coordinación: los escultores, para los primeros pasos: los moldeadores, para la labor de horneado: los fundidores y para el acabado los cinceladores. Estos últimos son verdaderos maestros que le dan el toque artístico a la campana con figuras, inscripciones y frisos decorativos en bajo relieve.


                Modelo final que muestra la artesanía del decorado

Según el tamaño de la campana, el proceso puede llegar a durar hasta 10 meses, requiere mucho esfuerzo, coraje y concentración, ya que el mínimo error puede arruinar el trabajo. En la fundición de los Marinelli, la fabricación de cada campana incluye una breve ceremonia litúrgica: al inyectar el bronce fundido a 1200 grados de temperatura, el sacerdote del pueblo bendice el trabajo y los obreros rezan. A medida que el metal se enfría se expresan buenos deseos y se intercambian abrazos entre los presentes.

En la fundición trabajan 12 personas y la producción anual es de 50 campanas. En 1999 la fábrica inauguró un museo que exhibe campanas de múltiples tamaños y una explicación detallada de su elaboración. De más está decir que la Fonderia Pontificia Marinelli es la principal atracción que ofrece el pueblo de Agnona. El visitante se entera allí que la empresa se inició con Nicodemus Marinelli, llamado “Campanarus", por los habitantes del lugar. La primera campana que fabricó Nicodemus pesaba 200 kilogramos y se destinó a la iglesia de un pueblo vecino.

                               Museo Marinelli

El momento de mayor zozobra en la historia de la familia fue durante la Segunda Guerra Mundial. Las instalaciones fueron ocupadas por soldados alemanes que hicieron algunos destrozos incluyendo la fundición de campanas para producir material bélico. Esto se debió a que Agnona se encontraba en el medio de la línea defensiva alemana donde se produjo en 1943 la famosa batalla de Monte Cassino, cuando las fuerzas alemanas trataron de impedir el avance del ejército aliado hacia Roma.

Una de las consecuencias de la batalla fue la destrucción de la histórica abadía de los Benedictinos y fue la fundición de los Marinelli la que proveyó las nuevas campanas durante la reconstrucción del edificio.

Las campanas Marinelli se encuentran en conventos, iglesias y edificios de Europa, Asia y América.


Escudo de la casa


Jeff Matthews. The Marinelli Pontificial Bell Foundry and Museum. Sept 2014. http://www.naplesldm.com/bells.html

viernes, 14 de octubre de 2016

EL GRAN CHAPLIN

Este relato sobre la vida de Charles Chaplin no pretende ser exhaustivo. Para el lector que quiera incursionar en su vida familiar y sus diversos matrimonios recomiendo su autobiografía que es excelente. Aquí voy a desarrollar sobre cómo nació el personaje, sus películas, su filosofía de vida y los conflictos por razones políticas que tuvo con el gobierno de Estados Unidos.


                   Charles Chaplin (1889-1977)

Decir que Charles Chaplin tuvo una infancia dura sería emplear un término benévolo. En el Londres de finales del siglo XIX la vida era muy difícil y más para sus padres, artistas del music-hall que vivían precariamente, pero la situación del muchacho empeoró al morir su progenitor de cirrosis alcohólica cuando él tenía 12 años. 

Ya por entonces su madre Hannah, entró en un estado de desnutrición grave por privarse de alimentos para que sus dos hijos Charles y Sydney comieran. Esto le produjo varios episodios demenciales que requirieron internación en institutos públicos de salud mental.
                                         El niño Chaplin en Inglaterra

Chaplin se volvió un vagabundo que pernoctaba donde podía, incluyendo asilos y escuelas para huérfanos. Pero él estaba decidido a ser actor y después de incursionar en compañías menores logró ingresar, gracias a su hermano Sydney, a la empresa teatral de Fred Karno. 

Su primera actuación en la comedia “El partido de fútbol” mostró las dotes incipientes del que se transformaría en el genio del arte escénico. A partir de ese momento, si bien su economía era ajustada, nunca más volvería a conocer la miseria.

Con Karno realizó una extensa gira por Estados Unidos con resultados variables, pero en una de las salas de Nueva York donde actuó, asistieron dos personajes que cambiarían su futuro, uno era Mack Xennett, presidente de la firma cinematográfica Keystone y su ayudante Mabel Lombard. 

Keystone producía cortos del cine mudo donde abundaban las acciones de bañistas y policías, basados en corridas, gesticulaciones exageradas, palos y peleas con tartas de crema. Xennett y Lombard coincidieron en que Chaplin se ajustaba al estilo que a ellos les estaba dando buenos resultados.

Es así que en el segundo viaje que la compañía Karno realizó a Estados Unidos, recibió un telegrama para que se presentara en los estudios Keystone en California. Si el encuentro con Karno lo sacó de la pobreza, el ingreso a Keystone lo llevó a la fama y a una riqueza como jamás hubiera imaginado. Era el año 1913 y Chaplin tenía 24 años.


Chaplin en los tiempos en que ingresó a la compañía de Max Xennett

Sin embargo faltaba el personaje y este nació cuando Chaplin ingresó al vestuario de la empresa. Decidió vestirse en un estilo rayano en lo ridículo: pantalones excesivamente amplios, grandes zapatos y saco muy ajustado. Completó su atuendo con un sombrero derby y un bastón flexible. Al rostro solo le agregó un fino bigotito para parecer más grande de lo que era. Había nacido Charlot, el vagabundo aventurero de decisiones rápidas, mezcla de pícaro y romántico y de gran corazón. 

En muy poco tiempo esa figura daría la vuelta al mundo, se haría famosa en todos los continentes y figuraría en posters, tapas de revistas, muñecos, vasijas, tatuajes y remeras.
                                     Charlot

Charlot fue un personaje que no salió del cine mudo, Chaplin sabía que si hablaba perdería su encanto y se negó a todas las sugerencias para que ingresara en la filmografía parlante. Los largos metrajes de aquella época fueron éxitos rotundos y por razones de espacio se describirán solo El Pibe y Tiempos Modernos.

El Pibe (1921)
En general Chaplin siempre sacaba alguna idea ocurrente dela galera para el guión de sus películas, pero había ocasiones en que las musas no lo acompañaban y se pasaba días refunfuñando, deprimido e irascible. En una de esas circunstancias decidió ir al teatro para distraerse. 

En escena estaba un bailarín algo excéntrico, nada extraordinario, pero que al término de la función hizo ingresar a su hijo de solo 4 años para que lo acompañara en su saludo al público. El niño por su cuenta improvisó varios pases de baile que hizo estallar de risa y aplausos a la audiencia. Chaplin quedó fascinado con la personalidad del pequeño actor y movió cielo y tierra hasta lograr hacerlo participar en la película El Pibe (The Kid), una de sus más grandes producciones donde seguramente se inspiró y revivió los años miserables de su infancia.

El Pibe es una película sobre la vida en los callejones y en los inquilinatos de las grandes ciudades. A merced de los azares del destino queda tirado en cualquier basurero de barrio, un bebé abandonado por su madre en un arrebato de desesperación. Ella se arrepiente, pero ya es tarde para detener la cadena de eventos imposibles que llevan a que el niño caiga en manos de Charlot, el vagabundo, quien al principio se resiste a mantenerlo.

El guión salta 5 años y el niño (Jackie Coogan), que tiene esa edad, ya es un compañero inseparable de Charlot. Se suceden múltiples aventuras donde se destaca la escena dramática en que el pibe es arrancado violentamente de los brazos de Charlot y llevado en una camioneta hacia el orfanato. El vagabundo se desplaza por los techos y cuando el vehículo pasa frente a él cae dentro de la camioneta y lo recupera. Finalmente, su madre (Edna Purviance), convertida en una famosa actriz se reencuentra con el pibe en un final feliz.

En esta producción Chaplin es guionista, productor, director y co-protagonista, le costó medio millón de dólares y 18 meses de trabajo, pero formó parte de los más grandes éxitos de su carrera.
                            Escenas clásicas de El Pibe

Por entonces Chaplin estaba en tratativas de divorcio de su primera esposa Mildred Harris, quien durante el juicio intentó a través de sus abogados apoderarse de la película. Con dos ayudantes Chaplin se dirigió en auto a Salt Lake City con todos los rollos del film. En el hotel estuvieron varios días cortando y uniendo las partes hasta que una vez terminada esta etapa de la producción, la exhibieron en un teatro de la ciudad a sala llena. El público rió, lloró y ovacionó la película. 

Han pasado 95 años y todavía hoy se puede apreciar el clásico poster del gran cómico junto con el pibe, sentados en el umbral de una puerta, absortos y pensando cómo sobrellevar el resto del día.

Tiempos modernos (1936)
Esta película es un alegato lapidario contra el capitalismo salvaje, que Chaplin, siendo hombre muy ilustrado y de gran intuición, percibió inmediatamente el rumbo despiadado que tomaba la relación entre patrones y obreros en los Estados Unidos.

La primera escena de la película es la aguja de un gran reloj que gira hasta llegar a las 6 y una muchedumbre que emerge de la boca del subterráneo y se dirige a la fábrica formando una fila. Todos los obreros son iguales, no hay sutilezas y trabajan para obtener los medios básicos para subsistir. El obrero profesional es sustituido por el obrero masa recién inmigrado y no organizado y Charlot es uno de los tantos que trabaja en la línea de montaje. Su actividad consiste en ajustar tuercas que se van deslizando por una cinta sinfín. Tiene que moverse rápido, de lo contrario el obrero que le sigue va a martillar una tuerca que no está ajustada.


                       En la línea de montaje

La escena es cruel e inhumana para el espectador, que imagina esta actividad robótica de Charlot durante horas. Pero Chaplin le pone más dureza a la situación al incorporar en la escena al empresario. Éste se encuentra en un escritorio con vidrios blindados que impiden que el ruido de las máquinas llegue a sus oídos. Cada tanto mira una serie de pantallas que muestran los distintos tramos de la actividad. Considera que la producción está atrasada y le ordena al capataz que aumente la velocidad de la línea de montaje. 

Charlot pierde el ritmo y es sacado del lugar, pero se encuentra alienado y sigue moviendo los brazos como si continuara ajustando tuercas. Una vez en la calle ve a una señora con grandes botones en el saco y los confunde con tuercas, lo que genera una respuesta violenta de la mujer. 

Chaplin se adelantó a Fellini en el estilo tragicómico, hay escenas hilarantes y otras cargadas de dramatismo.
Como compañera de Chaplin actuó Paulette Godard que junto con Charlot configuran el papel de una pareja que no encaja en esa sociedad y vive al borde de la miseria. Por entonces Godard se había convertido en la tercera esposa del genial actor.

Por la gran actuación de Chaplin, por su creatividad y sobre todo por la denuncia de las condiciones laborales, Tiempos modernos no solo no sufrió deterioro alguno a lo largo de las décadas y pese a ser una versión muda, forma parte de las grandes obras de la cinematografía universal.

Las películas sonoras: El gran dictador (1940)
Cuando se estrenó El Gran Dictador, Hitler ya estaba en el poder, Europa estaba en guerra, Polonia había sido invadida, Francia acababa de capitular y Goering se aprestaba a iniciar los bombardeos sobre Londres. 

A todo esto, la sociedad norteamericana estaba sumida en un letargo casi indiferente, Hitler era anticomunista, se lo consideraba una barrera contra la Unión Soviética y además estaba lejos. Incluso un sector importante de la población miraba al nazismo con simpatía.

Sin embargo, el agudo olfato de Chaplin había detectado la terrible amenaza de la dictadura nazi, desde que Hitler subiera al poder. La propaganda alemana en Estados Unidos era muy fuerte y se ignoraba el destino atroz que estaban sufriendo los judíos y otras etnias en los campos de concentración.

Chaplin se jugó a fondo y decidió hacer una parodia de Hitler. El riesgo era grande por dos motivos: era la primera filmación sonora que emprendía y con eso daba por finalizada su experiencia en el cine mudo donde jamás dejó de tener éxito. Pero tanto o quizás más importante era el momento histórico en que realizó su obra.

En El gran dictador Chaplin se propuso desenmascarar a ese personaje siniestro ridiculizándolo, y nadie mejor que él para alcanzar ese objetivo. Pero también quiso llamar la atención sobre el lenguaje político de Hitler, una mezcla de slogans, palabras vacías y cargadas de amenazas. 

Las multitudes quedaban impactadas ante la gestualidad histriónica del Führer y la sonoridad de sus discursos que por momentos se transformaban en alaridos. El pueblo alemán estaba fascinado por el ritmo y la sonoridad de sus frases, que por sus significados, se trataba de pura manipulación, de disciplinamiento social que el régimen manejaba con increíble destreza. Así pues, Chaplin tuvo la genialidad de retratar dos de los rasgos más característicos del fascismo en general y del nazismo en particular: represión y manipulación.


                         El Gran Dictador

Cuando Chaplin estrenó El gran dictador las reacciones no tardaron en llegar. Los ataques más virulentos provinieron de la cadena de periódicos de William Randolph Hearst, decididamente pro-germánicos. La Liga Nacional de la Decencia, por su parte, incitó a que se prohibiera una película que, en su opinión, era indecente. En 1941 el Senado Norteamericano creó un subcomité, que recomendó la prohibición, entre otras, de El gran dictador que, según ellos, incitaba a la guerra.

Poco a poco se fue formando contra Chaplin la imagen de que era comunista. Fue una maniobra perversa en la que participaron muchos envidiosos de su éxito y su talento, más los idiotas útiles que asimilaron sin capacidad de análisis, las informaciones tendenciosas de no pocos medios.


                      Oona O’Neill (1925-1991), su última y definitiva esposa

Chaplin nunca fue comunista y era apolítico, pero realizó una intensa campaña para que los aliados abrieran un frente occidental y frenaran el desangrado que estaba sufriendo la Unión Soviética luchando sola, ante la pasividad de los Estados Unidos. En sus discursos sobre la guerra dijo una frase emblemática: “El futuro de la democracia se está jugando en las estepas rusas”.

Cuando los Estados Unidos entraron en la guerra después del ataque japonés a Pearl Harbor en diciembre de 1941, cambió súbitamente el estado de ánimo de la sociedad norteamericana y El Gran Dictador inició una larga serie de exhibiciones exitosas. En algunos países como España, se pudo ver recién en 1976 después de la muerte del dictador Franco.

Cuando sobrevino el macartismo, el país entró en una psicosis colectiva y finalmente, el Director del FBI John Hoover, quien desde hacía varios años se la tenía jurada a Chaplin, impidió su reingreso a los Estados Unidos cuando volvía de Inglaterra para el estreno de Candilejas.

Mientras tanto, su incursión en el cine sonoro fue tan exitosa como en el mudo lo que demostró la versatilidad creativa de Chaplin. Entre esas filmaciones se destaca Monsieur Verdoux, una obra de arte que sigue siendo analizada por los grandes directores contemporáneos.

En 1972, regresó a Estados Unidos para recibir un homenaje de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas donde se le otorgó el premio Oscar Honorífico ante una audiencia que lo aplaudió de pie durante 12 minutos. Chaplin que tenía 83 años solo atinó a decir: «Las palabras parecen tan insignificantes, tan inútiles. Sólo puedo decir que... gracias por el honor de ser invitado aquí, y... ¡oh!, son gente maravillosa y dulce, gracias».

Charles Chaplin. Autobiografía. Pocket Books, New York 1966.
Enrique Posada. El Pibe. El espectador imaginario. http://www.elespectadorimaginario.com/el-chico/
María Laura Nápoli. Tiempos Modernos. El trabajo en los tiempos modernos. Una mirada psicosocial. Ética y Cine. 2/8/2012. http://www.eticaycine.org/Tiempos-Modernos
Álvarez LA. Los 50 años de El Gran Dictador, las dos caras de Chaplin. Credencial Historia. http://www.banrepcultural.org/node/32716
Martínez TV. El Gran Dictador. Cine Historia. http://www.cinehistoria.com/el_gran_dictador.pdf


viernes, 7 de octubre de 2016

ERNESTO EN GUATEMALA

“Sean capaces siempre de sentir, en lo más hondo, cualquier injusticia realizada contra cualquiera, en cualquier parte del mundo. Es la cualidad más linda del revolucionario.”
Ernesto Ché Guevara

El 9 de octubre se cumplen 49 años del asesinato de Ernesto ”Che” Guevara y esta nota lo recuerda y homenajea relatando su etapa en Guatemala.

Viaje en motocicleta
En 1951 el estudiante de medicina Ernesto Guevara de la Serna y su amigo el médico Alberto Granado se agenciaron una motocicleta usada y con ella recorrieron el sur argentino. Luego se dirigieron hacia el norte por Chile y pasaron por Bolivia, Perú Colombia y Venezuela.

                              Ernesto Guevara antes de su viaje en motocicleta

Ernesto volcó esa experiencia en un cuaderno publicado recientemente bajo el título: Mi primer gran viaje. Se trató de un período muy enriquecedor que le permitió tomar conciencia del atraso y la pobreza en que estaba sumida la mayoría de los pueblos de América Latina. Palpó las condiciones extremas que en los socavones vivían los mineros chilenos, la explotación del campesino boliviano o la situación de los leprosos en un instituto de Perú. Fue la primera etapa, la etapa informativa, imprescindible para pasar a la siguiente: la revolucionaria.

A su regreso Ernesto terminó su carrera de medicina graduándose en 1953 con una tesis sobre alergia. Emprendió un nuevo viaje por América Latina y estando en Nicaragua, se enteró del plan de reforma agraria lanzado por el presidente de Guatemala Jacobo Arbenz.

                                 Jacobo Arbenz (1913-1971)

En Guatemala
Fascinado por ese proyecto se dirigió en 1954 a la ciudad de Guatemala e hizo contacto a través de una carta de presentación con Myrna Torres quien trabajaba en el Instituto de Fomento a la Productividad.

Myrna conocía a un grupo de exiliados cubanos del Movimiento 26 de Julio, quienes después del fracasado proyecto de asalto al cuartel Moncada, se habían refugiado en Guatemala. Myrna se los presentó a Ernesto y entre ellos estaba Hilda Gadea que se enamoró de él mientras lo atendía durante sus ataques de asma.

Los cubanos carecían de la cultura de Ernesto, pero cuando se referían a la revolución, lo hacían con mucha convicción y entusiasmo y hablaban de Fidel Castro con una admiración que impresionaba. En esas reuniones se trataban temas como Sandino, la enmienda Platt, las dictaduras de América Central y las intromisiones de los Estados Unidos, pero el tópico favorito giraba alrededor de la revolución contra el dictador cubano Fulgencio Batista. Aquellos hombres confiaban en que Fidel volvería a reunirlos para una nueva expedición, conocían a su jefe y su espíritu inquebrantable.

                  Fulgencio Batista (1901-1973)

Curiosamente un norteamericano, Harold White, profesor de la Universidad de Columbia, que llegó como turista y se quedó a vivir en Guatemala, fue quien introdujo a Ernesto en la filosofía marxista. White les dio a él y a Hilda un libro suyo con sus ideas para traducirlo al castellano y ellos así lo hicieron.

Ernesto permaneció en Cuba hasta que vino el golpe militar de Castillo Armas organizado y activamente respaldado por Estados Unidos.

La United Fruit Company
Por entonces Guatemala estaba pasando por un proceso de cambio revolucionario iniciado por Arbenz. El principal objetivo era controlar el poder de la United Fruit Company, la empresa norteamericana que poseía 250.000 hectáreas de las cuales solo explotaba el 15%. Esta situación era aberrante ya que en Guatemala imperaba un régimen feudal donde decenas de miles de campesinos carecían de tierra. 

La empresa se había instalado en 1901, porque en aquel entonces Guatemala tenía el gobierno más débil, el más sobornable y el más complaciente. Durante las décadas siguientes la compañía fue adquiriendo poder y territorio hasta poseer su propia policía, un puerto y un ferrocarril; todo eso pagando impuestos irrisorios y gobernando con sus propias leyes. Se había transformado en un estado dentro del estado.

El principal accionista de la compañía era John Foster Dulles quien además ejercía el cargo de Secretario de Estado en el gobierno de Dwight Eisenhower. Acérrimo anticomunista estaba convencido de que Arbenz se había volcado hacia la Unión Soviética, pese a que la CIA jamás encontró el más mínimo elemento en esa dirección. Pero como estaban en juego los intereses económicos personales de Foster Dulles logró convencer al Senado y a la Casa Blanca de que era imperativo derrocar a Arbenz.

                 John Foster Dulles (1888-1959)

La invasión
El golpe se produjo en Junio de 1954, precedido por una intensa campaña propagandista, con apoyo de un sector del ejército y de la cúpula de la Iglesia Católica. Ese día Ernesto vio como los aviones norteamericanos bombardearon blancos estratégicos leales a Arbenz e inmediatamente se alistó en el sector de brigadas estudiantiles. Aquella fue la primera vez que tuvo un arma de guerra en la mano.

Derrocado Arbenz, se produjo una persecución feroz sobre todos los que colaboraron con su gobierno. Cientos fueron torturados para ser después arrojados vivos al océano, táctica que 22 años después copiaría la dictadura argentina de Videla.

Ernesto estaba en la lista de los condenados a muerte, pero consiguió alojarse en la Embajada Argentina y de allí se exiló en México junto con el grupo de cubanos que lograron escapar.

En el país azteca le sucedieron varias cosas: se casó con Hilda con quien tuvo una hija y conoció a Fidel Castro que lo invitó a incorporarse al Movimiento 26 de Julio. Cuando llegó a Guatemala era un joven e inquieto médico recién recibido. 

Nueve meses después, cuando salió de aquel país se había convertido en el Ché, ícono planetario de rebelión y justicia social, símbolo universal de lucha contra los imperialismos.

                                     Ernesto Ché Gevara (1928-1967)

Pacho O’Donnell. A Guatelama llega Ernesto y se va el Ché. Página 12 20/09/2016.

José Miguel Giménez. El Ché. Archivo Histórico de Margen Cero. http://www.margencero.org/musica/che/che_biografia.htm


Ernesto Guevara de la Serna. EcuRed. 20/09/2016. https://www.ecured.cu/Ernesto_Guevara_de_la_Serna