miércoles, 4 de septiembre de 2019

DUELO DE ARTISTAS



En la Antigua Grecia, los habitantes eran sumamente adictos a los duelos y sentían una particular fascinación en realizar apuestas y competencias. Ninguna disciplina escapó a la creatividad ilimitada de los griegos y si ya existía, ellos la mejoraron y perfeccionaron como es el caso del deporte y del teatro. En las Olimpíadas crearon competencias y las reglamentaron como nunca antes se había hecho. Lo mismo hicieron con el teatro, que además de inventarlo, lo llevaron a alturas maravillosas. En ambas circunstancias los duelos eran habituales, quién era el corredor más rápido, el luchador más fuerte o el que lanzaba más lejos el disco o la jabalina. En el teatro se hacían concursos y premios a las mejores obras. Sófocles y Aristófanes ganaron y perdieron enfrentándose mutuamente.
            En el arte pictórico, figura un episodio de competición que se sumerge entre la anécdota y la leyenda y lo conocemos a través del historiador y naturalista Plinio el Viejo, aquel que murió durante la erupción del Vesubio cuando trató de socorrer a unos amigos. Los detalles sobre su muerte, así como el relato de aquella catástrofe natural nos llegan a través de su sobrino conocido como Plinio el Joven. Su tío en su Tratado sobre la pintura y el color, que figura en el Libro XXXV, habla del duelo entre dos famosos pintores que vivieron en el siglo V a.C. Se trata de Zeuxis y de Parracio y antes de entrar en el tema del duelo conviene hacer una breve referencia sobre ambos.
            En Heraclea de Lucania situada en la extremidad sur de la bota de Italia, por entonces perteneciente a la Magna Grecia, nació Zeuxis. Existen referencias de la época que lo consideraban como uno de los más grandes del arte pictórico. Plinio el Viejo lo posicionó entre los pintores de primer rango porque tenía la habilidad, mediante el empleo de los colores y las sombras, de dar a sus figuras volumen y relieve de tal manera que parecían sobresalir del lienzo. Actualmente, este género o escuela se denomina hiperrealismo que se asemeja a la fotografía y es un movimiento surgido en los Estados Unidos a mediados del siglo pasado, pero parece que los griegos ya lo habían inventado como con tantas otras cosas.
            Zeuxis era consciente de que era un genio y por el relato de Plinio se desprende que se había rodeado de un halo de excentricidad y de lujo. Solía pasearse luciendo una vestimenta teñida de púrpura, una corona de oro, un bastón con empuñadura de oro y en sus sandalias cintas del mismo metal. Regalaba sus pinturas, porque sostenía que eran tan valiosas que nadie podría comprarlas.
            El otro personaje que entra en escena, porque para que exista un duelo se necesitan dos como en el tango, era Parracio quien vivió en Atenas la mayor parte de su vida. Él era también un excelente pintor y pertenecía al género hiperrealista.
            Fueron precisamente Zeuxis y su contemporáneo Parracio, ambos activos en el último cuarto del siglo V y primeros años del siguiente, quienes vieron con claridad las posibilidades del sombreado. En sus manos, la pintura iba a convertirse en una técnica totalmente nueva, en la que verdad e imitación se fundían de forma mágica y maravillosa. Por lo tanto, era inevitable que el público y el mundo artístico de la época hicieran comparaciones respecto de la superioridad de uno sobre el otro, sin que se pudiera establecer cuál era el mejor. Se imponía por lo tanto un duelo entre ambos, episodio que es relatado por Plinio el Viejo y también por Cicerón en una de sus obras menores sobre retórica. En líneas generales, ambos coinciden en los detalles de aquel acontecimiento donde acudieron numerosos artistas y personalidades destacadas de la ciudad.
            Las dos obras fueron expuestas en un gran espacio al aire libre, probablemente el ágora. Se hallaban cubiertas con sendos lienzos y ambos autores se habían situado como guardias al lado de cada una. El juez se dirigió primero a Zeuxis y podemos imaginar el siguiente diálogo:
─¿Qué vas a presentarnos Zeuxis?
─Honorable juez, distinguidos presentes, he pintado una naturaleza muerta sobre una fuente, he puesto en la tela todo el saber de mí oficio y le he dado tal realismo que dudo que mi contrincante pueda superar mi obra.
─Guarda tu comentario Zeuxis, eso lo decidiremos nosotros, quita el lienzo para que veamos tu pintura.
            Así lo hizo Zeuxis y los presentes lanzaron exclamaciones de admiración al ver la fuente que contenía varias frutas coronadas por un racimo de uvas, tan perfectas y apetecibles que surgieron dos aves que se lanzaron a picotearlas.
            ─Zeuxis es el ganador─ exclamaron algunos─ el realismo es tal que estos pájaros tomaron las uvas por verdaderas.
            El duelo parecía perdido para el pobre Parrasio, pero el juez consideró imprescindible que se viera su obra.
            ─Parracio, descubrid el lienzo─ordenó el juez.
            ─Eso es imposible─respondió Parracio─el lienzo no se puede quitar.
            ─Si no lo haces me veo obligado a darle el premio a Zeuxis que será reconocido como el mejor pintor de Grecia y de nuestro tiempo.
            Parracio permaneció inmóvil al lado de su obra y fue entonces que Zeuxis se adelantó hacia la pintura y al tratar de remover el lienzo se dio cuenta que la pintura era esa. Había estado expuesta todo el tiempo sin que nadie se percatara que el lienzo era la pintura.
            Sin esperar la decisión del juez, el propio Zeuxis manifestó Yo engañé a los pájaros, pero tú, Parrasio, me has engañado a mí que soy pintor. Por tanto, admito que eres mejor artista que yo y a ti te corresponde el premio.

Jesús María del Rincón. La leyenda de Xeusis y Parrasio. Galenus 35, volumen 35, año 5, número 7.

Xeusis de Heraclea. BuscaBiografías. https://www.buscabiografias.com/biografia/verDetalle/3185/Zeuxis%20de%20Heraclea, bajado el 31/08/2019

3 comentarios:

  1. Carissimo " AMIGAZO", muchas gracias por este relato que me llega moltissimo per la Italia , e per gli artisti,
    é molto BELLO!!!BRAVO COME SEMPRE!!!! Anche per la Signora!!!!
    ABBRACCIONES!!!

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  2. Oswaldo C de Maryland6 de septiembre de 2019, 13:00

    Magnífica y magníficamente bien relatada la historia de ese duelo, Ricardo. Te felicito.

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