El placebo es una sustancia inerte, por ejemplo azúcar, que se administra en forma de comprimido o cápsula a un paciente sin que éste
sepa que carece de actividad para mejorar su problema médico. A su vez, el
efecto placebo es la respuesta favorable que produce el placebo sobre la
enfermedad del paciente.
Antes de que un medicamento pueda ingresar en el
mercado debe pasar por los estudios “basados en la evidencia”. En forma
sintética la metodología consiste en que los participantes son divididos en un
grupo al que se le administra placebo y otro grupo que recibe el medicamento.
Ni el médico ni el paciente saben cuál es cuál. Al
término del estudio si el medicamento produjo un efecto significativamente
favorable sobre la enfermedad en relación con el placebo y los efectos adversos
fueron escasos, los organismos sanitarios lo autorizan para ingresar al mercado.
Los
trabajos científicos demostraron que en la mayoría de los casos, el grupo de
enfermos asignados al placebo, manifiesta una cierta mejoría y lo que es más
interesante aún, no son pocos los estudios donde la mejoría producida por el
placebo se equipara al medicamento o es ligeramente inferior, descartando la
posibilidad que el producto activo pueda ingresar a la venta. Se calcula que
entre el 35 y el 75% de los pacientes se benefician con un comprimido inerte.
Esto ha determinado que el placebo y su efecto se encuentren en profunda
revisión.
Es
evidente que en los mecanismos psicológicos, las expectativas del paciente son
fundamentales. El cerebro construye una estructura mental propia que determina
que el tratamiento lo va a mejorar. Hasta el presente, como todos los aspectos
concernientes a la mente humana, los mecanismos del efecto placebo son muy poco
conocidos pese a que se están estudiando los circuitos neurológicos y los neurotransmisores que participan en estas vías de recompensa.
Ejemplos
del efecto placebo
Un
caso resonante fue el de laboratorios Merck que había promocionado su producto
MK-869 para la depresión y lo ponía a nivel del famoso Prozac. Al poco tiempo
anunció que interrumpía su desarrollo, pese a la mejoría de los pacientes,
porque el placebo había dado los mismos resultados.
En
un estudio sobre asmáticos se les instruyó a los pacientes para que inhalaran
un aerosol con un nuevo medicamento que les mejoraría el cuadro respiratorio,
aunque en realidad se trataba de un placebo. Los estudios de función
respiratoria mostraron que se había producido una dilatación eficaz de los
bronquios.
En siete instituciones médicas de Canadá, Stewart y
colaboradores seleccionaron 93 pacientes con insuficiencia coronaria y grado
avanzado de angina de pecho. Los participantes fueron divididos en un grupo que
recibió un medicamento llamado factor de crecimiento endotelial (VEGF por las
siglas en inglés), o placebo. El VEGF se supone que debía aumentar la
circulación del músculo cardíaco formando nuevos vasos o aumentando el calibre
de los existentes. Tanto el VEGF como el placebo fueron introducidos por
cateterismo hasta implantarlo en el corazón. Al término de tres meses ambos grupos
habían mejorado en la prueba de ejercicio sobre plataforma circulante, pero el
grupo placebo lo hizo en grado mayor ya que en promedio alcanzó a caminar 95
segundos hasta la aparición de dolor contra 45 segundos en el grupo VEGF.
Además la tasa de infarto agudo fue del 10% en el grupo VEGF y del 2% en el
grupo placebo. Es ocioso decir que el VEGF perdió la oportunidad de ingresar al
mercado.
Efecto
placebo con conocimiento del paciente
Los
ejemplos son numerosos, pero ahora pasemos a una etapa más audaz. Un concepto universalmente aceptado sostenía que si el paciente
supiera que está recibiendo un placebo, la magia de la sugestión debería
desaparecer y no tendría que experimentar mejoría alguna. Sin embargo, los
hechos están demostrando que no es así.
El
cirujano Bruce Moseley del Houston Veterans Affair Medical Center, no estaba
muy convencido de la eficacia de la cirugía de rodilla (artroplastia) para el
tratamiento de la artrosis, afección tan común en las personas de edad avanzada.
Después de obtener la aprobación del Comité de Ética de la Institución,
consiguió reclutar 10 pacientes que aceptaran su propuesta, que para el resto
de sus colegas era considerada, como mínimo, insólita. Esta consistía en que la
mitad de ellos serían sometidos a la cirugía de artroplastia y la otra mitad
recibirían solo una simple incisión en la piel, pero ninguno sabría si le
realizarían la verdadera o la falsa artroplastia. Este aspecto quedó bien
aclarado cuando firmaron el consentimiento para la operación. Incluso una de
las cláusulas decía: “La cirugía de placebo no beneficiará la artritis de mi
rodilla”. Cuando Moseley comunicó su proyecto, algunos colegas le dijeron: “¿¡Eso
vas a hacer!?” y lo miraron como si estuviera loco. Él les contestaba: “Sigo el
principal precepto de Hipócrates, quien decía: ante todo no causar daño”.
No
hubo diferencias significativas entre los pacientes respecto de la edad, la
intensidad del dolor y las lesiones radiográficas. Todos fueron llevados al
quirófano, anestesiados y enviados a la habitación y allí terminaba la
similitud. Seis meses después de la cirugía, los pacientes aún ignoraban si
habían sido realmente operados o fue una simulación, pero todos estuvieron
satisfechos con el tratamiento porque experimentaron mejoría importante del
dolor.
La casuística del estudio es
limitada, pero fue lo suficientemente impactante para que el New England Journal
of Medicine, una de las revistas de mayor prestigio, publicara el trabajo. Sorprendido por los
resultados, Moseley consultó con la doctora Nelda Wray, experta en el tema
quien le dijo: ”El resultado es razonable, cuanto más dramática sea la magnitud
de la intervención, mayor será el efecto placebo. Una cápsula grande es más
importante que un comprimido pequeño, pero menos que una inyección y ésta menos
aún que la cirugía”.
El
gastroenterólogo Ted Kapchuk y colaboradores de la Facultad de Medicina de
Harvard realizaron un estudio sobre 80 pacientes con síndrome del intestino
irritable, una de las causas más frecuentes de consulta en la especialidad. Los
participantes fueron divididos en un grupo que no recibió tratamiento alguno y
otro grupo que recibió comprimidos de placebo, con conocimiento de los
pacientes ya que el envase establecía que se trataba de placebo. Pero además a
estos pacientes se les informó que estudios previos mostraron que el placebo mejoraba
los síntomas en forma significativa.
Al
término de tres semanas las escalas utilizadas, que incluían el grado de
intensidad de las molestias, mostraron una mejoría significativa en el grupo
que recibió placebo comparado con el que no recibió tratamiento alguno.
El médico
como efecto placebo
Los
médicos suelen olvidar que en la práctica médica, además de la tecnología del
diagnóstico y los tratamientos aplicados, es necesario tener un comportamiento
de empatía con el paciente, hablar con él informándole sobre el tratamiento,
calmar su ansiedad y angustia y todo esto haciéndolo en forma afectuosa.
En una entrevista con la periodista Nora Bär, el Dr
Daniel Flichtentrei, Director del sitio Intramed recalcó que: “Las
vías a través de las cuales es posible inducir modificaciones sobre otras
personas no se limitan a los agentes farmacológicos. Ya nadie ignora que el
énfasis que un médico pone en el momento de realizar una
prescripción incide en la magnitud de los resultados clínicos que produce”. "Una
mirada que se dirige a los ojos y no a los papeles o a las pantallas. El
silencio respetuoso e interesado de la escucha atenta. En fin, una persona que
hace saber al otro que lo que a él le ocurre es importante y despierta su
interés, hacen de un médico un extraordinario placebo".
En el Massachusetts General Hospital de Boston, el Dr. Lawrence Egbert, a cargo de la anestesia del Servicio de Cirugía, evaluó el efecto placebo del médico en la evolución postoperatoria. Un total de 97 pacientes fueron divididos en un grupo que, la noche anterior a la cirugía, recibió la visita del anestesista quien le brindó una información formal sobre la operación y el postoperatorio. En el segundo grupo, el anestesista se sentó al lado del enfermo le tomó la mano, le preguntó datos sobre su familia, seguidamente le explicó sobre las características de la operación, le informó que el equipo quirúrgico tenía amplia experiencia con el procedimiento y que no debía preocuparse durante el postoperatorio sobre el dolor, que además sería tratado eficazmente con analgésicos. Todo este diálogo se llevó a cabo en tono afectuoso y cordial por parte del médico. Este grupo de pacientes que recibió el efecto placebo en forma de contacto humano, requirió en promedio la mitad de analgésicos y fue dado de alta 2,7 días antes que el primer grupo.
Conclusiones
El efecto placebo está produciendo una revisión
importante en el trato médico paciente. No faltó algún extremista señalando que
todos los medicamentos deberían ser arrojados al mar para beneficio de la
humanidad, pero nefasto para los peces. Es que el placebo entra en competición
con el remedio con una ventaja su favor: no produce efectos adversos.
Por el momento, el empleo del placebo no se puede
soslayar si se desea evaluar la eficacia de un nuevo producto farmacéutico,
pero para reducir su efecto es necesario incorporar en los estudios
grandes grupos de pacientes. Este es un requerimiento que no es contemplado en
muchos trabajos científicos, especialmente en psiquiatría y con los
antidepresivos.
Sin embargo, la enseñanza más importante es la
empatía del médico con el paciente, el trato afectivo que le dispensa, la
información adecuada y el optimismo por los resultados del tratamiento.
Siguiendo estos principios el médico se puede asegurar más de un 50% de éxito,
independientemente de la eficacia del medicamento. Lamentablemente, al menos en
nuestro país, son pocos los facultativos que siguen estas normas.
Guijarro C. Historia del placebo. Neurosciences and History 2015;3: 68-80.
Margaret Talbot. The Placebo
Prescription. The New York Times Magazine. 09/01/2000.
Duncan J Stewart
et al. VEGF Gene Therapy Fails to Improve Perfusion of Ischemic Myocardium in
Patients With Advanced Coronary Disease: Results of the NORTHERN Trial
Molecular Therapy 2009:17:1109–1115.
Gonzalo Casino. Escepticemia. Placebos sin engaño,
pag 61. Fundación Dr Antonio Esteve, Barcelona 2015.
Moseley JB et
al. A Controlled Trial of
Arthroscopic Surgery for Osteoarthritis of the Knee. New England Journal of
Medicine 2002;347:81-88.
Kapchuk TJ et
al. Placebos without Deception: A Randomized
Controlled Trial in Irritable Bowel Syndrome. PLOS ONE 2010, diciembre 22.
Nora Bar. Efecto placebo: se suman estudios para
develar sus misterios. La Nación, 18/01/2018.
Egbert LD, et al. Reduction
of postoperative pain by encouragement and instruction of
patients. a study of doctor-patient rapport. N Engl J Med 1964;16:270:825-7.
Qué bueno to blog sobre el efecto de placebos, Ricardo!
ResponderEliminarMe sorprendí que el comité de ética del Houston VA Hospital haya permitido se lleve a cabo el estudio sobre artroplastia que mencionas en el blog. Creo que hacer una herida en la piel no se puede justificar como placebo ya que estos se justifican precisamente porque son "non-invasive". Además, un "placebo" científicamente adecuado (aunque no desde el punto de vista ético) hubiera sido el entrar quirúrgicamente en la articulación pero no hacer la artroplastia. Otro problema fué el someter a los pacientes randomizados a la operación placebo, no solo a una herida en la piel, sino también a anestesia.. Espero que haya sido solo anestesia local.
Hola Ché:
ResponderEliminarGracias por tu comentario.
El método empleado por el cirujano Bruce Moseley es temerario y sumamente discutible, pero para violar los principios éticos tendría que haber engañado a los pacientes, cosa que aquí no ocurrió y al menos sirvió para sugerir (no demostrar, porque la casuística es muy pequeña), que la artroplastia de rodilla no es superior al placebo.
La medicina en los Estados Unidos está plagada de episodios que sí han violado la ética y los postulados de Hipócrates. Te sugiero que busques en El Mordaz: Cobayos humanos y vas a enterarte que distinguidos profesores cometieron actos similares a los llevado a cabo por Mengele en los campos de concentración del nazismo.
Hola, Che:
EliminarGracias por indicarme tu blog sobre Cobayos Humanos. Precisamente a causa de experimentos abusivos que mencionas, como los de Tuskegee, Alabama, las reglas de los comités de ética en las investigaciones en EE UU (y en Europa) se han hecho mucho más estrictas.
Por algún tiempo fuí miembro del comité de protección de pacientes que participaban en estudios en mi universidad. Como tú correctamente señalas, era indispensable que el paciente diera su consentimiento para el estudio sin ser presionado y después de haber sido informado detalladamente y honestamente sobre los riesgos y beneficios de la investigación. Pero eso no lo considerábamos suficiente; igualmente importante era que los miembros del comité estuvieran satisfechos que no habían problemas éticos en el protocolo mismo. En otras palabras, aún si teoréticamente pacientes pudieran aceptar voluntariamente y a sabiendas los riesgos del estudio, el estudio solo se podía llevar a cabo si el comité no tenía dudas sobre su justificación ética.