El ingeniero y diseñador de cohetes
espaciales más importante de la historia, fue perseguido por el terror
estalinista, más tarde, el régimen de Jruschov fue más benevolente, pero lo convirtió
en invisible hasta su fallecimiento. El pueblo ruso, el mundo entero y sus
científicos, supieron quien era Sergei Korolev, cuando fue enterrado en el
Kremlin con todos los honores en 1966. Ingrato comportamiento del sistema, ya
que para la cúpula del Soviet no había existido hasta el momento un mecanismo
de propaganda más eficaz para mostrar el avance tecnológico del país bajo el
comunismo. Porque Korolev llevó a la Unión Soviética a la cúspide de los
proyectos espaciales y gracias a él, durante 10 años estuvo por delante de los
Estados Unidos, hasta que este país puso en 1969 el primer hombre en la Luna.
Paradojas del destino, mientras que el
científico nazi Werner Von Braun, capturado por fuerzas norteamericanas, era
mimado por la prensa, el Pentágono y la sociedad norteamericana, después de
haber lanzado con gran poder destructivo los misiles V-1 y V-2 sobre Londres, Korolev
fue primero perseguido y luego mantenido en total anonimato. Durante parte del
período estalinista sufrió cárcel y torturas y con el advenimiento de Jruschov
pudo desarrollar a pleno su creatividad sobre los vuelos espaciales, pero el
régimen comunista, con su obcecación de mantener todo en la máxima reserva,
incluyó al pobre Korolev dentro de los secretos de estado, nadie sabía su
nombre y sus trabajos eran desconocidos.
Según las crónicas, el
Comité del Nobel estuvo interesado en darle el premio a Korolev y le solicitó a
Jruschov que revelara su nombre. Sin embargo, el secretario general del Partido
Comunista contestó que quien merecía el premio era todo el pueblo soviético y
Rusia perdió el merecido galardón.
El joven Sergei Korolev en 1920
Ahora
retrocedamos a 1938, Korolev nacido en Ucrania en 1906, es feliz. Hace siete
años había fundado junto con otros aficionados a la cohetería el llamado Grupo
de Estudio de Movimiento a Reacción, que en idioma ruso responde a la sigla
GIRD. El grupo, totalmente amateur, está sostenido por una organización estatal
y ya había lanzado varios cohetes de combustible líquido, que serían la fuente
de energía de todos los proyectos espaciales futuros. El combustible líquido es
muy costoso y el tema económico se resuelve cuando el GIRD se fusiona con otro
grupo paralelo que estaba más atrasado porque utilizaba combustible sólido. De
esta unión nace el RNII o Instituto Científico de la Investigación de la
Propulsión a Reacción.
El 27 de junio de 1938, Korolev se encaminaba
a su sencillo hogar de Moscú, después de un intenso día de trabajo cuando su
corazón da un salto al ver a varios hombres vestidos de negro observando los
alrededores de su casa. Ya habían comenzado las purgas del terror estalinista y
quienes caían en manos de la NKVD eran sometidos a duros interrogatorios. Bajo
la tortura muchos tratan de salvarse y pocas veces lo logran denunciando a
terceros, estuvieran o no implicados en actitudes contrarrevolucionarias. En
este contexto, de psicosis de terror, los antiguos roces y celos entre los
ingenieros del RNII, se transforman en herramientas letales. Uno de ellos,
agobiado por la tortura denuncia a Korolev quien embutido adentro de un auto
entre dos hombres de negro presagia un futuro sombrío y seguramente la muerte.
Lo trasladan a una prisión cerca
del Mar Negro donde trompadas como martillazos le fracturan la mandíbula en dos
partes, después de lo cual le resultará imposible abrir por completo la boca
por el resto de sus días. Al poco tiempo ingresa en la lista de los traidores
que deben ser ejecutados. Contra todo pronóstico, dos días antes de su
ejecución, la condena es revocada y Korolev debe presentarse ante un juez que
lo sentencia a 10 años de prisión.
Lo trasladan a las minas de oro de Kolyma, en el extremo oriental
de Siberia, tristemente célebres porque allí van los deportados por las purgas
de Stalin donde la gente muere rápidamente a consecuencia de los trabajos
forzados noche y día con temperaturas bajo cero. La mala alimentación y el
escorbuto hacen estragos entre los prisioneros y Korolev pierde parte de su
dentadura.
Afortunadamente,
en julio de 1939 se le informa que en unos meses se celebrará un nuevo juicio
sobre su caso y deberá presentarse en Moscú. El detalle es que el viaje de más
de 5000 kilómetros deberá recorrerlo por su cuenta. Korolev hace auto-stop y
llega a Magadán, que tiene puerto en el Mar de Ojotsk, ante su desesperación se
entera que el barco había partido. Después le informan que la nave tuvo un
accidente y murieron 700 personas. La vida parecía un juego siniestro donde
constantemente va esquivando la muerte.
Korolev prisionero en
1940
En
el viaje en tren hacia Moscú, Korolev casi moribundo logra recuperar fuerzas y
finalmente llega en marzo de 1940, justo a tiempo para presentarse ante los
jueces. La sentencia se hace pública y para asombro de él y su familia es sentenciado
a 8 años en otro Gulag. Nuevamente lo salva la providencia porque el famoso
ingeniero aeronáutico Andrei Tupolev lo incluye en una lista de 25 ingenieros
destinados a una prisión donde van los científicos condenados por Stalin, entre
ellos el propio Tupolev. Éste había tenido encuentros esporádicos con Korolev y
al verlo se impresiona por el deterioro físico en que se encuentra. Pero este
Gulag de los científicos es una prisión de lujo comparada con las anteriores.
Korolev se va recuperando e ingresa en el
nuevo proyecto de Tupolev, el avión de ataque y bombardeo de picado TsKB-29. En la Academia de Ciencias
Soviética presenta un estudio sobre el vuelo en la atmósfera, la presurización
de cabinas para viajes en el vacío y la protección de las tripulaciones contra
el exceso de aceleración durante la partida y regreso de una misión espacial.
Durante el período de guerra, entre 1942 y 1946, trabajó en la industria aérea,
siendo aún prisionero.
Mientras
tanto las contraofensivas soviéticas hacían retroceder a las fuerzas alemanas
en forma permanente. Lo más temido por los nazis eran los cohetes con ojivas
explosivas conocidos como Katiusha. Eran transportados por camiones y cuando
decenas de ellos formaban en línea y comenzaban a disparar simultáneamente
cientos de estos proyectiles, los efectos en las filas alemanas eran
devastadores. ¿Sabía Stalin la enorme contribución que estas armas mortíferas
estaban haciendo por el triunfo? ¿Tenía conocimiento de que fueron diseñadas
por Korolev, el genio de la cohetería a quien trató como si fuera un vulgar
delincuente?
Cohetes Katiusha en
plena acción
Cuando
Alemania es derrotada, las fuerzas soviéticas fueron las primeras en entrar en
Berlín, pero los norteamericanos llegaron antes a la base de Peenemunde, al
noreste del país, donde Werner Von Braun y su equipo desarrollaron, con trabajo
esclavo, los programas de la V-1 y la V-2. Junto con Von Braun y varios científicos se llevaron varias V-2 que no alcanzaron a ser lanzadas. Algunos modelos que quedaron y
un pequeño grupo de ingenieros cayeron en poder de los rusos y fueron
incorporados a los proyectos espaciales soviéticos.
Korolev
mejoró considerablemente el modelo V-2 de Von Braun y comenzó a producir la
familia de cohetes tipo R hasta llegar al R-7 que el 4 de octubre de 1957, lanzó
al espacio el Sputnik, primer satélite espacial.
Cohete modelo R-7 que
lanzó al Sputnik
El Sputnik que emitía un
sonido semejante al de un grillo, revolucionó el mundo y la historia. Estados Unidos se
estremeció. Pasaba sobre territorio norteamericano siete veces al día,
recordándoles cada vez, que no habían sido ellos los primeros. Se produjeron
toda clase de especulaciones sobre sus funciones y objetivos, cuando en
realidad transportaba sensores de temperatura y radiación, con los que midió la
densidad de la atmósfera y la propagación de las ondas de radio.
Korolev, el artífice del Sputnik ya era un hombre libre, pero
mientras la Unión Soviética anunciaba orgullosa la hazaña a los cuatro vientos,
su nombre no figuró en la plana de los diarios ni fue mencionado por las radios.
Debido a la
tradicional costumbre rusa de mantener el secreto, nadie supo supo quien era el artífice de semejante hazaña y sus
trabajos eran desconocidos.
El 3 de
noviembre de 1957 fue lanzada la perra Laika y el 12 de abril de 1961, Yuri
Gagarin, enviado al espacio por la Vostok 1 fue el primer ser humano en
abandonar el planeta y regresar con éxito. A los pocos días un sonriente
Gagarin, no se cansaba de saludar con su amplia sonrisa y los brazos extendidos
mientras circulaba en un auto descapotado por las calles de Moscú. La multitud que
lo saludaba en éxtasis fue comparable a la que se juntó el día del final de la
guerra cuando Alemania se rindió al entrar las fuerzas rusas en Berlín. En ese
auto descapotado, junto a Gagarin tendría que haber estado Korolev, al fin y al
cabo fue el genio de este triunfo de la ciencia y sin duda alguna la mejor
propaganda que exhibió la Unión Soviética ante el mundo, pero no, él iba mucho
más atrás en la caravana de autos, la multitud no lo detectó y de haberlo visto no
hubiera sabido quien era.
Yuri Gagarin con Sergei Korolev, anbos se tenían mutuo respeto y admiración
A partir de
1960 la salud de Korolev comenzó a deteriorarse, su organismo estaba revelando las
penurias sufridas en los campos de concentración del régimen. Tenía problemas
cardíacos, renales y finalmente, un cáncer de intestino lo envió a una intervención
quirúrgica. Pocos días después moría el 14 de enero de 1966. Si fue impericia o
imprudencia de los cirujanos, es algo que nunca se sabrá como tantas otras
cosas durante el régimen comunista.
Recién
entonces, el comité central del Partido dio a conocer el nombre del genio
ignorado. Los rusos vieron por primera vez en la tapa de los diarios aquél
hombre de rostro afable, de aspecto fornido y cuello corto, que hacía que la
cabeza surgiera directamente del cuerpo y con el pecho cubierto de medallas.
Cráteres lunares y marcianos, junto con asteroides llevan su nombre, así como
la ciudad de Kaliningrado que ahora se llama Korolev.
Sello postal de la URSS en homenaje a Korolev
Su muerte fue
un golpe durísimo para los proyectos espaciales soviéticos que perdieron
excelencia y control de calidad, factores que condujeron a varios fracasos
hasta que los Estados Unidos, al poner al primer hombre en la Luna, pasaron al
frente en forma definitiva. Actualmente, terminada la guerra fría hay
estaciones espaciales rusas y norteamericanas, donde conviven científicos de
ambos países. A Korolev le habría gustado mucho ver esta colaboración exenta de
prejuicios y política entre las dos potencias.
Robin McKie. Sergueir Korolev: the
rocket genius behind Yuri Gagarin. The Guardian, 13/11/2011
Federico Kukso. El día que la Tierra
se detuvo. Página 12, 03/10/2007
Daniel
Marín. El día que casi ejecutan a Serguéi Korolev. EUREKA. 10/03/2011.
Anatoli Zak. Sergei Korolev.
People: Korolev, 12/09/2018. http://www.russianspaceweb.com/korolev.html
Muchas gracias Carissimo Amico, molto BUONA!!!!
ResponderEliminarABBRACCIONE.!!!!!
Giovanni Salvatore.
Hola Ricardo!
ResponderEliminarMuy interesante la nota. Nunca habia oído su nombre. Que vida terrible e intensa...
Enseguida me remitió a un pequeño pasaje de mi libro:
...Una tarde dijeron en la tele que habían enviado una perra al espacio. La pobre nunca volvería a ver un árbol, ni a oler la cola de otro perro. Veía alejarse la Bola Mundo en el espacio negro mientras millones de ojos la estaban mirando…
El hocico de Laika empañó el vidrio del Sputnik II…Guerra ajena y fría, y ella, muriendo sola. Lejos. Allá lejos…
Qué interesante la biografía de Korolev, Ricardo.
ResponderEliminarGracias por mandar.
Muy interesante esta nota, como siempre. Leo con atención y me hace pensar en muchos otros científicos, filósofos, intelectuales y artistas que hacen que nuestro mundo sea un poco más soportable y sin embargo no son ni remotamente reconocidos por su labor. Gracias
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo contigo Claudia
ResponderEliminarCariños
Muy interesante, partes del relato me hace acordar a mi adolescencia cuando leia las paginas de “Selecciones de R D”, especialmente por su predica en negar la calidad cientifica y cultural del pueblo Ruso y de gran parte de las Republicas Sovieticas, ademas del castigo inmerecido a un lider que debio luchar con el enemigo interno apoyado por el externo. Pero lo superior fue el modo como para emular y superar su tecnologia “debieron mediante embuste poner varios hombres en la Luna”
ResponderEliminar